¡Hola a todos! Vengo a desenpolvar un poco este fandom, luego de más de 5 años (?) Como pasa el tiempo de rápido, primera vez que me tardo tanto en publicar una segunda parte de una historia ;;

Nuevamente, vengo a publicar un poco de esta ship que es tan especial para mí y para celebrar a una persona aun más especial: AkitaCami *suelta el confeti*

Espero que disfrutes mucho tu regalo, y también aquellos que de casualidad siguen por aquí (?)


La Primera Cita

¿Saben lo que pasa luego de un momento de valentía? La respuesta es fácil en este caso: la vergüenza absoluta junto a un pensamiento de "¿realmente dije eso?" Para darte cuenta que sí, efectivamente invitar a una chica a salir era de las cosas más osadas que ha hecho, especialmente considerando lo hermosa y genial que es Neru. Bueno, de algo habrá servido ver tantas historias románticas con su hermana ¿no? Solo esperaba que esta vez, si poder actuar como un verdadero protagonista.

Pero ahora, tenía un problema más grande en mente: ¿cuál sería una cita ideal? Lo más normal era ir a una cafetería o a algún restaurante, pero tomando en cuenta que ya prácticamente se veían en un sitio así de forma frecuente, seguramente la terminaría hartando. Tampoco conocía que sitios podrían gustarles, la rubia siempre ha sido muy clara con que no le gusta mucho la gente ni las cosas muy "melosas", pero rayos, ¿qué otra descripción podría tener una cita además de "melosa"?

Ugh, su mente estaba en blanco, sentía como todo lo que aprendió de Neru en estos meses era el equivalente a nada. ¿Qué temas eran más frecuentes entre ellos? ¿Qué le gustaba más que estar en su celular? Quería darse un golpe para ver si así recordaba algo. Un momento, ¿acaso no era maleducado no recordar nada de la persona que te gusta? ¡Si Neru se diera cuenta de esto seguramente lo tomaría como un imbécil! Oh no, ya podía ver una ruptura pronto y eso que ni siquiera se ha podido declarar adecuadamente.

"Len, solo respira, puedes hacerlo"

Intentó inútilmente tranquilizarse mientras pensaba en otras opciones: pedirle consejo a alguien o a algo (para algo tenía que servir el internet) o simplemente seguir matándose la cabeza solo.

Repasando su círculo social más cercano, comenzó a ver los pro y contras de preguntarle a dicha persona: Rin era un gran NO, no solo por ser su hermana, sino que la desgraciada era capaz de hacerlo pasar una vergüenza incluso peor, así que desechado, es más, si pudiera evitar que ella se enterara de estos detalles, sería excelente. ¿Miku? Bueno, ella parecía ser bastante normal, pero su experiencia se resumía en ser ella a quien se le declaraban y hasta ahora, nadie lograba conquistarla, así que su experiencia era la misma; ninguna. Bueno, no solo tenía amigas mujeres, también podía pensar en sus amigos masculinos, pero luego de saber que uno estaba casado con su helado y el otro simplemente parecía vivir en la época Edo de Japón, tampoco le daba muchas esperanzas.

Como el dicho decía "dime con quien andas y te diré quien eres" podía aplicarse aquí para darse cuenta de su triste realidad: era un maldito fracasado.

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Neru por otra parte, tampoco estaba en su mejor momento a decir verdad…

¿Acaso estaba siendo tan ilusa que se estaba inventando situaciones en su cabeza? No, no, no, imposible, tampoco estaba tan mal (o eso creía). Definitivamente lo que pasó esa noche era una clara confesión ¡y de Len! El pequeño mesero que le demostró que podía salir de un corazón roto. Oh por dios, incluso le pidió indirectamente salir a una cita ¿no? Un momento ¿sí era una cita?

Le escribió rápidamente a Teto y a Haku para que la ayudaran con su salida mañana. Ambas amigas, no tardaron en llegar, si Neru iba a experimentar un romance, ellas no se perderían ni un segundo de esto.

—En fin, necesito una ropa que me haga ver linda, pero que no me esforcé demasiado para serlo, como si naturalmente fuera así —explicó Neru mostrando distintas prendas.

