Título: The unforgiven
Disclaimer: Nada es mío, yo sólo juego con los personajes parias de Rowling. El título es en referencia a la canción de Metallica, The unforgiven.
Resumen: Era el último día del tercer año, Hermione Granger debía regresar el giratiempos pero algo salió mal, ahora es el año de 1940, el joven Tom Ryddle tiene sólo 13 años pero ya es más de lo que Hermione pudiera haber imaginado.
En este viaje al pasado, Hermione no está tan sola como creía, Crookshanks, es algo más que un gato.
Pareja: Hermione/ Tom M. Riddle; con un poco de (llamémosle amistad) Hermione/Evan Rosier.
Nota: Editado en agosto, 2010
The unforgiven
New blood joins this earth
and quickly he's subdued
Through constant pained disgrace
the young boy learns their rules
With time the child draws in
this whipping boy done wrong
Deprived of all his thoughts
the young man struggles on and on he's known
A vow unto his own
that never from this day
his will they'll take away
Si la vida no es nada más que una continuidad de sucesos y encuentros insertos en una línea temporal, un devenir de antes y después en donde el presente oscila sempiternamente entre personas y acciones condenadas a volverse recuerdos y mentiras… entonces su vida estuvo determinada y condenada por un solo encuentro, por una sola persona,
Hermione Granger, la viajera del tiempo.
En un principio fue ella.
Pasó el tiempo y siguió siendo ella; regresó el tiempo y con él, ella.
Al final fue ella…
Aunque no fue siempre así, de hecho, no debió haber sido así, y originalmente no era así.
Pero el tiempo y su insistente apatía tienen una envidiable forma de no interesarse en sus víctimas; cuando paramos un momento y miramos a lo que fue nuestra vida nos damos cuenta de que los marcadores que conforman los puntos álgidos de nuestra existencia no son nada más que sucesos inútiles e insignificantes cuando son considerados en la magnitud del gran cosmos.
¿A quién le importa?
¿A quién le importa que haya sido ella? ¿A quién le importa que no haya sido siempre así?
Sólo a ella.
Para que el dolor exista debe haber consciencia de él, así, al final, ella es la única a la que le importa porque ella es la única que sabe.
Sabe que no siempre fue así, sabe que no debía haber sido así, sabe que originalmente no era así. Y sabe que ya nada de lo que sabe es cierto.
Sabe tantas cosas no ciertas, no reales, conoce sucesos y personas que no ocurrieron, sabe una historia que ya nunca existirá, conoce un futuro que ya sólo puede ser recreado por
el recuerdo y la imaginación
se vuelven dos vibrantes cuerdas que componen nuevas melodías y hacen sonar el eco de canciones que nunca existieron.
…porque no siempre fue así,
una vez él fue un niño,
después, un hombre-monstruo oscuro.
Pero antes de eso ella llegó…
Y el tiempo pasó, la vida cambió, el mundo cambió, o más bien: el niño cambió (y con él, ella).
De cualquier forma, él se las arregló para seguir siendo un hombre oscuro.
Fue entonces cuando ella lo descubrió: él siempre fue un hombre oscuro y siempre lo sería, esa es su isotopía. Esta oscuridad que lo embarga comienza en lo más remoto de sus entrañas y resuena hacia el exterior, inundando todo lo que lo rodea, es tan cegante que aún con los ojos bien abiertos y llenos de luz ella no logra ver más allá de esta oscuridad que penetra hasta los huesos. Perversidad que corroe el alma, la propia y la ajena. Como un Midas Negro, él oscurece todo lo que toca.
(A momentos parece que hasta la oscuridad tuviera miedo de él,
del sadismo y la perversidad que reinventa cual si fuera el más ingenioso artista)
Mas después de todo, qué importa lo que originalmente fue si el final ya no queda ni la certeza de lo sí fue.
Cuando el tiempo finalmente los detiene, reconstruyen su pasado con mentiras para que el futuro no luzca tan intimidante y lo que fue pueda ser silenciado.
Y se miente a sí mismo: no me arrepiento de nada…
O más bien, deja que la vida le mienta a él: fuiste lo que quisiste ser
Ella le miente al resto del mundo, pero sobre todo a sí misma: puedo arreglar esto
Y juntos mienten: te odio, tu culpa, tú…
Por cruel o por nefanda, la verdad nunca existió.
(no en esta temporalidad)
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Así es como todo comienza:
(o tal vez no, después de todo —después de ella—, ya nadie puede hablar con seguridad de nada, puede que haya comenzado así pero también puede que haya comenzado mucho antes de que el tiempo se encaprichara con ella, o después)
Era el último día de clases, Hermione Granger había pasado sus exámenes de tercer año con excelentes calificaciones a pesar del estrés de las materias extras y la aventura con Sirius Black, si no hubiera sido por el giratiempos, estaba segura de que se hubiera colapsado desde la primera semana de clases, afortunadamente el año había terminado, ahora estaba dispuesta a entregar el artefacto y llegar a la casa de sus padres para invernar el resto del año.
