Todos los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi…

"PRIDE"

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CAPÍTULO 10

"El Rumor"

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Ranma se encontraba en su habitación. Después de acompañar a Tofú, se había retirado a casa de su madre en Tokio; su vuelo saldría al día siguiente y decidió quedarse antes de que la mujer le reprochara vía telefónica que nunca la visitaba.

No era novedad que no pudiera dormir. Estuvo trabajando en su computadora portátil hasta que notó que no estaba concentrado. Se acercó a la ventana, cuya vista daba a los jardines de ingreso. Al instante, vio el Rolls Royce blanco de su madre estacionarse en la puerta de entrada. Se le hizo muy raro, eran casi las dos de la mañana. Supo que las cosas andaban muy mal en cuanto Nodoka misma abrió la puerta trasera del auto, dejando atrás al temeroso chofer, que ni siquiera había podido acercarse a abrirle.

Ranma corrió hacia las escaleras, los pasos de Nodoka resonaban por toda la casa.

—¿Madre? —se acercó Ranma, aún dubitativo.

—¡Tú! —dijo Nodoka, señalando a su único vástago—¡Dime que has hecho, para manchar así el honor de la familia Saotome!

Ranma se sorprendió, esa manera de enojarse solo era aplicada a su padre, nunca a él—¿De qué hablas?

—¡Sabes muy bien de qué hablo y ahora mismo me lo vas a explicar todo!

—¡Yo no…! —grave error. Intentar responder a su madre en estado de furia.

—¡Me han dicho que le has propuesto matrimonio a la muerta de hambre de Akane Tendo!

Ranma abrió los ojos, no creía lo que estaba escuchando—¡¿Qué?!

—¡Ni siquiera te molestes en contestarme! Sé que no es verdad, ella misma me lo ha confesado, vengo de ahí. Seguro fue un rumor que se inventó para atraparte, conociendo las artimañas de la gente de baja posición de la que proviene —expresó Nodoka sin tapujos.

—¿Fuiste a esta hora a casa de Akane a preguntarle eso? ¡Mamá! ¿Cómo te atreviste? ¡Lo considerará una impertinencia de tu parte!

—En proteger el honor de esta familia. Ya tengo demasiado con los desplantes y locuras de tu padre como para soportar rumores de ese grado ¡No en mi casa! ¡No a mi hijo!

—¡Estás loca! —los colores se acumulaban en el rostro de Ranma, su madre se había pasado de la raya esta vez. Reclamar así a Akane, cuando ella ni siquiera tenía idea de nada— ¡Tu modo de actuar es reprobable!

—Me importa muy poco lo que pienses ¿Sabes qué fue lo que me dijo cuando le exigí que no aceptara ninguna propuesta tuya? ¡Se negó! ¡Hay que tener una dignidad extraviada y un cerebro muy pequeño para aferrarse a semejante necedad! —Nodoka hablaba segura de su juicio sobre Akane y era muy difícil hacerla cambiar de opinión.

—¿Eso te dijo? —Ranma se sorprendió, mientras su corazón se aceleraba. Sintió una luz de esperanza. Akane no lo odiaba, como se lo había dado a entender aquella vez en el kiosko del jardín. También se había mostrado muy diferente cuando estuvo en Kyoto. Tal vez, ahora tendría una oportunidad—Ella…ella…—la sola idea de que ella no rechazara una propuesta de él lo hacía sentirse nervioso.

—Es una vulgar oportunista. Afortunadamente tienes una madre que va siempre dos pasos adelante. Pero no te preocupes, ya me ocuparé de que jamás vuelva a entrometerse. Le pesará haberse metido con los Saotome.

—¡Te prohíbo que hagas algo en contra de Akane! —los ojos azules de Ranma se ensombrecieron ante la determinación de su madre, iba a defender a Akane a capa y espada si era necesario. Madre e hijo se retaron; tenían la misma mirada de furia. Era como ver una guerra declarada ante un espejo.

—¡¿Cómo te atreves a desafiarme por defender a una mujer como esa?! ¡Soy tu madre! ¿Por qué...?

—¡Porque es la mujer que amo!

Nodoka palideció y sus pupilas se dilataron, no podía ser cierto —¡No puede ser! Tú estás comprometido con Ukyo y vas a responder como un hombre de honor ¡Voy a ordenar que se celebre la boda lo antes posible!

—¡No! ¡No voy a casarme con Ukyo si a quien amo es a Akane!

Nodoka intentaba por todos los medios negarse a la posibilidad de que su hijo estuviera interesado en alguien como Akane Tendo —¡Un capricho que se te ha metido en la cabeza! Seguro que te ha engatusado como la ramera que es.

—¡No te permito que hables así de ella! —Ranma estaba muy molesto. Enfrentó a su madre con la mirada.

