Después de darle mil vueltas a este capítulo, el epílogo, he decidido dejarlo así, y espero que os parezca un cierre adecuado para la historia.

Con esto solo me queda agradecer a todas esas personas que habéis dedicado vuestro tiempo a leer mi fic, un poquito más a quienes además o molestáis en dejarme una simple review. En serio, gracias por cada follow y fav a la historia. Suena a tópico seguramente, pero de no ser por vosotrosos/as ni siquiera habría empezado a escribir este fic.

Gracias en especial a Sarux que me ha ayudado en varias ocasiones con este fic :).

PD. Me queda terminar el fic que tengo pendiente, siento el retraso.


Tras estirar todos mis músculos, me pongo de pie, bostezando. Castle también se levanta del sofá, donde habíamos estado acurrucados viendo una película.

Por el rabillo del ojo veo que hay alguien en la cocina.

-¿Vienes? – pregunta Rick con voz soñolienta.

-Estaré ahí en unos minutos.

-De acuerdo. No tardes – dice esto último susurrando sobre mi cuello, provocándome un pequeño cosquilleo en todo el cuerpo.

Le sonrío observando cómo se dirige hasta nuestro dormitorio, y después me muevo sigilosa por el salón hasta llegar a la cocina.

Observo a Emily, sin que ésta se dé cuenta de que me he acercado. Me fijo en esa pequeña arruga en su frente, esa que aparece cada vez que algo le preocupa.

Camino hasta el frigorífico donde cojo una botella de agua para después sentarme junto a ella.

-Creí que estabas durmiendo.

-Lo estaba – dice ella, encogiéndose de hombros – O al menos lo intentaba.

-¿Qué es lo que te preocupa? – pregunto tras beber un trago de la botella.

-Nada… - dice ella, sonando para nada convincente.

-¿Se trata de algún chico?

-¿Qué...? No. ¿Qué chico? – dice, nerviosa, mientras comienza a sonrojarse.

Le miro, alzando una ceja. Ni siquiera sabía que hubiese algún chico, mi intención era picarle. Sin embargo, parece que sí que hay alguien.

-Vale, ¿quién es, lo conozco?

-Jacob – dice, con una tímida voz.

-¿Jacob? ¿Piano?

Ella asiente tímidamente, mordiéndose el labio mientras yo trato de recordar al chico del que me habla. Sé que va con ella a clases de piano, y también recuerdo haberlo visto por casa un par de veces en las que Emily invitó a varios amigos a ver una película.

-Así que… ¿te gusta? ¿O estáis saliendo o algo? – pregunto, tratando de no incomodarla.

-Me ha invitado a un concierto mañana por la noche.

-Vale.

-No es ninguna fiesta, solo un pequeño concierto en una sala de música. Mañana toca el grupo del hermano de Jacob. ¿Puedo ir? – pregunta atropelladamente.

-¿Tú quieres ir?

Ella asiente, observándome con esos ojos azules. La misma mirada que utiliza Castle cada vez que quiere suplicarme algo.

-Entonces supongo que no hay inconveniente.

-¿De verdad? – pregunta antes de saltar de la silla y abrazarme.

-De verdad.

-¿Y papá? No creo que le haga mucha gracia que vaya a un concierto y con una cita…

-Yo me encargo de convencerlo – digo antes de que me vuelva a abrazar – ¿Así que es una cita?

-¿Si? – dice, encogiéndose de hombros – Nunca antes he salido con ningún chico, no sé si estoy preparada para todo eso, pero…

-¿Para todo eso? – me sorprendo a mí misma un poco alterada ante las palabras que acaba de utilizar mi hija. Es obvio que ya no es una niña, pero… siempre será mi niña, y que de repente esté pensando en tener una relación con un chico, más todo lo que eso implica, me asusta.

Emily vuelve a morderse el labio, mirándome con preocupación.

-Vale, escucha. Tienes quince años, está bien que salgas en una cita con Jacob pero… - suspiro, pasándome una mano con la frente mientras hago tiempo para encontrar las palabras adecuadas – Eso no implica necesariamente hacer nada más. Tú pones los límites, tú tienes que saber si estás preparada o no.

-Lo sé – dice tímidamente.

