Dragon Ball © Akira Toriyama

Imagen 197 —Kuri Cousin


Una fresa

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Mordisco. Lame sus labios. Cierra los ojos. Mastica. Traga, parece bajar lentamente por su garganta.

Se repite.

Dos pares de ojos azules se clavan en el color rojo vibrante. Por un momento solo existe eso. Ambos tienen un gesto gracioso. Él, con los ojos fijos en la fruta, la boca entreabierta y babeando, ¿Acaso respira? Ella desvía su atención y lo mira, una risilla se escapa de sus labios y él frunce el ceño. Es adorable.

Dentro de su mente puede imaginarse el sabor de lo que fuera que su madre estuviera degustando. ¿Sería dulce o salado? Él definitivamente lo prefería dulce. Se veía dulce, de hecho, e irresistible. Ella toma otra fruta de la montaña en el tazón, lentamente la acerca hacia él, mientras que con su boquita intenta alcanzarla. De pronto, ella la aleja y él se queda mirándola sentido.

—Fresas —le dice con una sonrisa. —Lo más glorioso de este mundo. Claro, después de ti—. Vuelve a acercar la fresa hacia a él y deja que él empiece a saborearla. A penas y podía morderla con el par de dientes que tenía, mientras Bulma sigue sosteniéndola con sus dedos, teniendo cuidado de que no se la fuera a tragar. El bebé cierra los ojos disfrutando del sabor, poniendo la expresión que su madre tenía momentos atrás. Sí, algo era seguro, las fresas eran lo más glorioso de este mundo.