Ojos de Dragón II: Despiértame y sálvame

Holas a todos, esta es la continuación de Ojos de Dragón clasificación R. Esta es la segunda parte de lo que quedó inconcluso y será un relato breve en comparación al otro, así como advierto que tiene spoilers del quinto libro, de hecho se desarrolla en el sexto año de Harry. El protagonista: Severus Snape y… es mejor que sigan leyendo para saber.

Espero sus comentarios, opiniones y reviews!

Capitulo 1  El Dragón sigue respirando

- ¿Cómo pude ser tan ciego? ¿Cómo no me di cuenta? ¿Por qué? - Dijo Severus Snape repitiéndose en la oscuridad de la noche cerca de una débil luz. – Estuvo allí, debí saberlo, debí haberla rescatado. Pero nunca lo hice. Todas las noches que debió sentirse como yo, tan fría, tan sola, tan miserable… Pero ahora que se toda la verdad, la volveré a ver, ella regresará… será esta noche

- Severus, no lo puedes hacer. Le has prometido a Dumbledore… - Dijo Remus Lupin interviniendo.

- No me digas que puedo hacer. – Dijo Snape rudamente - No se trata de Dumbledore, Lupin, se trata de ella, ella no está muerta. Necesito traerla…

- No puedes. No lo pienses, Dumbledore tiene razón Severus… es una obsesión tuya.

- Ignoras muchos secretos de un hechicero oscuro y su pasado, claro que puedo. – Dijo Snape seguro.

- No Severus… - Lupin negó con la cabeza.

- ¿No harías lo mismo si descubrieras que Jordan pudiera vivir de nuevo? Florence terminó así por mi culpa, pues voy a enmendar mi error cumpliendo con mi promesa. La voy a traer de vuelta, así cueste mi propia sangre… - Snape terminó apagando la lámpara y la oscuridad reinó en la habitación.

5 Meses antes…

            Nuestra historia comienza una noche de Agosto, en las calles frías de Londres. Donde un grupo de sujetos vestidos de negro le prestan atención a una tienda muggle…

- Allí está, no la pierdan de vista. – Dijo La voz de Lucius Malfoy en una noche en la ciudad muggle de Londres. – Esta vez si lo lograremos.

- Nada mal Malfoy, 3 días de haberte escapado de Azkaban y ya haces de las tuyas – La voz de Ivan Rodolphus Lestrange sonaba algo ronca. Una chica de aproximadamente 20 años salía de un local muggle, acababa de hacer compras. Era una chica de cabello oscuro con mechones rojizos, de ojos negros, nariz perfilada y alta.

- El plan del maestro ha fallado, ahora necesitamos asegurarnos el plan segundo mientras tanto. – Dijo Lucius Malfoy avanzando con su varita escondida.

- Bien, Roger quiero que hagas un favor. – Dijo La chica muggle con sus paquetes hablando por teléfono celular - No, no firmaré otro contrato en condiciones así, no… lo que ocurre es que… - La chica hablaba por teléfono celular y se subía a su auto. - … hablaremos mañana.

            Malfoy la abordó frente al auto.

- Un placer conocerla, Ariadne Xavier… un verdadero placer. – Lucius Malfoy la miró por un instante y se estremeció.

- Oh amigo, lo siento. No tengo plumas, no puedo firmar autógrafos. Lo siento. ¿Cómo sabe mi nombre verdadero? – Dijo la chica, ser un mago había hecho ignorar a Lucius, que aquella chica era famosa entre los muggles. De hecho así era, era la cantante Rock del momento, era simplemente "Airam". No era una muggle cualquiera, era una famosa cantante y compositora.

- No vengo por un autografo, vengo por usted… mi Señor la quiere ver…

- Si me está hablando de una nueva concesión de Refresco "Cola Plus" no quiero saber. Tengo agenda ocupada. – La chica sonreía por cortesía con ganas de irse.

- Aun no entiende, mi señor no es ningún muggle… - Hubo una pausa de silencio. La chica reaccionó al escuchar la palabra "muggle" y lanzó sus bolsas al piso. Lucius Malfoy sacó su varita y antes de que pudiera hacer algo, la chica se metió al carro.