—Imposible, que seas linda ya es un esfuerzo —bromeó Teto ganándose una mirada asesina—. Es broma, broma, ¿cuál es el problema de ir muy arreglada?

—En primer lugar: ¿qué tal si malinterpreté sus palabras y no es una cita? Segundo… no quiero que piense que soy rara o algo por el estilo.

—Tranquila Neru, es normal sentirse nerviosa por la primera cita —Haku intentó calmar sus ánimos—. Ah, el amor joven es tan lindo, tienes que aprovechar porque en el futuro es muy difícil sentirse así.

—Antes de que Haku caiga en otro de sus episodios depresivos, creo que encontré el outfit perfecto para mañana —Teto sonrió maliciosa y no supo si alegrarse o temer por la opción de su amiga.

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Len la había citado en la estación del centro de la ciudad, lo cual solo generaba más dudas sobre a dónde la llevaría. Había tantas opciones, que solo esperaba que fuera adecuado con su vestimenta.

En esta ocasión llevaba un vestido sencillo de color amarillo, que combinaba perfectamente con su cabello, en la cintura estaba decorado por un cinturón de color café. Por encima llevaba un chaleco blanco corto, junto a un bolso pequeño de este mismo color. De zapatos, eran unos botines del mismo color de su cinturón. El peinado había sido un lío escogerlo, pero al final decidieron usar una trenza suelta del lado derecho, para hacerla ver más "sofisticada".

Estaba nerviosa, muy nerviosa, esto no se comparaba nada a la vez que intentó confesarse a Luki, después de todo, en esa ocasión solo se trataba de decir unas palabras (que ella muy en el fondo sabía la respuesta) y listo. En cambio, esta vez se trataría de una tarde intentando recordar cómo se comportaba con normalidad al lado de Len, esperando no hacer el ridículo en ningún momento.

—¡Perdón por la tardanza! —dijo Len corriendo hasta llegar hasta ella.

"Rayos, la dejé esperando mucho tiempo... seguro ahora está enojada" Pensó al notar su mirada.

Sin embargo, Neru se encontraba viendo con cierta atención el atuendo que Len llevaba, en primer lugar para asegurarse de que entendió el código de vestimenta de una cita, y segundo, para apreciar lo bien que se veía este: Len usaba su cabello recogido en una impecable coleta como siempre, pero ahora, en vez de llevar las típicas sudaderas que usaba al salir del trabajo, tenía un cárdigan de color amarillo pastel y debajo una camisa blanca, los pantalones eran de azul marino oscuro y sus zapatos de color café.

"Se ve muy lindo" era lo único que podía pensar ella.

—Eh ¿Neru? —el susodicho movió varias veces su mano enfrente de ella para llamar su atención—. ¿Lista para ir a otro sitio?

—C-claro, vamos.

"¿La tomo de la mano? No, tal vez me vea muy descarado" para intentar tranquilizarse y dejar sus manos quietas, las puso en sus bolsillos.

"¿Debería decir algo? No sé si debo seguir actuando como siempre, se supone que debo ser más femenina ¿no?"

Ambos rubios se encontraban tan metidos en su cabeza para evitar decir algo incómodo, que simplemente lograban el efecto contrario; ninguna palabra había sido dicha en todo este tiempo.

Sus miradas tímidas se posaban sobre el otro cada cierto tiempo, hasta sus miradas terminaron cruzándose.

—Eh —Len carraspeó su garganta—, no te lo he dicho, pero llegaste muy linda —luego, volvió a posar su mirada al frente, aunque había un leve rastro del sonrojo en sus orejas.

—G-gracias —murmuró ella.

Claro, era un gusto para cualquier mujer recibir tales elogios, especialmente cuando era alguien que le gustaba, pero Neru sentía que su corazón podría detenerse en cualquier momento.

—¿A dónde vamos? —cambió el tema rápidamente para distraerse.

—Es una sorpresa —comentó con una sonrisa.

Neru no se había hecho muchas expectativas de la citas, primero, porque no quería imaginarse escenarios fallidos donde terminaba haciendo el ridículo, así que para al menos dormir la noche anterior, tuvo que apagar su cerebro. Aún así, sus ideas más básicas involucraban alguna actividad (como el cine) y luego alguna comida.