La señora Saotome sonrió con sorna —¿Qué fue lo que te dio esa mujer? ¿un buen revolcón? ¡qué ingenuo eres! un hombre, al fin y al cabo. Lamento decirte hijo, que eso lo puede hacer cualquiera, pero una verdadera esposa es una mujer digna, como lo es Ukyo. Será ella con quien te cases y es mi decisión final.

—¡Me importa un bledo tu decisión, madre! Ya no puedes manipularme, ¡ahora soy un hombre!

Nodoka estaba impactada, su hijo se había vuelto loco por aquella miserable joven —Además de seducirte, ¡esa mujer te ha puesto en mi contra!

Al escuchar el alboroto, Ukyo, que también se encontraba en casa, salió de su habitación para ver lo que sucedía.

—Tía Nodoka, Ranma ¿qué pasa? —preguntó la castaña, preocupada por los gritos.

—Tu prometido se ha trastornado. Pero no te preocupes, ya lo tengo todo resuelto. El matrimonio lo hará entrar en razón.

—¡Que no me caso! —espetó Ranma.

—¿Matrimonio? —dijo Ukyo nerviosa, mirando a su primo—no hablarás en serio.

—Es lo más serio que he hablado en la vida. Se casarán dentro de una semana —dijo Nodoka en tono autoritario. Ukyo comenzó a sollozar.

—Pero yo no quiero casarme ¡No puedo hacerlo! ¡Ranma es como mi hermano!

Nodoka enarcó una ceja —¿Será posible? ¿Ustedes dos se han puesto de acuerdo para hacerme enfadar? No es una sugerencia ¡es una orden!

—¡No puedes obligarme! —chilló Ukyo

—Tu madre te dejó a mi cargo, no voy a fallarle ahora. No entiendo por qué te pones así.

—¡Eres tú quien la está presionando! —se dirigió Ranma a su madre y luego a Ukyo, que lloraba inconsolable—cálmate Ukyo, no sucederá nada.

—¿Tratas de matarme de coraje, Ranma Saotome? —gruñó la mujer—yo misma juré sobre la tumba de mi prima que ustedes dos se casarían y así será.

De pronto, la chica castaña soltó una retahíla de palabras que parecían ser todas las ideas acumuladas dentro de su desesperación, porque muchas no tenían sentido —¡No puedo casarme con Ranma porque estoy embarazada de Ryoga! ¡Lo amo a él y a nadie más! ¡Nadie va a obligarme a darle a mi hijo otro padre! ¡Y no quiero tener un hijo sin padre! ¡Me iré de aquí muy lejos donde nadie pueda encontrarme! —se quedó casi sin aliento y volvió a romper en llanto. Nodoka estaba con la boca abierta y Ranma se acercó a su prima para tratar de consolarla.

—Tranquila Ukyo ¿ya lo sabe Ryoga? —preguntó Ranma, intentando calmarla.

—S-sí, ayer se lo dije. Me dijo que quería hablar contigo primero. Queremos casarnos lo antes posible.

Ranma le sonrió —Está bien, por mí no hay ningún problema.

Nodoka no cabía del asombro —¿Ryoga? ¿Desde cuándo tú y Ryoga…?

—Desde siempre —respondió Ukyo—, éramos solo unos niños, pero las cosas cambiaron y él se me declaró, yo no pude decirle que no porque me di cuenta de que también lo amaba.

—¿Pero qué idioteces dices niña? Después de que te he criado como a una hija, sales con esa ridícula historia…Lo que has hecho no tiene perdón ¡Lárgate de mi casa ahora mismo, con ese no nacido producto de tu desvergüenza! —Nodoka temblaba de coraje, pero al mismo tiempo se forzaba para mantener su temple lo más firme posible.

—Ukyo no irá a ninguna parte. Si tanto te molesta su presencia, entonces también la mía. ¡Nos iremos de aquí! —dijo Ranma amenazante. Al momento Nodoka se sintió en una encrucijada, que ni su mismo honor podía resistir.

—¡No, Ranma! ¡Tú no! ¡Eres mi hijo! No puedes abandonarme, no puedes dejarme sola. Eres parte de mí, de mi familia —el miedo se había apoderado de la mujer, quien ahora sujetaba a su hijo de los brazos, suplicante—Por favor, no te vayas.

—Entonces Ukyo se queda —dijo Ranma.

—No, no me quedaré. Ryoga y yo nos iremos a Kyoto y nos casaremos en el templo de su familia. Seré una Hibiki —respondió Ukyo, orgullosa. Ranma asintió y Nodoka solo bajó la cabeza, sentía tristeza de que su sobrina se fuera de su lado a pesar de todo.

—Ve a descansar, tu bebé lo necesita —dijo Ranma a su prima, dándole un beso en la frente. La chica asintió y regresó a su habitación sin siquiera mirar a su tía. Que la hubiera corrido de la casa la hacìa sentirse resentida con ella. Nodoka tampoco quiso decir más. La noche estaba llena de emociones.

Ranma se encaminó hacia la puerta, seguido por su madre —¡Ranma, hijo! ¿a dónde vas?

—No quiero estar aquí, madre.