- Usted es un mago, sea lo que sea que usted quiera… - La chica trataba de encender el carro nerviosa.

- Esperaba una charla más amistosa  – Lucius Malfoy lanzó una maldición al carro. La chica salió disparada al suelo. Intentó retroceder pero dos sujetos aparecieron.

- Morgana, detenla… - Dijo Lucius Malfoy desesperado. Una mujer salió de las sombras y su rostro se iluminó con una de las farolas de la calle.

- Mi nombre es Bellatrix, no lo olvides. Ah… - la mujer de parpados caídos y pelo espeso observó con precisión a la chica acorralada y exclamó - es igual a esa desgraciada, solo por los ojos. Maldita, es una fortuna que esté muerta.

- ¿Quién? ¿De que hablan? – La chica estaba asustada – Oigan si ustedes son mis fans, les prometo que les daré un póster autografiado. Incluso aunque sean magos, no tienen porque alterarse de esa manera.

- Esto será fácil. "Imperius" – Dijo Lestrange, un rayo salió de su varita, al impactar contra la chica no tenía efecto. Los tres se quedaron asombrados y la chica muggle corrió asustada.

- Nos engañaron, sabe resistirse a la maldición Imperius… no es una muggle. – Dijo Lestrange enojado.

- Claro que no es muggle, es una bruja – Malfoy lanzó otro hechizo para detenerla. La chica salió corriendo, con los 3 mortífagos tras ella.

- Siempre a mí. – Dijo la chica apurada y nerviosa corriendo hacia una calle – Dios!!! si me salvas de esta prometo hacer mas obras de caridad. Dios!! –Encontró un basurero y se escondió. Los mortífagos la perdieron de vista y siguieron de largo. La calle quedó en quietud.

- Uffa! mi auto está arruinado, no tengo batería del celular y… - una lechuza llegó hasta ella con una carta. - … y por si fuera poco una carta del Ministerio de Magia ha llegado.

* * *

Dos hombres se encontraban hablando en un despacho lujoso a la mañana siguiente, el despacho del Ministro de magia, eran Fudge y Dumbledore, un empleado entró rápidamente.

- Señor Fudge, Señor Dumbledore, con permiso. Hemos capturado a una de las mortífagas más peligrosas al servicio de Tu-ya-sabes-quien. Está en la sala de juicios esperando para su sentencia.

- ¿Ya la tienen? – Fudge parecía asombrado - ¿De quien se trata? ¿De Bellatrix Lestrange?

- No, se trata de Ariadne Xavier. – Dijo el mago haciendo que Fudge se estremeciera – La hija de…

- No la nombres por favor. – Fudge se levantó del asiento. – Ya voy para allá. - Fudge se dirigió al salón de audiencias y juicios. Allí estaba la jovencita Ariadne algo confundida, Dumbledore venía detrás. El jurado se levantó y Ariadne fue encadenada a la silla, era extraño porque su vestimenta no pegaba para nada con aquella habitación.

- Bien, que tenemos aquí. Acusada de hacer magia frente a los muggles. – Dijo Fudge sentándose en uno de los puestos, la chica miraba sorprendida.

- Oigan, no quiero ser grosera. Pero yo no hice nada. Hoy ha sido mi peor día. Jo, deje mi carro aparcado en la calle, mi celular no sirve y…

- ¿Podría hacer silencio un momento? – Dijo Fudge.

- A ver. Usted hizo magia frente a una calle muggle. ¿Sabe que eso es penado por la ley mágica? – Dijo una de la brujas del ministerio.

- ¡No fui yo! – Dijo la chica chillando – Fueron los hombres de negro!

- Percibimos actividad de artes oscuras desde la calle donde usted se encontraba. – Dijo Fudge mirando sus pergaminos en la mesa.

- No fui yo!!! – Dijo la chica cansada y perturbada

- Queremos que confiese su relación con Tu-ya-sabes-quien. – Dijo Fudge.

- ¿Quién es el-que-ustedes-saben? Disculpe, no se a quien se refiere. – La chica miraba a Fudge como si estuviera loco.

