He tardado, pero aquí está.

Miles de gracia a quienes habéis seguido esta historia de principio a fin, y a quienes os habéis incorporado más tarde y la habéis leído de golpe. Agradezco un montón todas vuestras reviews y los favs del fic. Lo digo siempre, pero sin vuestro apoyo no hubiese escrito ninguno de mis fics.

Agradecimiento especial a Sarux por su apoyo con este fic y con el que viene :)!

Porque sí, tengo otro fic entre manos. ;)


Epílogo:

Tras su regreso a Nueva York Kate había hablado con sus superiores en la comisaría 12th y había podido reincorporarse a su equipo. No sin antes realizar varias pruebas, tanto físicas como mentales, para comprobar que estaba en condiciones de volver a su trabajo normal. Además había estado viendo a un neurólogo para asegurarse que se había recuperado de su amnesia.

Y, después de todo lo sucedido, el Capitán había decidido incorporar una nueva norma: debían informarle personalmente a cada paso que daban en cualquiera de sus investigaciones. Algo que Ryan y Espósito no se habían tomado con humor, pero que Kate supo recompensárselo invitándoles a un partido de los Patriots, gracias a un contacto de Castle. También al escritor le había sabido agradecer ese favor.

Su relación con el escritor se había ido consolidando tras su regreso a la gran manzana, a pesar de los miedos de ambos.

Su mayor discusión había sucedido hacía una semana.

Gracias a la ayuda de Espo y Ryan, los cuales habían estado haciendo sus propias averiguaciones mientras la pareja se encontraba fuera de combate, habían podido averiguar que la persona que mandó matar a Johanna Beckett era nada más y nada menos que el candidato a Senador: William Bracken. Aunque Kate intuía que el asesino de su madre sería alguien de cierta importancia, no pudo evitar verse afectada al ponerle cara y nombre.

Castle no dudó ni un momento y trató de animarla. Se quedó esa noche en el apartamento de ella e hicieron el amor. Lo hacían mucho últimamente, pero en esa ocasión él se preocupó de llevar el control, haciéndole saber que estaba allí con ella, pasase lo que pasase. Le hizo ver que podía confiar en él. Por ese motivo Rick se molestó enormemente cuando se despertó aquella mañana y vio que ella no estaba a su lado.

Se dirigió a la cocina, molesto, y puso la televisión mientras se preparaba un café que le hiciese despertar de la nube en la que se había sumergido la noche anterior. Inmediatamente ató cabos cuando el encargado de dar las noticias aquella mañana anunció que William Bracken estaba a punto de dar el que sería el discurso más importante de su campaña electoral.

Llamó a Ryan y Espósito y éstos pasaron a recogerle pocos minutos después. Juntos se dirigieron al lugar donde el senador iba a dar su discurso.

Castle no podía más que sentirse traicionado y decepcionado por Kate, además de preocupado. Se suponía que estaban juntos en esto, ella le había prometido que no se pondría en riesgo, y que si lo hacía, lo haría con su respaldo. Y sin embargo ahí estaba ahora, a punto de cometer el mayor error de su vida. Si Kate disparaba a William Bracken… Estaba perdida. Su carrera, su vida… Ellos. Echaría todo a perder por su sed de venganza.

Sus amigos tuvieron que hacer uso de sus placas para que les dejasen pasar al recinto. El lugar estaba repleto de seguridad privada, pero Rick estaba seguro de que Kate sabría burlarla si era lo que se proponía.

Recorrieron el lugar con la mirada, sin ser capaces de localizar ni a Beckett ni a Bracken. Cuando preguntaron a uno de los agentes del candidato a Senador, éste les indicó que el político se había dirigido a una sala contigua a atender una llamada importante.

Corrieron hacia allí y a Castle se le aceleró el corazón en lugar de tranquilizarse cuando vio a Kate. La Detective llevaba su arma en la mano y parecía nerviosa.

