Capitulo 10 "No es un adiós"

"Queridos Ron y Hermione:

Para empezar quiero pediros disculpas por lo que ha ocasionado mi sugerencia sobre el valle del onix, no esperaba que nada de esto ocurriera, si yo hubiera sabido que os metería en problemas…

Ginny y yo volamos en hipogrifo hacia la Isla siguiendo instrucciones precisas de Dumbledore. Para cuando lleguemos necesitamos que hayáis encontrado un animal alado para poder regresar a Hogwarts, ya que no hay medio de transporte para haceros volver más que ese, si es que no queremos llamar la atención…

Calculo que llegaremos al mediodía, si todo va bien.

Un saludo:

Harry & Ginny"

-¡Vaya!- exclamó Hermione sorprendida -¡Esto es genial, excelente!- Ron la quito la carta de las manos, había estado leyendo por encima de su hombro.

-¿Qué hay de excelente¿Es que tienes ganas de marcharte?- inquirió, escudriñando cada párrafo como si tuviera un código encriptado por algún lugar.

-¿Pues no te das cuenta?- Ron alzó una ceja

-No, el amor no me ha hecho más inteligente- Hermione expiró hondamente, poniendo los ojos en blanco.

-¡Por las barbas de Merlín, Ron!- fíjate bien. Ron chistó y releyó la carta. -la firma, Ronnie, la firma…

-Si, si… se ve que Harry sabe escribir su nombre -Hermione le arrancó la carta de las manos y señaló con tanto ímpetu el pie de pergamino que la faltó poco para atravesarlo.

-¡Harry & Ginny¡Harry Y Ginny¡Y¡Ellos salen juntos!

-Pff… ¿Solo porque han firmado ambos?

-Ron¿Por qué eres siempre tan incrédulo? -Ron alzó los hombros

-Tiendo a serlo cuando algo se presenta demasiado bueno para ser cierto- sonrió tímidamente a Hermione y ella cambió su semblante displicente. El pelirrojo la sacaba tanto de quicio como antes y, curiosamente, se sentía inmensamente feliz por ello. Mejor era no perder las buenas costumbres. -Ojala sea cierto Hermione, sería fantástico, los cuatro… bueno, dos parejas… ya me entiendes.

-Ya te entiendo, si… -los dos adolescentes se sostuvieron la mirada por unos instantes, una clara conexión entre ellos evidenciaba en sus ojos.

-¡Eh muchachos!- los magos dieron un respingo, Francis había salido al jardín donde ambos habían leído la carta de Harry y Ginny. -¡He recibido correspondencia de Hagrid, volveréis sobre las cuatro de la tarde, tenemos que encontrar un…!

-Animal alado- dijeron Ron y Hermione al unísono, e intercambiaron una media sonrisa.

-Si, efectivamente. Aunque sea en un burro volador…- Ron soltó una risilla falsa mientras el guarda se rascaba la nuca.

-Yo he pensado en uno… aunque no esta tan mal la idea de aparecer en Hogwarts en burro- dijo Hermione sonriendo-sin embargo… Siempre soñé con montar en un unicornio…

-Pides mucho chiquilla…- musitó Francis, en ese momento Ron se infló como una magdalena.

-¿Un unicornio¡Pues un unicornio será!- exclamó ufanamente, rodeando a Hermione con un brazo -Y por cierto… ¿Dónde esta Char?


-¿Cha¡Chaaa cha cha-cha!- una pequeña criatura de aspecto rosado, y lejana de parecer fiera o amenazante, agitaba sus manos, pequeñas y acabadas en pulidas garras, en el aire, a una velocidad solo superada por su continuo refunfuño inentendible. -Ch-cha-cha…

-¡Sacha!- contestaba un animal similar, de mayor volumen, tamaño, y edad. Su color era parduzco y oscuro, y tenía un tocón de madera firmemente amarrado como si se tratara de una batuta.

El pequeño Charios, el príncipe del valle del Onix, encontraba en su rey una cabezonería inusitada que despreciaba. No era que aquellos dos humanos le cayeran especialmente bien, pero eran amigos de su familia de magos, es decir, de Ron y Hermione, y no iba a permitir que los tuvieran más tiempo atados a un sauce viejo con sus propia ropa, la pareja de magos tenia un aspecto deplorable. Sorchoa, el Rey de los Charios, se negaba en redondo a aceptar que Harry y Ginny se adentraran más en el valle, mientras Char alegaba que era la propia Isla la que repelía o aceptaba a sus visitantes de muchas maneras.

