Capítulo I
Hola, hola ¡! Aquí les traigo una nueva historia … Está situada después del capítulo 4x20 "The Limey" algunos personajes son algo OCC y otros no los conocemos mucho así que su carácter en muchas situaciones sale puramente de mi imaginación.
No será una historia muy larga, no más de 10-15 capítulos pero prometo que ninguno tendrá menos de 900 palabras, no serán cortos como en Caskett or not … no voy a hacerlas sufrir con eso ¡! Es un desarrollo alternativo de las vidas de Kate y Rick después del regreso a las andadas de Rick y la invitación a un trago de Collin. Tiene algunos (bastantes) flshbacks, espero que no se les haga complicado seguir la historia. Ojalá les guste ¡!
PD: Quiero agradecer a melanie2591 e ilexy05 por su apoyo, sus ideas y sugerencias y sobre todo por su ayuda con el título y el resumen que aunque no escriban fics (todavía) me fueron de mucha ayuda ¡!
Y ahora sí, los dejo leer ¡! No se olviden del cuadrito de abajo para dejar una review con sus comentarios y sugerencias, positivas o negativas, acepto todo mientras sea respetuoso y constructivo, no toma más de 5 minutos y a mi también me gusta mucho leerlas.
¡¿Qué demonios?! Castle la había rechazado y se paseaba con esa rubia descerebrada por todas partes, ¿por qué debería ella quedarse en casa retorciéndose las meninges para tratar de entender su cambio de actitud? Iba a salir a divertirse. Sí, con Collin. ¡Es un hombre atractivo, simpático y caballeroso que la estaba invitando a un trago, no es como si fuera a casarse con él!
Ahora recordaba ese día con nostalgia. ¡Si solo hubiera pensado un poco más las cosas en vez de actuar impulsivamente! Pero así era ella y, como Castle le dijo aquella vez, se refugiaba en relaciones con hombres a los que no amaba.
Y esa es la única razón por la que se encuentra en esta situación ahora, su miedo, su miedo invencible a perder lo que "tenían" y su orgullo, esa incapacidad para dar su brazo a torcer, para disculparse, ser sincera, abrirse a él.
Si hace unos años o, incluso, unos meses le hubieran dicho que ella, Kate Beckett, iba a encontrarse completamente sola, caminando con dificultad bajo la horrible niebla de Londres, sin nada más que hacer que eso, pasear y esperar, esperar que pase el tiempo, esperar que las cosas mejoren, esperar que todo cambie … se habría reido en la cara del idiota que pensara que ella podría verse prisionera de una situación semejante.
Aquel día, después de llamar a Collin para aceptar que fueran a tomar algo mientras salía su avión hacia Londres, Kate se había reunido con él en la puerta de la comisaría y, juntos, habían decidido ir a una discoteca de moda. Ella había propuesto el Old Haunt pero Collin la había convencido de ir a algún lugar "más divertido".
Se lo estaba pasando bastante bien con la ayuda de unas cuantas margaritas y una música muy marchosa. Estaba alegre pero no borracha, solo había tomado lo suficiente para distenderse un poco y, tras descubrir que Collin era un "compañero de baile" muy animado, se estaba divirtiendo mucho entre risas y algún que otro pisotón.
Precisamente en ese momento estaba sonando Miss Show y ellos decidieron dejarle ese tipo de baile a los expertos y acercarse a la barra por otro trago. Todo estaba funcionando a la perfección, ya casi había conseguido dejar de pensar en Castle y en su extraño comportamiento.
En el momento justo en que se iba a voltear para disfrutar del espectáculo lamentable que algunos daban en la pista de baile y así poder seguir riéndose, la mano de Collin le sujetó fuertemente el brazo impidiéndole girar. Kate solo lo miró fijamente, tratando de comprender, pero lo que vio en su rostro la desconcertó aun más, ¿Era preocupación y algo de … miedo lo que reflejaban sus ojos? Completamente confundida por su repentina actitud, Kate se zafó del agarre de Collin y se dio la vuelta para encontrarse con la peor escena que habría podido imaginar, de hecho, todavía hoy si cerraba los ojos, podía ver como sus pelvis se unían en una danza endiablada al ritmo de la música y en completa armonía con el baile de sus lenguas en la boca del otro. Nunca podría olvidar cómo se le revolvió el estomago y cómo resurgió el dolor de la bala en su corazón cuando vio como esa rubia de bote lo atraía cada vez más hacia sí jalándole el pelo y restregándose por su torso.
