Antes que nada, quiero aclarar que Inuyasha y ninguno de sus personajes (lamentablemente ¡_¡) U_U¡ me pertenecen, esta historia es totalmente producto de mi hiperactiva y loca imaginación y cualquier semejanza a alguna historia, fic, película, vida real, ETC… es total y completa casualidad. Aclarado este punto quiero señalar que cambiare a mi gusto muchas escenas del manga y anime para adaptarlo a mi fic, espero les guste esto es un Kagome/Sesshomaru a aquellos que no les guste esta pareja simplemente escoja otro fic n_n¡.

Atentamente:

La Autora

Makimashi Misao Futura de S. S. L. A.)

"¡Después del camino amargo, que nuestro amor recorrió, liberado de cadenas bajo el sol brillante esra hoy, por el fulgor de los tiempos que esperan por venir, vamos a llevarle al mundo nuestro amor, para vivir, de tus labios un tierno beso, de mis ojos una caricia de nuestro amor esta el fruto, jugueteando con la brisa, te amo!"

Elizabeth Lara

Cap 23: Infinito, la estrella guardiana "Kagome"

Estaba perdida en sus pensamientos, tan profundamente enterrada en su meditación, viendo a sus amigos y su familia como siempre había soñado, su abuelito había llegado con Kohaku y estaba jugando cómodamente con Jakken en una mesa apartada para ellos, era una imagen completamente irreal y ella se hallaba completamente distraída observando la armonía de la interacción.

— ¡Kagome muchacha, quiero presentarte a Irasue, la madre de Sesshomaru y mi compañera! — Dijo Toga sacándola de su letargo, Kagome se volvió a mirarlos, para esas horas todos ya habían dejado de lado los collares y accesorios de concelacion y lucían sus formas humanoides, Kagome sonrió con respeto a la mujer, la vivida imagen de Sesshomaru si hubiera sido mujer se dijo mentalmente reprimiendo una carcajada, estaba segura de que su amado compañero no apreciaría la comparación.

— ¡Un placer Señora!— Dijo Kagome respetuosamente sin saber realmente como actuar ante la madre de su compañero, siendo sorprendida cuando la mujer se acercó a ella con cautela y la abrazo con candidez.

— ¡Yo sigo siendo nueva en esto de "mostrar afecto" mi querida niña, pero estoy intentándolo, gracias por hacer feliz a mi cachorro! — Dijo con contenida emoción soltándola y acercándose a Toga nuevamente, que pasó una mano por la fina cintura de la mujer automáticamente atrayéndola hacia el y sonriendo claramente satisfecho, antes de que Sesshomaru repitiera la acción de su padre apareciendo junto a ella de la nada, arrancándole una genuina carcajada a su madre y a Kagome.

— ¡Ya no soy un cachorro madre!— Dijo Seshomaru secamente, amaba a su madre, había aprendido con los años a valorar a la hembra que le había dado la vida, en especal después de perder a su compañera, su madre había estado allí para el, sin importar lo difícil que fuera, pero la idea de unirla con Kagome y su sentido del humor, era suficiente para hacer temblar a un guerrero ancestral y poderoso como él.

— ¡Oh pero fuiste un cachorrito adorable, juguetón y esponjoso! — Comentó Kagome con toda intención de picarlo recibiendo una mirada de Sesshomaru que prometía venganza por tan "ofensivo" comentario, no pude evitar reir a carcajadas llevando a los Inu con ella.

— ¡Ella me recuerda a Izayoi!, ¿Sabes?, ¡tal vez fue por eso que te atrajo en primer lugar! — Comento Irasue de repente, sorprendiendo tanto a Kagome como a Sesshomaru, que no conocía los detalles del punto de vista de su madre respecto a la mujer que había estado con su padre.

— ¿Usted conocía a la madre de Inuyasha? — Preguntó Kagome perpleja, pues creía fielmente que si alguien debía odiar a Izaiyoi era esta mujer frente a ella, sin embargo no había escuchado siquiera rencor en ella, mas bien nostalgia.

¡Si por supuesto!, ¡se convirtió en mi primera y única amiga antes de que Toga… Desapareciera; ¡No, no te culpo, lo entiendo! — Dijo alarmada al ver a Kagome abrir la boca con clara intención de disculparse, ella había entendido muy bien la situación cuando Toga les había explicado años atrás, y ella misma habría echo lo mismo, tenía a su compañero de vuelta, y eso era suficiente para ella, se dijo.

— ¡Igual debió ser duro para usted, lo siento mucho! — Dijo Kagome, pensando en el dolor que ella había vivido sin Sesshomaru sin poder imaginar lo que había padecido la mujer frente a ella con la ausencia de Toga.