Aunque no había desayunado, los nervios no dejaban su estómago tranquilo, así que esperaba que la comida no fuera la primera opción.

Terminaron frente a la entrada del acuario de la ciudad. Neru miró sorprendida a Len, no es que dudara de sus habilidades, pero con un trabajo de mesero siendo estudiante, las entradas no debieron ser nada baratas.

—La jefa del trabajo me ayudó a conseguirlas, así que no hagas esa cara, te dije que hoy me encargaría de todos los gastos.

Con una confianza sacada de forma inesperada, Len tomó su muñeca para insistirle en que entraran.

El lugar era hermoso, tal como siempre mostraban en las noticias o anuncios que veía en las calles. Aunque fuera fin de semana, como llegaron algo temprano, todavía tenían espacio por el cual caminar.

Realmente era una idea que le encantaba, el sitio era tranquilo y con un escenario hermoso, necesitaba tomarle fotos a cada cosa que viera. Un momento ¡no podía hacer eso! Prometió que en esta cita no sacaría su celular (al menos no tanto) para que Len no pensara que no estaba interesada.

Caminaron por el lugar en silencio por unos minutos, hasta que Len le señaló un extraño pez de colores llamativos.

—¡Mira! ¿no le quieres tomar una foto? —sugirió Len.

—Eh, si claro, mientras no te moleste...

"¿Por qué estoy hablando tan formal?" Quería abofetearse a sí misma para ver si espabilaba.

—Vamos, no debes estar tan tensa, no es como si te prohibiera usar el celular. Sé lo mucho que te gusta usarlo.

—Perdón, es que estoy controlando mi tiempo de uso.

—¿Oh? ¿En serio? —parecía algo curioso por todo esto—. Tranquila, me gustan tus fotos, son muy lindas.

—G-gracias.

—Oye, ¿y si te tomo una? He notado que casi no tienes de ti misma —comentó Len con una sonrisa genuina.

—B-bueno, es difícil tomarse fotos solas y realmente no creo ser tan linda como para subirlas a mi perfil.

—No soy el mejor fotógrafo, pero creo que con una buena modelo, no es necesario.

¿Acaso Len desarrolló una nueva confianza para poder decir esas cosas sin vergüenza alguna? ¡Estaba a punto de morir de un paro cardiaco si seguía así!

—No me siento cómoda siendo solo yo.

Tomó a Len del brazo, ambos posaron frente al acuario lleno de peces color neón, Neru acomodó su celular para que ambos pudieran quedar en la toma. El sonrojo fue el principal accesorio de ambos rubios.

Len aprovechó para burlarse un poco de Neru, ante lo cual, ella reaccionó para recalcarle sus errores también. Esto ayudó un poco a que la tensión del ambiente disminuyera un poco.

El paseo fue bastante tranquilo, Neru tomaba distintas fotos, Len sugería cuáles eran ideales para su perfil y así ambos intercambiaban ideas. Aunque en algún momento, mientras ella miraba de forma atenta las medusas, Len aprovechó para tomarle una foto distraía, aunque whoa, para ser un mal fotógrafo, Neru salió realmente hermosa.

—¿Qué miras? —cuestionó ella.

Él nervioso, y como todo un buen mentiroso, dio la primera excusa que recibió mientras ocultaba "disimuladamente" su celular.

—Nada, nada —antes de caer ante su mirada y quedar más como un tonto, señaló rápidamente la tienda de recuerdas—. ¡Vamos allá! Si no le compro algo a Rin, me hará la vida imposible.

En esos momentos, mientras Len decidía entre un peluche de pingüino y tiburón, Neru aprovechó y tomó una rápida foto, fingiendo simplemente estar viendo su celular.

Ah, definitivamente la pondría de fondo de su celular si tuviera la suficiente valentía, mientras tanto, la atesoraría para sí misma como si fuera una reliquia.

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Ambos salieron, con un aire muy diferente al que entraron hace unas horas atrás.

—Bueno, ahora vamos al siguiente sitio, debes tener hambre ¿no?

Antes de que la chica pudiera decir algo más, su estómago decidió adelantarse en su respuesta, un sonido que sería difícil de olvidar por lo vergonzoso que fue en el momento.

