Bueno! Aquí les traigo la segunda y ultima parte. Disculpen si tiene muchos errores no he tenido tiempo de revisarla, al igual que el capitulo anterior.
Siento que no a todos le guste, pero era de esperar, así pasa con todo en la vida, para gustos los colores y gracias a dios porque si todos quisiéramos lo mismo y nos gustaran las mismas cosas, la vida sería aburridisima
No se olviden los reviews porfis!
Llego a casa y no encuentro ni a papá ni a Kate en el salón. Me pregunto dónde habrán ido si papá nos citó a la abuela y a mi para una "celebración especial".
Los llamo sin éxito y me adentro en el loft. Al pasar por la cocina, veo una sartén con una smorlette a medio cocer y los cuencos con los ingredientes a un lado.
-Papá y su concepción de una "celebración especial"- pienso. Pero algo no cuadra, Él nunca abandonaría una smorlette a su suerte sin engullirla como un poseso.
-Algo malo está pasando- pienso con un escalofrío. Rapidamente me dirijo al Ipad y rastreo su celular. Está en el parque- ¿Qué demonios hace en el parque a estas hora en vez de estar en casa esperandonos?- Rastreo el de Kate y lo encuentro en el mismo lugar.
-Tal vez solo se dieron una escapada a su lugar favorito, creyendo que la abuela y yo tardaríamos más.- me digo a mi misma- Pero tal vez, algo más está sucediendo- me dice otra voz dentro de mi cabeza.
Sin dudarlo más, tecleo el numero de Esposito. –Papá y Kate estan en el parque, abandonaron todo aquí como si se hubieran ido deprisa ¿Puedes enviar a alguien a comprobar que todo esté bien?- le digo yendo al grano.
-Bro, era Alexis. Está preocupada por Castle y Beckett. Dice que están en el parque que está a 4 calles de aquí.¿Qué te parece si nos desviamos y echamos un vistazo? A fin de cuentas el muertito no se va a mover de donde está y seguro que se alegra de estar un rato a solas con Lanie.
A una calle del parque, estacionamos el coche y seguimos a pie. Hay una camioneta negra estre los coches de Castle y Beckett y eso, a estas horas, no puede indicar nada bueno.
Rápida pero sigilosamente, nos dirigimos, arma en ristre, hacia el bosquecillo que hay tras los juegos para niños y del que provienen ruidos de lucha.
Oigo el sonido de un disparo y me aferro al cuerpo inmovil de Kate, mientras con la mano le cierro los ojos. Tal vez pueda protegerla con mi cuerpo y ellos, al verla con los ojos cerrados, la den por muerta también a ella.
Pero nada sucede, no siento ningún dolor agudo y lacerante atravesar mi cuerpo. Solo puedo sentir el cabalgar acelerado del corazón de Kate al mismo ritmo que el mio propio. Expulso el aire que había estado conteniendo sin ser consciente de ello y, lentamente miro tras de mí al momento mismo en que oigo un segundo disparo, menos potente que el anterior, y veo un cuerpo caer junto a los dos otros que ya yacen a nuestros pies, y me doy cuenta de que la primera ocasión no fue un disparo sino dos, al unisono.
-Castle, Beckett, ¿están bien?- oigo preguntar a la voz de Ryan mientras dos figuras surgen velozmente de la penumbra y se dirigen hacia nosotros.
-Gracias a ustedes sí- respondo aliviado hasta tal punto que nos se si voy a echarme a reir o a llorar.
Me incorporo cargando a Kate en mis brazos justo en el momento en que ambos llegan junto a nosotros.
-¿Alexis?- les pregunto.
-¿Qué ha pasado?- me pregunta a su vez Espo tras asentir.
-Aquí los muchachitos- le respondo- que no apreciaron el numerito de las pistolas paralizantes .
-¿Qué le han hecho?- pregunta Ryan preocupado, señalando con la cabeza a Kate.
- Supongo que le suministraron la misma droga que a mi. En un rato estará bien- le digo encaminandome hacia afuera del bosque. Ocúpense de ellos, yo la cuido, no se van a quedar sin capitana esta noche.- les guiño un ojo y continúo caminando, dejándolos junto a los tres cadáveres.
Acomodo a Kate en el asiento del copiloto y pongo rumbo al loft. Me cuesta mucho trabajo, pero logro convencer a Alexis, por teléfono, de que todo está bien y que debe dirigirse a casa de su amiga, como tenía pensado en un principio, y mandar a su abuela a su departamento. Necesito tener una seria conversación con Kate que no puede esperar.
La deposito delicadamente en el sofá y espero pacientemente a que pase el efecto de la droga con un vaso de agua preparado pues recuerdo que deja la boca horriblemente seca.