— ¡Tenía un hijo por el que vivir! — Contestó la mujer albina respondiendo en parte la pregunta muda de Kagome. — ¡Supongo que debería haberla odiado y destrozado con mis garras junto a su hijo! — dijo retomando el tema, ella necesitaba compartir esto con ellos para que su hijo no cometiera sus errores. — ¡Pero la verdad muchacha, es que ella me mostró que no era debilidad admitir y demostrar amor, yo no sabía eso cuando me empareje con Toga; la posición de mi casa, el legado que guardábamos con celo, no era cualquier cosa, y a las mujeres de la corte Youkai, se nos entrenaba para ser simplemente anfitrionas y dar un heredero a nuestros compañeros, a nunca mostrar emociones que pudieran ser usadas en nuestra contra, nunca llorar y aceptar si nuestro compañero tomaba una o mil concubinas, no nos enseñaban nada de amor, solo que era una muestra de debilidad que podía llevar a la derrota a nuestros compañeros, una emoción prescindible! — Dijo la mujer ausentemente, perdida en los recuerdos del pasado, Kagome, Sesshomaru y Toga la escuchaban en silencio, Toga la abrazó contra él con fuerza envolviéndola en su youki confortándola, Irasue lo miro con amor brollando en las doradas orbes y le sonrió. — ¡Pero cuando Toga conoció a Izayoi y fui a verla con toda la intención de acabar con su vida, ella me recibió con una sonrisa, y con toda cortesía me invito a tomar el té, sabiendo que posiblemente yo la mataría, mientras ella hablaba conmigo entendí, lo que a Toga le había atraído de ella, ella era natural, no escondía sus sentimientos, lloraba cuando quería llorar y reía si le placía, ella era incluso demasiado dulce para agarrar una buena rabia y maldecir o siquiera lanzar cosas; y cuando Toga "murió" yo la visitaba con frecuencia, ella era la única con la que podía hablar sobre él, lamentablemente el tiempo pasa muy rápido para los humanos en comparación de nosotros; un día llegué para ver a mi amiga sonreír y decirme que había sido hermoso conocer a Toga y una alegría tener a Inuyasha y a mi como su amiga, pero que esperaba que en la otra vida los Kami le permitieran tener un compañero propio, entonces cerro los ojos en paz, para no volver a abrirlos nunca mas… no volví a la villa ni me acerque a su hijo directamente, siempre lo vigile desde lejos en honor a nuestra amistad, y al echo de que ese era también el hijo de mi compañero!. ¡No tengas vergüenza en decirle que la amas hijo, no cometas mis errores!… — Agregó sonriendo ausentemente, antes de lanzarle una mirada intensa a Toga que este devolvió y ambos se perdieran entre los reunidos.

— ¡Te amo! — Susurró Sesshomaru en su oído solo para ella, haciéndola temblar de los pies a la cabeza, Kagome se sentía embargada de emoción de tal forma que se sentía a punto de explotar de la felicidad, como siempre que el había dicho esas palabras que significaban la vida y la muerte para ambos.

— ¡Mas te vale… Yo también te amo!— Contesto ella recostándose contra el, mirando al enorme grupo de personas que se habían convertido en su familia. — ¡Te amo tanto, que no me importaría pasar por todo de nuevo, si al final de todo estas tu allí esperando por mi! — Admitió sin remordimiento o vergüenza alguna, las dudas habían desaparecido para siempre, se prometió en su fuero interno.

— ¡Vamos a casa Kagome! — Gruñó Sesshomaru a su oído, el deseo y la necesidad, mezclada con la expolición de emoción que había atravesado su cuerpo con las significativas palabras de su compañera, estaban a punto de hacerlo perder el control, allí frente al enorme grupo de personas que los rodeaba.

— ¡Vamos a donde quieras amor, tu muéstrame el camino yo te sigo! — contesto ella sonriendo a el y solo para él.

La risa, el amor sin limites fue el pan de cada día en la casa del Oeste, cuando los sirvientes después de varias semanas fueron llamados a reintegrarse a sus actividades, habían ido con total alegría, sabiendo que finalmente se señora había regresado y estaba como debía ser, ocupando el lugar que le correspondía junto a su señor, todos en su mayoría recordaban como había sido su señor antes de unirse a Lady Kagome, y los años de dolor que éste había soportado, rompiendo todos los estándares comunes y sobrepasando los típicos cien años de existencia sin ella, para aguantar casi cinco siglos en la espera por aquella mujer, que descubrieron de primera mano, era una verdadera joya que el Oeste y sus todos sus miembros guardaban con celo y amor. Su risa era contagiosa, nadie podía evitar sonreír cuando ella estaba cerca, la oscuridad no parecía tener lugar donde quiera que ella estuviera, aprendieron también, que su señora podía ser terrorífica si la hacían enojar lo suficiente para mostrase así, y que su señor era ahora mas peligroso que nunca guardando lo que era suyo, así que los machos humanos y youkai aprendieron rápido que jamás debían tratar de tocar a su señora, con el tiempo y el amor dado sin restricciones por ella, el aprendió a ceder solo un poco pero no mas, y nadie podía culparlo.

5 años después…

La neblina de intensa tristeza asolaba los terrenos de la casa del Oeste, su señora sufría, y para eterna consternación de todos especialmente de Lord Sesshomaru, nada ni nadie podía evitar su pena por ningún medio, cuando ella sufría el mundo hacia eco de su desdicha.

— ¡Tienes que dejarlo ir esta vez!— Dijo Sakura llorosa tratando de consolar a su hija y a si misma fallando penosamente, ella sabía que aquel día llegaría y aun así nada había podido paliar el dolor que sentían.

