Esta historia busca narrar de manera completa cómo se obtuvieron los planos de la Estrella de la Muerte dentro de la continuidad de Leyendas. Ha sido resultado de una extensa investigación que ha abarcado diversas fuentes, a menudo con historias contradictorias. Si bien las escenas son nuevas, muchas situaciones serán extrapolaciones, ampliaciones o conjeturas basadas en eventos vistos o mencionados en obras existentes. Además, este fanfic complementa la recopilación que compartí anteriormente, pero intentaré que se entienda sin la necesidad de leerla.
En cuanto a los personajes, mi objetivo es utilizar principalmente personajes ya existentes, y solo introduciré personajes originales cuando sea absolutamente necesario. Esperando que la colaboración entre personajes secundarios de distintas obras contribuya a crear la sensación de que todo forma parte de una misma historia coherente.
Prólogo
Un día tranquilo en el Imperio
CASA CANTHAM, CORUSCANT
Bail Organa y Mon Mothma se encontraban sentados en los lujosos sillones del opulento Salón Blanco de la sede diplomática alderaaniana, discutiendo una vez más sobre cómo debería funcionar una hipotética alianza que se opusiera al Imperio. Algunos de sus ayudantes observaban atentos a una respetuosa distancia.
En ese momento, Garm Bel Iblis ingresó a la habitación y ambos senadores se levantaron para darle la bienvenida. Hubo un breve silencio mientras se miraban con seriedad.
—Bienvenido, Garm. Me alegra verte de nuevo —saludó Bail con cordial afecto—. Mis más sentidas condolencias por tu pérdida en el atentado en Anchoron.
—Gracias, Bail. Ha sido un momento difícil, pero estoy aquí para seguir luchando. No podemos permitir que el sacrificio de mi familia haya sido en vano —respondió Garm con gratitud.
—Tantas vidas inocentes perdidas por nada —dijo Mon Mothma en tono compasivo—. No sabes el alivio que sentí cuando Bail me informó que tú no estabas entre las víctimas. Pero ver que estás aquí ahora, frente a nosotros, nos llena de esperanza.
Bel Iblis asintió agradecido y tomó asiento en otro sillón junto a Organa y Mothma.
—Gracias Mon, pero ahora vengo con noticias importantes. Supongo que además de mi supervivencia —continuó Bel Iblis volviéndose hacia Organa—, tu agente Aach te ha informado que, aprovechando que se me creería muerto, decidí ir personalmente a Darkknell —Bail asintió, animándolo a continuar—. Aunque hubo algunos contratiempos, que involucraron a una ladrona corelliana y un oficial de Seguridad de Corellia, y la policía local, además de que los agentes de Inteligencia Imperial nos perseguían, al final logré salir de Darkknell con el datapack que me habías pedido que consiga.
—Eso es bueno. ¿Qué has averiguado sobre el proyecto secreto de Tarkin? —preguntó Organa esperanzado.
El rostro de Bel Iblis se ensombreció, y sacudió la cabeza con pesar.
—Me temo que es peor de lo que sospechábamos —respondió—. Hice descifrar el datapack, y aquí tienen un resumen preliminar del análisis del contenido.
Bel Iblis entregó dos tarjetas de datos a Organa y Mothma. Antes de que pudieran pedirlo, Lynia Delline, la asistente de Mon Mothma, se acercó con unos cuadernos de datos seguros para que los senadores las leyeran. Con cierta ansiedad, se sumergieron en la lectura de los documentos.
—Esto no puede ser cierto —exclamó Mon Mothma con incredulidad—. La cantidad de materiales, trabajadores y otros recursos desafía toda lógica para un solo proyecto de construcción.
—Todos los datos concuerdan —ratificó Bel Iblis—. El Imperio está construyendo una estación de combate de proporciones monstruosas.
—Un proyecto de ese tamaño no puede ser nada bueno —murmuró Organa.
—Tienes razón, Bail. Apenas sabemos algo sobre esta estación de combate, pero su mera magnitud supera todas nuestras instalaciones en cada uno de nuestros planetas —añadió Bel Iblis.
—Esto cambia por completo la situación —concluyó Organa abatido—. El Imperio está consolidando su poder de una manera que nunca imaginamos. Nuestras especulaciones y planes previos ya no tienen sentido.
—Aun así, no podemos rendirnos antes de empezar —afirmó Mon Mothma con determinación—. Es cierto que algunas de nuestras estrategias anteriores ya no son factibles, pero no podemos perder la esperanza. Debemos replantear nuestra estrategia y encontrar una manera de contrarrestar esta amenaza.
Bel Iblis asintió en acuerdo, su mente ya maquinando nuevas estrategias.
—Tienes razón, Mon. Pero no será fácil —dijo, asintiendo pensativo—. No podemos enfrentarnos a algo que desconocemos por completo.
—¿Lo desconocemos? —preguntó Organa—. ¿No acabamos de conseguir un datapack lleno de información?
—Lo que tenemos es muy limitado —aclaró Bel Iblis—. Se trata de un proyecto altamente clasificado, con medidas de seguridad estrictas, y nuestro informante parece ser un oficial de rango bajo con acceso limitado a información sensible. El datapack estaba lleno de archivos desordenados. La mayoría de ellos son detalles irrelevantes y repetitivos sobre los turnos y movimientos de su división y la logística asociada.