-Sha… shacha… cha sacha- dijo Sorchoa entrando en razón, según él, si la Isla repelía a aquellos dos les mandaría a los jarabis, por ejemplo, es decir, abejas mágicas venenosas, que solía picar en el pecho y en el cuello inyectando un veneno al extraño que lo hacia perder la conciencia. Char sólo asintió, no obstante el se encargaría de que ambos llegaran sanos y salvos al hogar del guarda del valle. Por fin los Charios soberanos llegaron a un acuerdo. Pero, mientras tanto, Harry y Ginny, a lo lejos, no estaban precisamente lo que se dice contentos…

-Pensé que quizás me daría tiempo a darme un baño- dijo Ginny alzando los hombros -ya ves, lo que es la casualidad...

-No he pasado por una situación tan embarazosa en mi vida…- masculló Harry entre dientes, llevaba una hora más rojo que la granadina y las risitas de Ginny no la ayudaban.

-Bueno, si te sirve de algo, yo me imaginaba que iban a tener snitchs bordadas o algo así -Harry la miro de soslayo.

-Eres una bruja cruel y despiadada- gruñó, ella le sacó la lengua.

-Venga, si son muy… sexys

-Por favor, que me caiga un rayo ahora mismo y me achicharre…- Ginny soltó una sonora carcajada.

-Te adoro, Harry…

-Realmente Ginny, me gustaría recordar este momento solo como el momento mas desagradable de mi existencia, no hagas que asocie un "te adoro" a un mediodía atado con mis propios pantalones a un árbol… -la pelirroja volvió a reírse del humor sarcástico del mago.

-¡Yo también estoy atada con mi propia ropa!

-¡Pero tu estas en bañador!- Ginny sonrió mordiéndose el labio inferior y Harry se quedo atontado por un breve espacio de tiempo. Char se acercaba a ellos mientras el Charios rechoncho y parduzco se marchaba con su prole. Les murmuró algo en un tono, al parecer, de mala gana.- Mira, ya van a desatarnos, Harry.

-Quien sabe, quizás venga a amordazarnos.

-No. Esa es la mascota de Hermione… ¡Vaya, sí, es él¡Oh… es tan mono…! -Harry frunció el ceño.

-Chop- masculló Char, iniciando su incesante gorgoteo mientras trataba inútilmente de desatar a los apresados. Se sintió inmensamente torpe, pues no dejaba de ser una pequeña cría de Charios que había nacido hacia poco más de una semana, y poca habilidad tenia para casi todo, de hecho, le costó creerse que su lenguaje infantil y carente de toda diplomacia pudiera haber convencido al Rey de los Charios. Pero ahora se daba cuenta, había gato encerrado, el Rey sabia que Char no iba a ser capaz deshacer los nudos con sus pequeñas pezuñas¿Cómo se las habían apañado los Charios para atarlos de esa manera?

-Eh, pequeño¿Tienes problemas? -preguntó Ginny, pareciendo más divertida que preocupada.

-¡Chooop shochop!- increpó el Charios malhumorado

-Creo que eso es un sí…- murmuró la pelirroja -tenemos que hacer algo, si por lo menos tuviera mi varita a mano…

-¡Las varitas!- exclamó Harry -Char, coge mi varita del bolsillo trasero del pantalón. -a penas Harry había acabo la frase ya se escuchaba al pequeño rasgar la tela en busca del bolsillo.

-Chooop…

-¿No esta? Busca bien, la guarde en el bolsillo trasero, no puede estar en otro sitio.

-Busca la mía- intervino Ginny -busca en los míos- de nuevo se escuchó rasgar, Char buscaba con tanto ahínco que rajó el pantalón.

-Chop

-Oh, mierda- se quejó la bruja

-Se las han llevado ellos ¿sigues pensando que son criaturas adorables? -preguntó Harry malhumorado, ahora se sentía profundamente en acuerdo con Ron al pensar que eran unos bichejos. -No queda más remedio… Char tendrá que ir a buscar a Ron y Hermione…

-¿Y que nos vean así?

-No tenemos opción, Ginny- la pelirroja bajo la mirada hacia sus rodillas, Harry creyó percibir decepción en su pecoso rostro, y no le extrañaba. Posiblemente Ginny nunca hubiera imaginado que el niño que vivió no pudiera liberarla de estar atada a un árbol… Harry apretó los dientes, y los puños a su espalda. No, no podía darla esa impresión, por primera vez en su vida quería mostrarse como un héroe…

El pequeño Charios caminó torpemente hacia un sendero flanqueado por parterres de extravagantes flores, y Harry comenzó a pensar, era cierto, no tenía varita, pero no por eso dejaba de ser un mago…


-¡Impresionante!- exclamaba Hermione, en un murmullo, mientras rodeaba el brazo de Ron con los suyos.

-Es increíble- corroboró Ron, en el precioso color de sus iris se reflejaban los destellos irisados de las paredes de la cueva.