— ¡Sabes que no entiendo, lo que quieres decir con eso mama! — Dijo Kagome por millonésima vez, con la voz cargada de tristeza y confusión, mirando al anciano que parecía dormir pacíficamente, si no fuera por la bizarra presencia de un montón de aparatos conectados a él, Kagome sintió el corazón romperse en mil pedazos una vez mas, como los últimos días, su querido abuelito se iba de ese mundo y su corazón estaba lleno de dolor por eso, quería abrazarlo con fuerza y no dejarlo ir, pero sabía que no podía, nadie podía.

— ¡Cariño… Tu te aferras a él y no dejas ir su alma al encuentro que a esperado desde que Taby-sama murió hace tantos años amor, tienes que dejarlo ir Kagome es en serio, míralo hija, el sufre! — Explicó su madre con los ojos llenos de lágrimas, acariciando el blanco cabello del hombre que la había recibido y cuidado como a una hija, el hombre que ella había amado como a un padre.

— ¿Cómo se supone que hago eso mama, no se como… liberarlo… como dices que lo aferro yo no lo se! —Dijo Kagome llorando silenciosamente, la puerta de la habitación se abrió y entró Sesshomaru y su padre. El ultimo tocó con sumo cuidado e infinita reverencia la mano llena de cables, del anciano mirándolo con respeto y cariño, aquel hombre había abierto las puertas de su casa y de su corazón para ellos, los había protegido y enseñado todo lo necesario para sobrevivir en la época a la que habían llegado años tras.

— ¡Solo… no se… abrázalo y despídete de corazón de él, tu quieres que el sea feliz en otra vida y se encuentre con Taby!... ¿No? — Dijo su madre, mientras su padre pasaba un brazo por su cintura posesivamente, tratando de confortarla.

— ¡Toga dice que has hecho esto antes… en el castillo de Ryukusei y en el campo de batalla! — Dijo su padre casi zurrando.

— ¡No es igual!... aquel lugar era horrible, era un lugar espantoso donde las almas estaban estancadas, donde habían sufrido incontables torturas y brutalidad, claro que deseé su libertad!... ¡Pero el abuelo!… ¡No se que hacer! — Murmuró Kagome ausentemente mirando el amado rostro del anciano, el había tenido varios ataques con los años, pero este lo había dejado inconciente, su organismo estaba colapsado y todos incluso ella sabían que debería haber muerto semanas atrás.

— ¡No estas quitando una vida amor… míralo el sufre en ese estado, ya el no podrá volver a hacer las cosas que hacia después de esto! — Murmuró Sesshomaru levantándola del sofá como si no pesara nada y sentándola en su regazo desliando sus manos calientes desde sus hombros hasta su cintura y abrazándola contra el. — ¡Si aun lo sanaras, no será igual, el seguirá sufriendo! — susurró acariciando ausentemente su vientre, preguntándose si había llegado el momento de darle cachorros a su compañera, la mera idea le aceleraba el corazón, una vez la imagino henchida con su semilla, vivirlo sería un sueño echo realidad.

— ¡Es tan duro… sea como sea… es tan duro dejarlo ir… lo amo…!— Lloró Kagome desconsolada. — ¡Esta bien, esta bien, creo que puedo hacerlo… solo quiero que Sota este aquí también mama!— Pidió Kagome aferrandose a la fuerza de su compañero incapaz de encontrar fuerzas en si misma para afrontar aquella dura tarea.

— ¿Ya es hora entonces? — Saludó Sota entrando inmediatamente como si hubiera estado esperando una señal.

— ¡Si hermanito…! — Contestó Kagome con un hilo de voz, mientras Toga y su esposa, junto a Inuyasha entraban en la habitación.

— ¡Va a estar bien Kagome!— Dijo Inuyasha, mientras Sesshomaru la ayudaba a ponerse de pie y se acercaba con ella a la cama del anciano.

—¡Que tengas… dulces sueños a… bue... lito… Te amo… ¿lo sabes? — dijo Kagome entrecortadamente acariciando el frágil rostro surcado en arrugas del anciano, recordó a ese rostro sonriendo con picardía, riendo a carcajadas, contándole leyendas y arrugándose de concentración mientras la entrenaba, el la había amado como si hubiera sido sangre de su sangre y ella lo amaba a de la misma manera, no podía haber diferencia alguna para ella, por eso era tan duro dejarlo ir.

— ¡Saluda a Tabi-Haha-ue y a mi hermana, papa!—Dijo Sakura sonriendo entre lagrimas.

— ¡Buen viaje abuelo! — Dijo Sota colmado de la emoción, él también amaba al anciano, en su mente y corazón él era uno de los suyos, su amado abuelo. — Su joven bestia gimoteaba dentro de un rincón de su alma por la perdida de un ser querido.