—¡Por favor, Ranma! No te vayas —la voz de la mujer comenzaba a quebrarse.

—¿Has entendido que no soy más un niño al que puedas manipular? Te lo repito. Voy a hacer de mi vida lo que me plazca, estés de acuerdo o no.

—Hijo, yo…

—Amo a Akane, mamá —Ranma miró a su madre, jamás había estado tan seguro de su amor por ella como en ese instante.

—Pero hijo, esa mujer…no es de nuestra clase. Mira, si tanto te gusta, ¿Por qué no sales un rato con ella?, te diviertes y cuando te canses te presentaré una chica nueva que sea de tu agrado, tengo una lista de jovencitas de muy buena familia que podrían interesarte. Podrás elegir la que tú quieras.

—¡Mamá! ¿No lo entiendes? —dijo Ranma visiblemente frustrado.

—Es que…

—¡Quiero casarme con Akane!

—¡Pues no estoy de acuerdo! —dijo Nodoka cruzándose de brazos—su familia no tiene linaje.

Ranma exhaló, fastidiado —Me importa un comino el linaje. Mi abuelo tampoco lo tenía y, mi abuela o sea tu madre —recalcó—, se aferró en casarse con él.

—En el fondo eran infelices —se justificó Nodoka, mirando hacia un lado.

Ranma suspiró, sabiendo que su madre no cedería ante aquella batalla, por lo menos no en esa ocasión —Hasta pronto, mamá —dijo el hombre, encaminándose hacia la puerta.

—Ranma, ¡ven aquí ahora mismo!

—No.

—¡Si cruzas esa puerta te desheredo!

—Pues desherédame, me quedará lo que me deje mi padre.

—Serás pobre y tendrás solo unos cuantos millones, como esos venidos a más de los Tendo.

—No me importa.

—¡Tus hijos aprenderán a decir vulgaridades, como su madre!

—Por mí está bien.

—¿Qué dices? ¡Ranma! ¡RANMA! —gritó Nodoka, antes de que su hijo cerrara de un portazo.

La casa volvió a quedar en absoluto silencio, una amplia sonrisa en el rostro de Nodoka no se hizo esperar —Muchacho obcecado ¡Digno hijo mío! Justo ése es el amor que quería que conocieras, uno por el que fueras capaz de pelear. Ya era hora; pensé que tendría que elegir tu guardarropa para el próximo año para que reaccionaras —dijo la mujer sonriendo maliciosamente, y de inmediato con un respingo, antes de girarse y subir por la escalera.

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No podía dormir; Akane salió de su casa cuando aún estaba oscuro, con su ropa deportiva para caminar. Pensaba en lo sucedido con la señora Nodoka, era obvio que una mujer como ella no permitiría jamás que alguien que no fuera de la misma posición, se acercara a su hijo. El mismo Ranma se lo había demostrado cuando la conoció. Sí, las cosas después cambiaron, hasta ayudó a su hermana a salir de la cárcel en Hong Kong; pero en el fondo, él seguía sintiendo esa antipatía por su familia, como cuando se confesó aquel día de lluvia en el jardín en Tokio. Se llevó las manos a los labios, una fresca brisa le hizo recordar el ambiente frío y húmedo, su cuerpo mojado, su aliento caliente, su lengua vibrante dentro de su boca…Akane cerró los ojos con fuerza, sacudiendo la cabeza, como si eso fuera a borrar aquel recuerdo de su memoria.

Quizá sería mejor dejarlo así, como una alusión a un bello momento, que no volvería a suceder jamás. Él se casaría con alguien como Shampoo, o con su prima Ukyo, que eran damas de la alta sociedad, educadas para ser la esposa perfecta ante todo el mundo. Ella no era nada, para él, ella no era nadie.

Lo extraño fue de dónde había sacado Nodoka ese rumor. No se atrevió a preguntarle y definitivamente debía pasarlo por alto. Gosunkugi no pudo haber sido, tenía demasiado temor de que su jefa lo corriera, aunque se hubiera dado cuenta del interés de Ranma hacia ella. Probablemente Shampoo, con el único objetivo de provocar la cólera de Nodoka y hacer que los separara definitivamente para ella tener la vía libre para conquistarlo. Otra podía ser Ukyo, en afán de zafarse del compromiso con su primo; aunque eso era menos probable que lo de Gosunkugi, ella siempre había obedecido cada orden que le había dado su tía, y esta no sería la excepción.

Era lo de menos, lo importante ahora era olvidarse para siempre de Ranma Saotome, aunque dolía.

Akane volvió a su casa para encerrarse en el dojo, se puso su gi para practicar algunas katas, eso la haría cansarse y dejaría de pensar, por lo menos un buen rato.

En la casa Tendo, Soun y Kasumi ya habían despertado, pero con el genio que tenía la menor de las hermanas, no se atrevían a acercarse ni a llamarla siquiera para desayunar.