-¡Todavía no habéis visto nada!- rió Francis Swatch. Ron, Hermione y él, caminaban a través de una gran grieta asentada en la base de una de las montañas costeras de la Isla. Ron y Hermione empezaron a agitarse emocionados cuando el olor a la sal marina inundo su olfato.

Sin embargo, pequeños detalles escapaban a la lógica de Hermione Granger¿Por qué iban a estar los unicornios en la costa? los había visto en el valle cuando las criaturas le rindieron homenaje a Char. -Muy bien, ya casi estamos… es raro que no haya Arkloas por aquí… últimamente se están volviendo muy holgazanes, razón de más para que salgamos a la playa...

-¿Arkloas?- preguntó Ron con el ceño fruncido.

-¡Elfos de las minas¡No puede ser verdad!- enfatizó Hermione, clavando las uñas en el antebrazo del pelirrojo, que aguantó su emoción sin quejarse.

-¡Es totalmente cierto, joven! Los Arkloas trabajan estas minas desde hace siglos, extrayendo estos minerales que podéis observar en las paredes.

-¡Madre mía¡O sea, que esto es…!

-Si¿Qué pensabas, que no existía tal mineral? Ya ves que si, aunque en lo que respecta a la leyenda… bueno, los Arkloas están aquí, el mineral sagrado también, así es que¿Por qué no habría uno de creer en esas fantasías?

-Me he perdido, me he perdido- gruñó Ron -Arkloas, mineral sagrado, leyendas… ¿Qué se supone que es este lugar¿Y como es que hay Arkloas si se extinguieron en la guerra esa… cual era… la de los Centauros y…?

-La Guerra de los Tres Tiempos, Ron… Deberías poner más atención en cla…

-Si, gracias Mione. Pero a lo que voy…

-Todo a su tiempo- interrumpió Francis- Todo a su debido tiempo.

-Pero…- insistió Ron, sin embargo, se quedó callado como un muerto cuando observo que la ruta se estrechaba abruptamente frente al trío.

-Sacad vuestras varitas -ordenó Francis realmente divertido -apuntaros y exclamar: Totali permutate- la silueta de Francis Swatch se acható como un acordeón al auto hechizarse, y después volvió a su forma original. Ron se quedo pasmado hasta que sus ojos secos le pidieron que pestañeara.

-¡Totali permutate!- exclamaron Ron y Hermione al unísono.

-Y ahora prosigamos

-¡Pero no podemos entrar por ese hueco! -se quejó Ron, la grieta a penas tenía una anchura de veinte centímetros frente a los muchachos.

-Señorita, usted primero- sonrió Francis con aire paternal, a los lados de sus ojos aparecieron unas tenues patas de gallo que, curiosamente, no le quitaban el aire juvenil que desplegaba. Hermione soltó el brazo de Ron y este se sintió de repente inseguro, desde lo que la había ocurrido a Hermione sobre la maldición, no podía evitar sentir temor a la lejanía de ella.

Hermione avanzaba más y más, y el camino se hacia mas y mas estrecho, y la preocupación de Ron crecía exponencialmente.

-¡Mione, no te alejes tanto!- exclamó el pelirrojo, y entonces se dio cuenta. La altura de Hermione se había quintuplicado y su cuerpo era tan fino como el de un espagueti. -¡…Por todas las bluggers!

-¡Es el Totali Permutate, Ron¡Venga ven conmigo!- Ron avanzó por el escurridizo y pétreo pasillo, reverberante de mineral traslúcido, sintiendo un ligero cosquilleo observó como su cuerpo ya de por sí larguirucho se distendía como si fuera un chicle, adaptándose a la estrechez del camino.

-¡…Uau!- pronto llegó hacia Hermione y la cogio la mano que parecía de plastelina, hasta que salieron por un espacio más pequeño que la cabeza de un alfiler, y se encontraron con los pies sobre la arena de la playa recobrando su forma original estrepitosamente y siendo presa de una risa contagiosa debida al intenso cosquilleo de la transformación. -¿Estas… bien… verdad, Mione?- Jadeaba Ron deshaciéndose de las risas.

-Perfectamente. -Pronto Francis se unió a ellos, llevaba algo extraño entre los labios, como una caracola a modo de trompetilla. -Esta llamando a las sirenas…

-¿Sirenas? -inquirió Ron con cierto pavor

-Si, Ron. Pero estas no son como las de Hogwarts, estas son sirenas de verdad…


-Tengo que cabrearme…- pensaba Harry con insistencia -siempre que me altero ocurre algo, algo que me saca del apuro… tengo que encontrar algo que me ponga realmente furioso- el mago miró a su alrededor, pero no vio más que unas extrañas criaturas balanceándose en las ramas de unos altos árboles, a unos metros mas allá de ellos. Eran como monos, salvo por sus orejas redondeadas como las de un osezno y su aspecto de peluche de feria; el joven brujo se sorprendió al ver que los monos cambiaban de color progresivamente de un tono cálido a otro, no obstante, tenía cosas mejores sobre las que reflexionar. -Dime algo que me moleste- dijo Harry, esta vez, en voz alta.