— ¡Ya es hora de irte… ve con ella abuelo, te espera hace mucho, dile que lo siento, fui egoísta! — Lloró Kagome brillando segadoramente por un momento antes de que el cuerpo del anciano en descanso, brillara también levemente y una as de luz saliera de él, tibia y familiar se acercara a ella y la rodeada un momento como abrazándola y otras tres mas aparecieran de la nada, y fuera con ellas elevándose antes de desaparecer, el estridente pitido invariable de la maquina acabó con la poca compostura de Kagome, quien se apartó de Sesshomaru embargada de un dolor que no podía contener y echó a correr fuera de la habitación, donde esperaban sus amigos, nadie se atrevió a detenerla, ella emitía su dolor fuerte y claro de tal manera que ellos comprendían perfectamente lo que estaba sintiendo en ese momento, Kagome bajó las escaleras dobles y salió por la puerta principal; afuera llovía y a ella le pareció bien, le pareció justo, que el mundo llorara con ella, se quedo allí en medio de la carretera de acceso dejando que el agua la empapara, las lagrimas se mezclaban con la lluvia, ella necesitaba desahogar su pena; sabía que tendría que decirle "adiós" a su abuelito desde el mismo momento que se enteró de su naturaleza no humana, pero tenía la esperanza de tenerlo mas tiempo junto a ella, era cierto, el tiempo pasaba rápido para los humanos. — ¡Se supone que tiene que doler!... ¿Pero tiene que doler tanto amor?... ¿Esto fue lo que sentiste cuando yo desaparecí, como pudiste aguantar? — Preguntó Kagome mientras el aludido la abrazaba.

— ¡Duele, pero el consuelo es que algún día lo volveremos a ver!— Dijo Sesshomaru haciendo que ella lo mirara a los ojos. — ¡Eres una mujer de fe Kagome deberías tener mas fe ahora mismo!...

— ¡Soy una mujer con el corazón destrozado amor… sácame de aquí!, ¿quieres?… ¡yo no puedo con esto, yo… no puedo! — Rogó aferrandoce a él, Sesshomaru se movió por los terrenos de su extensa propiedad hacía la casa principal atravesando salones y pasillos, hasta llegar a la privacidad de su habitación, Sin mediar una palabra, Sesshomaru le arrancó la ropa a Kagome y ella hizo lo propio casi con desesperación, se amaron con locura, celebrando al vida por encima de la muerte, que tenían que enfrentar esa noche, Sesshomaru la amo hasta agotarla por completo, luego la abrazó y la sostuvo mientras cedía al llanto, veló sus sueño y estuvo a su lado durante todo el proceso funerario de su abuelo.

Un par de semanas después de que su depresión hubiera menguado, Kagome noto finalmente su extraño comportamiento, Sesshomaru parecía especialmente posesivo alrededor de ella, impidiéndole el mas mínimo esfuerzo, sus emociones eran una ruleta rusa en la cual no sabías si te tocaba un beso, o un ataque que de llanto, una sonrisa o una descarga brutal de reiki, aquel día no era diferente, Sesshomaru estaba llevando su paciencia al limite con tanto cuidado como si fuera a romperse, por kami, el hombre se volvía un salvaje cada noche, pero de día parecía olvidarlo y tratarla como si estuviese echa del mas frágil cristal, bien había tenido suficiente.

— ¡Sesshomaru YA BASTAAAAAAAAAAAAAAA! — Rugió colérica haciéndole daño en los oídos a cuanta persona estuviera en su rango de voz especialmente a los Youkai, Sesshomaru cerró los ojos con dolor evidente. — ¡La ultima vez que vi no me estaba muriendo ni mucho menos, puedo comer yo sola no soy un bebe GRACIAS! — Dijo arrebatándole los palillos con los que él, tenía toda la intención de darle de comer como si fuera un bebe… bebe… De golpe la palabra se repitió en su mente hacinado eco, se quedo fría por un instante, su mete trabajando a marchas forzadas.

— ¡Solo quiero evitar que se estresen mas amor! — Contestó éste apesadumbrado, estaba molestando a su compañera, había echo que se enojara cuando había prometido a si mismo que solo le daría alegrías, placer y mucho amor, estaba fallando.

— ¡Be...Be… estoy… ¡OH POR KAMI ESTOY EMBARAZADA! — Chillo Kagome soltando los palillos y saltando sobre el regazo de Sesshomaru riendo y llorando al mismo tiempo. — ¡Por eso he estado insoportable, por eso has estado sobre mi como una halcón, Oh amor, lo siento, lo siento estoy… Embarazada, hormonal, vamos a tener un cachorro! — decía emocionada dándole entre palabras besos a Sesshomaru que los recibió con gusto, su risa fue un bálsamo para Sesshomaru y los sirvientes que volaron a llevar la gran noticia a los demás, el Oeste había llorado la partida del anciano semanas atras, ahora, celebrarían la vida, pues su señora les daría cachorros para consentir y cuidar.

— ¡Será un magnifico guerrero! — Dijo Sesshomaru acariciándole el vientre protectoramente. Kagome echo la cabeza hacia atrás y lo miro con mofa.

— ¡Tendrás a un par de niñas, correteando por todas partes, y las adoraras! — Vaticino Kagome mirando encantada la expresión horrorizada de su esposo.