- Pues me imagino a quien usted le sirve… - Dijo Fudge aun acusándola de ser partidaria de Voldemort

- Deben estar Locos. Si se refieren a Roger mi manager, el es un poco testarudo, pero lleva bien mis finanzas…- Ariadne no entendía.

- Me refiero al Señor Oscuro – Dijo Fudge temblando ligeramente. – Señorita Ariadne Xavier, confiese.

- ¿La Srta. Xavier? me temo que hay un error. Ella no es partidaria de Voldemort. – Dijo Dumbledore de semblante serio.

- ¿No recuerda quien es su madre? – Dijo Fudge en tono de que era obvio su culpabilidad.

- Lo se muy bien. Pero ella no es seguidora de Voldemort, yo me encargué de ella hace 15 años… lo recuerdo bien. – Dijo Dumbledore. – Ella no está al tanto de lo que ocurre en la comunidad mágica, es como una muggle más.

- Bien, si es así. ¿Quién es usted? ¿A que se dedica? ¿Quiénes son sus padres? – Dijo una miembro del jurado con cara de cansancio.

- Bueno, soy "Airam", compositora y cantante de música salida del alma! – Dijo la chica.

- No me interesa su carrera muggle - Dijo Fudge

- Ok, usted acabó con la magia… Soy Ariadne Xavier, es mi verdadero nombre si me pregunta. Usted lo sabe! Soy mitad muggle y mitad… ya saben mitad Bruja – Dijo en un susurro. – Tengo 19 años, y soy compositora y cantante ¿No me reconocen? – la cara desaprobación del jurado la hizo borrar la sonrisa. – Bueno, ya que no saben de mi música, vivo en Londres y… mis padres son Florence Harrington y Joseph Xavier.

- Bien… entonces las circunstancias cambian. No creo que sea necesario enviarla a Azkaban. – Dijo Fudge respirando mas tranquilo. - Dígame algo, ¿usted sabe algo de magia?

- No, soy una bruja sin "entrenamiento". Nunca me gustó aprender magia, aunque creo que debería aprender algo mas avanzando que esos hechizos sencillos que medio sé, sino la próxima vez esos tres sujetos de capuchas me capturarán!

- ¿Sujetos con capuchas? ¿Qué ocurrió? – Dijo una mujer del jurado muy atenta.

- Bueno, estaba subiendo a mi auto mientras hablaba por teléfono con Roger y me hablaba del nuevo contrato de Plus Cola, ¡era injusto!… no pagaban lo suficiente y eran horas extra de trabajo.

- Hable del incidente, no de sus asuntos con el Roger Feletono – Dijo Fudge enojado.

- No es Feletono, es Telefono. – Dijo la chica sonriendo – Bueno, sigo. Estaba hablando cuando un tipo de 40 años, mas o menos, me dijo que fuera con el, le dije que no podía firmarle un autógrafo y se alteró, sacó su varita, entré el carro y me lanzó fuera con otro hechizo. El hombre creo que se llamaba… M… Malfew… Malfoy, era rubio. Luego salieron dos mas, una era una mujer mal vestida… uff que horror de fachas. Se llamaba Morgana y luego le dijeron Bellatrix, en cuanto al otro, nunca dijo su nombre- Dijo la chica. – Salí huyendo, me oculté en los basureros, y allí me encontraron los del ministerio. Fue horrible. – La chica estaba con tono triste.

- ¿Qué haremos con ella? – Preguntó un mago joven al lado

- Bien sabe que aun tiene que ser sentenciada a un castigo por su delito. Azkaban es mucho. – Dijo Fudge algo cansado. – San Mungo no es necesario, pobres enfermos.

- No hice magia, no es ningún delito…. – Dijo la chica en tono de auxilio.

- Fudge, déjalo así. Yo me la llevaré a Hogwarts. – Dijo Dumbledore

- ¿No sería más fácil dejarla ir y que vuelva a su habitat muggle? Ella no se siente cómoda aquí. – Dijo el joven mago sonriéndole a la jovencita

- Si es mejor. Ya saben… me voy de gira. No puedo. – Dijo Ariadne levantándose aun con su apariencia muggle y agitando su cabello largo mientras se lo rascaba.

- Cornelius, ella necesita protección. Lo de anoche fue una señal clara… Voldemort la anda buscando.

