Está tan tranquilo mientras duerme. Solamente así se ve un poco en paz.

Aunque intente esconder todos los días lo mucho que sufre por no poder recordar quién es, yo sé que le duele no saber nada de su pasado. Disimula aceptar su sino, porque él es así. Intenta sonreír aun cuando no tiene muchas razones para hacerlo. Intenta mantenerse optimista y alegre, pero yo sé que su sonrisa esconde su dolor.

Gustosa daría lo poco que tengo por poder ayudarlo a mantener su serenidad cuando está despierto…, cuando cree que nadie lo observa. Pero sé que no puedo hacerlo, porque él no me permite ver su desasosiego.

Es por eso que noche a noche, espero a que su respiración se vuelva profunda, salgo de mi parte de la litera para observarlo y disfruto del rostro sereno que tanto he llegado a querer. Y luego, después de comprobar que sus sueños son dulces, acomodo un travieso mechón rubio que siempre se sale de su lugar y antes de regresar a mi cama, en forma de oración murmuro a su oído lo siguiente:

Intenta recordar, ¿quieres? Recuerda aquel dulce momento cuando tu mente era un espacio apacible y seguro; cuando tu vida estaba rodeada de naturaleza y tus pulmones llenos de aire puro. Por favor, intenta recordar aquellos tiempos cuando eras libre y feliz. Intenta recordar, te lo pido, porque sé que solo si recuerdas podrás salir adelante.

Siempre que llego a este punto él se mueve un poco inquieto, pero una ligera caricia por el contorno de su rostro logra sosegarlo, y sonríe entre sueños. Entonces continúo mi plegaria:

Intenta recordar aquel tiempo cuando la vida era tan dulce que solo lloraban los sauces; cuando a tus sueños los tenías siempre cerca, guardados en tu corazón y protegidos por tu almohada. Cuando tu vida estaba llena de oportunidades y esperanzas. Por favor, recuerda.

(Extraño tanto al hombre lleno de libertad, sabiduría y esperanza).

Intenta recordar, te lo ruego, porque ya está llegando el invierno, y me da temor pensar que cuando el cielo se vuelva gris, el aire frío y la nieve caiga, el dolor hará que tu corazón se sienta aún más vacío. Por favor Albert, intenta recordar todas aquellas cosas que te hicieron ser el maravilloso hombre que eres. Intenta recordar, porque sé que solamente cuando recuerdes, tu dolor va a sanar y tu verdadera sonrisa va a regresar. Intenta recordar, antes de que llegue diciembre y después sigue adelante.

Es una plegaria que digo todas las noches con solemnidad, y una vez que las palabras terminan su trayecto por mi boca y un obstinado nudo se disuelve de mi garganta, intentó guardar su rostro apacible en mi memoria. Vuelvo a acomodar ese travieso mechón rubio en su lugar y regreso a mi parte de la litera esperando no tener que repetir mi ritual la noche siguiente. Deseando con todo el corazón que Albert recuerde y que de nuevo sea feliz.