Llevaba el giratiempos en una pequeña caja, después de haberlo llevado colgado del cuello la mayor parte del año, la idea de devolverlo la deprimía un poco pero no tenía opción.
Iba caminando rumbo a la oficina del profesor Dumbledore, ya no tenía puesta su túnica de Gryffindor sino un pantalón vaquero, una sudadera negra y sus cómodos tenis, eso sí, todavía llevaba su mochila llena de libros, pergaminos, tinta y todo cuanto pudiera necesitar si quisiera comenzar su tarea en ese mismo momento, su gato Crookshanks caminaba junto a sus pies; al llegar a la gárgola, la chica sacó el objeto de la caja y se lo puso alrededor del cuello, quería hacerlo girar una última vez, sólo unos cuantos minutos, como una despedida…
De repente Peeves apareció de la nada y dejó caer sobre la chica una poción que había robado del profesor Snape, Peeves comenzó a reír en cuanto dejó caer la poción pensando que era una broma excelente, un segundo después la chica desapareció, el espíritu miró hacia todos lados confundido pero al no ver nada simplemente se dio la vuelta y fue a buscar más víctimas, no es divertido si no hay alguien que se enoje.
Hermione había visto a Peeves arrojarle un líquido, pero el reloj que manipula el tiempo ya había empezado a girar por lo que la poción no la tocó, sin embargo había afectado el comportamiento del artefacto, en cuanto la pócima cayó sobre la barrera invisible que había formado el giratiempos, las vueltas comenzaron a ser más rápidas y la chica no lo pudo parar, tampoco lograba ver qué pasaba alrededor, iba muy rápido, el ambiente había comenzado a calentarse, igual pasaba con el gira tiempos, el calor era cada vez más insoportable, no sabía qué hacer, el artilugio le quemaba las manos, no lo pudo resistir y se lo quitó, de repente todo paró.
Cuando el mundo dejó de dar vueltas, Hermione comenzó a mirar con detenimiento a su alrededor, todo parecía igual y sin embargo todo era diferente, la castaña sabía que el gira tiempos, influenciado por la poción, había retrocedido más de la cuenta, pero ¿exactamente cuántas horas había retrocedido? O días, o…
"No, imposible", pensó la chica, "los gira tiempos no pueden retroceder tanto, no debo estar más que unas horas antes de unas horas después… eh… o como sea", ahora Hermione estaba comenzando a agitarse y a caminar de un lado a otro, al mirar abajo, vio a su gato, Crookshanks se había metido entre los dos pies de su dueña cuando el gira tiempos comenzó a dar vueltas; ahora el artefacto mágico parecía estar roto, el pequeño reloj de arena se había quebrado, la ansiedad de la chica comenzó a crecer, ahora sí que estaba nerviosa, había descompuesto uno de los pocos giratiempos que existían en el mundo, Dumbledore le había confiado uno de los artefactos más fantásticos y ella lo había descompuesto, seguramente la iban a arrestar, a sentenciar, a encerrar en Azkaban, o Merlín no lo quiera, ¡a expulsar!
—¿Señorita? —dijo alguien con tono indagador, la chica volteó inmediatamente a ver al dueño de la voz, era un hombre vestido con una túnica azul, aparte de su evidente aire arrogante, el sujeto era indescriptible, una cara más, una cara más que Hermione había visto en La historia de Hogwarts, estaba segura de que el hombre había sido el director de Hogwarts antes de Dumbledore, pero eso querría decir…
—¿Profesor Dippet? —preguntó Hermione con la esperanza de que estuviera equivocada y el hombre fuera Dippet iunior que venía a visitar el castillo donde trabajó su padre.
—Sí, dime qué haces aquí ¿por qué llegaste antes que el tren? —el hombre la veía curiosamente, la chica parecía tener unos trece o catorce años, pero no recordaba haberla visto antes.
Hermione estaba frenética, si Dippet aún estaba en Hogwarts, eso quería decir... que… que el hombre había usado un giratiempos para ir al futuro y que… "sí Hermione exacto, huye a negacionlandia y entierra tu cabeza en la arena, eso va a solucionar todo, si no lo piensas no existe" se dijo Hermione sarcásticamente, estaba en un gran aprieto y no era momento de engañarse a sí misma, debía pensar en un plan, rápido.
—¿Señorita? —preguntó el hombre comenzando a exasperarse.
—Soy nueva —dijo Hermione después de tartamudear unos segundos, un maullido la distrajo y miró hacia abajo, el giratiempos seguía en el suelo pero Crookshanks se había sentado en él y Dippet no podía verlo.