-¿Qué?- inquirió Ginny, que se había pasado toda la hora canturreando

-Que me digas algo que me pueda hacer enfadar

-¿Para que quieres que te enfade¡Con el miedo que das, Harry!

-Veras, cuando era pequeño, y Dudley abusaba de mí, solía hacer magia sin proponérmelo, y es precisamente eso lo que quiero hacer ahora.

-Bah, esperemos a Hermione y a mi hermano, Harry, no creo que tarden mucho más. -Harry frunció el ceño mirando a los monos saltarines y camaleónicos.

-No, ha pasado una hora, y tu te estas quemando con el sol.

-Lo dice el cangrejo con gafas- Ginny le guiñó un ojo y Harry se ruborizó, por lo menos no había dicho el cangrejo en calzoncillos. Después la pelirroja exhaló profundamente y dejo escapar un hondo suspiro, con sus labios rojizos formando una perfecta ovalación que Harry quería cubrir con los suyos… ¡Aquello era tan frustrante! Solo tenía que pensar más y más en su situación para enfadarse, pero no era suficiente.

-¡Eh, ey vosotros!

-Pero Harry¿Qué haces?

-¡Venid aquí, mandriles!- Harry sabía que las criaturas mágicas odiaban que las denominaran como simples animales muggles, los monos le dirigieron miradas enfurecidas.

-¡Por Merlín¿Te has vuelto loco?- aquellas criaturas bajaron ágilmente del árbol y recogieron piedras del suelo; empezaron a tirárselas a Harry y a chillar posesos a cada insulto del mago, que estaba cada vez mas apedreado, furioso y corroído por un loco deseo de escapar y atrapar a esos monos.

-¡Chimpancés, macacos…!- el afán masoquista de Harry estaba haciendo que Ginny alucinara por colores, pero lo cierto era que estaba dando resultado, alrededor del mago un aura flameante se alzaba amenazadora, los monos intentaron atravesarla afanosamente, pero no consiguieron nada; los ojos de Harry centelleaban y sus manos se abrían y cerraban tras su espalda, se escucho un sonido que evidenciaba la rotura de la tela, y Harry liberó sus manos con una fuerza sobrehumana que le permitió zafarse por completo.

-¡Bravo!- exclamó Ginny, mientras Harry se levantaba de un brinco. Se acercó a Ginny y flexionando las rodillas comenzó a desatarla, Ginny rotó las articulaciones de sus hombros doloridos y Harry la abrazó triunfalmente.

-Estas loco de atar…

-Es culpa tuya- sonrió el mago, y su cabeza se ladeo quedamente mientras sus manos enmarcaban el rostro de la pelirroja.

-Harry- musitó Ginny a un milímetro de distancia de los delgados y sensuales labios del mago -no es por nada… pero si quieres recuperar tus pantalones… -Harry se levantó con un rubor de mil demonios en sus mejillas ¡Se le había olvidado el pequeño detalle de su desnudez! Lo peor de todo fue que al seguir con la mirada la dirección en que señalaba el dedo índice de su querida pelirroja, descubrió a media docena de monos tirándose unos a otros sus maltratados pantalones. El horror se hizo con él…

-Oh no. Oh no, no, no…


-¡Oh si, si, si!- vitoreo Ron -¡Por fin voy a ver sirenas¡Por fin! En toda mi vida he deseado ver dos tipos de criaturas semi-humanas: las veelas, y las sirenas. ¡Y ahora por fin mi sueño se va a hacer realidad por completo! -Ron dirigió la mirada hacia el cielo con los brazos extendidos -¡ya puedo morir en paz!- una fuerte colleja le sacó de sus ensoñaciones. -¡Auch¿Pero que te pasa?

-¡Eres patético, Ron!- exclamó Hermione enfurecida

-¡Que demonios! Cada uno tiene sus sueños¿no es asi?

-Ah y el tuyo es ver velaas y mujeres semi-desnudas con cola de pez

-Sí. ¡Digo no¡Que poco respeto a las criaturas mágicas!- exclamó Ron

Ron siguió a Hermione que escalaba por un pequeño roquedo para obtener una visión global de la costa, mientras Francis en la lejanía hacia sonar su pequeña caracola a modo de instrumento musical, era el reclamo de la sirena, un canto gorgojeante.