Akane dio una patada, girando mientras se elevaba del suelo; hizo mal el movimiento, por lo que cayó de costado. Se sentó dolorida, reprochándose a sí misma el no poder borrar a Ranma de su cabeza. Se agachó, abrazando sus rodillas, dejando salir por fin una lágrima, que desencadenó un llanto silencioso. Después de haber conocido a ese hombre, jamás volvería a sentir ese fuego interno y esa emoción intensa que la estremecía cada vez que él estaba cerca.

Lo amaba, por fin había podido reconocerlo, a pesar de todos sus insultos, desplantes y humillaciones, Ranma había tocado su alma con el simple hecho de posar sus ojos en ella. Pero ya era muy tarde, nunca estarían juntos.

Escuchó la puerta del dojo deslizarse lentamente, al momento que una sombra cubría la luz que la iluminaba directo. Ahí, de pie frente a ella, en atuendo deportivo, con el semblante cansado, estaba Ranma Saotome. Ella parpadeó unos instantes; no estaba soñando.

—Akane…

—¡Ranma! —el joven esbozó una ligera sonrisa al escucharla decir su nombre por primera vez. Le encantó ver sus labios pronunciándolo. Había llegado corriendo desde Tokio.

—He venido porque…mi madre…

—Estuvo aquí —dijo la chica, poniéndose de pie, mientras ambos se acercaban.

—Lo sé. Me dijo sobre el rumor de la propuesta —el mencionarlo le causaba a Ranma un poco de estupor. Akane se sonrojó al instante, bajando la mirada —También…supe la respuesta que le diste cuando ella te pidió que no aceptaras en caso de que yo te propusiera matrimonio.

Akane lo miró aún sonrojada y solo se atrevió a asentir. Ranma la observaba con la boca abierta después de confirmar por sí mismo, que todo era cierto.

—Akane, yo…

—Supe lo que hiciste por mi hermana. No puedo sentirme más agradecida, es algo impagable. Y estoy casi segura de que la presencia del doctor Tofú ayer en casa, también es obra tuya —los ojos de Akane brillaban, mientras sonreía llena de felicidad.

—Debes saber que todo fue por ti. Lo que le has dicho a mi madre, me ha hecho tener una vez más esperanza…Akane, si lo que sientes por mí ha cambiado, dímelo.

Ella lo miró embelesada. Ranma la contemplaba algo temeroso de su respuesta. En ese momento él solo deseaba que pudiera ver dentro de su corazón, para demostrarle que solo latía por ella. Pronto, Akane comenzó a dar pasos hacia él, se puso de puntas y se colgó de su cuello, para besarlo de manera intensa.

Cuando logró reaccionar, puesto que jamás imaginó aquella respuesta, Ranma la tomó por la cintura respondiendo al beso, acariciando sus labios y sintiendo su sabor.

—…Akane…—la sorpresiva forma de actuar de la chica hacía vacilar al gran Ranma Saotome. Entre un beso y otro, suspiros y espiraciones se atrevió a preguntarle: —… ¿estás…segura de…esto?...

Apenas terminó de hacer la cuestión, cuando Akane, molesta, le mordió el labio inferior haciéndolo sangrar, como aquella primera vez que se habían besado. Ranma se dolió, llevándose la mano al labio, mientras Akane lo empujaba con fuerza, tumbándolo hacia atrás. Tenía el ceño fruncido y jadeaba; el hombre tenía la habilidad de arruinar los mejores momentos y este no había sido la excepción.

Ranma miró la sangre en su mano y luego a ella, irritada. No podía haber nada más excitante que esa imagen presentada ante sus ojos. La tomó por los brazos con fuerza para atraerla hacia sí y besarla con pasión. Sus lenguas se entrelazaban y sus manos se movían buscando un contacto más profundo en sus cuerpos. Akane dio un brinco para sujetar la cintura de Ranma con sus piernas, hecho que encendió al hombre y se tumbaron en el suelo.

Desesperado, Ranma intentaba desatar el cinturón para abrir el gi, que cada vez más se aflojaba mostrando los firmes senos de Akane, quien luchaba por arrancarle a Ranma la sudadera deportiva, que en segundos él mismo le ayudó a quitar, quedando con el torso descubierto. Akane sonrió, pasando las manos por sus sólidos músculos. Ranma continuó con su tarea de retirarle la parte superior del gi, que se abrió, revelando por completo la perfección de su blanca piel. Comenzó a besarla desde el cuello hacia abajo, acariciando los rosados pezones con la lengua, provocando que Akane emitiera un gemido que lo hizo excitarse aún más, bajando rápidamente hacia su zona abdominal.

Cuando intentó bajar su pantalón, la sintió temblar. Con un movimiento espontáneo, Akane había tomado su mano y luego soltado, evadiendo el contacto visual. Ranma la miró de modo incierto, pero ella solo se sonrojo.

—¿Eres…? —preguntó Ranma. Ella asintió con la cabeza y Ranma volvió a prenderse con fuerza de sus labios. No podía creerlo; Akane iba a ser sólo de él y de nadie más.

