Quién lo diría... Después de todo sí terminó sintiéndose al día siguiente.
No había salido de su estudio desde hace un par de horas como para poder comprobar que el panorama allá afuera seguía siendo igual desde la tarde del día anterior, sin embargo era fácil atribuir tanto silencio a eso, incluso si sabía que en este momento Victoria y Heavy habían salido y que Dee no acostumbraba a ser ruidoso en lo que respectaban a sus actividades libres o escolares ¿Pero qué podía decir? La culpa sí lo terminó volviendo algo paranoico después de todo.
Llevaba un rato desconcentrado de su propio trabajo y había decidido sentarse a tocar el piano para intentar despejarse, pero su mente seguía distante de todo y sus dedos seguían atinando a imitar una melodía baja y algo deprimente. Normalmente la música era lo que refrescaba su cabeza en momentos pesados como estos, pero a veces olvidaba que aunque le sirviera de inspiración o escape eso no significaba que resolvía sus problemas por sí sola. Después de tantos años podía olvidar eso.
Presionó las teclas con fuerza en medio de su frustración. El sonido desordenado y sucio siguió resonando hasta después de haber suspirado y haberse echado en su asiento sin más que hacer que mirar la nada. Había regresado al comienzo.
Volverlo a analizar solo le daba más dolor de cabeza pero lo volvía a hacer porque sabía que no le quedaban más opciones. Así era él, siempre lo había sido y nada había cambiado desde que era joven. Repasar todo era lo único que sabía hacer cuando se ahogaba en impotencia.
No quiso ser tan duro con Dee. Eso era lo primero que se decía cuando re-memorizaba la tarde de ayer en la cual su hijo le pidió una lección de guitarra que no terminó tan bien como hubiesen querido. Era lo que todavía se repetía para luego darse cuenta de algo: Aun si no quiso ser duro con él, ya lo había sido, y no podía cambiarlo aunque quisiera.
Glam lo sabía. Sabía mejor que nadie que enseñar a los gritos no era correcto, sabía que no era digno de un buen padre decirle a su hijo las cosas que le dijo ¿Cómo no saberlo? Si él mismo sabía cuánto dolían, más que cualquier otra cosa, más que cualquier golpe.
Perdió el control muy rápidamente, lo admitía, aunque todavía le costaba dar el brazo a torcer para admitir que fue una tontería, porque no se había sentido como tal.
Ese niño... ¿Realmente esperaba aprender a tocar guitarra en un día? ¿Qué se le pasaba por la cabeza? Ah, a veces Dee podía ser tan arrogante que le recordaba un poco a él. Su hijo era sin dudas todo un cerebrito y lo demostraba con estilo y elegancia cuando era su momento para brillar, el ser consciente de su propia habilidad fue quizá aquello que le subió tanto el ego como para suponer que podría salir de su estudio siendo un guitarrista decente. Puede que... Fue por eso que sintió la necesidad de bajarlo de las nubes y se pasó de la raya sin quererlo.
No pudo evitarlo. Dee sin saberlo había tocado la tecla que no debía–irónico decirlo de ese modo–y despertó su indignación ¿Cómo podría él entender lo que era ser un músico? ¿Él se había pasado la vida desde la infancia siendo torturado hasta en sueños con sus lecciones para que años después un niño soberbio se lo pidiera como si estuviese enseñándole a sumar y restar? Dee no lo entendía. Él no cargaba con las expectativas de nadie, él no entendía lo que era estar tan hundido y aislado, no sabía lo que era encontrar un escape en la música metal y sentirse por primera vez pleno y feliz, no sabía lo que era tocar una guitarra y sentir al fin que eso es a lo que estaba realmente destinado. No entendería el valor de ella.
Aquí es donde luego de pensar en ello, Glam volvía a recaer en lo mismo. No era culpa de Dee no saberlo, no podía culparlo por no haber pasado por todo eso, ellos nunca serían iguales ¿No se supone que era eso lo que quería? ¿No debía estar orgulloso por eso? No lo malentiendan, no es que Glam se despreciara o algo pero... Todo lo que fue su niñez y juventud... No se lo deseaba a nadie ¡Y mucho menos a sus propios hijos, por Dios! Realmente los amaba y se esforzaba día tras día por ser un buen padre y no ser el mezquino y abusivo hombre que él tuvo que llamar "padre".
"¿Deshonrándote a ti mismo? ¿Deshonrándome a mí?"
¿Comparar a Dee con Heavy? ¿En qué demonios estabas pensando, Glam? ¿Cuándo se te ocurrió que era buena idea? Claro que quería evitar que Dee ese chocara él solo con la realidad. Le hubiese dolido verlo intentar llegar a algo con la música solo para descubrir que era algo inútil y no tenía talento alguno en esa área. Pero si así debía ser entonces se arrepentía de haber sido él mismo quien lo hiciera chocar con ella de este modo, después de todo así es como los hijos suelen aprender ¿No? Probando y fallando, todo por su cuenta.
Le había salido mal su pobre intento de protegerlo ¿Cierto? Glam, Glam... Tonto Glam.