Tras lo que me parece una eternidad, Kate abre los ojos y me mira a través de las lágrimas que los inundan.
-Todo está bien- le digo y le acaricio la mejilla. Poco a poco recupera el movimiento y se incorpora con mi ayuda, secándose las lágrimas que ahora se deslizan fluidamente por su rostro.
-Lo siento- me dice con voz aspera. Le entrego el vaso de agua y aprovecho mientras se lo toma para dejarle en claro que nadie va a moverse de ese sofá hasta que me explique exactamente todo lo que está pasando.
Acabo de pasar el miedo más terrible de mi existencia y, sin embargo, estoy feliz de que todo eso haya sucedido.
Me ha abierto los ojos, como aquella vez que casi caigo de la azotea de aquel edificio. Pero esta vez ha sido mucho peor. Estaba convencida de que iba a verlo morir frente a mi, a golpes o con una bala entre los ojos, pero sin poder hacer absolutamente nada por evitarlo. Nunca me había sentido tan aterrorizada ni impotente en toda mi vida. Solo rezaba por que, después de hacerme lo que planeaban hacer conmigo, me mataran a mi también porque no habría podido seguir viviendo. No sin él, no habiéndolo visto morir frente a mi y por mi culpa.
Termino el agua y alzo la vista, mirándolo a los ojos y una oleada de amor invade mi pecho extirpando de él cualquier otro sentimiento.
Me arrojo a sus brazos y me aferro a su cuello como si mi vida dependiera de eso. No puedo evitar que los sollozos se apoderen de mi y él, me aprieta contra su pecho, acariciando mi pelo y mi espalda hasta que logro calmarme.
-Lo siento mucho- digo, aun con la cara escondida en el hueco de su cuello.
Él me separa suavemente de sí y seca mis lágrimas con dulzura para luego besarme tiernamente.
Me vuelve a preguntar y, durante varios minutos, le explico todo lo que ha sucedido en los últimos días. Con todos los detalles. No más secretos, como le había prometido hacía apenas unas horas.
-No podía arriesgarme a quedarme junto a ti y que algo te sucediera- termino, llorando de nuevo.
Él solo me mira sin decir nada. Ahora no me reconforta ni seca mis lágrimas, parece herido.
-Lo … lo siento, de verdad- repito. No sé qué más decir.-Ahora sé que fue una estupidez, que era inevitable que me buscaras y me encontraras, y te pusieras en peligro. Pero esa … esa sed de venganza me invadía, de solo pensar que esos tipos estaban relacionados de alguna forma con el asesinato de mi madre, me ardía la sangre …
- Pero ya entendí Rick, te juro que ya entendí.- le digo sujetándole la cara con ambas manos- No puedo vivir sin ti. Fui una idiota al pensar que una venganza del pasado pesaba más en mi corazón que tú. Solo hacía unos minutos que había dejado el loft y lo único en lo que pensaba era en ti, en volver a tu lado, en perderme en tu abrazo. Por eso fui al parque. Allí … allí te siento Rick, hemos vivido tantas cosas importantes en esos columpios que aunque no estés conmigo, te siento cerca de mi. No sabes las horas que pasé en ellos durante los dos meses que estuviste desaparecido. ¡Rick!- sollozo- No quiero volver a separarme de ti nunca. Por ningun motivo, por ninguna causa. Solo quiero disfrutar de nosotros, del amor que siento por ti y que me llena, que impregna mi vida de felicidad. Tú eres mi alegría, Rick, mi ancla a tierra, mi roca firme, el amor de mi vida. Por favor, perdóname por no darme cuenta antes de que todo lo que necesito en la vida es a ti, este nosotros que me entibia el alma. Por favor, dame otra oportunidad de demostrarte que ya nada es más importante para mi que tú y nuestro amor.
Mi mente se resiste a creer lo que está oyendo, ya lo creyó una vez y ahí está el resultado. Pero mi corazón brinca de alegría porque él sí cree en todo lo que está sintiendo, en todo lo que esos ojos mágicos, llenos de amor y de arrepentimiento, de culpa, le están diciendo más allá de las palabras. Él quiere creer, cree ciegamente, como la primera vez, en que su amor es más fuerte y, esta vez, se alzará frente a todo lo demás, más puro y sincero que nunca.
Y como siempre cuando se trata de ella, el corazón gana la batalla y disuelve las reservas, la molestia por saberse engañado, y lo inunda todo de amor. De amor por esa mujer maravillosa que desnuda su alma una vez más frente a mi, vulnerable y pequeña, rogando por un perdón que no sabe que tiene desde el primer lo siento, desde la primera mirada, desde la primera lágrima.
Una vez más seco el rastro sobre sus mejillas y coloco un dedo sobre sus labios.