Hizo ademán de volver a la posición que estaba y ella no volvió a poner resistencia. Con cuidado la despojó de la prenda, bajando al mismo tiempo su ropa interior. Buscó su sexo para tocarla delicadamente; quería que ella disfrutara cada segundo de su primera vez. Sonrió orgulloso, al comprobar que ella ya estaba completamente mojada. Comenzó a palpar su clítoris, al tiempo que Akane se estremecía algo nerviosa y confundida por aquellas sensaciones. Poco a poco fue acelerando los movimientos de su mano, hasta que la chica llegó al éxtasis, arqueando la espalda y dejando escapar un grito de placer completamente deleitable para Ranma, que había deseado innumerables veces escucharlo.

Akane se sintió algo apenada, pero él, conmovido, acarició su mejilla —Eres lo más hermoso que jamás he visto —dijo sin dejar de mirar sus brillantes ojos color café. La chica no pudo más que sonreír ante aquel halago, que la hizo perderse en sus labios.

Ella sintió la necesidad de tener a Ranma más cerca, lo tomó del rostro y lo besó, después se sujetó de sus hombros, mirándolo suplicante, llena de deseo. En un segundo, Ranma se deshizo de las prendas que le quedaban y acomodándose sobre ella, volvió a besarla con ternura antes de comenzar a penetrarla lentamente. Akane se quejó un poco, apretando los dientes, Ranma se detenía de cuando en cuando intentando no lastimarla, hasta que su miembro entró por completo.

Empezó a moverse lentamente dentro de ella, que aún temblaba por esa nueva sensación —¿Estás bien? —preguntó Ranma, preocupado por no lastimarla. Quería que esa experiencia fuera memorable para ella. Akane asintió, aún se dolía un poco, pero Ranma la besaba con mucha delicadeza, intentando que se concentrara en sus caricias y se olvidara de la molestia. El hombre estaba haciendo un gran esfuerzo para no incomodarla, Akane era demasiado estrecha, situación que lo excitaba sobremanera —No sabes cuánto deseaba este momento —le susurró Ranma al oído. Akane sonrió extasiada; sus palabras le parecían poemas creados para el momento justo. Pensó que era fascinante poder hacerse uno con el hombre que amaba. Se relajó y empezó a moverse, al sentirlo cada vez más profundo; no quería que Ranma se alejara de ella nunca más. Pasaría una eternidad unida a él, en ese mismo instante, en esa misma posición. Sintió una fuerza electrizante invadirla desde la punta de los pies que la recorrió de lleno hasta llegar a sus manos. Se abrazó a su amante cuando él apresuró sus embestidas y gritó —¡Ranma, no pares!

Él siguió haciéndolo con fuerza y Akane volvió a terminar, conteniendo apenas un grito. Ranma sonrió satisfecho y a los pocos segundos, se derramó dentro de ella soltando un gemido placentero.

Ambos se tumbaron lado a lado en el suelo, agitados.

—¡Wow! —alcanzó a decir Akane entre jadeos.

Ranma sonreía, se sentía el ser más poderoso de todo el universo por haber provocado aquel cúmulo de sensaciones en el amor de su vida.

Akane sentía mil cosas al mismo tiempo; emoción, nervios, tristeza, alegría, satisfacción, excitación. Miró al hombre a su lado, que seguía respirando con fuerza. Él también la observó sonriente, visiblemente complacido.

La chica se acercó pegando su frente a la de él, no estaba muy segura de qué decirle. —¿Lo haremos otra vez? —preguntó Akane, juguetona.

—¡Siempre! —respondió Ranma, agitado.

—Ranma…

—Dime, mi vida —el hombre la tomó de la mejilla, lo que causó que Akane se ruborizara, acariciando la mano sobre ella.

—Lamento lo que pasó con tu mamá…

Ranma entornó los ojos y soltándola, se sujetó la frente con ambas manos.

—No quiero hablar ahora mismo de mi madre, créeme.

—Pero…

El hombre sujetó su rostro con las manos y la besó. Ella le correspondía, pero seguía preocupada, se alejó unos segundos —Es que…yo quiero explicarte lo que pasó.

—¡No! No me importa ni me interesa lo que ella haya dicho. Estoy harto de sus actitudes.

—¡No quiero que estés molesto con tu madre, ella siempre va a estar ahí, es parte de tu familia!

—Familia…—susurró Ranma mirando hacia el techo. Se quedó pensando unos segundos, dudó un poco cuando se enderezó de pronto y comenzó a vestirse con rapidez.

—¿Ranma? ¿qué haces? —preguntó Akane.

—Voy a hablar con tu padre.

—¡¿Qué?! ¡NO!

—Eres mi mujer ahora, no voy a dejar las cosas así. Debo hacer lo correcto —se dirigió hacia la puerta mientras Akane lo perseguía terminando de colocarse el gi encima.

—¡Espera!

