Como el OS que publiqué hace un rato, esta también es una historia que escribí hace unos meses y que se quedó ahí aparcada. Me acordaba que ahí estaban pero no sentía el impulso de activarme para publicarlas ... hoy por alguna razón me desperté con esas ganas. Tal vez deban agradecerle al golpe que me di en la cabeza al caerme de la silla.

Espero que disfruten tanto como yo ahora que la releí ... es impresionante como cuando leo historias mias de hace tiempo me parece inverosimil que esas palabras hayan salido de mi.

Si tienen tiempo, dejen un review please !


-Está bien, tú puedes ser el divertido -dijo Kate mirando a Rick-. Yo seré la mala -continuó girándose hacia donde se encontraba el perro-, porque de ninguna manera me vas a llenar el sofá de pelos.

-No, pero si él está completamente feliz ahí mismo -dijo el escritor tratando, de alguna manera, que ella no se sintiera mal por no querer compartir su sillón con Royal-. Oh -prosiguió, acaparando de nuevo la atención de la detective-, y le encanta cuando le frotas entre los ojos -le informó a una Kate sonriente, conmovida por la forma en que él trataba de hacerla sentir bien-. Sólo círculos con el dedo, así -continuó, tomando la mano de ella para ejemplificar el movimiento que el perro tanto disfrutaba-. No demasiado fuerte, solo ... -se interrumpió a sí mismo al darse cuenta de la intimidad del momento que estaban compartiendo, acariciando suavemente el dorso de su mano con su pulgar derecho sobre su dedo índice, mientras que, con la mano izquierda, sostenía la de la detective a la altura de los dedos.

Un silencio cargado de intensidad y algo incómodo se hizo, al tiempo que Rick continuaba acariciando suavemente a Kate, quien, por un momento, se paralizó sin saber exactamente cómo reaccionar ante ese gesto que estaba enviando miles de descargas eléctricas desde su mano hasta el resto de su cuerpo, empezando por su corazón que se había entibiado completamente por la cercanía de un ser que, por más que llevara años tratando de negárselo a sí misma, había sido el único en lograr derribar ese muro que ella había construido alrededor de su corazón, y hacerse dueño del mismo por completo.

Con la capacidad de raciocinio momentáneamente desconectada debido a la ternura que el acto inocente de él derrochaba, Kate solamente fue capaz de alzar su rostro para fijar su mirada en la inmensidad azul que representaban los ojos del escritor. Se podría decir que fue coincidencia, o que él percibió de reojo el movimiento de su musa y eso fue lo que lo llevó a actuar en consecuencia; pero la realidad es que con la sincronía que los caracteriza, Rick elevó su mirada al mismo tiempo que ella, abandonando su observación de la zona masajeada sin detener la misma aunque sí ralentizándola. Sus almas permanecieron unidas unos momentos más a través de la profunda comunicación de sus iris conectados, hasta que Kate, al límite de su autocontrol, rompió el momento llamándolo por su apellido.

-Esto... Sí, lo has entendido -balbuceó Rick aún algo conmocionado por el gesto más íntimo que habían compartido desde hacía mucho tiempo.

Evidentemente el tono de advertencia en la voz de Kate le indicaba que estaba muy cerca de rebasar una línea que ella no estaba preparada para traspasar todavía. Ya se lo había explicado -o eso creía él- en los columpios cuando fue a buscarlo a aquella firma de libros, y le había quedado claro: lo entendía, comprendía que ella necesitaba más tiempo y estaba dispuesto a esperarla cuanto fuera necesario. Lo que lo confundía era que el mensaje que había recibido durante el lapso de tiempo en que sus ojos permanecieron unidos, era completamente opuesto a ese pedido que ella le había realizado, tal vez veladamente, pero de viva voz.

Sin saber qué más decir o cómo proceder Castle tomó el camino que siempre le daba resultado: se puso su máscara de escritor de Best-Sellers extrovertido, gracioso y ocurrente; y se dispuso a salir del departamento de ella.

-Ok, diviértanse chicos -dijo con entusiasmo mientras se encaminaba hacia la puerta, dejando a Kate con la mirada fija en el piso, perdida en una guerra interna entre lo que su corazón le estaba claramente pidiendo a gritos y lo que su razón, demasiado estricta y restrictiva, le dictaba una vez más.

-No me extrañes demasiado -todavía encontró oportuno añadir Castle con su sonrisa de portada plasmada en el rostro-. El perro, no tú -concluyó alzando momentáneamente la mirada hacia Kate cuya imagen de pura turbación, prácticamente lo hizo salir corriendo hacia el pasillo del edificio para escapar de esa situación que, dado que no podía actuar como realmente deseaba, no tenía idea alguna de cómo resolver.

Sin embargo, y cuando ya tenía la mano en el pomo de la puerta y respiraba aliviado a sabiendas de que, una vez hubiese escapado de ahí, Kate no volvería a tocar el tema -como era su costumbre- y habría librado con éxito la batalla contra la incomodidad del momento; sintió una presión inesperada sobre su hombro izquierdo y, al girarse para descubrir el origen, grande fue su sorpresa al encontrarse frente a frente con ese brillo chispeante tan especial que solo había visto refulgir en esas dos esmeraldas, que había aprendido a amar tanto, en una ocasión anterior: mientras permanecían en una calle oscura tratando de encontrar cualquier solución posible para salvar a sus compañeros de una muerte inminente.

Lo que ocurrió a continuación podría ser considerado como un deja-vu: una mirada intensa penetrando hasta los lugares más recónditos del alma de Rick, seguida por unas manos aventureras deslizándose entre las hebras de su cabello, al tiempo que lo instaban vehementemente a eliminar la distancia que los separaba para fundirse en un beso ardiente y apasionado, que derrochaba una mezcla simbiótica de ternura y deseo contenido, enmarcado por una sinfonía de suspiros y gemidos que provenían de lo más hondo de su ser y le robaban el aliento y la razón.

El corazón desbocado de Kate luchaba por escaparse de su pecho, repleto de euforia ante el hecho de haber sido -por una vez- escuchado, aunada a la emoción indescriptible y mil veces más intensa de lo que nunca hubiera podido imaginar, de estarse entregando finalmente -y sin misión encubierta tras la cual ocultarse- a esa atracción magnética casi irrefrenable que Castle al completo, pero especialmente sus ojos y sus labios, ejercían sobre ella.

Un ladrido entusiasta de Royal, hizo explotar la burbuja de corazoncitos de miel que embotaba el cerebro de la detective, llevándola de regreso a una realidad en la que no se encontraba entre los brazos de Rick frente a la puerta cerrada de su departamento, sino a 5 buenos pasos de esta, donde había permanecido ensimismada en ese sueño idealizado que moría por hacer realidad.

Con un suspiro resignado y maldiciéndose a sí misma por haber dejado volar su mente hasta el punto de no diferenciar el sueño de la realidad, se dirigió hacia el sofá, desde donde animó al perro a acompañarla, cautivada por esa carita de cachorro abandonado que tanto se asemejaba a la que ponía con gran éxito su compañero.


Entonces, díganme algo ... así como quedó es suficiente o quieren más?

Digamos que la primera opción (síguelo o con eso basta) que obtenga primero 5 votos gana ... que les parece?