-Mira… sé que tu padre te dio una charla sobre sexo – compruebo cómo desvía la mirada hacia el suelo, sonrojándose de nuevo – Pero si necesitas saber cualquier cosa, sabes que estoy aquí. O incluso Alexis, ¿de acuerdo?

Ella asiente.

-Solo quiero que sepas que no tenéis que forzar nada, no tiene por qué pasar ahora, todavía sois muy jóvenes.

-Vale mamá.

-¿Cuándo has crecido tanto? – le pregunto de repente.

Ella se empieza a reír y me abraza, deseándome después buenas noches.

Me quedo un rato más en la cocina antes de ir al dormitorio.


Observo mi rostro en el espejo, después de lavarme la cara. Por un momento me veo envejecida, me pregunto si es uno de los síntomas de la crisis de los cuarenta.

Suspiro y me dirijo al dormitorio. Castle está tumbado de lado, con los ojos cerrados. Sospecho que todavía continúa despierto, pero me tumbo en silencio en mi lado de la cama.

-Has tardado mucho – murmura, dándose la vuelta hacia mí, medio adormilado.

-¿Rick, crees que estoy mayor?

Abre los ojos ante mi pregunta, y guarda silencio durante varios segundos. No está meditando la respuesta, seguramente está simplemente tratando de entender si me ha escuchado bien.

-¿Qué te hace pensar que estás mayor? – dice finalmente.

-Mi edad – digo con obviedad, antes de continuar con la lista de detalles que indican que ya he pasado esa edad en la que se me deja de considerar joven – mi piel, un par de canas, que Emily empiece a salir con chicos…

-Espera, ¿qué? – dice, interrumpiéndome. De pronto parece más despierto.

-No has contestado a mi pregunta.

-No estás mayor – dice él – En lo único que noto el paso del tiempo es en la forma que vemos ahora la vida, en cómo afrontamos las cosas, no sé, es diferente a hace diez años.

Dejo escapar un leve suspiro, apoyándome sobre mi brazo.

-Tú sigues siendo tan guapa como siempre. Y sigues produciendo las mismas reacciones en mí – dice con una sonrisa traviesa.

Ruedo los ojos y me acerco peligrosamente a él, colocando mi mano sobre su pecho.

-Así que… ¿Emily? – pregunta, antes de que acorte las distancias entre nuestras bocas.

-Mmm. Tiene una cita mañana por la noche. Le he prometido que le dejarías ir.

-¿Quién es él? – pregunta, frunciendo el ceño.

-Jacob.

-¿Vendrá a buscarla a casa? – Yo me encojo de hombros, sin saber qué responder a eso – Tendré que hacerle la prueba.

-Castle… - presiono mi dedo índice sobre su pecho en señal de advertencia – No vas a molestar al chico.

-Por supuesto que no – dice, sin llegar a sonar convincente en absoluto.

-Y no vas a hacer nada que pueda molestar a Emily.

-Por favor, yo nunca… Ahh manzanas, manzanas! – grita cuando le tiro de la oreja – Auch. Está bien, no haré nada.

Tuerzo el labio hacia un lado, sonriendo, antes de acercarme y besarlo de nuevo.


Me muerdo el labio cuando el entrenador le da a Alex algunas pautas para mejorar el lanzamiento. Él asiente y en la próxima jugada hace lo que el entrenador le ha indicado, mejorando así su jugada.

Sonrío, orgullosa, mientras agarro mi vaso de café con ambas manos.

-Va por buen camino – La voz de mi padre suena a mi derecha.

Me vuelvo a él, sonriéndole, dando unas palmadas en el asiento de al lado para que se siente junto a mí. Él se acerca y me da un beso en la mejilla antes de colocarse a mi lado para observar con atención a su nieto.

-Si sigue así, este otoño podrá presentarse a la selección junior de los Yankees.

-Tuvo un buen profesor – le digo, colocando una mano sobre su espalda.

Un miedo se clava en mi interior cuando escucho a mi padre toser, pasados unos minutos. Agarro su brazo, preocupada. Sin embargo él alza una mano en señal de que está bien.

-Papá…

-Estoy bien.

-No, no lo estás – le digo, poniéndome seria – Papá, has estado con esta tos todo el verano.

-He estado en el médico esta semana – asegura él, recuperando finalmente una respiración normal.

Lo observo, esperando a que continúe.