Nuevamente, Len guió el camino, y cumpliendo su promesa de la vez pasada, no la llevó a ninguna cafetería, esta vez se trató de un restaurante con temática europea. Ella se sorprendió bastante por la elección del sitio, no esperó que el chico escogiera algo tan llamativo como primera cita, aunque claro, ella estaba gustosa de ir, desde hace rato que veía varias publicaciones en redes sobre el lugar e inevitablemente captó su atención.

—¿Tienen reservación? —preguntó amablemente una mesera.

—Si, a nombre de Len Kagamine.

Una vez se confirmó su reserva, la chica los llevó a ambos al segundo piso del local, donde abundaban las mesas para dos personas y de paso, tenían un poco más de privacidad junto a una vista muy linda de la ciudad.

—Whoa, me impresiona esta elección, ¿Rin te ayudó a escogerlo? —preguntó ella mirando cada rincón sin disimularlo demasiado, perdiéndose el leve sonrojo que Len tenía en su rostro.

—No le pediría ayuda ni en mil años, es como venderle el alma al diablo —respondió con cierto fastidio—. Simplemente recordé que hace unas semanas estabas hablando mucho de este lugar, así que pensé que sería una buena opción y se ajustaba a mi presupuesto.

—Uhm, ya veo —estuvo algo pensativa—, ¿sabes? Todavía no me siento cómoda con la idea de dejar que pagues todo, no estoy acostumbrada y me siento como una aprovechada realmente...

Decir esto era mil veces menos vergonzoso que decir: "eres el primer chico que me invita directamente a una cita y por eso no sé cuál es el protocolo normal de estas cosas".

—No te preocupes, lo estoy haciendo porque quiero hacerlo y si tuviera algún problema con pagarlo, entonces te lo habría dicho desde un inicio o tendría en cuenta otros planes. Así que, mi única preocupación es que tú pases un buen rato ¿de acuerdo?

—S-sí.

Neru quedó algo impresionada por su respuesta, aunque en parte le recordaba muchas veces el porque estaba tan interesada en el rubio: su madurez al hablar no se comparaba con la de ningún hombre que conociera en este momento. Aunque en parte, también querría responderle que ella también quería que él pasara un buen rato, pero la mesera llegó para anotar sus pedidos. ¡Rayos! Tan embelesada estaba que olvidó ver el menú.

Con cierta pena pidió unos minutos más de espera, Len rio al verla tan nerviosa.

La conversación transcurrió con cierta normalidad mientras esperaban la comida, a veces Neru podía olvidar que se trataba de una cita, así que intentaba recordarse a sí misma que debía comportarse con cierta "gracia" en esta ocasión. Demostrarle a Len que no era una chica algo descuidada y sarcástica como se presentó la primera vez.

Cuando llegaron los platos, Len indicó que podría fotografiarse a la comida perfectamente presentada.

—¿No te molesta?

—Claro que no, ¿por qué pareces tan tímida esta vez?

Los colores se subieron a la cara de la rubia, se sentía algo frustrada de que sus esfuerzos de portarse más como una "chica ideal" no estuvieran dando resultados. Además, no le gustó ese tono de molestia por parte del menor. ¿Acaso se sentía incómodo con su actitud hoy?

—Porque no quiero arruinar esta salida, claro —comentó con cierto disgusto.

Len sintió como el pánico comenzaba a apoderarse de su mente ante la expresión de la chica en ese momento, ¿acaso dijo algo que no debería? Claro, sabía que Neru solía ser algo sensible y temperamental en ciertos puntos, pero eso era igual que jugar al buscaminas: nunca sabías cuál respuesta podría ser la correcta.

Tomó un poco de aire, evitando que las cosas empeoraran o sino sería un almuerzo muy incómodo.

—Solo te veo más nerviosa hoy, perdón si parecía una pregunta grosera.

—Tranquilo, tienes razón, es que no estoy acostumbrada a esto y siento que te estás aburriendo.

—Eso no pasará, en realidad... me hace feliz ver cómo estás actuando hoy.

—¿Ah?

—Eso significa que estás siendo consciente sobre mí ¿no?

¡Ese idiota! ¿Cómo podía decir esa frase sin ningún tipo de vergüenza? Definitivamente esta cita le estaba quitando bastantes años de vida...