—Pero dijiste que esto es solo un resumen preliminar. Tu gente sigue analizando la información recuperada, ¿verdad? —preguntó Mon Mothma con esperanza.
—Y ojalá encuentren algún detalle más, pero dudo que pueda hacer una gran diferencia. Todo lo que sabemos por el momento está resumido en este archivo.
—Aquí dice que el sitio de construcción es en el sistema Horuz, en órbita alrededor del planeta penal de Despayre —observó Mon Mothma, volviendo a buscar pistas en el documento—. Es un lugar por donde empezar a buscar.
—La seguridad en todo ese sistema es muy estricta —se lamentó Bel Iblis—. Parece casi imposible que un equipo de reconocimiento pueda entrar y volver a salir sin ser detectado. Tal vez se pueda averiguar algo vigilando desde una distancia segura. Pero sería prudente conseguir más información antes de poner vidas en riesgo.
—El documento también menciona que hay un gran número de trabajadores trabajando en la construcción, presumiblemente esclavos, entre los que hay un importante número de wookiees —señaló Organa.
—Sí, y nuestros contactos en la Resistencia de Kashyyyk denuncian secuestros masivos de wookiees que son enviados fuera del planeta, posiblemente para trabajar como esclavos —añadió Bel Iblis.
—Estaba pensando en los que acogimos como refugiados en Alderaan, pero tienes razón, la resistencia de su planeta estará mejor informada. Me pondré en contacto con ellos, y tal vez podamos ayudarnos mutuamente. Los wookiees han sufrido mucho bajo el Imperio, y la situación no parece estar mejorando.
—Por otro lado, algunas de nuestras primeras pistas sobre este proyecto fueron gastos y movimientos de recursos que no pudimos rastrear. Pero en comparación con la escala que vemos aquí, lo que descubrimos antes era solo una pequeña fracción —agregó Mon Mothma—. Pediré a mis analistas que intenten obtener más información sobre el financiamiento.
—Concuerdo en que necesitaremos obtener más información antes de poder planear una forma efectiva de actuar —dijo Organa.
Mon Mothma asintió en acuerdo.
—Debemos infiltrarnos en las redes del Imperio, buscar aliados en los rincones más oscuros de la galaxia y descubrir cualquier información que pueda ayudarnos.
—Ahora que lo mencionas, Mon, uno de mis hombres de confianza lleva un tiempo colaborando con la Resistencia Bothan —dijo Bel Iblis—. Ya debe haberse ganado su confianza y establecido contacto con su Red de Espías.
—La Red de Espías Bothan tiene fama de ser el mejor servicio de inteligencia de la galaxia —comentó Mon Mothma—. Aunque puede haber algo de exageración en eso, no me cabe duda que serían un formidable aliado para nuestra causa.
Organa dudó por un momento antes de revelar esta información.
—También conozco a algunos jedi supervivientes —dijo por fin—. Hay uno que está en una misión muy importante que es mejor mantener en secreto. Pero hay otros, Ylenic It'kla está colaborando con la resistencia de Alderaan, Shaak Ti tiene una pequeña banda en Felucia, y Rahm Kota dirige un ejército mercenario en su lucha contra el Imperio.
—Sabía sobre Rahm Kota. No ha hecho muchos esfuerzos por mantenerse oculto —respondió Mon Mothma con cautela y seriedad—. Pero no sobre los otros. Hiciste bien en dudar. Aunque sé que confías en nosotros, hay secretos que es mejor mantener entre pocos. Pueden ser aliados importantes algún día, pero también son objetivos visibles perseguidos por el Imperio.
—Lo único que podemos hacer es seguir con lo que ya veníamos haciendo: investigar en secreto, evitando llamar la atención y compartiendo la información que obtengamos —concluyó Mon Mothma.
—De acuerdo —asintió Bel Iblis—. Sé que no todos estamos listos para combinar las resistencias de nuestros planetas en una alianza unificada.
—Formar una alianza llamando la atención sobre nosotros mismos solo para ser aplastados por el Imperio, enviaría el mensaje equivocado —opinó Mon Mothma.
—Necesitamos los medios para proteger a nuestros aliados, y mostrar que podemos lastimar al Imperio —continuó Organa, continuando algunos de los puntos de sus discusiones previas con Mon Mothma.
Los tres líderes de la resistencia se miraron con determinación. A pesar de las dificultades y la incertidumbre, sabían que no podían rendirse. El inicio de un nuevo capítulo en su lucha contra el Imperio había comenzado, y estaban dispuestos a hacer todo lo posible para restaurar la esperanza en la galaxia.
Nota del autor
Esto sería un epílogo para la historia de Interludio en Darkknell, parte de los Relatos de la Nueva República.
Las reuniones en Casa Cantham son conversaciones previas entre los líderes antes de que se formara la Alianza. Vienen originalmente de The Rebel Alliance Sourcebook, y son mencionadas en varias fuentes posteriores, incluyendo The Force Unleashed.