-Shhh, no digas más- le susurro antes de besarla tierna pero ansiosamente, temiendo que se esfume entre mis dedos. Apretándola contra mi hasta casi cortarle el aliento. Tratando de sentirla parte mía, de fundirla conmigo para que no pueda alejarse nunca más. Pero se que eso no es posible, que tendré que confiar en ella y tener fé en que esta vez es, de verdad, para siempre.
Y un beso lleva al otro, una caricia a la siguiente, un te quiero a un te amo, y nuestras miradas se conectan en una de sus conversaciones sin palabras que me hacen sentir como si ambos fuéramos parte de un mismo todo, de un solo ser que se completa cuando estamos juntos, cuando conectamos nuestras almas a través del amor infinito que nos une.
Siento mi alma como flotando en una nube de alegría y paz. No ha dicho que me perdona pero puedo sentir que lo hace, puedo sentir que él está tan feliz como yo de que estemos juntos, de nuevo, y a salvo.
Me abrazo a él con brazos y piernas cuando lo siento levantarse y alzarme con él. Se adentra en nuestro dormitorio, lo atraviesa y entra en el baño, donde abre la llave de la bañera y vierte sobre el fondo de esta un poco de mi gel de cerezas favorito. Luego me deposita suavemente en el piso y acaricia mi cabello, quitándome hojas y ramitas que todavía tenía adheridas. Desliza delicadamente la yema de sus dedos por mis facciones, despacio, como si quisiera que su piel memorizara el tacto de la mía. Yo solo lo miro, emocionada de la dulzura que emplea conmigo. Aun cuando yo no dejo de romperle el corazón una y otra vez, él sigue tratándome como si fuera su bien más preciado, como a una muñeca de porcelana que puede romperse en cualquier segundo, y eso me conmueve hasta las lágrimas.
Continúa el recorrido de sus manos por mi cuello y se detiene en el piquete de la aguja, depositando un beso en él y haciendo que todo mi cuerpo se paralice, ahora sin sustancia alguna, al recordar todo lo sucedido después de esa inyección.
Y un sollozo traicionero escapa de mis labios, desatando en mi interior todo ese miedo que lo que estuvo a punto de suceder provocó en mi y que, desde que salimos del parque, había reprimido. Castle apaga el agua y me envuelve en su abrazo.
- Tranquila, estás bien, soy yo- me susurra al oido mientras se deshace de mi ropa con cuidado, evitando a toda costa algún movimiento brusco que me pudiera recordar a la forma en que trataron de desvestirme en el parque.
La siento temblar entre mis brazos y sé que no es de frío. Hasta yo me estremezco al pensar lo que estuvieron a punto de hacerle esos canallas. Pero ahora está a salvo y ella lo sabe. Está conmigo y no voy a dejar que nada malo le pase.
-Te amo, Kate- le digo mirando profundamente sus ojos empañados. - Y daría la vida por protegerte de cualquier mal. Nunca voy a hacerte daño, al menos no conscientemente. ¿Quieres que te deje sola un momento para que te puedas relajar en el baño?
-No- me contesta muy alto, como si la sola idea la aterrorizara. Nunca la había visto tan asustada y eso me encoge el corazón.- Está bien, me quedo aquí contigo, mientras te bañas. – digo mientras termino de retirarle la ropa interior y la acompaño hacia la bañera.
-Métete conmigo- me dice y su voz parece casi una súplica- necesito sentirte junto a mi.
Me desvisto rapidamente y me introduzco en el agua tibia, sentándome y recibiéndola inmediatamente contra mi pecho, donde se acurruca, aferrándose a mi espalda. Un momento después la siento sollozar y la acaricio suavemente.
-No soportaría perderte- me dice con la voz rota y beso su coronilla, apretándola más contra mi y continuando con mis caricias hasta que la siento relajarse, vencida por el cansancio físico y emocional. Vuelvo a abrir el agua caliente para entibiar nuestro baño y dejarla descansar un rato más.
Siento besos por todo mi rostro y perezosamente abro los ojos. Me siento tan en paz en este momento que no quiero que se acabe por nada del mundo.
-Hermosa- me dice Rick cuando lo miro- el agua se está enfriando, vámonos mejor a la cama ¿te parece?
Yo solo asiento y sonrío. ¡Me siento tan feliz de haber renunciado a esa estúpida idea de emprender una lucha interminable que ahora me parece tan sin sentido! Salimos de la bañera y él se esmera en secarme. Nos dirigimos al cuarto y nos acostamos desnudos, necesito sentir su piel contra la mía. El calor de su cuerpo me envuelve y me quedo dormida casi instantaneamente, pensando que no hay mejor lugar en el mundo que en el que me encuentro en este momento y que no lo cambiaría ni por todo el oro del planeta.