Al final, luego de haber tenido esa pequeña confrontación, Neru sintió quitarse un peso de encima, por lo cual comenzó a actuar sin tantas presiones. Tomó distintas fotos a los platos, al sitio e incluso le pidió a Len que posara para ella, ya que: "sería un desperdicio no tener recuerdo alguno".

—Está bien, pero luego te tomaré una a ti —comentó con una sonrisa a la cuál era imposible negarse.

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Al salir, ambos tenían la anticipación de que el final del día estaba cerca, aunque seguía siendo relativamente temprano. Len repasó que sitio visitar a continuación, quería llevarla a un parque para poder pasear un poco mientras observaban el hermoso jardín que era un destino turístico ideal.

—¿Has reservado algún otro sitio? —preguntó Neru con cierta curiosidad.

—N-no, pero tranquila podemos llegar ahí en cualquier momento.

—Perfecto, ¿te parece si hacemos un leve cambio de planes?

—¿Qué?

—Sé que seguramente tienes un itinerario bien estructurado, pero no me sentiría feliz de que hicieras cosas solo por mí, también quiero que te diviertas, así que: ¡vamos!

Neru lo tomó del brazo, pidió un taxi para ir al siguiente sitio ante la mirada estupefacta de Len.

El camino fue corto, y como esta vez fue Neru de la idea, ella pagó ante las réplicas del rubio. Para sorpresa de este último, terminaron en un lugar que no esperaba ver el día de hoy: un arcade.

—¿Qué hacemos aquí? —preguntó aun sin salir de su impresión.

—Claramente para partirte el trasero en alguno de estos juegos —con un tono juguetón avanzó para entrar al sitio.

—¡Hey! No creas que perderé tan fácil solo porque eres una dama.

Pasearon por el lugar, las luces, la música y las personas eran bastante llamativas y vivaces, daba un ambiente totalmente al anterior que era más calmado. Podía entender porque ella eligió este lugar, iba más de acuerdo con lo que dos jóvenes harían normalmente en una salida.

Además, si necesitaba relajarse, sin darse cuenta, había pasado la mayor parte del día bastante tenso.

Decidieron ir primero a uno que involucraba disparos. Que la apariencia delicada de Neru no los engañara en ese momento, la chica tenía una fascinación por los juegos violentos aunque no lo demostrara tanto.

—No parezcas tan confiada, Akita.

—Lo mismo digo, Kagamine.

Con sonrisas confiadas, tomaron las armas de juguete antes de dar inicio al juego. Fueron unos minutos intensos, ninguno quería dar el brazo a torcer, aunque se tratara de una competencia algo infantil.

—¡Gané!

Festejo Neru al ver el puntaje en la pantalla, la puntuación estaba muy pareja, realmente si ella no hubiera visto el monstruo final, tal vez habría perdido.

—Tsk, solo fue suerte.

—Vamos, no seas mal perdedor —palmeó levemente su hombro con una gran sonrisa.

—En el próximo te ganaré, estoy seguro.

Así, ambos comenzaron a ver distintos juegos del lugar, aunque al principio el impulso de la competencia hacía que la diversión fuera posible, poco a poco fueron olvidándose de los puntos, hasta que finalmente acabaron con todos los juegos y de paso, con un gran número de cupones en sus bolsillos.

—Bueno, ¿ahora qué? —preguntó la rubia algo avergonzada de ver tantos cupones en sus manos. Definitivamente a este punto no sirvió de nada fingir ser una delicada dama.

—Aprovechemos y veamos que premios podríamos sacar.

Ambos revisaron el puesto de premios, lo que más abundaban eran los peluches de distintos tamaños, Len pensó que tal vez podría darle uno a Neru para que tuviera un recuerdo de esta salida.

Sin embargo, notó como la rubia miraba insistentemente un ítem que se encontraba en la parte de arriba del stand: una cámara instantánea, la cual era el objeto más caro de todo el lugar. Al principio, porque ambos estaban jugando, decidieron repartir los boletos a la mitad para que fuera más justo.

—¿Quieres eso? —indicó el Kagamine.