Ya era tarde, Ranma estaba cruzando el jardín para aparecer en el ventanal abierto frente a éste, donde el señor Tendo leía tranquilamente el periódico.

—Señor Tendo, pido una audiencia para hablar con usted —dijo Ranma, inclinándose en una reverencia.

Tendo enarcó una ceja. Le pareció extraño ver al impecable heredero Saotome despeinado, sudoroso y agitado, reparando en su desaliñada ropa deportiva a esa hora de la mañana en su jardín, sin siquiera haberse anunciado. Asintió y le hizo una seña para invitarlo a pasar. Ranma cerró las puertas corredizas del salón ante la mirada de Kasumi, que se encontraba en el pasillo sosteniendo la charola con la vajilla del té, seguida por Nabiki y una agitada Akane que aún se acomodaba el cinturón del gi.

—¿Qué hará aquí el señor Saotome? —preguntó Kasumi.

Akane no respondió. Tampoco estaba muy segura de lo que Ranma le diría a su padre.

—Tal vez vino por algún asunto de negocios de su padre, Genma —dijo Nabiki.

—No lo creo —respondió por fin la menor de las Tendo.

Nabiki notó entonces el aspecto desordenado de su hermana, que se notaba aun sonrojada y con el cabello alborotado —¿O es que vino a cobrarte algún asuntillo, Akane? —dijo guiñando un ojo.

—Akane ¿por qué estás así? —preguntó Kasumi, mirando a su hermana menor.

—¿Y-yo? —la chica tragó duro—estaba entrenando.

—¿Acaso Ranma te acompañó a entrenar? Porque yo vi hace un buen rato que entró al dojo —sonrió Nabiki ladina.

Akane se ruborizó, pero la amable Kasumi llegó al rescate —¿Cómo puedes pensar esas cosas, Nabiki? El señor Saotome no es del agrado de Akane. Lo considera un ser demasiado orgulloso.

—Por favor, no digas eso —apuntó Akane, situación que extrañó a Kasumi, pero no a Nabiki.

—¡Ah! Entonces sí pasó algo. Cuéntanos, ¿qué tal está el joven Saotome?

—¡Nabiki! —la reprendió Kasumi.

—Ay, ¿qué? No le puedo preguntar si cumplió sus expectativas porque Akane es virgen…bueno, era.

—Nabiki ¡ya cállate! —susurró Akane, temiendo que Ranma y su padre las escucharan.

—No tienes de qué avergonzarte, ya estás en edad —respondió Nabiki—, si no es tan bueno, lo compensará con todo ese dinero.

—Deja de decir esas cosas, hermana. Akane no haría algo así ¿verdad, Akane? —Kasumi miró a la chica que aún no se reponía de su azoro, pero para su fortuna, la puerta se abrió en ese instante mientras Ranma salía, mirándola.

—Akane, entra ahora por favor. Cierra la puerta —dijo firme desde dentro del salón, Soun Tendo. Akane obedeció con rapidez, sin dejar de mirar a su amado mientras cerraba la puerta. Nabiki y Kasumi se estremecieron ante el serio saludo del joven Saotome. Aún con ese atuendo, su presencia seguía siendo imponente, así que las chicas asustadas dieron media vuelta alejándose del lugar.

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—Akane ¿puedes decirme qué rayos hace el joven Saotome aquí?

—¿Te molesta que haya venido?

—En absoluto. Lo que me asombra es que no te moleste a ti. Decías que era un arrogante y ni siquiera soportabas su presencia.

—Ya no es así, papá.

—Me doy cuenta, pero ¿por qué has cambiado de parecer?

—Lo conocí mejor y me di cuenta de que no es como pensaba.

—Eso es un hecho, me ha pedido tu mano en matrimonio. Pero yo le he dicho que antes debía hablar contigo, porque tenía la idea de que no podías verlo ni en pintura.

Los ojos de Akane brillaron y su corazón saltó de alegría. Sería la señora de Ranma Saotome.

—Papá, él no es como creíamos. Él fue quien se encargó de solucionar todo lo de Nabiki. Pagó los abogados e hizo todo para sacar a Nabiki de la cárcel.

—¿Qué dices? —Soun Tendo estaba sorprendido. Pronto su semblante cambió a uno de angustia.

—Debo pagarle…

—¡No! Él no lo aceptaría. Lo hizo por mí y también lo de Kasumi…

Akane contó todo a su padre. Soun Tendo la escuchó con atención. Akane sonreía emocionada.

—¿De verdad amas a ese hombre?

—Creo que no podría encontrar a alguien mejor que él. Es todo lo que necesito en mi vida. Tenemos ciertas cosas en las que somos muy afines y otras que no…ambos somos muy obcecados; confieso que lo juzgué sin antes conocerlo, pero ahora me doy cuenta de que estaba equivocada.