- ¿Me buscan? ¿Para que me buscan? – La chica no entendía ni jota del asunto

- Si, explícame eso. ¿Para que Tu-ya-sabes-quien la busca? – Fudge estaba confuso.

- Posiblemente para terminar su tarea y asegurar un segundo plan.

- Deja que me explique. Tu-ya-sabes-quien, buscar conquistar el mundo y su plan es buscar a esta niña inútil y habladora para triunfar sobre todos nosotros. Es absurdo, ridículo y PATETICO!

- Pero es la realidad. Te debo explicaciones luego, déjame custodiarla mientras, al momento te diré cada detalle. Hay cosas que yo mismo desconozco.

- Bien, Ariadne Xavier, usted queda sentenciada a irse a Hogwarts a cargo de la tutela de Albus Dumbledore.

- ¿Yo? Pero ¿y mi gira?, ¿mi disco…? La Gran Airam necesita concentrarse en su carrera y…- la chica estaba asustada.

- Ahora puede irse, le agradezco que lo haga rápido y ahórrese las visitas al ministerio. – Fudge se levantó de su silla.

- Que gruñón, Ministro de Magia y no le caí bien. Bueno…

- Ariadne, ¿serías tan amable de acompañarme? – Dijo Dumbledore.

            Una mañana como cualquier otra en Grimmauld Place, la puerta se abrió y entraron varios magos, Remus Lupin y Nymphadora Tonks. Detrás entró una chica apresurada con una preciosa maleta de viaje de cuero italiano, vestida con ropas exóticas y unos lentes de sol.

- Les agradezco haberme dejado buscar algunas de mis pertenencias… Uff, que viaje mas largo. ¡Gran casa! – Dijo Ariadne llegando a la casa.

- Puedes quedarte en la habitación izquierda a la segunda puerta arriba. – Dijo Remus Lupin observando atento a la chica. – El profesor Dumbledore me dijo que te quedarás un tiempo aquí.

- Bueno, si. Realmente iré a Hogwarts, supuestamente estoy en peligro así que. Ya saben. – Ariadne no entendía mucho y subió las escaleras quitándose sus lentes de sol.

- Que bruja tan extraña! – Dijo Tonks  viéndola mientras se marchaba.

- ¿Quién es ella? – Preguntó Ron llegando de la cocina mirando a la chica con atención.

- No me la creo, es… ¿"Airam"?. La cantante muggle. – Dijo Hermione al lado de Ron con cara de asombro. Un chico de 16 años y cabello azabache irrumpió en la sala curioso, al lado de la menor de Los Weasley-

- ¿Qué hace aquí? – Preguntó Harry

- Bueno, Dumbledore dice que estará mejor aquí. Parece que los mortífagos la buscan y es necesario protegerla. – Dijo Lupin lógico.

- No sabía que fuese bruja, no lo parece… - Dijo Hermione

- Eso es verdad, no es muy convencional. Los últimos 15 años ha vivido entre muggles. Parece que es feliz. – Dijo Remus – se parece tanto a ella.

- ¿A quien? – Harry no entendía

- A su madre, es igual a ella, a excepción de los ojos. – Dijo Lupin. – Y su nombre no es Airam. Es Ariadne Xavier…

En la cena, todos se sentaron en la mesa, algunos magos de la Orden se quedaron observando extrañados a Ariadne. La chica no los observaba sino que estaba leyendo un periódico muggle…

- Caray! La gente piensa que me han secuestrado… - Dijo Ariadne en voz alta.

- ¿Cómo es eso? – Preguntó Tonks interesada.

- Mira lo que dice en este periodico…

"Ayer en la cadena de Tiendas "Fashion Jungle" la gran cantante "Airam" la diosa de la música rock juvenil fue secuestrada por una banda de encapuchados góticos. Se presume la vinculación de "Airam" con un grupo satánico de adoradores de la muerte…"

- No están tan equivocados, fuiste atacada por mortífagos, les encanta traer muerte. – Dijo Lupin.