—¿N-no? Solo estaba viendo las opciones —era increíble como no podía ser del todo sincera en estas situaciones.

—Bueno, si juntamos nuestros boletos podríamos comprarla si quieres.

—¿Qué...? ¡No podría pedirte eso!

—¿Por qué no?

—Eh, ¿no quieres gastarlo en algo más? Siento que solo sería un regalo para mí.

Bueno, si había algo lindo de que Neru no fuera tan honesta con sus sentimientos, es que en estas situaciones su rostro se tornaba levemente rojo y hacía resaltar aún más sus ojos. Una imagen digna de quedarse grabada en su cabeza.

—Bueno, si prometes traer esa cámara cada vez que salgamos, entonces si sería algo para los dos ¿no lo crees?

"Un momento... ¿acaso está diciendo que quiere volver a salir conmigo?" Neru negó rápidamente con su cabeza para salir de esas fantasías ridículas, pero cuando menos lo pensó, Len ya le había quitado sus boletos y estaba yendo a reclamar el premio.

—Puedes parecer un caballero, pero... eres bastante testarudo ¿no? —llegó hasta su lado mientras el encargado iba a empacar la cámara.

—¿Yo? Me ofende que me lo digas tú —fingió indignación ante esto.

—Miren, aquí está el premio. ¡Que lo disfruten! —el encargado les sonrió amablemente, aunque Neru pudo notar como sus ojos demostraban lo contrario, así que se apuró a llevarse a Len de ahí antes de que fueran maldecidos.

"Pobre gente que trabaja en el servicio, yo tampoco aguantaría soportar a jóvenes o niños todo el día" fue lo único que pudo pensar.

La tarde ya hacía presencia en la ciudad con sus tonos rojizos y naranjas, los cuáles lamentablemente, se estaban viendo opacadas por grises nubes que indicaban una inminente lluvia.

—Vaya y el día se veía tan lindo hoy —comentó Len —. Creo que será mejor volver a casa antes de que llueva ¿no crees?

Una leve decepción se vio reflejada en el rostro de ambos, pero era inevitable, este día no podía durar por siempre.

—Si claro, creo que ya me disté demasiadas cosas hoy, no sé cómo agradecértelo —comentó la rubia mientras caminaban hacia la estación.

—No es nada, mientras lo hayas disfrutado, es suficiente.

Oh no, nuevamente el silencio hizo presencia, ese momento de expectativa que crecía cuando necesitabas ver ese "algo" impactante antes del gran final. Neru no querría arruinar ningún momento, por lo cual permaneció callada, tal vez sería lo ideal iniciar la conversación con: "¿no tenías algo que decirme?" Pero tal vez fuera muy pretencioso de su parte.

Mientras tanto, los nervios iban consumiendo poco a poco al más joven de los Kagamine. ¿Cómo debería iniciar todo esto? Tantas preparaciones que hizo para que el día fuera perfecto, que casi olvida lo más importante: su confesión. Claro, podría fingir ignorancia y decir que dejó sus intenciones claras desde un inicio por medio de palabras implícitas. Sin embargo, esto sería un gran error y lo sabía, Neru no aceptaría unos sentimientos a medias como esos y solo empeoraría sus inseguridades sobre esto.

—N-Neru...

Como si un hechizo hiciera efecto, varias gotas de lluvia comenzaron a caer arruinando lo que podría ser un lindo o vergonzoso momento.

—¡Busquemos un sitio donde cubrirnos!

La tomó de la muñeca, corriendo a través de las calles que comenzaban a ser decoradas por sombrillas, como si fueran dos niños que estuvieran jugando bajo la lluvia. Su corazón latía con rapidez, pero no era solo por la carrera que estaban haciendo, sino también por el leve contacto físico que se presentaba en ese momento.

Finalmente, encontraron refugio a las afueras de una tienda, pero como ya se encontraba llena de gente, ambos decidieron esperar afuera; por suerte tenía un techo solido que les daba el suficiente espacio para no mojarse.

—Ugh, espero que mi cabello no se vuelva un desastre —comentó Neru, mientras escurría un poco sus ropas, por suerte llevaba una chaqueta o si no estaría sufriendo más de frío.