Soun Tendo sonrió —Si eso es lo que tú quieres, confío en que el joven Saotome sea digno de ti. Mi único deseo es ver a ti y a tus hermanas felices. Tu madre también estaría de acuerdo—Soun Tendo sonrió con melancolía, al recordar la juventud vivida al lado de su difunta esposa. Veía en su hija los destellos del verdadero amor. Era la misma emoción que él había sentido alguna vez.

—¡Gracias, papá! —la chica, feliz, besó a su padre en la mejilla y se apresuró a salir para llegar a donde estaba Ranma, que esperaba ansioso caminando por el jardín, mientras desde una ventana, Nabiki y Kasumi observaban curiosas.

—¿Para qué vino? No entiendo nada ¿qué no se odiaban? —dijo preocupada Kasumi. Al ser amigo de Tofú, pensó que tal vez eran noticias de su prometido, pero todo cambió cuando Soun Tendo llamó después a Akane.

—Seguro que Akane y él tuvieron algo. Se me hizo sospechoso desde que lo vi entrar al dojo y estuvo ahí un buen rato. De pronto él salió y luego Akane corriendo detrás —respondió Nabiki a su hermana.

—Akane es una hija de familia. Ella respeta esta casa.

—Sí, pero estaban en el dojo, así que no cuenta. Pero ya veremos, si Akane está convencida, tal vez se quede con él. Recuerda que tiene mucho dinero.

—Nabiki, no todo es dinero en esta vida, te lo hemos dicho antes. Nuestra hermana no piensa como tú.

—Pues si no es eso, es que a ella le interesa en serio el tal Saotome. Feo no es.

—¡Te digo que Akane no se fija en esas cosas!

—Pues es tonta, porque es lo principal. Aunque considerando lo del tema del dojo que te acabo de decir…

—¡Mira! Ahí está Akane ¡Lo está abrazando y…se besan!

—¡Vaya! Sí lo debe tener grande…

—¡NABIKI!

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Justo un mes después se realizaban los esponsales del señor Ranma Saotome y la señorita Akane Tendo. La noticia salió en primera plana de los periódicos de todo Japón. Había sido una verdadera novedad. Las revistas del corazón no paraban de hablar del evento, que sería estrictamente privado y había rumores del sitio de la celebración que se jugaban en casas de apuestas.

También se hacían suposiciones de si el evento sería efectuado de la manera tradicional o si elegirían una boda occidental o una combinación de ambas. Era la boda del siglo. Por supuesto, Nabiki se encargó de organizarlo todo.

Había sido difícil parar a la prensa con un rumor filtrado de que Akane estaba embarazada, pero para sorpresa de todos, Nodoka Saotome apareció en una rueda de prensa negando los hechos y exigiendo respeto para la honorable familia Saotome, que recibiría a un nuevo miembro, en este caso, Akane, una mujer intachable de una muy buena familia, elegida de forma sabia por su hijo Ranma.

Esto sorprendió mucho a Ranma, que llevaba semanas sin dirigirle la palabra a su madre y sirvió de excusa para que la misma Akane concertara una reunión entre ambos y fuera cordialmente invitada a la boda.

Ranma conocía bien a su madre y podía esperar cualquier cosa de ella. Sabía que no le convencía del todo su unión con Akane y que todo se solucionaría en cuanto naciera su primer nieto. Ambos negociaron y Nodoka prometió mantenerse al margen con la condición estipulada de tener nietos lo más pronto posible.

—Trabajo en eso desde el día en que hablaste con Akane —se jactó Ranma ante la mujer.

—¿Entonces los rumores eran ciertos? ¿Sí está embarazada? —dijo sorprendida Nodoka—. Y yo que mencioné que era intachable. Pero ¿qué se podía esperar de una jovencita como ella? No te preocupes, en cuanto nazca la criatura diremos que fue sietemesino.

—¡No está embarazada, mamá! ¡Deja de decir tonterías!

—Bueno, bueno. Me alegra saber que cumples tu trabajo como todo un hombre. Debes traer muchos herederos Saotome al mundo, tenemos un legado muy grande que proteger. Hablaré con esa chica Tendo.

—¡No hablarás con ella sobre esto! ¡No la presiones!

Nodoka resopló, pero al final, entendió el mensaje —De acuerdo, dejaré que te encargues tú. Mandaré a poner juegos en el jardín.

—¡Mamá!...

—Está bien, está bien. Espero.

—Gracias por entenderlo.

—En realidad, sigo sin entenderlo, pero quiero mantener la paz contigo. Eres mi único hijo y ella mi única nuera. Esas caderas amplias que tiene deben servirle de algo.

—¡Madre!

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La boda se efectuó en los jardines de la casa de Kyoto de los Saotome, en el área del bosque de bambú. Solo la familia y amigos más allegados asistieron a la ceremonia. Tofú y Kasumi decidieron esperar para casarse el año siguiente. Los novios iban vestidos con trajes occidentales. Un largo velo caía del tocado de Akane, su vestido era el mismo que había usado su difunta madre en la boda con su padre. Ranma vestía un elegante traje negro de marca italiana hecho a la medida. La ceremonia fue muy conmovedora. Los padres de ambos novios estaban sentados al frente y justo detrás de ellos, los familiares y amigos.