Esa imagen fue más de lo que podía soportar y simplemente salió corriendo del lugar, olvidándose de Collin, de la cuenta, de su abrigo y de todo lo que no fuera Castle y su "amiguita!. Quería gritar, quería romper cosas, quería agarrar a Castle a golpes hasta que se le quitara lo idiota, pero no podía hacer nada de eso, así que siguió corriendo mientras las lágrimas surcaban su rostro sin tregua.
Sintió humedad en sus mejillas y se regañó a si misma, no podía seguir torturándose con aquello, ya no servía de nada, no tenía solución así que ¿para qué autocastigarse de ese modo? Siguió caminado, tratando de concentrarse en el paisaje, pero ese clima era tan poco alentador que no sabía qué la deprimía más si recordar o "disfrutar de los alrededores" como Collin le había aconsejado que hiciera.
Él la alcanzó un rato después, aunque sinceramente no sabe exactamente cuánto tiempo pasó, ni cómo hizo él para encontrarla. Lo único cierto es que para entonces su dolor se había convertido en rabia y sus celos en despecho y, ¿qué hace una mujer despechada? Pues una gran diversidad de cosas pero, en este caso, Kate se agarró a un clavo ardiendo y ese clavo tenía nombre y apellido Collin Hunt. Ella lo había agarrado de la mano y lo había llevado a su departamento en el primer taxi que vio. Después, pasó lo que tenía que pasar, lo que pasa en estas situaciones. Pero la verdad eso prefiere no recordarlo, aunque incluso si quisiera, tenía varias lagunas. ¡Fue tan … patético! Después de tanto tiempo esperando a Castle, o más bien esperando estar preparada para él, su encuentro con Collin fue torpe y, gracias al enojo y las copas, brusco y desordenado. Además, fue bochornoso porque no pudo evitar ponerse a llorar una vez liberada y quedarse dormida mientras él le acariciaba la espalda haciendo lo posible por calmarla. Al día siguiente cuando se despertó, como era de esperar, él ya no estaba allí, debía haber salido hacia el aeropuerto cuando ella se quedó dormida.
Intentó distraerse, pensar en otra cosa, hacer planes, observar a las palomas del parque, tratar de adivinar lo que las personas con las que se cruzaba hacían en la vida … lo que fuera para evitar pensar en lo que siguió a esa noche: la charla con Lanie sobre su "visión" en el bar, la sesión con el Dr Burke, la desaparición de Castle, la noticia en el periódico unos meses después … Las lágrimas volvían a inundar sus mejillas, por más que lo intentaba no podía dejar de pensar en todo lo que había sucedido, en cómo había cambiado su vida y, sobre todo, no podía evitar sentirse una idiota, porque todo eso era culpa suya, suya y de nadie más, por su cobardía. Dos veces había sido cobarde y por eso se merecía el haberlo perdido, porque él valía mucho más que ella, él la había esperado, la había respetado, había cambiado por ella; y ella, a cambio, solo había podido mentirle, herirlo y huir cuando tuvo la oportunidad de "reparar su error".
Decidió sentarse en un banco, estaba cansada, muy cansada, demasiado cansada, física y emocionalmente. Estaba harta de todo y, aunque sabía que debería tratar de cambiar de actitud por el bien de todos, no era capaz de hacerlo. ¡Su vida ahora era tan diferente a lo que había soñado! Diferente a sus sueños de infancia, a los de adolescencia antes de que su madre muriera, y parecidos, pero no lo suficiente, a los que tuvo esos cuatro años en que Castle estuvo en su vida.
Se sintió observada y abrió los ojos para ver cómo un grupo de mamás con sus hijos la miraban. Incluso en un país tan triste como ese, no debía ser común ver a personas como ella, tan desilusionada, agotada, desmejorada, en ese estado de depresión. Seguramente ellas no la entendían y, en ese mismo momento, debían estar juzgándola porque, aparentemente, tenía todo para sentirse feliz y no llorando sin poder evitarlo. Pero ellas no podían comprender que lo único que necesitaba era exactamente lo que no tenía y aunque tratara de estar bien, no lo conseguía.