-Mione, no vayas tan deprisa, vas a caerte. -dijo Ron escalando con ella, el aire de mar le revolvía el flameante cabello y el sol multiplicaba sus atractivas pecas. -Mione, vamos¿Qué ocurre? -la silueta frágil de la bruja se alzaba con carácter sobre la mas alta de las rocas, Ron se situó a su lado la acarició la cintura ligeramente ruborizado y recibió el rechazo de ella. -¿Estas celosa, Mione?

-¡Por supuesto que no!- se quejo la muchacha

-¡Mione, estas celosa¡Ja¡No me lo puedo creer, eso es genial!

-¡Que te zurzan!- Ron empezó a gritar a los cuatro vientos que Hermione estaba celosa y esta le golpeó sin hacerle ningún daño en el pecho mientras él se maravillaba de aquel hecho. -¡Superficial, mujeriego, insensible!

-¿Pero que problema hay en que disfrute de alegrarme la vista?- rió el pelirrojo

-¡Ah, es que yo no te alegro la vista!

-¿Acaso he dicho eso?

-Te odio

-Gracias…- Ron se acercó a la joven y la rozó la mejilla con el dorso de la mano, se sentía como el adolescente más feliz del mundo al ver a Hermione¡a su novia, celosa.

-¡Las sirenas¡Allá vienen!- irrumpió la voz de Francis.

-¡Sirenas! -jadeó Ron -¡Mujeres mitad pez! …Que excitante -le guiñó un ojo a una malhumorada Hermione y ambos bajaron a la carrera. Algo más a parte de una sirena deslumbrante y curvilinea se hallaba en la costa, un pequeño Charios rosado corría raudo hacia ellos.

-¡Char!- gritó Hermione clavando las rodillas en la arena y recibiendo al bebe de Charios entre sus brazos.

-¡Sacha!- exclamó este, muy apenado; sus ojos negros, como una noche sin luna, brillaban con angustia. -¡Cha… cha-cha!

-¿Qué pasa pequeño?- Hermione lo recogió en su regazo y buscó a Ron con la mirada, que se encontraba babeando frente a la despampanante sirena y al lado de un diplomático Francis que la preguntaba sobre el paradero de los Arkloas.

La razón por la que Francis buscaba a los Arkloas era porque ellos montaban en unicornio, de hecho, únicamente aquellos singulares elfos podían dominar a los caballos alados.

Pero la insistencia de Char por marcharse ponía a Hermione en un serio dilema. No obstante, después de todo, había mucho que agradecer a Char, y sabía por su actitud que el pequeño tendría sus motivos para estar desesperado, asi que chistó a Ron y decidió que ambos seguirían al Charios a donde este les condujera.


-¡Vamos por favor, dádselos!- exclamaba Ginny, angustiada, a los macacos burlones que se balanceaban en las ramas de los árboles, jugando con la ropa del mago. Mientras, Harry paseaba de un lado al otro del prado frotándose el mentón y analizando la situación ¡de alguna manera tendria que recuperar sus pantalones!

Desquiciado, se pasaba una y otra vez los dedos entre el cabello azabache, hasta que sintió la mano de Ginny en su hombro, la ropa de ella estaba arrugada, y los vaqueros rajados, pero al menos ella estaba vestida. -Lo siento, Harry. No me hacen caso. -el mago dejó escapar un hondo suspiro.

-Es igual, no te preocupes…- se encontraba realmente amargado, había hecho el ridículo total delante de Ginny, pero después de todo debía estar acostumbrado, él debía de llamarse mejor "el niño de los marrones" porque era lo que mejor se le daba, comerse cada vez un marrón mayor.

-Harry, no te pongas asi, al menos tenemos una buena anécdota que contar. Y… por otra parte yo he disfrutado de una visión bastante agradable durante un buen rato…- Harry se sobresaltó ante aquellas palabras y sintió sus mejillas arder tanto que miró hacia otro lado. -Sinceramente, quizás no me apetezca que esos monos te devuelvan tu ropa tan pronto- el mago volvió a escandalizarse de nuevo y huyó hacia el árbol, donde los monos se lo pasaban de fabula, para asi distraer su atención de los comentarios de la pelirroja.

-…Cuando recupere mi varita…- gruñía mientras brincaba. Enfurecido se agarró a la corteza del árbol y haciendo uso de una agilidad adquirida de escapar de cierto perro de presa de Privet Drive, consiguió escalarlo.

-¡Subo contigo Harry!

-¿Qué! No. Quédate abajo, te puedes caer.

-Ah, perdona, es que los mismo tu tienes alas en la chepa y no te las he visto.

-En serio, Ginny, por favor no subas, ya me encargo yo.