—Te apuesto tres mil yens a que la china llora y se suena la nariz con un pañuelo —dijo Nabiki a su primo Gosunkugi, mientras observaban a unas cuantas sillas de distancia a Shampoo, con el ceño fruncido.

Gosunkugi se puso pálido cuando vio que la señora Nodoka se giraba levemente para mirarlos, enarcando una ceja. Los había escuchado, era definitivo y Gosunkugi creyó que sería despedido de manera inminente terminando la fiesta.

De pronto, Nodoka sacó con sigilo unos cuantos billetes de la solapa de su kimono negro y se los extendió a Nabiki —Que sean diez mil a que solloza con fuerza durante los votos —dijo la mujer, sin perder su natural elegancia.

Nabiki los aceptó, con la boca abierta. Jamás pensó que la suegra de su hermana quisiera participar en eso.

—Yo, Ranma Saotome, te acepto a ti, Akane Tendo…

—Yo, Akane Tendo, te acepto a ti…Ranma…

En ese momento Shampoo sacó un pañuelo y sollozó de manera sonora. Nodoka sonrió de medio lado y Gosunkugi y Nabiki se miraron sorprendidos.

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Durante la cena, se dio un gran banquete. Los novios brindaron contentos con todos los invitados. Genma lloró al dar un discurso para los novios y fue consolado por Nodoka, que se encargó de terminar lo que quería decir su marido.

Ryoga y Ukyo aparecieron después de la cena, alcanzando a felicitar a los novios antes de que abordaran en secreto el auto deportivo de Ranma. Les desearon mucha felicidad y los despidieron al partir.

—¿A dónde vamos ahora? —preguntó Akane, entrelazando su mano con la de su flamante esposo.

—Lejos de aquí —respondió serio el hombre—, a consumarte como la señora Saotome

Akane rio ampliamente, al igual que Ranma, que la miraba de reojo mientras ella se sonrojaba.

—Tengo una pregunta —dijo la chica, curiosa.

—Dime.

—¿Cuándo te diste cuenta de que estabas enamorado de mí?

Ranma se quedó pensando unos segundos, luego aclaró —Creo que fue desde el primer día en que te vi en casa de los Hideki.

—¿Cuándo dijiste que era apenas tolerable?

Ranma sonrió —Y vaya que lo eres…

—¡Ranma!

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FIN.

GRACIAS INFINITAS a todos los que han leído esta historia, adaptación de Orgullo y Prejuicio de Jane Austen. Sé que no le llega a los talones a la original (y jamás lo hará ninguna otra), pero quise combinar uno de mis animes favoritos con uno de mis libros predilectos.

Algo que me agradó mucho de escribir este fanfiction, fue que muchos comenzaron a leer Orgullo y Prejuicio o vieron la película por curiosidad. Obviamente habrá comparativas, pero espero que les haya gustado este último capítulo, que en realidad a mí me hubiera gustado que ocurriera en la historia de Jane, pero era otro siglo y hasta un beso podía tachar al libro de perpetuar la indecencia. En nuestro "avanzado" siglo XXI sí hubo lemon porque siendo Ranma y Akane, las cosas cambian.

Otra cosa que me gustó es que algunas autoras de fanfiction que admiro leyeron PRIDE. No cabía de la emoción y me declaro fan total de todas ellas.

Y por supuesto a los fieles lectores que con cada capítulo estuvieron siempre al pendiente, pidiendo actualización, les agradezco su paciencia. A todos ustedes, saben que me encanta compartir con ustedes por las páginas de Facebook, mensajes, reviews. Gracias por motivarme a seguir al decirme todas esas bellas palabras, sus opiniones y darme ánimos.

A mis betareaders de este fic, Sakura Saotome y Sailor dancer 7, ambas expertas en Orgullo y Prejuicio, de verdad que revisaban todo con lupa y el armado de los personajes fue supervisado por ellas para no dejar pasar ningún detalle, de verdad, ¡ninguno! Así que son ellas a quien también hay que agradecer su tiempo, paciencia, autocontrol y conocimiento. Gracias, las adoro.

Lo mismo para mis Locas por el Dios griego, las verdaderas causantes de que yo escriba. Se los digo hoy y siempre, no sé que haría sin ustedes, gracias por estar ahí, las quiero a todas.

Para concluir, les confirmo que la siguiente historia chantilly ya está lista para ver la luz y será publicada dentro de unos días, para darle oportunidad a PRIDE de salir como debe ser. Espero sus reviews y recomendaciones que es de lo que vivo cuando escribo, porque nadie me paga por hacer esto y leerlos a ustedes también me hace feliz.

Les estaré informando de todo en mi Facebook de Susy Chantilly, para que estén muy pendientes de lo que viene. Es un AU con temática Ranma x Akane y se llama "La Apuesta".

Los leo muy pronto,

Susy Chantilly.