Boku no hero academia pertenece a Kōhei Horikoshi y yo escribo esto por simple pasatiempo. Nada más y nada menos.

Personajes: Izuku Midoriya/Katsuki Bakugo/Shouto Todoroki. OT3

Sobre la historia: Este fic está inspirado en la tabla de prompts sobre la OT3 de la siempre increíble Hitzuji y que tan amablemente me mostró la maravillosa Nea Poulain. Mi agradecimiento y amor eterno a ambas, porque son geniales y necesitaba ese empujoncito que obtuve cuando lo pedí. ¡Y eso! Así que, ahí voy. Ah, no está beteado, pero lo revisaré cada tanto para corregir los dedazos. Disculpen. Si no te sientes a gusto, por favor, sal de inmediato de aquí. Dicho está. ¡Sobre advertencia no hay engaño!

Palabra: Rivalidad.


¿Y nosotros?

Por:

PukitChan

I

Dígitos en el Billboard

La tan ansiada lista llegó en un archivo adjunto dentro del e-mail de uno de sus superiores y era el reenvío del reenvío del reenvío, después de que la información hubiera recorrido todas las agencias del país. Por supuesto, la lista tenía que llegar primero a los héroes antes que a los ciudadanos, pero aun así, en días previos, no eran sólo los novatos quienes parecían nerviosos; inclusive los más viejos y experimentados héroes profesionales resultaban expectantes ante el ferviente conteo que se realizaba cada medio año para evaluar la posición y aceptación de un héroe: el Hero Billboard Chart JP.

Cuando Izuku recibió el listado, estaba levantando una barra de concreto por encima de su cabeza: literalmente el peor momento para que su teléfono vibrara en su bolsillo. ¿En serio? Toda la semana esperando y mirando ansiosamente la pantalla en cada momento libre que le era posible y justo en ese instante el jefe del jefe de su jefe había decidido que era buena idea hacérselo llegar a los héroes de las agencias. ¿Por qué justo cuando estaba en servicio? ¿Por qué cuando no podía revisarlo?

―¿Deku?

Pero no pudo permitirse meditar más acerca de la inoportuna ironía de la situación, pues justo en ese momento descubrió emocionado que el hombre que había hallado debajo de la barra lucía sólo un par de rasguños y algunas heridas menores. Nada grave ni demasiado sangrante. Lo suficiente para respirar aliviado y saber que ese día sería uno bueno, porque al llegar a casa no contaría las pérdidas. Al parecer, el escombro que había caído antes que la barra, logró sostenerla milagrosamente para que las piernas del hombre que había quedado atrapado no fueran afectadas.

―Hola ―dijo Izuku con una sonrisa en sus labios, tan natural en él pero aun así elaborada para su trabajo. Si bien todavía era una novato, demasiado pronto y quizá de la peor manera, había aprendido la importancia de mantener la compostura en el caos mientras intentaba transmitir toda la calma posible―. Por favor, trata de no moverte. Enseguida vendrá el apoyo, ¿bien? Necesito mover esto con mucho cuidado.

Aún con los sentidos entorpecidos, el hombre asintió y le hizo caso. Izuku suspiró mientras media su fuerza y movía lentamente la barra, cuidando que aquello no causara un percance mayor. El escenario, que era el resultado de un error humano en medio de una construcción a la hora principal del trabajo, al parecer no habría cobrado víctimas mortales, pero sí bastantes heridos menores. Era más aparatoso que peligroso, sobre todo si se analizaba desde una fría perspectiva.

Más o menos con la perspectiva de los Billboard.

―¡Deku, déjame ayudarte!
―¡A él, Uravity!

Su sonrisa se amplió. Aunque en teoría el mundo laboral debía separarlos y la escuela los había preparado para estar listos para colaborar con cualquier héroe, lo cierto era que Uraraka y él compartían mucho tiempo juntos, dado la cercanía de sus agencias. Eventualmente eso cambiaría, pero una parte de Izuku se sentía reconfortado por tener a alguien en quien confiar cuando las cosas se ponían difíciles: especialmente para ellos, que apenas estaban iniciando su camino y conocían bien las habilidades del otro para trabajar adecuadamente en equipo.

―Por cierto, Deku ―dijo ella sin mirarlo, activando su quirk en el hombre lastimado y moviéndolo con cuidado mientras cada tanto le susurraba palabras de aliento―, ya llegó el listado. ―¿Por qué al decir eso los ojos de Uraraka brillaban tanto y su sonrisa lucía un poco más malvada, algo así como la de Kacchan?―. Espero que puedas revisarla pronto. ¡Y no olvides avisarme si sobrevives después de esos resultados!

¿Por qué incluso lucía tan divertida mientras corría decidida, llevándose consigo al herido? Izuku sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, aquel que solía aparecer cuando estaba en problemas, mucho antes de que la barra de conncreto finalmente fuera colocada en el suelo. Un desagradable presentimiento que le dejó un mal sabor de boca y que perduró en un rinconcito de su mente hasta el momento en el que, a punto de terminar su patrullaje mientras se dirigía de vuelta a la agencia para la que trabajaba, no sólo se encontró el e-mail correspondiente al Billboard, sino también mensajes de toda la clase A, con excepción de dos.

Oh.