-¡Ni hablar!- una pequeña furia pelirroja se agarró al árbol y comenzó a trepar, Harry, resignado, atrapo su brazo y la impulsó contra él, recogiéndola en lo alto de una gruesa y resistente rama, Ginny tropezó y cayó sobre su pecho con el pelo revuelto.

-¿Estas bien?- inquirió Harry retirándola el cabello del rostro

-S-si…- dijo Ginny un tanto anonadada, el sol en el horizonte hacia que el verde esmeralda de los ojos de Harry refulgara.

-¿Me haces un favor?- musitó Harry con voz amable, Ginny, que se encontraba profundamente hipnotizada asintió. -No te muevas de aquí- zanjó el mago y la besó fugazmente en los labios un segundo antes de impulsarse hacia otra rama.


-Hermione, por favor, lo que ocurre es que tenia curiosidad por saber como son las sirenas, digamos que era casi una… ¡inquietud intelectual!- Ron adelantó a Hermione por el sendero que cruzaba el valle orgulloso de su ingenio.

-Déjame tranquila, Ron, y cómprate un acuario y lo llenas de sirenas.

-¿Para que? Aquí ya las hay y no tengo que pagar por verlas…- meditó Ron

-¡Ufff!- se quejó la bruja. En ese momento Char lanzó una reveladora mirada al pelirrojo.

-¿Qué pasa, que he dicho, que he hecho?

-Sacha…

-Buah… que sabrá un bicho como tú de las relaciones humanas…

-¡Sacha!- se quejó Char, indignado.

-¡No te metas con Char, Ron!- gruñó Hermione.

-Dejare de hacerlo si me das un beso…- dijo Ron, meloso, acercando sus labios a la enfurecida joven -venga solo uno, uno pequeñito…

-¡Que me olvides!

-Por favor, Mione… Mione, Mione, Mione, Mi…

-¡Deja de hacer el tonto, Ronald¡Si crees que todo se puede arreglar con un…¡Um! -el pelirrojo, en un arranque de coraje, beso a Hermione por toda respuesta -…con un beso…-susurró ella cohibida -¡Idiota!- Ron salió corriendo sendero abajo llegando a la zona de los sauces llorones mientras Hermione le perseguía y Char lanzaba grititos al aire recordándoles que él no era tan veloz.

-¡…Pero que demonios!

-¡Ronald Weasley, la proxima vez que vuelvas a besarme sin mi consen…¡Por todas las bluggers!

-¿Qué hace Harry…

-…subido a un árbol…

-…y sin…

-¡Sin pantalones!- Ron le tapó los ojos a Hermione y entonces Harry en la copa del árbol dio un salto magistral que le envió de bruces contra el suelo pero al menos con un poco de dignidad.

-¡Ahora subo a por ti, Ginny!- exclamó mientras se vestía

-¿Por quien me tomas?- dijo la pelirroja dulcemente, y se dispuso a bajar como una gata del árbol, Harry se vistió a velocidad de vértigo y fue lo suficientemente rápido para recogerla en sus brazos. Estaba tan feliz y satisfecho, que se dispuso a besarla suavemente en los labios, bajo el sol de la tarde…

-¡Pero que ha pasado aquí?- exclamó Ron perplejo, interrumpiendo a la pareja.

-¿Puedo mirar ya?- inquirió Hermione acorralada por el brazo del Weasley

-Ey Ronnie¿Cómo va todo?- dijo Ginny con naturalidad.

-¿Me puedes explicar, Harry, que hacías subido a un árbol, persiguiendo a unos monos, en calzoncillos?

-Es que me aburría- dijo Harry, dándole la mano a Ginny, ambos sonreían.

-¿Puedo mirar ya? -repitió Hermione.

-¿Por qué os dais la mano?

-¿Por qué abrazas tu a Hermione?

-¡Estáis saliendo!- dijeron Harry y Ron al unísono, señalándose uno al otro -¡Eso es genial, nosotros también!- se rieron al volver a hablar simultáneamente.

-¡Diablos, Ron¿Puedo, o no puedo mirar?


-¡Esos malandrines¡Pusieron a prueba al pequeño heredero!- exclamó Francis antes de llevarse un pastelito de la merienda a la boca.

-¡Shaa… shacha!- corroboró Char, el cual bebía chocolate caliente en los brazos de Hermione, al lado de ella se encontraba Ginny intentando acariciar al Charios cuando este se despistaba. Por su parte Harry y Ron se ponían al día sobre sus respectivas experiencias mientras bebían hidromiel.

-Pero por suerte ya esta todo solucionado, vuestras varitas recuperadas, y un hermoso unicornio esperando cruzar la Isla para devolveros a Hogwarts.