-Kate, ¿qué has hecho? – Su voz temblaba.

Ella estaba a punto de responder cuando un ruido a sus espaldas les hizo dirigir la mirada hacia allí. El Senador Bracken los miró con rabia al mismo tiempo que se llevaba la mano a su ceja derecha, donde parecía tener una brecha.

Kate hizo una mueca y sin que le hiciese falta responder, ellos comprendieron lo que había sucedido. Beckett no se había dirigido allí para asesinar al Senador Bracken, sino que su propósito había sido hacer un trato con él. Ambos dejarían en paz al otro, pero si en algún momento él cometía otro delito, o cualquier paso en falso, ella no dudaría en utilizarlo en su contra y acabar con él, haciéndole pagar por todos los delitos que había cometido durante los últimos veinte años.

Aun a pesar de sentirse aliviado, Castle seguía molesto. Kate no había confiado en ella lo suficiente, había vuelto a actuar por su cuenta.

Por eso cuando regresaron al apartamento de ella discutieron. Discutieron tanto que él estuvo a punto de marcharse para siempre.

-Pensaba que lo de anoche había significado algo para ti – dijo él después de varios minutos discutiendo.

-¿Algo? – Preguntó ella, molesta – Castle lo de anoche significó todo. Lo de anoche fue el motivo de que tomase ésa decisión.

-Claro, ¿ahora resulta que es mi culpa? – rió él, sin entender nada.

-No, pero… ¿No lo entiendes? Te quiero, Rick. Por eso tenía que hacer esto sola.

-¿Lo tenías que hacer sola? Kate anoche, cuando hicimos el amor, quise demostrarte que no estás sola. De hecho no lo has estado durante los últimos cuatro años, pero tú nunca te das cuenta de nada.

-Espera, ¿qué has querido decir con eso?

-Pues que para ti tu trabajo es lo más importante. Siempre lo ha sido y parece ser que siempre lo será.

Ella sacudió la cabeza, alucinando tras escuchar las palabras de él.

-Llevas años demasiado ocupada en encontrar al asesino de tu madre sin darte cuenta de que estás echando tu vida por la borda, Kate. Sin pensar en las personas que te aman.

-¿Y qué querías que hiciese? ¿Dejar qué el asesino de mi madre se vaya de rositas? Porque es casi lo que acabo de hacer, POR TI – dijo, recalcando bien esto último – pero, "oh tú nunca te das cuenta de nada".

-¡Quería que confiases en mí! – Gritó él con desesperación – Llevo cuatro años intentando demostrarte que puedes confiar en mí. Y lo de anoche… Fui un iluso al pensar que esa fase había terminado. Creí que te había ayudado a derribar ése muro y que ahora confiabas en mí, pero ya veo que no. Tú te empeñas en mantener ese muro a tu alrededor – dijo, cogiendo su chaqueta.

-Castle…

-Será mejor que me vaya. Necesito… pensar en todo esto.

Kate apretó la mandíbula mientras trataba de contener las lágrimas.

-Rick… - Se giró y comprobó que él ya estaba abriendo la puerta de su apartamento, dispuesto a marcharse.

Tenía que hacer algo. Tenía que explicárselo antes de que él se marchase de su vida. Porque si lo hacía… Si él la abandonaba… Ella no podía recuperarse de ese dolor.

-Rick, espera – se interpuso ante la puerta antes de que el escritor pusiese un pie fuera del apartamento – Anoche me di cuenta de que jamás podré querer a alguien como te quiero a ti, que si te perdía… No podría soportarlo. Y comprendí que a ti te pasaría lo mismo si me perdías a mí… No quiero seguir poniéndome en peligro porque sé que si lo hago te estoy haciendo daño a ti.

-Kate… - Él colocó una mano en la cadera de ella.