Ahora de verdad, de verdad, no quería revisar su posición en la lista. ¡Estaba seguro de que ni siquiera sería una buena! Ni la de él ni la de ninguno de sus compañeros. Acaban de entrar al mundo laboral, maldita sea. ¡Su posición no sería otra cosa más que una mala broma en una sociedad llena de héroes! Nop. Ni siquiera valía la pena verla.

Además, ¿quién querría saber cosas como ésas?

―¡OYE, DEKU! ¿ACASO ESTÁS DISFRUTANDO TU MALDITO MOMENTO?

Iba a morir.

¿Su seguro para héroes cubriría ese tipo de hechos?

―¡Kacchan!

Bakugo lucía enojado. Es decir, mucho más de lo que normalmente estaba. Por encima de su enfado natural. Vestía ropa civil y traía una enorme bolsa de compras. Tal vez lo de una cena saludable. Al parecer, el haberse encontrado a mitad de la calle había sido el resultado de la casualidad más que de la paranoia de Deku.

―¡No te creas tanto, maldito Deku! ―gritó Katsuki, importándole muy poco quiénes estuvieran cerca de ellos―. ¡ESTO NO SERÁ PARA SIEMPRE!

―¡Kacchan, te juro que no sé de qué estás hablando!

―¡LOS DOS VAN A TERMINAR DEBAJO DE MÍ LA PRÓXIMA VEZ!

Y con esas palabras, tras lanzarle una mirada llena de puro enfado, continuó su camino, espantando a todas las personas que se acercaran a menos de dos metros de distancia, pero curiosamente teniendo mucho cuidado con sus compras. Izuku sonrió, sintiendo cómo la mugre seca de su piel le impedía hacerlo ampliamente, como era costumbre. ¿Era demasiado tarde para hacer un testamento?

Al final, ni siquiera tuvo que revisar la lista. Sus compañeros de agencia se encargaron de informarle lo que ya presentía: su posición en el Billboard no alcanzaba ni los cuatro dígitos, pero aun así había sido suficiente para superar a Bakugo e inesperadamente también a Todoroki.

Eso explicaba la ausencia de mensajes y los gritos en la calle. Y aunque quizá sonaba mal expresado de ese modo, Izuku se sentía feliz por ello. El hecho de aquellos dos estuvieran malhumorados, uno con su silencio y el otro con su ruido, significaba que sin importar en qué número estuvieran o cuántos años cumplieran, seguían considerándolo su rival. Querían seguir enfrentándose y simplemente, superándose una y otra vez.

Bien, tal vez era demasiado joven para morir.

Llegó a casa poco antes de las ocho y nada más al abrir la puerta, un familiar aroma lo recibió: katsudon, su comida favorita, estaba siendo preparada. Olía tan bien que su estómago inmediatamente gruñó, pidiendo ser atendido. No tardó demasiado en seguir el aroma y al llegar a la cocina, su sonrisa apareció: Katsuki estaba ahí, revisando la comida casi lista en la estufa mientras que Shouto preparaba la mesa. El murmullo de un televisor prendido y olvidado anunciaba sólo los primeros lugares del Hero Billboard Chart, porque eran los más interesantes. A los programas no les interesaba el héroe mil y tantos, inclusive si ese héroe también hubiera salvado una vida.

Una maravillosa vida.

―Bienvenido, Izuku ―dijo Todoroki, levantando la mirada para verlo y sonreírle ligeramente. Esa amable sonrisa suya que Midoriya tanto amaba. Pequeña, casi tímida, siempre sincera cuando lo miraba―. Felicidades. Superaste a toda la clase A.

―¿Ah? ¡¿Por qué habríamos de felicitarlo? ―reclamó Katsuki desde su sagrado espacio llamado cocina mientras servía la comida favorita de Izuku―. ¡Ni siquiera está en un buen lugar!

―Bueno, ninguno lo estamos ―comentó Shouto casi inocentemente―. Además, ¿no fuiste tú el de la idea del katsudon para celebrar?

Izuku, que hasta ese momento no había hablado, soltó un resoplido que se transformó en una animada risa. Realmente la rivalidad era buena.

―¡No te rías, maldito nerd! ―Katsuki lo señaló con un cucharón, luciendo muy poco amenazador, sobre todo con ese delantal en el que se leía la palabra delantal―. ¡Ni tú tampoco, Mitad y Mitad! ¡La próxima vez los superaré!

Izuku estaba seguro de que así sería.

―¡Y lávate las manos antes de sentarte en la mesa! ¡Lucías asquerosos cuanto te encontré frente a tu agencia! ¡¿Qué demonios te pasó? ¡¿Shouto?! ¡¿Qué es eso?

Izuku volvió a reír.

La rivalidad era más divertida desde que ellos tres eran novios.


Autora al habla: Quiero decir que me sentí genial escribiendo sobre ellos tres y me sentí más genial porque mi pretexto para publicar esto es porque hoy es 29 de febrero y quería algo publicado el 29 de febrero. LOL. Suena guay y es super que escriba sólo por este motivo y porque amo mucho a la OT3 y me gusta verlos pelear y amarse, porque son idiotas. Quién sabe a dónde llegaremos con esto, pero deséenme suerte. Es genial. Mucho. Eso es todo.

¡Muchas gracias por leer!