- Dios, mi reputación se vendrá abajo. Necesito ir a hablar con Roger…

- No saldrás de esta casa! – Dijo Lupin – No hasta que Dumbledore nos de una orden

- Tiene razón. Aunque tenemos que ir al callejón Diagon a comprarte ropa, no puedes andar vestida así. Además tienes que comportarte como una bruja – Dijo Tonks riendo por la cara que todos ponían al verla.

- Bien. – Dijo Ariadne sin prestar atención y escribiendo una canción en su libreta.

- Es como comer con ella, se parece mucho a ella. – Dijo uno de los magos por lo bajo asustado.

- No es ella, es su hija. Ella está muerta. – Dijo Lupin tranquilo.

- No entiendo algo, cada vez que alguien me dice que me parezco a ella, lo dicen con rostro temeroso. ¿Qué pasa con mi madre? – Preguntó Ariadne sin entender.

- Eso te lo contará Dumbledore cuando venga, cariño mejor come, te veo muy débil. – Dijo la Señora Weasley.

- No entiendo, todos me huyen la mirada. Todos los magos lo hacen.  – Dijo Ariadne herida, sus ojos negros bajaron hacia la mesa. – Yo no he hecho nada, aun ni entiendo porque estoy aquí. Voy a dormir, tengo un horrible dolor de cabeza. Quisiera arreglar las cosas y que me dijeran que diablos me ocultan de una vez por todas…- Ariadne se fue a la puerta del comedor y se tropezó con alguien, era un hombre alto de barba blanca.

- ¿Quieres saberlo? – Albus Dumbledore había entrado por la puerta del comedor, acompañado de Mc Gonagall.

- Profesor Dumbledore – Ariadne retrocedió de la exaltación. – Llegó antes de lo acordado.

- Estaba inaguantable – Dijo Tonks riéndose.

- No la culpo. – Dijo Dumbledore sonriendo. – Sabía que no aguantarías un día más sin saber porque andas aquí. Hola a los demás.

- Profesor, ¿a quien más esperamos? – Preguntó Molly. – Usted me pidió que apartara dos puestos.

- Oh si, mi invitado especial debe estar por llegar en un momento. – Dijo Dumbledore comprobando en su reloj. - ¿Qué quieres que te diga Ariadne?

- Porque esos asesinos me atacaron y porque debo ir a Hogwarts mandando al diablo mi carrera musical. – Preguntó la chica - ¿Qué buscan? ¿Por qué a mí?

- Supongo que Lord Voldemort quiere conocer a la hija de Florence. Creo que te busca para algo, quizás para destruirte o para que te unas a su lado.

- Ok, un momento. ¿Qué Locura es esta? ¿Quién es Lord Voldemort? – Ariadne estaba más confundida.

- ¿No sabes quien es Lord Voldemort? – Miró asombrado Lupin.

- Lord Voldemort es un mago malvado, de las líneas del lado oscuro. El quiere la limpieza de sangre, quiere eliminar a los mugles y a los brujos nacidos de muggles. Tiene a astutos seguidores y supongo que a varios espías, practica la magia oscura y odia especialmente a los muggles y a los hijos de muggles. – Dijo Dumbledore explicándole. - Sus objetivos son tomar el mundo y transformarlo en caos. Es la maldad, quiere volverlo todo en tinieblas y conseguir la inmortalidad.

- El mató a mis padres – Dijo Harry. – Es el Heredero de Slytherin.

- Tiempo – Ariadne pidió que se detuvieran – Esto no puede ser, suena como un cuento infantil del bien y el mal. El malo de los malos, ¿Qué clase de chiste es este? Es inconcebible en mi mente. No existe bien o mal, solo…

- ¿…El poder y aquellos demasiado débiles para buscarlo? – Una voz fría sonó en la entrada. – Conozco personalmente a quien dijo eso.

- Severus – Dijo Dumbledore volteando.

            En la puerta del comedor estaba un mago vestido con capa de viaje negra, de rostro cetrino, nariz ganchuda, cabello negro y grasoso; Severus Snape acababa de pisar la cálida habitación.

- Ya estoy aquí, Profesor. Me retrasé un poco – Dijo la fría voz de Severus Snape colgando en un perchero su capa.

- Me alegra verte Severus. – Dijo Dumbledore.