-No, déjame terminar. Lo de hoy tenía que hacerlo sola. Es una carrera que llevo recorriendo durante muchos años. Es mi lucha, aunque sé que tú estás a mi lado, es mi lucha. – Dijo, agarrando ambos lados de la cara del escritor con sus manos – No quiero dar ni un paso en falso, ni ponerte en peligro a ti, Rick, porque no soportaría perderte. Te amo – Susurró esto último cuando Castle pegó su frente a la de ella.

Ese día volvieron a hacer el amor, pero ésta vez fue Kate quien se ocupó en demostrar a Castle que lo que le había dicho minutos atrás era verdad y de hacerle saber que no le dejaría que se fuese de su vida.


Ahora, una semana después, se encontraban en el loft de él.

Rick entró a su dormitorio y se tumbó en la cama al lado de Kate. Ella estaba sentada, con la espalda apoyada sobre el cabecero y las piernas encogidas y sujetaba un libro entre sus manos.

El escritor colocó una mano sobre las piernas de ella, acariciándole, y Kate cerró el libro, sin perder la página por la que se encontraba. Miró a Rick y le sonrió.

-Te he hecho un hueco en el armario – murmuró él, alzando la mirada hacia ella.

-Crees que deberíamos… - Dijo ella mientras sentía un nudo formarse en su estómago.

Él debió ver la angustia en el rostro de ella y se sentó a su lado, agarrando una de sus manos.

-Kate, duermes aquí la mayoría de días. Y cuando no es así yo duermo en tu apartamento.

Ella asintió. El escritor tenía razón y el apartamento de él era mucho más grande, además, la hija del escritor seguía viviendo allí. Sería mucho más práctico guardar sus cosas dentro del armario que guardarlas en la bolsa de deportes que descansaba ahora a los pies de la cama.

-Tienes razón, además yo… Quería hablar contigo.

-Mhm – dijo él, robándole un beso.

-Desde que regresamos Nueva York hemos estado…

-¿Haciendo el amor? – dijo él, ganándose un codazo suave por parte de ella.

-Lo que quiero decir – sonrió ella – es que hemos pasado un mes maravilloso y nos hemos centrado únicamente en el presente. Pero creo que también deberíamos pensar en nuestro futuro y yo… - Se mordió los labios y él la besó antes de que pudiese seguir hablando – Te amo, Rick y no quiero un futuro que no sea contigo.

-No lo tendrás, Kate… No voy a separarme de ti y… Sé que no lo hemos hablado, y que quizás sea demasiado pronto, pero me gustaría tener otro hijo. Un hijo tuyo, Kate. Un bebé nuestro.

Kate tragó saliva así que él continuó hablando. No quería asustarla, simplemente quería hacerle saber que quería todos esos planes de futuro con ella.

-Pero no tiene por qué ser ahora. No quiero presionarte, yo solo… Soy feliz estando a tu lado, Kate, así que si tú necesitas pensártelo...

-Rick – Ella lo paró, colocando una mano sobre su pecho – Estoy embarazada.

-¿Qué? – Le preguntó Rick en apenas un hilo de voz.

-Esta mañana me he hecho la prueba… Quería buscar un momento para decírtelo pero… Estaba asustada y… Últimamente no hemos utilizado protección...

-Oh, Kate – Él no pudo resistirse más y la besó. Esta vez fue un beso largo, dulce, romántico.

-¿Estás contento? – Preguntó ella cuando ambos se apartaron para respirar.

-¿Contento? Kate, acabas de hacerme el hombre más feliz del mundo – rió él mientras acariciaba el vientre, todavía plano, de ella. – Y, aunque sé que seguirás estando asustada, yo también lo estaré, todo va a salir bien, Kate. Vas a ser una madre estupenda.

Le secó las lágrimas que caían por sus mejillas y volvió a besarla. Porque no podía estar ni un segundo más sin demostrarle cuánto la necesitaba, y que era el hombre más feliz del mundo estando a su lado.


Gracias :)