Todos los personajes perteneces a J.K. Rowling y a J.R.R Tolkien (creo que es el nombre), yo sólo les uso con fines de entretenimiento. No gano nada con esto. Hay muchas cosas de las que no estoy muy segura por lo que puede haber algunos errores con respecto a los libros, sobre todo de LotR.
La siguiente historia es yaoi/slash así que si no te gusta el género no lo leas. Ahora, a la historia….
Muchisimas gracias a tods los que siguieron esta historia y me enviaron sus comentarios, en verdad me ayudaron muchisimo, este capitulo esta dedicado a tods ustedes. Un besote para todos.
Viajando a Otra Dimensión: Curando heridas en un ambiente familiar.
Legolas miró a su alrededor, nada había cambiado desde que dejó su hogar y utilizó la piedra para encontrar a su alma gemela. Una triste sonrisa apareció en su rostro. Harry, el hermoso e inocente joven, fue enterrado tres días prior. Su rostro pacífico, palidos labios que nunca llegó a probar, indomable cabello negro, su cuerpo pequeño y delgado envuelto en una hermosa túnica blanca, con engravados dorados y plateados.
Como acostumbran los magos, su cuerpo fue quemado junto a su varita, parte de sus cenizas esparcidas al lado de la de sus padres, donde se creo una pequeña lápida. El resto fue esparcido en Hogwarts, no pasó mucho antes de que el viento se llevara los restos del joven, cubriendo todo el lugar con la presencia de uno de los mejores magos de la historia.
Una lágrima solitaria abandono su ojo derecho. Se sentía triste, culpable. Si el hubiese sido mas cuidadoso. Soltó un suspiro. Quisiera cambiar muchas cosas, eran muchos los 'si hubiera', pero eso ya no cuenta ahora. Lo hecho, hecho esta, y no hay forma de deshacerlo.
Una suave melodia salió de sus labios, una canción por la persona amada, aquella persona especial a quien has perdido para siempre, deseando en tu corazón poder hayar una forma de que ella vuelva a ti.
La suave letra partió el alma de todo el que la escuchaba, sintiendo en alma propia el dolor que el origen de la melodía sentía.
No mucho después del funeral, Albus se acercó a él, ofreciendole un extraño colgante. Un transladador, explicó el anciano mago. Una sonrisa triste adornó sus labios. Era cierto que este mundo ya no había nada que lo atajara, y sería mucho mejor que el curara heridas en un ambiente familiar, con personas que lo entendieran, con su familia y amigo, con su raza.
Albus sabía por lo que él estaba pasando y lo había apoyado atravez de todo el camino. Era lógico que él le entendiera cuando el anciano había cometido el mismo error que él. Una sonrisa triste adornó su rostro, pensando en la alegre imagen que el director de Hogwarts siempre daba a sus amigos, compañeros, conocidos y alumnos.
Sus ojos siempre estaban brillando y su sonrisa solo cambiaba cuando se encontraba en presencia de sus enemigos. Bueno, al menos el viejo ya no tenía que preocuparse por enemigos o batallas.
Legolas dejo que sus ojos absorvieran la belleza presentada ante sí. A su derecha, bastas tierras se extendían en la distancia, no tocadas por el hombre, inhospitas para aquel que no entendiera su verdadera belleza. Se acercó a uno claro que contenía un pequeño arroyó y flores por doquier.
Cerca del arroyó había una formación de rocas, en las que se encontraba sentado Gandalf. El viejo mago lo miró con sus penetrantes ojos. Una sonrisa triste cruzaba sus envejecidos labios. Por la posición en que se encontraba, el elfo se dio cuenta que poco tiempo había pasado.
-Si quieres, puedes reunirte con los demás, o si prefieres puedes regresar con tu familia. Estoy seguro que Aragorn entenderá-
-Gracias, Gandalf- sin mas el elfo tomó rumbo a los establos, donde tomó su caballo y tomó rumbo a Mirkwood.
Su hogar estaba a dos semanas de camino desde Gondor. Su caballo fue a maxima velocidad, haciendo solo paradas para que su caballo pudiese descansar. El viaje pasó en una neblina, sus pensamientos iban una y otra vez hacias Harry, hacia sus amigos y familia.
La pena que envolvía a todos los que una vez conocieron y amaron al chico que vivio amenazaba con consumierlo a el también. Pero el tenía que ser fuerte, el había sorevivido a muchas cosas, el tenía que vivir... por Harry. Por su hermoso angel de increíble ojos verdes.
Pero aun asi su corazón dolía, nunca antes se había sentido así. Solo deseaba que algo de tiempo con su familia pudiese ayudarlo.
Ya había pasado un año desde que había llegado a Mirkwood. Sus días pasaban entre ayudar a su padre y hermanos con el reino, preparando todo para la partida hacia las tierras imperecederas. El resto del tiempo ayudando en el entrenamiento de los elfos que alcanzaban la mayoría.