— ¿Pasar de nuevo por lo mismo que con Rin?... — Dijo espantado pensando en lo complicado que había sido, la llegada a la pubertad, la atención que despertó en los hombres youkai y humanos, los aspirantes a su mano, Kohaku y Rin descubrir sus sentimientos y finalmente dar su aprobación, luego los hijos, saber que su niña era una mujer fue un golpe duro para él. — ¡Eres cruel!, pero las amare igual, serán nuestras! — dijo finalmente, el no podría negarle nada ellos lo sabían.

— ¡Amor… llévame arriba ahora! — Murmuro con toda intención contra su oreja antes de morder con suavidad su marca, sin esperar un segundo, con ella en brazos Sesshomaru se levanto y voló prácticamente a la habitación, de donde nadie los vio hasta la noche, en el palacio, los sirvientes se miraban sonriendo tontamente entre ellos.

Meses después.

Todos estaban fuera de si de la emoción, durante los últimos cinco meses todos habían vivido en un estado de perenne felicidad, cuando la notita se conoció, todas las familias presentaron sus respetos a la pareja, los abuelos no dejaban de dar vueltas alrededor de Kagome, y Sesshomaru no la había dejado ni a sol ni a sombra, conforme el embarazo se hacia mas evidente y las hormonas le hacían jugarretas a Kagome; Sesshomaru había complacido todos y cada uno de sus caprichos, cada noche la amaba con la misma insaciable hambre que ella a él, pues en su estado parecía desearlo aun mas y él no estaba quejándose por eso, muy al contrario estaba mas que encantado de complacerla, que él lo disfrutara inmensamente solo era un agradable añadido.

— ¡Chocolate, helado de chocolate con sirope de chocolate oscuro y fresas muchas fresas! — Dijo Kagome irrumpiendo en el despacho donde Sesshomaru estaba reunido con su padre, ambos hombres se sobresaltaron de golpe por la abrupta aparición, Kagome era una imagen que ver, sus caderas se habían ensanchado para acomodar su embarazo, aun no sabían si eran niñas o niños, pues a causa de sus poderes ningún escáner había podido mostrar nada dentro de su útero, así que allí estaba ella, con una mano sobre el enorme y abultado vientre vistiendo un vestido premamá azul claro y una mirada vidriosa, que anunciaba su ultimo antojo.

— ¡Chocolate! — Dijo Sesshomaru olvidando el tema que discutía con su suegro de inmediato, levantándose y abrazando a su mujer contra si, deslizando una mano por la circunferencia de su vientre, donde guardaba a sus cachorras, habían aceptado el hecho de que serian gemelas, como ella había dicho antes.

¡He-la-do-de-cho-co-la-te-con-si-rope-y-Fre-sas! — Dijo ella con lentitud, se moría por comer helado de chocolate y fresas, su amado compañero lo traería para ella y se lo daría y luego podría comerlo a él con el helado, decidió, tenía mucho calor ahora mismo. — ¡Papa! — soltó notándolo por primera vez, el hombre la miro divertido y arqueándole una arrogante ceja a Sesshomaru, al ver como la pequeña mujer lo tenía alrededor de su dedo meñique, no que el fuera a decir mucho, su propia compañera lo tenía a él igual y no se quejaba, solo que era muy divertido ver a otro en esa posición, Sesshomaru le devolvió la expresión sin vergüenza alguna y lo ignoro olímpicamente.

— ¡Muchacha estas hermosa! — Saludo su padre cuando ella se soltó de Sesshomaru y fue a abrazarlo, este se levantó y dio un beso en su frente y miro sus ojos azules brillar con felicidad y se alegro por ello, no quería tener que ver a su hija sufrir nunca mas.

—¡Gorda como una vaca lechera, querrás decir! — dijo ella riendo resignada, el diámetro de su embarazo había sido blando de especulaciones y fuente de dolor para Inuyasha quien a pesar de los años y la madurez que estos traían con ellos, no le habían enseñado aun a cerrar la boca, en lo referente a el "peso" o "edad" de una mujer; Kagome lo había estrellado contra él suelo cada vez que hacia la mas mínima referencia a su tamaño o peso con las bendiciones de todas las mujeres, en especial Kikyio quien había sufrido esos comentarios de primera mano.

¿hey Kagome-chan estas lista? — Dijo Sango recordándole que habían quedado en salir junto al resto de las mujeres. *** Bueno, adiós helado de chocolate, con sirop de chocolate con fresas y Sesshomaru! *** pensó resignada, maldiciendo en su fuero interno haber convencido a Sesshomaru de dejarla ir a esa salida de chicas, en fin, se dijo besando a su padre y luego a Sesshomaru que la veía con un gesto burlón, el sabía lo que ella estaba pensando, perro malo lo haría dormir fuera de su cama se prometió en vano, ella lo quería dentro de su cama.