-¡Sacha!- exclamó el Charios contento, con el hocico salpicado graciosamente de chocolate, aunque le gustaba la Isla, la idea de ser Príncipe y pasar continuamente por las jugarretas de los demás Charios no le parecían muy atractivas; lo cierto era que prefería irse con sus familia humana, con Hermione y Ron.

Francis, Hermione y Ron intercambiaron miradas respecto al Charios, Hermione de repente pareció apenada y eso hizo que el corazón del pelirrojo se agitara en su pecho.

-¿Qué la pasa?- preguntó Harry en voz baja

-La da pena tener que marcharse sin Char.

-Pues me parece que él cree que va a volver con vosotros a Hogwarts- opinó Harry, acertadamente.

-Eso lo hará todo más difícil…

-Se ha levantado, ve con ella.

-Si…

-Por cierto, Ron- dijo Harry cuando este se levantó tras la bruja -me alegro de que estés bien.-Ron le sonrió.

-Fue una idea genial, Harry.


-Y por eso, Char, no puedes volver con nosotros… -se justificaba Hermione, con el labio inferior temblándola ligeramente.

-¡Sacha… chaaa…!- sollozaba el bebe de Charios aferrandose a Hermione como si en cualquier momento se lo fuera a llevar el viento. Ron, como forma de expresar levemente sus sentimientos, acarició el lomo suave y terso del Charios, con ternura.

-¡Oh, Ron…!- el pelirrojo abrazó a Hermione -¡Siento como si lo abandonara!

-No es así, Mione…- la consoló -no es un adiós, es solo un hasta pronto… A penas queda un mes para las vacaciones de verano- Char empiezo a borbotear, queriendo expresar que el no deseaba estar ni tan siquiera un mes lejos de ellos.

-Ya no será un bebe para cuando vuelva…- Ron acarició el cabello de Hermione.

-Seguirá siendo un pequeño Charios llorón, seguro…- dijo intentándola animar.

-No te metas con él…- se quejó la bruja mientras acariciaba al pequeño con ternura

-Era solo una broma, yo también le aprecio, tengo mucho que agradecerle. Ey Char- Char lo miro con sus ojos oscuros como el mercurio a rebosar de lágrimas. -El mes que viene volveremos a la Isla y estaremos todo el verano contigo¡pero alguien tiene que quedarse aquí para prepararlo todo para nuestra llegada¿Y quien mejor que el príncipe de los Charios?- Char frunció el ceño, tras ello ladeó ligeramente su cabecita, con una dulce expresión dubitativa.

-¿Cha?

-Claro, tu, Char. Tu tienes que recorrer toda la Isla para poder enseñárnosla luego a nosotros ¡Serás nuestro guía! Estaríamos perdidos sin ti…

-¡Sha-chaaa!- exclamó con la pezuñas cerradas fuertemente ¡era cierto¡Tenía que hacer del valle un lugar seguro para su familia!

-Que te parece¿estas de acuerdo?- Char asintió sorbiéndose el moco y con las pezuñas todavía cerradas en puños. -bien… en ese caso…- Ron alzó la mirada hacia Harry y Ginny sobre el hipogrifo, y Francis ensillando al unicornio blanco. -es la despedida…- Hermione dejó escapar un sonido indefinido, ella y el Charios se abrazaron, Ron gruñó incomodo y finalmente accedió a acaparar tanto a la bruja como a la criatura contra su pecho, los cuales se vieron muy reconfortados. Un fuerte vinculo lleno de magia y ternura los inundo a los tres.

Tras un largo minuto se separaron, Ron y Hermione se incorporaron y a lo lejos distinguieron unos enormes ojos brillar, eran el resto de los Charios, se encontraban emitiendo su extravagante canto con flameantes llamas prendidas en los tocones de madera que sostenían, Char les dirigió una ultima y afectada mirada.

-Sha… Cha, cha… Sha- murmuró, poniéndose la mano donde había de residir su pequeño y mágico corazón, el corazón de un Charios, una criatura capaz de reconciliar lo irreconciliable, de hacer admitir su amor a dos obstinadas almas.

-Igualmente, Char, nosotros también… nosotros…- Ron miró a Hermione -¡Nosotros también te queremos!- Hermione sonrió y cogio la mano de Ron.

-No es un adiós… -murmuró la bruja -es sólo un hasta pronto. -y besándolo por ultima vez se separó del pequeño. Él se fue con los Charios y comenzó a cantar sin dejar de mirarlos, mientras ellos montaban en el precioso unicornio alado, perlado como una nube.


El cielo se oscurecía, Hermione acariciaba las crines del equino mientras Ron agarraba las riendas permitiendo que ella pudiera viajar cómoda y despreocupadamente.