"Tal vez sea el mejor momento, pero ¿por qué estoy tan nervioso?" Se preguntaba Len sin saber muy bien como iniciar la conversación.

Realmente tenía una idea muy particular de hacerlo: luego de la comida, la llevaría al parque del centro de la ciudad, ya que ese día había una feria de flores, y tal vez después, la llevaría cerca del lago a tener un agradable picnic, donde le confesaba sus sentimientos al atardecer.

Sí, tal vez debía dejar de leer las novelas románticas de su hermana.

Otro minuto pasó.

La lluvia se escuchaba cada vez más fuerte.

La falta de palabras solo llenaba las expectativas del momento.

Len decidió verla de reojo, pero al parecer ella pensó lo mismo, pero esta vez, sus ojos le trajeron calma aunque la sensación de hormigueo seguía estando presente en su estómago.

—Hey —comenzó a decir él.

—¿Qué pasa?

—¿Recuerdas qué tenía algo que decirte?

El corazón de Neru comenzó a latir con más fuerza, incluso podía jurar que escuchaba el sonido de un piano a lo lejos (que seguramente venía del restaurante pero su cabeza no podía pensar racionalmente por el momento), combinado con la lluvia rodeándolos, parecía que estuvieran viviendo una escena en la cual nadie podría interferir.

—S-sí —asintió débilmente, pero no apartó su mirada, no dejaría que la valentía de Len se fuera al caño en un momento tan importante; aunque ella sentía que sus piernas no aguantarían mucho más la tensión.

—Yo... desde hace mucho tiempo quería invitarte a salir de esta forma —comenzó a decir, sentía todo su cuerpo tenso como si la mirada de Neru en ese momento lo petrificara—. Creo que desde el primer momento sentía algún interés por ti, p-pero debo admitir que saber que sentías algo por alguien fue un golpe duro de tomar.

Rascó la parte trasera de su cabeza, haciendo una breve pausa.

—Dijiste que no querías ser la quien diera el primer paso en temas de amor, así que, por eso, tuve que armarme de valor todo el día para poderte decir esto que me he guardado desde hace tiempo: ¡Me gustas Neru! Y quisiera que esta no sea nuestra última cita.

—Es... ¿en serio? —con tantas emociones juntas, a penas podía formar una oración coherente.

—¿Eh? ¿Piensas que sería capaz de bromear con algo como esto? —el rubio se mostró algo frustrado, se puso frente a la pared, apoyando su rostro en esta mientras entraba en un estado de depresión—. No puedo creerlo... mi primera confesión es tomada de esta forma.

—¡Espera! No me refería a eso —Neru comenzó a entrar en pánico, por eso decían que era mejor el silencio en estos casos, ¡era una tonta! —. Es solo que me cuesta creerlo, temo que sea por lástima. Es decir, nos conocimos en el punto más bajo de mi vida, a decir verdad.

Len volteó a verla lentamente, la chica no parecía mentir con esto, se veía avergonzada mientras jugaba con un mechón de su cabello, el cual poco a poco comenzaba a esponjarse debido al clima.

—Sé que dicen que puedo llegar a ser muy amable, pero tampoco me confesaría a alguien solo por eso. Admitiré algo muy vergonzoso así que no vayas a reírte: pensé que había visto un ángel cuando te vi entrar por la cafetería.

—¿Eh?

—Lo sé, suena muy cliché —soltó un suspiro resignado—. Me enojaba saber que alguien te había rechazado ya que eres muy linda como para creerlo, pero al mismo tiempo me sentía aliviado. Cuando te conocí más a fondo, solo confirmé más esto: Luki fue un imbécil por haberte rechazado. Pero agradezco que lo haya hecho o sino tal vez no te habría conocido.

Ante la impresión de las palabras, Neru se agachó, ocultando su rostro con sus manos.

"Esto es malo... mi corazón se va a salir de mi pecho" es lo único que podía pensar. Pero además de eso, estaba en blanco, no sabía que podría decir por temor a arruinar toda esta escena y luego darse cuenta de que era un sueño o algo parecido.

—¿Neru?

—P-perdón, yo...

Len temió lo peor por unos momentos, tal vez ella le diría algo como: "no estoy lista para una relación" o algo peor como "no te puedo ver como una pareja".