Estaban encantadas escogiendo mas ropa de la que las niñas usarían pero no importaba, suspiraban sobre cada vestido tejido y cada tira bordadas, Kagome caminaba por la tienda eligiendo algunos conjuntos, algo la empujaba a comprarlos ella no había comprado casi nada por si misma, pues las mujeres de su familia, y el resto del Oeste en general se habían dedicado a regalarle todos tipo de cosas para las niñas, estaba distraída mirando un vestidito blanco bordado con huellas de perro cuando una puntada de dolor la atravesó, soltó el aire de golpe y sintió su vientre endurecerse mientras el dolor se volvía mas agudo, maldijo su terquedad, tenia días sintiéndose extraña y pesada no había querido alarmar a Sesshomaru por que se pondría insoportable y ahora aquí estaba.

— ¡Mama! — mascullo Kagome ahogadamente, al instante Inukimi y su madre estuvieron junto a ella, ambas con una mascara de alarma la agarraron de los brazos. — ¡Duele! — Gimió con fuerza cuando de inmediato otra punzada la atravesó.

— ¡Aun es muy pronto! — Dijo Sakura mirando preocupada a Inukimi, quien asintió sin decir palabra.

— ¡Pues parece que a ellas no les importa DUELE! — Grito finalmente poniendo a las mujeres en acción, estaban arrastrándola fuera de la tienda cuando pasaron frente a un conjunto y ella las hizo detenerse — ¡Me lo levo! — Dijo de golpe agarrando para estupefacción de todos, tomando el conjunto y metiéndolo en la cesta enganchada aun en su brazo.

— ¡Pero es… — Dijo Rin perpleja.

— ¡No importa lo quiero, lo quiero! — Dijo Kagome resoplando concentrándose en el aire que entraba en sus pulmones.

— ¡Rin paga lo que esta en la cesta y vamos! — Ordenó Sango, finalmente reanudando la acción, mientras Rin pagaba a la cajera encantada por las compras monumentales de aquel grupo, las demás se concentraban en arrastrar a Kagome al auto y llamar a los hombres para que estuvieran preparados con los sanadores en casa, manejaron a toda velocidad hasta la casa, las contracciones se habían incrementado y Kagome había roto fuente minutos atrás. Al llegar Sesshomaru estaba frente a la casa caminando de un lado a otro, con el cuerpo en completa tensión, sabía que no debía haberla dejado ir, se repetía una y otra vez, el auto se detuvo frente a él y se lanzo a abrir la puerta.

— ¡VOY A CASTRARTE EN CUANTO PUEDA! — lo saludó el rugido de Kagome hiriendo sus sensibles oídos, Sesshomaru se sintió devastado, mas cuando las mujeres estallaron en sonoras carcajadas, comprendió que era una reacción normal, escuchó a los hombres tras el reírse también del estallido de Kagome.

— ¡Amor cálmate! — Dijo Sesshomaru logrando que Inuyasha se revolcara en el piso de la risa, y las mujeres lo miraban con lastima.

— ¿Qué me calme?... ¿QUE ME CALME DICES? ¡PRUEBA A PASAR UNA MALDITA SANDIA POR EL OJO DE UNA AGUJA, DUELEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE! — Rugió tomando su mano por inercia y triturándola dolorosamente, mas este aguanto el dolor sin decir ni una palabra. — ¡lo sientooooo! — Gimoteo hundiendo su rostro en su pecho.

— ¡Esta bien mi amor, esta bien, vamos! — dijo consolándola lo mas que podía y sin importarle el estado de sus ropas ni el incomodo olor del liquido amniótico, la tomó en brazos y corrió con ella hacia las habitaciones que habían preparado para la llegada de sus niñas, ella había decidido que las tendría en casa, después de dejarla en la habitación, la mujeres lo sacaron casi a patadas del lugar, afuera los hombres que lo esperaban lo arrastraron a un habitación cercana y lo hicieron tomar un par de tragos de licor de demonio para calmar los nervios, su bestia daba vueltas y con cada gemido de ella se volvía mas agresivo, estaban preocupados, el parto se había adelantado, maldijo mentalmente, su mujer nunca hacia las cosas como el resto del mundo, se dijo mitad consternado mitad divertido, al menos la vida nunca seria aburrida junto a ella.

Dentro de la habitación, las mujeres se empeñaban en mantener a Kagome lo mas cómoda posible, fue bañada por ellas y cambiada de ropas, Kaede recibiría a sus hijas, cuando el momento de pujar llegó demasiado rápido, todas la consolaron murmurando palabras de animo, aliviando su calor con paños húmedos, como era la costumbre de la casa de su madre, se repartían dulces que todas comían mientras ella sorbía agua con hielo.

— ¡Vamos muchacha es la hora ya puedo ver la cabeza! — dijo Kaede, Kagome asintió y a su señal empezó a pujar con mas fuerza, finalmente su primera hija estaba en el mundo, lo anuncio dando un berrido de furia agitando los puños furiosa contra el mundo, rápidamente fue seguida de su hermana que la aferraba de un pie. — ¡Lo hiciste muy bien muchacha! — Dijo Kaede

— ¡Kaede no he terminado! — Dijo Kagome agotada pero aun con fuerzas para echar la cabeza atrás y reír a carcajadas ante las expresiones de sorpresa de los presentes, respiro profundo y pujo por tercera y ultima vez con todas sus fuerzas, Kaede a penas tuvo tiempo de entregarle la segunda niña a Soten, y extender las manos recibiendo al ultimo bebe que estaba dentro de Kagome para sorpresa de todas.