-Creían que podía ser un cáncer de pulmón o algo…

Un grito se escapa de mi garganta y me llevo la mano a la boca, terriblemente asustada, sin embargo él niega con la cabeza. Su mirada me tranquiliza.

-Me hicieron algunas pruebas y parece que solo se trata de una bronquitis aguda.

Lo observo en silencio durante varios minutos, incapaz de hablar. Por un momento he sentido un miedo irracional a perderlo. Me llevó varios años aceptar la muerte de mi madre, la simple idea de perderlo a él también…

-Katie, estoy bien, no te pongas así – dice él finalmente, cogiéndome la mano.

Me limpio los ojos acuosos con el pulgar y sacudo la cabeza.

-Papá no puedes dejar pasar estas cosas… Una bronquitis… podría haber sido mucho peor.

Él asiente, rodeándome en un cálido abrazo.

-A veces te comportas como un crío – le digo, molesta, aferrándome a ese abrazo.

-No volverá a ocurrir. La próxima vez acudiré al médico en el momento en que note el menor síntoma.

-Más te vale. No me hagas utilizar la pistola.

Tuerce el labio en una sonrisa justo cuando escuchamos a Alex acercarse a nosotros.

-Abuelo – saluda, abrazándose a mi padre.

-Ey, he visto que sigues mejorando – dice, haciendo que Alex sonría orgullosamente – Tienes una buena actitud y eso te llevará lejos.

-Deberíamos volver a casa, no tardará en empezar a llover – digo, mirando el cielo nublado.

-No – dice Alex.

-¿No?

-Es que… - observo, confundida, cómo busca la complicidad en mi padre - ¿Podemos ir a comer a Remy's?

-Sí, podemos hacer eso, todavía es pronto – dice mi padre, mirando su reloj.

-Ya… no creáis que no sé que estáis tramando algo. Esta mañana Rick casi obligándome a salir del loft, ahora vosotros intentando evitar que vuelva…

-No sabemos de qué estás hablando – dice mi padre.

-Si. ¿De qué hablas? – pregunta Alex, tratando de fruncir el ceño.

Ruedo los ojos antes de comenzar a caminar hacia una de las salidas de la parte Este de Central Park.


Mientras subimos en el ascensor, admito para mí misma que estoy realmente intrigada por saber qué está pasando. Observo por el rabillo del ojo que tanto mi padre como Alex cruzan varias miradas de complicidad. Sin embargo, al igual que he intentado hacer durante toda la comida, me abstengo de hacer cualquier tipo de indagación.

Hace tiempo descubrí que a veces es mejor dejar que simplemente te sorprendan. Realmente no tengo ni idea de qué se trata. No es mi cumpleaños, ni nuestro aniversario, ni ninguna otra ocasión especial, no que yo recuerde.

Mi pequeño, aunque a sus diez años ya no es tan pequeño, se me adelante en un rápido movimiento y se coloca delante de la puerta, impidiendo así que pueda introducir la llave en la cerradura. Pulsa el timbre tres veces seguidas, para después girarse hacia mí y sonreírme. Debe de ser alguna especie de clave para avisar que ya llegamos.

Agudizo mis oídos y no tardo en escuchar un pequeño alboroto en el interior de nuestro apartamento.

-¡Adelante! – se escucha gritar a Castle desde el interior.

Frunzo el ceño y Alex me hace un gesto indicándome que ya puedo abrir.

-¡Sorpresa! – un gran grito se alza dentro de la sala cuando yo me quedo casi atónita, leyendo una gran pancarta que cuelga del techo.

"Enhorabuena Capitán"

Busco a Castle con la mirada, entre todos mis compañeros y amigos de la doce, sin entender qué es lo que está ocurriendo.

Vuelvo a dirigir la mirada hacia la pancarta cuando de pronto alguien se acerca y me rodea con sus brazos. Tardo unos segundos en darme cuenta de que se trata de Alexis.

-Hey Lex, ¿qué haces tú aquí? – pregunto, devolviéndole el abrazo, feliz.

-No quería perderme este momento – sonríe, encogiéndose de hombros, para después alborotar el cabello de Alex y darle un abrazo.

Me alegro enormemente de que haya venido desde Francia, donde se encuentra realizando un máster, solo para la ocasión. Aunque todavía no tengo ni idea de cuál es exactamente la ocasión.