- ¿De que se trata todo esto? – Snape miró desconfiado. Dumbledore se hizo a un lado y lo invitó a sentarse en la mesa. El avanzó lentamente mirando con odio a sus estudiantes menos favoritos.

- Severus, te he llamado para algo importante. – Dijo Dumbledore – Es sobre Florence Harrington. Muchas interrogantes serán resueltas.

- ¿Cuándo? – Preguntó Ariadne.

- Pronto. Créeme que muy pronto. – Dijo Dumbledore - Severus,  te presento a Ariadne Xavier. Ariadne el es profesor de Hogwarts, Severus Snape. – Dijo Dumbledore presentándole. Snape se acercó más a la chica y la detalló. Ella tembló ligeramente al verlo.

– Es extraño… es como si ella hubiera vuelto, es… - Snape quedó viéndola un rato más.

- Es su hija Severus, es su hija. Ella no ha vuelto – Dumbledore se lo recordó. – Se parecen mucho físicamente.

- ¿Tuvo una hija? ¿Florence tuvo una hija? – Snape estaba desanimado, recordaba bien todo sobre Florence. – Tu niña… ¿Cuántos años tienes?

- 19 años, señor Snape – Dijo Ariadne algo asustada, sentía que ya conocía a ese hombre, pero no era así. De hecho no lo conocía, pero algo de él le resultaba familiar. Su medallón se sentía pesado. – Supongo que esto será otro cuestionario…

- Ariadne, el te contará todo sobre tu madre. – Dijo Dumbledore.

- ¿Quién es tu padre? – Snape preguntó con una nota de resentimiento.

- Joseph Xavier, el está muerto también.

- ¿Xavier?

- Es un hombre normal, sin magia. – Respondio Ariadne pero eso fue un error

- ¿Llamas tu sin magia algo normal? Un momento ¿Su padre es muggle? – Snape estaba conteniendo la respiración mientras miraba a Dumbledore.

- Si, su padre es muggle.– Dijo Dumbledore y la chica lo miró. - No se por donde empezar, quise que Severus viniera para que supiera de ti, luego de tanto tiempo. Ariadne, te hará bien conocerlo, era un gran amigo de tu madre.

- No es así… - Snape agitó su puño, pero luego reaccionó – Bueno Si, fuimos amigos.

- ¿Por qué se contradice? – Preguntó Ariadne.

- Son muchos años. – Dijo Snape levantándose violentamente ante la mirada de aosmbro de los chicos.

- No me diga que ahora sufre de Alzheimer y se le olvidan las cosas – Dijo irónicamente Ariadne.

- ¿Qué cosa? – Snape no entendía

- Sabes mucho sobre Florence – Dijo Dumbledore. – Quédate y explícale un poco.

- No soy la persona indicada, ella… - Pero Snape se mostraba por primera vez inseguro - es imposible que esta hija de muggle sea hija de mi… de Florence. – Dijo Snape sudando en la frente. – No sabe nada de nada

- Podrías ayudarla. Podrías hacérselo más fácil. Voldemort la anda buscando ahora…

- ¿Buscarla? Yo ni siquiera sabía que ella existía… - Snape se mostraba confundido. – Es obvio que el Señor Oscuro me oculta mucha información…

- No entiendo, me pierdo. Soy una persona no mágica, me pierdo en la conversación. – Gritó Ariadne desesperada. – Me voy, me regreso a cantar a los muggles, que digo a mis fans… soy muggle… no, que digo. SOY NORMAL!!!!

- ¿La hija de Florence es cantante e hija de un muggle? – Snape miraba incrédulo. – Esto es imposible.

- ¿Cuál es el problema de él? – Ariadne lo miró con cara de poco amigos.

- Ninguno, pequeña mocosa!

- Usted no me va a insultar en mis narices, además casi soy de su tamaño – Ariadne se levantó y le apuntó con el puño, Snape se levantó pero le apuntó con la varita.

- No volveré a caer en tus tentaciones- Dijo Snape hirviendo y Dumbledore se interpuso.

- Niños, cálmense y oigan! Basta de insultos. – Dijo Dumbledore y Remus Lupin se reía.

- Parece que los años de Hogwarts reviven! – Dijo Lupin riéndose.