Una hora después, de haber bañado a la madre y sus crías e instalado en la comodidad de sus habitaciones, después de asegurarse que los cuatro estuvieran bien, se les permitió a los hombres entrar, Kagome estaba agotada pero radiante. Sesshomaru se quedo frente a la cama donde su compañera descansaba, cuando su madre y su suegra se acercaron a él, seguidas de Rin que empujaba un moisés. Inukimi sonrió e hizo una leve reverencia a su hijo que este contesto, y se volvió hacia Rin quien le entrego un bulto de mantas rosa, su madre lo levanto sobre su cabeza y luego lo coloco a los pies de su hijo, la ceremonia de reconocimiento tan vieja como el tiempo.

— ¡Hijo mío, aquí esta Inukimi te presenta a tu primera cachorra, ¿la aceptas? — Pronuncio con solemnidad la mujer con los ojos llenos de lágrimas de emoción.

— ¡Este Sesshomaru la acepta con humildad, madre! — Contestó éste con un nudo de emoción en la garganta, agachándose y como dictaba el ritual besando la suave frente de su hija donde la luna violeta claro, abrazaba una pequeña estrella blanca, cargándola en sus brazos y tomando su olor; era tan pequeña y delicada, perfecta suave como su madre, acarició sus cabellos negros azulado salpicado con mechones plateados y esta abrió los ojos dorados como los suyos, y le sonrió de inmediato denotando el parecido que tenía con su compañera. — ¡Te llamaras Mitzuki, luz de luna — Luego se la entrego a Inukimi quien la recibió complacida apartándose para darle espacio a Sakura, quien repitió el mismo gesto del ritual.

— ¡Hijo mío, aquí esta Sakura, te presenta a tu segunda cachorra, ¿La aceptas? — Pegunto sin poder dejar de sonreír al igual que el resto de las mujeres.

— ¡Este Sesshomaru la acepta con humildad, madre! — Contesto a duras penas la emoción lo embargaba ahora tendría a tres princesas que proteger, se agachó nuevamente en señal de humildad y besó la suave frente de su hija donde la luna violeta claro abrazaba una pequeña estrella blanca; era el reflejo opuesto de su hermana, una mezcla de Kagome y él, sus cabellos plateados con algunos mechones negro azulados y unos enormes ojos azules con motitas doradas que lo miraban con curiosidad lo saludaron, sonrió, no podía evitarlo, tomándola en sus brazos le parecía que no pesaba nada. — ¡Te llamaras Misuki, bella luna — Dijo entregándole el bulto de mantas purpura a su suegra y caminando hacia Kagome casi en trance.

— ¡Padre!... — Dijo Rin deteniéndolo en seco en su camino hacia Kagome, tenía que besar a su amada mujer por aquellos hermosos regalos. Vio con perplejidad absoluta a su hija levantar sobre su cabeza un bulto de mantas blancas, con lágrimas de alegría, corriéndole por las mejillas. — ¡Esta Rin te presenta a tu tercer cachorro!, ¿Lo aceptas? — Dijo Rin colocando el bulto de mantas blancas a sus pies.

— ¡Es… Este Sesshomaru lo acepta con humildad! — Dijo agachándose a recibir al cachorro, que abrió los ojos de inmediato, era idéntico a él con las solas excepciones de sus ojos, azules como los de su madre y las marcas que compartía con sus hermanas pero mas pronunciadas, le dedico una mirada en blanco antes de sonreír y dormirse, como decidiendo que podía confiar en él, el orgullo masculino lo desbordo hasta casi ahogarlo, su bestia dentro de el aullaba enloquecida de la alegría. — ¡Un varón… te llamaras Mamoru, protector, defensor! — Balbuceo Sesshomaru en shock, entregándole a su hermano menor a Rin y acercándose de inmediato a su mujer dándole un beso demoledor en los labios. — ¡Te amo! — murmuró embargado de la emoción, aquella pequeña mujer, siempre le daba mas de lo que esperaba, le había perdonado lo imperdonable, lo había aceptado, lo había amado y ahora ponía en sus brazos el fruto de ese amor que le daba, kami, tres cachorros, para amar y proteger, ningún simple "heredero" ellos no serian criados como él, con amor, pero con una estricta etiqueta, ellos serían los tesoros de ambos, sus "hijos amados", se prometió silenciosamente abrazando a la joya mas preciada de su reino, sin importarle ya derramar sobre ella lagrimas de humildad y felicidad.

— ¡También te amo! — Dijo sonriéndole sucumbiendo finalmente al agotamiento y durmiéndose abrazada el, mientras su familia los miraba con indulgencia y salían silenciosamente de la habitación dejando a Kagome descansar.