Emily también se acerca, sonriente a abrazarme. Descubro que se ha puesto sombra de ojos y un leve color rojo de pintalabios. De pronto recuerdo que en apenas unas horas tiene una cita.

Finalmente Castle se acerca y yo lo miro, dubitativa.

-¿Me quieres explicar qué está pasando? – susurro sin dejar de sonreír.

Él me agarra las manos y me lleva a un lado del salón, donde podamos hablar con cierta tranquilidad.

-Enhorabuena – dice. Observo cierto grado de orgullo en el brillo de sus ojos – Te van a nombrar Capitana de la doce.

-¿Qué? Pero… ¿Cómo…?

-Gates me llamó el otro día, estuvimos hablando un rato y después decidimos que era la mejor opción.

-¿Decidisteis? – pregunto, alzando una ceja.

-Ella se va a jubilar el mes que viene, y quiere asegurarse de que quien lleve el timón de la doce sea alguien con principios y a quien de verdad le guste su trabajo.

-Castle, ya hemos hablado de esto un millón de veces… - susurro yo, algo insegura de esa decisión.

-Precisamente por eso, Kate. Durante los últimos diez años te han propuesto dos veces elevarte en un puesto más alto, y el motivo por el que siempre te has negado han sido los niños, nuestra familia.

-Exacto. La media jornada me permite pasar tiempo suficiente con ellos, contigo…

-Te conozco lo suficiente como para saber que te encantaría ser Capitán de la comisaría, Kate. Todos estos años has sacrificado eso por nosotros, y ahora es el momento de que lo aceptes. Alex tiene diez años, es prácticamente independiente, y Emily en un par de años se irá a la universidad…

Recorro el salón con la mirada, observando cómo nuestros dos hijos ríen con su tía Alexis.

-Están empezando a volar solos – dice Rick – Y en cualquier caso, nos siguen teniendo a los dos para lo que necesiten.

-¿Estás seguro de que esto es una buena idea? – pregunto, dejando escapar un suspiro.

-No se me ocurre nada mejor.

Sonríe, aportándome esa paz que siempre me ha aportado, y me abrazo a él. Aunque la idea de ser Capitán de la doce me produce cierta sensación de vértigo, sé que esa sensación de vértigo es exactamente lo que quiero.


Castle se apoya en la puerta de la entrada, haciendo un gesto de derrota, una vez que hemos despedido a todos y cada uno de los invitados.

Estamos solos en el loft. Emily está en el concierto con Jacob, quien se ha librado de cualquier prueba de Castle gracias a que todos nuestros amigos estaban aquí, lo cual ya ha sido bastante embarazoso para los dos adolescentes. Alex se ha querido ir a dormir a casa de mi padre, con la intención de jugar juntos al baseball a la mañana siguiente, y Alexis ha decidido pasar la noche en casa de su abuela.

-Gracias – le digo cuando se acerca hasta donde estoy yo, apoyada en la encimera de la cocina.

Él hace un gesto con las manos, restándole importancia.

-No, en serio. No creo que me hubiese atrevido a dar este paso…

-Es lo acertado – dice él – Es tu momento y te lo mereces. Los chicos y yo lo estuvimos hablando el otro día, y tienes todo nuestro apoyo.

Sonrío al saber que Castle consultó a nuestros hijos antes de tomar ninguna decisión. Sin embargo, todavía hay algo que me preocupa.

-La próxima vez consúltame cuando quieras tomar decisiones sobre mí carrera profesional – le digo en tono de burla.

-Te van a nombrar Capitán gracias a mí y eso es lo único que te importa – dice, haciéndose el ofendido.

Lo rodeo por la cintura, acercándolo a mí casi de un tirón.

-De verdad, no sé cómo agradecerte…

-Se me ocurren unas cuantas formas – dice él con una sonrisa traviesa, alzando ambas cejas.

-¿Ah sí? – le pregunto, inclinándome para besarlo - ¿Cómo por ejemplo…?

-Como por ejemplo… - dice él, señalando la encimera de la cocina que tenemos detrás – Podríamos recordar viejos tiempos.

Alzo las cejas, tentada por su propuesta, y finalmente asiento, provocando que sus ojos se tornen en un tono oscuro.

Suelto un pequeño grito entre risas cuando me sube sobre la encimera.

FIN


GRACIAS :)