—Me siento tan feliz que estoy sin palabras —a duras penas logró escuchar sus palabras debido a que seguía cubriéndose con sus manos.

Len soltó un suspiro de alivio, agachándose a su misma altura, tomando durante dulcemente sus manos para alejarla de su cara, encontrando el gesto que tanto quería esconder: un sonrojo que cubría completamente su rostro, logrando que sus ojos dorados resplandecieran más que nunca.

—Bueno, primero podrías decirme si sientes lo mismo —con una suave sonrisa, apretó más fuerte sus manos, las cuales estaban frías; no sabía si de los nervios o por el frío de afuera.

Los labios de Neru temblaron, su garganta no parecía querer colaborar con esto, así que se tomó unos segundos para controlar su respiración antes de responder:

—¿E-en serio tengo que decirlo? No me habría tomado esta salida tan en serio si fuera otra persona.

—En serio, en estos casos sigues siendo igual de testaruda —Len soltó una risa al ver su actitud, pero por dentro se sentía bastante aliviado.

Podría haber aprovechado el momento para besarla, pero sus piernas comenzaban a doler y el sonido de la gente entrando y saliendo de la tienda comenzaba a hacerle reflexionar sobre la escena que estaban haciendo en un sitio público.

Carraspeando su garganta, Len se levantó primero y le ofreció su mano a Neru para ayudarla a levantarse.

—Entonces... —comenzó a decir ella sin mirarlo directamente —. ¿Ahora estamos saliendo?

—Bueno, creo que eso es lo que pasa cuando dos personas se gustan ¿no?

—Idiota.

Golpeó levemente su hombro, para luego recostarse un poco más en él. Len sonrió para si mismo mientras su mano se dirigía a la de ella para entrelazarla, ahora no necesitaría ninguna excusa para hacer esto, aunque seguro les tomaría un tiempo a ambos acostumbrarse.

—Con este clima, ahora si apetece un buen café.

—Podríamos esperar un poco a que la lluvia pase, conozco un buen sitio.

—¿En serio? Espero que tenga meseros lindos.

—Hey, me pondré celoso... Aunque si escuché que hay un chico rubio que presta muy buena atención.

—De casualidad ¿no tendrá algún anuncio relacionado con regalarle algún café a chicas con un corazón roto?

—Ya no tienen la opción en el menú, lamentablemente. Muchos chicos salieron heridos por esto, al parecer.

Neru soltó una pequeña risa, dando lugar a un cómodo silencio. Poco a poco la lluvia comenzaba a ser menos intensa, seguramente dentro de poco, pararía del todo.

—Hey, Neru...

—¿Qué pasa? —preocupada volteó a verlo.

—Si alguna vez llego a ser un tonto que sea capaz de lastimarte de alguna manera, yo mismo comprare una taza de café para que me la tires encima.

Ella pareció algo sorprendida por estas palabras, pero luego relajó su expresión mostrando una leve sonrisa.

—En vez de hablar de alguna perspectiva tan deprimente, por qué mejor no prometes algo más cliché como, no sé, ¿prometerme que me harás feliz? —vaya, ni ella se creía estar diciendo esas cosas.

La lluvia fue cesando, mientras las nubes se despejaban dejando que los últimos rayos de sol se reflejaran sobre ellos, pero Len estaba hipnotizado de como los colores naranjados del atardecer, embellecían aún más todas las facciones de la chica.

—Es verdad... —sonrió para sí mismo, mientras comenzaba a caminar llevando a Neru de la mano —. Primero me golpearía a mí mismo antes de hacerte daño, así que, ¿aceptarías que te prometa que intentaré hacer que te sientas la chica más feliz y hermosa de este mundo?

Otra vez, la timidez de Neru se vio reflejada ante las palabras tan coquetas del Kagamine. Así que asintiendo con la cabeza, aceptó aquella vergonzosa propuesta.

Ambos caminaron para llegar a su primer punto de inicio, donde el corazón de Neru llegó con muchas heridas que fueron sanando gracias a las personas de ese lugar, y por supuesto, quien más había ayudado en este proceso de superación, ahora tomaba su mano con determinación. ¿Quién diría que ir por una taza de café sería el inicio de su romance ideal?


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