Horas después de que Kagome hubiera tomado un buen descanso y cuando finalmente, los recientes padres estaban a solas en sus habitaciones después del trajín del día, con la sorpresa del parto y lo que trajo consigo, Sesshomaru estaba acostado junto a su esposa abrazándola con toda delicadeza contra él, mientras los pequeños dormían acurrucados entre ellos en su cuna placidamente tras haber comido, pues se negaron alto y claro a toda posibilidad de separación; Sesshomaru pensaba en todo lo que había vivido, daba gracias a Kami cada día por tener a Kagome a su lado, por su perdón y sobretodo por su amor, ahora manifestado en sus tres hermosos retoños, miró la cuna donde los tres cachorros estaban hechos una bola acurrucados entre ellos, y sintió sus labios curvarse con alegre satisfacción, luego volvió su mirada a la pequeña mujer que tenía entre sus brazos con los ojos azules entreabiertos en ausente contemplación, recordó la primera vez que la había visto, el lejano y borroso recuerdo de aquella "cosa" que olía tan bien; la primera vez que la vio en su vida adulta, allí toda fuego y desafió, furia y coraje enfrentándolo a "él" para defender a Inuyasha, siempre sin miedo; amable y cariñosa con Rin y el joven Kitsune al que amaba como una verdadera madre, terrible si alguien la enojaba, inocente, aun hoy, siempre inocente; recordó lo que vivieron, los pecados que él había cometido, los años, siglos de soledad y dolor, pero siempre el intenso amor que su bestia y él le profesaban. Besó lo alto de la cabeza de Kagome, sintiendo una vez mas sus ojos llenarse de lagrimas de emoción que nunca contenía con ella, jamás con ella, y nuevamente, no por primera vez desde que la reclamo como suya, dio gracias profundamente humillado a los Kami, que la habían creado, y lo habían creado a él para ser su consorte, su protector; también se pregunto ausentemente con una sonrisa besando sus labios, si algún día los humanos lograrían explicar, los fenómenos climáticos que habían asolado el planeta, desde que su amada había nacido, Y ahora su cachorros, Gaia era bastante explicita en sus muestras de afecto por su compañera, se dijo recordando, el numeró descomunal de arcoiris avistados alrededor del mundo, y el florecimiento repentino de todo árbol floral, ante los sombrados ojos humanos; a excepción de los sagrados y los Youkai, que en esos momento celebraban en todo el mundo, pues sabían muy bien el significado de aquellas señales. "había futuro"

— ¿Qué piensas tanto amor? — Dijo Kagome preguntó deslizando sus dedos por el amado rostro de su compañero, ella no podía evitar contemplarlo embelezada, lo amaba y aunque sabía que era imposible hacer nada al respecto, "lo deseaba", siempre sería así, sintió sus labios curvarse, cuando las orbes doradas llenas de calor y emoción se fijaron en ella, recordó aquellos mismos ojos, miarla con desden y frialdad, sintió una puntada de dolor, y él debió sentirla también, pues de inmediato le robo el aliento con un beso devastador. — ¡Perro malo, sabes lo que me haces, y sabes que no es posible y aun así lo haces… de nuevo! — Exigió recibiendo gustosa un segundo beso.

— ¡Pensaba en nosotros, en nuestros cachorros y en las muestras de afecto de Gaia, seguro los humanos deben de estar como locos tratando de explicar lo de hoy! — dijo Sesshomaru con una nota de mofa y un brillo de jocosa maldad en los ojos, Kagome sonrió ella opinaba lo mismo. — ¡Y estaba pensando en que en vez de dos, me habías dado tres… tres cachorros! — Expreso con vidente incredulidad, pues jamás había esperado tres cachorros en el primer intento, aunque no podía evitar hincharse de orgullo masculino.

— ¿Qué esperabas amor?... — Dijo Kagome con sorna, agotada pero feliz. — ¿Cuándo he echo yo algo como se espera? — Agregó riéndose de su gesto de sorpresa. — ¡Después de todos estos años y lo que hemos vivido, deberías de saber que conmigo, nada es como se espera, después: Yo soy Kagome!

El fin…

N.A:

Antes que nada quiero darles las gracias a todos lo que siguieron esta historia, ¡Gracias! ^_^ muy especialmente a:

* Victoria *ElisiaWisdom *chovitap *CLARA *CamilaAdorno *bermone *Lia *ShadowSeraphin *mariaguer *Marikosamadait *Patriwis *ELIZABETH QT *mikori *artemisa93 *xXKrisstal06Xx *Jaz *mican *LadyPentakill *invitado que no dejo su nombre 1 *saya chan *MisatoNara *Maca *Lili Rocio *invitado que no dejo su nombre2 *kathepao *Linda20 *invitado que no dejo su nombre 3 *Roco *tsukishiro taisho *KORE25 *invitado que no dejo su nombre 4 *Kagome de Taisho *Yady M *bitterswee *Akane ackerman

MUCHAS GRACIAS DE CORAZON POR SEGUIR ESTE FIC Y COMPARTIR SOMIGO SUS OPINIONES, AME CADA COMENTARIO QUE ME ENVIARON, GRACIAS

EN ESPECIAL A LOS CUATRO HOMBRES DE MI VIDA.

HERMY, MI AMADO ESPOSO, GABRIEL, ADRIAN Y CHRISTHIAN MIS AMADOS HIJOS, QUE ME SOPORTAN A DIARIO ^_^.

HASTA OTRA HISTORIA…

19 DE MAYO 2014

OWARI…