Algunas noches tenía que ir a las afueras del reino a patrullar, no fuera que arañas u orcs estuviesen causando problemas. Esta era una de esas noches. A su lado se encontraba Oropher, uno de sus mejores amigos.
-Ultimamente has estado muy callado, Legola. ¿Que te esta molestando?-
-No tienes que preocuparte, estaré bien- al ver el rostro exceptico de su amigo, continuó –En serio, estare bien. Solo necesito tiempo.
-Al menos deberías hablar de lo que te molesta, sino conmigo, con tu familia, estoy seguro que te ayudaría-
-Tal vez...-
-Pero...-
-¿Como sabes que hay un pero?-
-siempre hay peros-
-Así parece- un suspiro escapó sus labios.
El otro solo le lanzó una mirada llena de preocupación, pero no podía hacer nada. El sabía que no era una buena idea presionar al elfo, el díria lo que le preocupaba cuando fuera el momento adecuado.
Así siguieron pasando los años, Legolas se reunió con Gimly, quienes recorrieron la tierra media durante años. Ayudando a reparar el desastre que la guerra había dejado. (A/N: No recuerdo que fue lo que hicieron, creo que legolas tenía que ver con la formación de un pueblo de elfos en no se donde, pero mi memoria es muy difusa ultimamente)
Y así continuó por diesciseis años, hasta que su querido amigo, Aragorn, Trancos, Elessar o como ustedes quieran llamarle, llamó por él. Preocupado por su amigo, quien –según Gimly- parecía que hubiese presenciado la muerte de su amante. No que el enano estuviese muy lejos de la realidad.
Diez días después de recibir la carta del rey, Legolas y su fiel acompañante tomaron rumbo a Gondor. Al llegar, todo fue fiesta y alegría. Arwen estaba más que feliz de volver a ver a su gran amigo de juventud, mientras que Aragorn siempre consideró al rubio su confidente.
En la calurosa mañana, los dos elfos, el humano y el enano, caminaban por los jardines de la reina. Hablaron de todo y de nada. Los ultimos acontecimientos en el reino, Rivendell, la próxima partida de los elfos de los bosques dorados. Y por ultimo: Eomer.
A/N: si, ya se que debí tener mas creatividad con respecto al nombre, pero cuando inicié este fic, no sabía mucho acerca del Señor de los anillos, así que no tenía ni idea que Eomer era el hermano de Eowyn, ni que era humano. Pueden cambiarle el nombre a gusto.
-No se si les gustaría ser el tutor de Eomer. Es un joven maravilloso, ha tomado todas las características de los elfos. Y con su herencia, lo mas seguro es que tenga que decidir entre ser humano o ser un elfo. Su pasión por la naturaleza es asombrosa y temó que no desee quedarse a cargo del reino. Lo mismo sucede con Ellanhoir, aunque es muy joven para empezar su entranamiento, aunque él muestra mas deseos de governar que su hermano-
-Estaré encantado de ser su instructor, Mellon nin- Aragorn sonrió ampliamente, dandole las gracias.
-Creo que es hora de que les conozcas. A Eomer no lo has visto desde que nació y Ellanhoir no lo has conocido siquiera. Vamos, deben estar en algún lugar, tal vez trepados en algún arbol-
Arwen encontró primero a Ellanhoir, quien era la viva imagen de Aragorn. Cabello hasta los hombros color castaño y hermosos ojos grises. Su sonrisa parecía iluminar todo el lugar, caminaba con la gracia de los elfos, sus ojos audaces y brillantes.
Pocos minutos después apareció Eomer. Cabellos negros como Arwen e increibles ojos verdes.
-Harry...- fue un susurro, ignorado por todos menos el joven casi-elfo, quien solo le dio una de sus mejores sonrisas, antes de tomarlo por el brazo y llevarseló a un lugar desconocido, ante la mirada divertida de los demás.
Ya fuera de la vista de todos, el elfo trató de decir algo, una disculpa, una confesión de amor, pero nada salía de su boca. Nada tenía que salir. Harry lo entendía. O al menos la sonrisa en el rostro del joven daba eso a entender.
Sin esperar mas, el joven de cabello azabache tomó entre sus manos el rostro de Legolas y con un tierno beso, selló su pacto de amor...
FIN
No puedo creerlo, es el primer fic que termino. Se que el final esta un poco raro y no es lo que ustedes se esperaban. Solo espero que les guste. Pensaba poner un poco de la vida de Eomer y Legolas, pero no creí que fuese necesario. Ya saben lo que sucede, se reencuentran y ahora si viven felices por siempre.
Muchisimas gracias a todas las personas que siguieron este fic. Si no hubiese sido por su apoyo, dudo que lo hubiese terminado.
Especial agradecimiento a Spirit Dreams, Snivelly, Ruby Andariel Claw, Amaly Malfoy, Azuuria The Dragoness, Yatta y Arima Chan. Este capitulo va dedicado a todas ustedes.
Un besote a todas.
Cuídense.