El día tocaba a su fin y todo había cambiado exageradamente en muy poco tiempo.

A su lado Ginny efectuaba piruetas con Buckbeak y un más que orgulloso y divertido Harry, parecía más feliz de lo que ella jamás le había visto. De repente sintió un tacto cálido en su mejilla, Ron la había besado allí.

-¿Qué piensas, Mione?

-En todo lo ocurrido…- dijo ella girando la cabeza para poder mirarle

-¿Y que te parece?- inquirió él, su voz parecía más dulce y masculina que nunca, y sus impresionantes ojos se entrecerraban mirándola con emoción.

-Maravilloso- contestó mientras notaba como el pelirrojo se inclinaba hacia ella, pronto sintió la suave piel de su mejilla rozarla, y como él aspiraba su aroma mientras ella hacia exactamente lo mismo.

-Maravilloso…- murmuró cerrando los ojos.

Bajo un sol meditabundo, y sobre el blanco unicornio alado, sus bocas se encontraron y se sumergieron en una danza tan cálida y sensual como el mismísimo canto del Onix, como la propia esencia de la Isla. Sus labios se humedecían progresivamente, sin prisa, con calma, pero con intensidad. Hermione sentía que todo era un sueño, que pronto abriría los ojos y se encontraría con la cabeza sobre un gran tomo de Runas Mágicas, que Ron la miraría con fastidió y la exclamaría "¡Te has vuelto a dormir otra vez!" pero no, cuando abrió los ojos lentamente mordiéndose los labios que había sido cuidadosamente besados, vio a Ron con una dulce y hermosa sonrisa.

-Ron, te quiero…- las palabras salieron solas de sus labios, haciéndola ruborizarse.

-¿De verdad¿A pesar de que me gusten las sirenas?- Hermione rió. -…Era una broma estúpida Mione, yo… yo también te quiero.- el pelirrojo la acarició la mejilla soltando una de las riendas, entre-abrió los labios y la volvió a besar quedamente.

-¡Yuhuuu…!- exclamó una voz, y un hipogrifo pasó como un rayo al lado de la pareja y frenó en paralelo a ellos.

-¡Uau¡Fantastico Ginny!- celebró Harry.

-Venga, la próxima vez te toca a ti.

-No se, creo que Bukbeak esta un poco cansado. ¡Eh Ron, Hermione!- saludó Harry.

-Hola chicos- contestó Hermione, Ron solo alzó una mano animadamente.

-Ey Harry, se nos ha olvidado algo importante- dijo Ginny mirando a su novio y sorprendiéndolos a todos con un espontáneo y efímero beso en los labios del mago.

-¿Q-que c-cosa?- murmuró Harry ruborizado.

-Herms¿Te acuerdas de que Peeves lleno los baños masculinos y los vestuarios de excrementos de Troll?

-¡Yo si que me acuerdo!- exclamó Ron

-Pues adivina quien tras una agradable expulsión de Hogwarts y una vista en el ministerio ha tenido que recogerlo todo…- dijo Ginny con una malévola sonrisa apoyada por la de Harry.

-¡Oh… no puede ser!

-¡Y tanto que sí¡Pansy Parkinson ha pagado caro su bromita!

-¡Ja!- Ron levantó un puño triunfante. -¡Esa golfa…!

Los cuatro rieron alegremente y volaron juntos hacia el horizonte. Todos compartían la misma idea, la de volver a la Isla por vacaciones.

-Es increíble…- murmuró el pelirrojo observando el cielo, después de un buen rato en silencio -todo esto que ha ocurrido, que no cambiaría por nada… todo…

-¿Sí?- le instó Hermione con dulzura, Ron sonrió.

-Todo por un huevo.

El cuarteto irrumpió en alegres risas. Hipogrifo y unicornio se perdieron hacia el horizonte, donde ya Hogwarts empezaba a distinguirse, imponente. Era cierto, lo acontecido había sido, todo, por un huevo.


N/A Que este fic continue depende de ti, manda un mensaje al 3434 con las palabras: "quiero más huevo" si quieres que esta historia continue o "¡y un huevo!" si prefieres que se quede tal como esta, xD

Ahora en serio chicas y chicos, si os apetece escribo "Verano en la Isla del Onix" como continuación de este fic. Habrá, por supuesto, mucho H/G y R/Hr, claro, pero con sustancia, no escenitas romanticas sin transfondo, ya sabeis… emoción, aventuras, magia… ¿Qué me decis?

Por cierto, disculpadme por no contestar los Reviews en este cap, si se publica "Verano en la Isla del Onix" os contestaré en el primer cap a todos los RRs, tanto del cap nueve como del diez¿de acuerdo¡No os olvideis de escribirme, sois mi inspiración! Un abrazo.