Tal vez era inevitable.
Su herencia nunca estuvo destinada a ser los lujos que le tocaron a su hermana, no eran los restos de su maqueta. Aquella verdadera herencia... Era algo de lo cual difícilmente se podría deshacer. Era lo que aprendió desde niño, lo que acumuló con los años. Eran recuerdos dolorosos, eran las pesadillas donde todavía estaba él, eran las cicatrices invisibles en su brazo derecho, era el riesgo de convertirse en alguien igual a Gustav.
Las personas pueden cambiar, el peso del pasado puede dejarse atrás, pero las marcas que dejaba siempre estarían ahí para recordárselo y hacerlo consciente de sus propios errores si los llegaba a cometer. Hoy aceptaba uno de ellos, ahora... La cosa era cómo repararlo ¡Porque tenía planeado hacerlo, claro!
Yo elegí familia... A diferencia de ti.
Eso era lo que lo diferenciaría siempre de su progenitor y que pensaba mantener así. Si no podía ser perfecto en su papel como padre estaba bien, pero no por eso se permitiría ser mediocre dejando que algo tan trivial como su orgullo le impidiera ver que había hecho mal.
Lo cortés no quita lo valiente ¿Verdad?
Le costó subir las escaleras, y ni hablar de lo que fue tocar la puerta esperando respuesta de su hijo, cual cabe a mencionar no obtuvo pero al menos avisó su llegada–Sabía que Dee odiaba que entraran sin antes tocar y lo respetaba–y fue suficiente para asomarse y encontrarse con su silueta echada en la silla frente a su escritorio, con el computador encendido y un video tutorial corriendo.
–¿Dee? Voy a pasar. –Avisó solo por si acaso, cerrando la puerta detrás de sí, mas no sintiéndose listo para acercarse al aludido. Es más, si no decía nada y no lo miraba a la cara era más fácil. –Quería disculparme contigo, ya sabes... Por lo de ayer.
El silencio no se rompió, al menos no por el más joven. Glam supuso entonces que tenía pase libre para seguir hablando, así que se preparó suspirando y continuó.
–No importa si creo que te comportaste como inmaduro, no debí haberte hablado así y... De hecho ni siquiera debí haberte dicho las cosas que dije. Solo estaba alterado.
Si todavía creía que Dee había sido soberbio o no... Eso no importaba ahora, ya podrían corregir eso hablándolo más adelante luego de resolver lo primordial.
Dee seguía callado, quizá no estaba convencido aún y eso Glam podía entenderlo. Aún así avanzó un par de pasos más cerca.
–Eres talentoso, hijo. Tal vez no con la música pero... Sigues siendo un niño muy inteligente y estoy orgulloso de ti, no importa qué. Y si quieres volver a intentar practicar con a guitarra esta vez trataré de no perder la paciencia. Eso sí, espero que pongas de tu parte y entiendas que no es tan fácil que...
De más estaba decir que el ronquido que llegó a sus oídos lo sacó de onda e interrumpió sus palabras, dejándolo helado en su sitio por un momento para luego acercarse solo para finalmente notar que su hijo no había podido escucharlo porque efectivamente había estado dormido todo este tiempo.
A pesar de ese estúpido fallo al disculparse, no pudo evitar reírse por lo bajo y negar con la cabeza, notando que sin importar cuánto crecieran sus niños... Siempre le enternecería verlos dormir, incluso si roncaban como una bestia ivernando o si babeaban ridículamente.
Cerró la laptop suavemente dejando que solo la luz del atardecer iluminara la habitación, y prosiguió a dejar a su hijo en la cama. Quizá él no era tan fuerte como Victoria, mas le sabía mal dejarlo ahí para que luego le diera dolor de espalda y de cuello al despertar. Era afortunado de que ninguno de los dos niños fuese muy pesado aún.
Bueno... Esta vez no salió bien, pero cuando despierte puedo decírselo.
Salió de la habitación sin hacer ruido y conservando su usual sonrisa amplia, pero esta vez sin sentirla forzada. Ante todo había que ser positivo. Ya había avanzado un paso con su voluntad, y aunque no le trajo el resultado que quería, lo hizo pensando que Dee lo escuchaba.
Glam no lo sabía aún, pero Dee se incorporaba ahora mismo, sintiendo que una sonrisa quería asomarse por su rostro y que aunque había sido un poco cruel fingir estar dormido, prefería no decir nada y esperar a que su padre pudiese volver a repetir todo más tarde solo que esta vez mirándolo de frente.
Uh, espero que no se enfade si le rechazo su oferta.
Yo no creo que Dee esté salvado de nada por cómo se comportó, pero admito que no dejaba de desear que Glam se disculpara de una forma más "sincera" por lo ocurrido en el capítulo 7. Me gustaría ver más de la paternidad de Glam, pero esta vez con Heavy.
Yo no soy fan del metal, pero adoro esta serie y a sus personajes, y quería escribir esto desde que salió el capítulo 10 ¡Así que aquí está! Espero que les guste.