- Severus no te alteres, ella no es Florence. Ariadne, Severus está algo confundido. – Dijo Dumbledore.

- Bien, quiero la verdad. – Dijo Ariadne rudamente - Así podré cumplir mi castigo en ese lugar "Hogwarts", donde hay de seguro tantos locos maniáticos como ustedes y…

- Señor Director, si usted me ha buscado para contarle la historia entera… - Dijo Snape ignorando a la chica.

- Empecemos por lo primero, Ariadne. – Dijo Dumbledore – Es hora de que sepas que tu madre fue asesinada…

- ¿Asesinada? ¿No en un accidente? – Ariadne retrocedió con asombro.

- No, Lord Voldemort la asesinó por traicionarlo. – Dijo tranquilamente Dumbledore.

- ¿Cómo? – Snape miró al director asombrado sin creerlo – Yo nunca supe eso ¿Ella traicionó al Señor Oscuro? ¿Cómo lo sabe?

- Luego de 15 años. Sabemos la verdad…

- ¿Qué verdad? – Ariadne estaba atolondrada.

- Permítame decirlo. – Dijo Snape – Tu madre fue…

- Estaba loca, simplemente! – Intervino Kinglsey oportunamente.

- Oiga – Dijo Ariadne levantándose – No le diga loca a mi madre.

- Kingsley cállate! – Dijo Snape levantándose también.

- Mi madre fue una gran bruja y de las buenas! Eso me dijo mi tio. – Dijo Ariadne defendiendo la memoria de su difunta madre.

- No… tampoco es así. Tu tío miente. No sabes nada de ella… - Snape estaba rojo de la furia ahora. – ¡Una gran bruja que solo desperdició su existencia en este mundo miserablemente! - Los demás miraban asombrados. El Profesor Snape nunca se había comportado de esa manera.

- No se atreva a decir cosas deshonrosas de mi mamá. Usted entonces no era su amigo…

- Tú no sabes nada mocosa entrometida

- Imbécil. – Ariadne agitó el puño. - ¿Cómo se supone que voy a saber si no me dice?

- ¡Basta!. – Dijo Molly Weasley mirando a Snape y a Ariadne. – Parecen dos chicos, ustedes ya son adultos.

- Lo dudo, esta niña inmadura no es más que… por su apariencia esta chica no sabe ni el significado de la palabra "magia" – Dijo Snape severamente a la chica que tenía frente a él.

- ¿Dice eso usted por mis orígenes mezclados y muggles? Usted es un prejuicioso que… - Ariadne iba a decirle algo feo. Pero Dumbledore la detuvo, sus ojos negros no se despegaron de la cara del hombre que vestía de negro frente a ella. Su corazón retumbaba y sus mejillas estaban coloradas, un mechón rojizo cayó a su cara.

- Creo que me equivoqué. Hoy no es un buen día para hablar. Les falta mucho por asimilar. – Dijo el Director pasando la mano por su frente.

- Quiero que me diga la verdad. No es posible que esta niña insolente…

- Esa niña insolente es su hija y tienes que aceptarlo. – Dijo Dumbledore mirando a Snape.

- No soy insolente. Solo quiero respuestas. – Dijo Ariadne acomodando su cabello de color rojizo.

- Tendremos tiempo para hablar. – Dijo Dumbledore. – Hoy no!

            Las cosas no quedaban allí, camino a casa Severus Snape estaba pensando en lo que había visto ese día. Había conocido a la chica mas insolente que para su desgracia era hija de Florence Harrington. Para quienes no supieran Florence… Florence había sido una parte importante en la vida del viejo Snape, había sido la compañera de Snape en tiempos lejanos de Hogwarts, pero había muerto hace ya 15 años y Snape terminó odiándola por muchos malentendidos. Estaba subiendo a su cuarto, recordaba viejos tiempos… esperaba encontrarse con Florence y descubrirse que había despertado de una pesadilla que había estado viviendo desde hace 20 años.

- Es parecida a ella, no es ella… - Decía Snape repitiéndoselo. – No es ella… ella está muerta.

- ¿Quién está muerta? – La voz de Lucius Malfoy sonaba cercana en la oscuridad.

- Maldición Lucius, cuantas veces te he dicho que toques la puerta. – Dijo Snape mirándolo de reojo.

- No tengo mucha opción. Soy fugitivo de la justicia… Gracias a tu amigo Dumbledore. Aun el viejo piensa que eres uno de ellos…

- Lucius, supe que hace varios días estuviste tras la pista de una chica muggle…

- No me lo recuerdes, el Señor Oscuro me ha castigado por fallarle. Esa Ariadne Xavier… - Dijo Lucius sonriendo de repente. – Una dulce e inocente tentación. ¿no?

- ¿Sabías que era hija de Florence?

- Si, todos lo sabían…

- Todos menos yo. – Dijo Snape enojado. – Ahora esa niña tendrá que ir a Hogwarts.

- ¿Hogwarts? Veo que Dumbledore se nos ha adelantado. ¿Por qué la quiere en Hogwarts?

- Supongo que para evitar que el Señor Oscuro la atrape. – Dijo Snape lógico.

- ¿sabes algo más? – Dijo Lucius.

- No, apenas me estoy reincorporando a la vida en Hogwarts. Ha sido un verano muy agitado… para todos.

- Snape, Gracias por favorecer a Draco en estos momentos tan difíciles… simplemente. Eres un buen amigo.

- No estaría tan seguro de ello, Lucius. – Dijo Snape con mirada irritada.

- Esa mirada pensativa tuya e insegura, llevaba mas de 20 años sin verte así… ¿es por la niña? No me negarás que quisieras ponerle las manos encima, tal como a su madre y…

- No Lucius. Ella es una hija de muggle, ella no es Florence…

- Pero te recuerda mucho a ella. Su cara, aunque su cabello tenga otro color, aunque se vista distinto sabes que debajo de esas ropas existe un cuerpo parecido al de la madre… sabes que la deseas y…

- Lucius, deja de proyectar tus cochinas ideas. Es una niña demasiado insolente y mandona.

- Igual que la madre… tal como lo había previsto. Hay cosas que se llevan en la sangre.

- No le hagan daño… ella no tiene nada que ver con esta guerra.

- Te equivocas, ella tiene mucho que ver. Ella es la clave de todo… no le haremos daño. La queremos para otra cosa. No te olvides que la debilidad no te servirá de nada ante el Señor Oscuro.

A la mañana siguiente en Grimmauld Place, Ariadne quedó irreconocible, porque se quito el tinte del cabello, sus accesorios exóticos y demás tonterías sin importancia y dejó libre su cabello negro natural, tan azabache como el que había tenido su madre. La única diferencia era una aparente inocencia en su rostro y que a pesar de que la chica fuese agradable de cara, no se comparaba a lo que su madre había sido. Ella empacó bien sus accesorios muggles, para lucir una simple y modesta túnica prestada, no fue nada fácil acostumbrarse a su nueva vida en el anonimato sin fama ni dinero. Las vacaciones de verano terminaban pronto para los chicos y sin ninguna noticia especial aparte de estar ocultos.

Ariadne por su parte le encantaba escuchar las largas explicaciones de Hermione sobre magia y demás datos que le resultaban útiles, a veces se le escuchaba practicar un hechizo y otro, pero también se podía oír una explosión. Algo siempre le salía mal. A diferencia de lo que había sido su madre, Ariadne resultaba un poco torpe al manejar la varita y  por lo menos causaba un desastre cada cierto tiempo.

Mientras tanto Snape iba de vez en cuando a reunirse con los miembros de la Orden, allí no podía evitar mirar de vez en cuando a Ariadne, no era por su mera presencia, sino por la persona que recordaba cada vez que la veía, esa mujer que había muerto 15 años atrás.

- Te haces daño al pensarlo mucho. Ella no volverá – Dijo Dumbledore en privado a Snape.

- No, solo que… - Snape miró al director - Esa chica guarda un parecido increíble, no puedo evitar recordar, fue igual que cuando usted me dejo verme en el espejo de Oesed…

Fin del capitulo…

Espero que les guste! No me he olvidado de nada, Lucius, Spencer, Bellatrix, Voldemort y el gran misterio…