—¿Y cómo llegó aquí? —preguntó el hombre mientras pasaba su mirada por todo el cuerpo de la chica, estaba vestida rara, incluso para un muggle.
Hermione frunció el ceño cuando notó la mirada de Dippet, pero no dijo nada, sabía que el atuendo que llevaba no debía ser exactamente el último grito de la moda en los 40's, si es que efectivamente estaba en el pasado, cuando Dippet era director de Hogwarts y Dumbledore maestro de transfiguración… claro Dumbledore.
—Tomé un traslador a Hogsmade y caminé al castillo, podría hablar con el profesor Dumbledore, se supone que debía hablar con él primero y después él mismo le explicaría todo —de repente se le ocurrió a Hermione que tal vez Dumbledore todavía no era maestro, que tal vez Dippet todavía no era director, a lo mejor estaba en los años 30's o 20's, que aprieto, el pasado nunca trae nada bueno. La chica se sintió anonadada, como si estuviera viviendo un mal sueño, los profesores Dumbledore y McGonagall le habían advertido las reglas de viajar en el tiempo y las consecuencias si las rompía, pero ella les había asegurado que todo estaría bien, que era responsable, que nunca haría nada indebido, y ahora…
—Bueno, en ese caso mejor ve a buscarlo, está en la sala de maestros, sigue este corredor y dobla a la derecha, nos vemos después —al parecer Dippet había creído la historia de Hermione porque sin decir más le sonrío y continuó su camino hacia su oficina.
Hermione lo vio irse con alivio, ahora sólo debía hablar con el profesor Dumbledore y esperar que le creyera y la ayudara, era su única esperanza, así que sin esperar más tomó a su gato entre brazos y recogió el giratiempos estropeado. Mientras caminaba iba abrazando cada vez más fuerte a su gato, necesitaba algún tipo de consuelo y desde que lo compró, Crookshanks se había vuelto su confidente, ahora era lo único que tenía, aparte de la mochila que cargaba a todos lados.
Al llegar a la sala de maestros Hermione se paró enfrente de la puerta, trataba de controlar sus emociones y pensamientos, debía explicarle todo al profesor Dumbledore si quería obtener su ayuda, el problema es que no sabía cómo, se supone que no debía interferir en el pasado, pero nunca había viajado tanto, lo máximo habían sido cinco horas, de hecho, según lo que había leído, ningún giratiempos podía retroceder más de 24 horas, había un serio convenio al respecto, los magos consideraban que involucrarse en los asuntos de Cronos era un grave error, y al parecer tenían mucha razón.
Inesperadamente Crookshanks maulló para llamar la atención de su ama, la estaba mirando seriamente, tratando de decirle "bueno ¿eres una Gryffindor o qué?". Hermione lo miró de vuelta seriamente, no era el momento de burlarse.
—Ya voy —dijo la chica de mala gana, no era justo, ella era la dueña en esa relación, no Crookshanks.
—Miau —Hermione podría jurar que el gato la había insultado en su mente, desagradecido felino, mordiendo la mano que la da de comer y todo eso.
Sin esperar a que su mascota volviera a reprenderla, Hermione tocó a la puerta suavemente, después de unos segundos, una voz le dio permiso de entrar y la chica empujó la puerta pero se quedó en el umbral viendo la sala y la persona que estaba en ella, era un Dumbledore mucho más joven pero igual de excéntrico, mientras Hermione lo evaluaba descaradamente, el profesor también la veía con curiosidad, hasta que cansado de ser estudiado, se aclaró la garganta tratando de llamar la atención de la chica, pero no funcionó, Hermione seguía observando cada rasgo que podía, nunca había pensado en Dumbledore como en un hombre común y corriente, claro que seguramente no había nacido anciano y con barba pero sólo hasta ese momento racionalizó el hecho.
Al ver que su dueña no respondía a la inconformidad del profesor, Crookshanks la arañó en la mano, aprovechando para extraer venganza por no haberle convidado de su cena el día anterior, el pobre animal había pasado años sin probar el pastel de chocolate de los elfos de Hogwarts.
Cuando Hermione sintió las garras de su gato, se dio cuenta de que se la había pasado mirando a Dumbledore sin decir nada, sin quererlo se puso roja y comenzó a hablar rápidamente.
—Hola profesor siento mucho haberlo visto tanto tiempo, es sólo que no sé qué hacer, venía a verlo para entregarle el giratiempos y decirle que no lo iba a necesitar más porque el siguiente año no voy a tomar Estudios Muggles ni Adivinación, simplemente no es lo mío ¿sabe? Creó que no vale la pena intentar aprender una materia cuyo material no puede ser estudiado, simplemente se posee el don o no se posee y se acabó, además toda la idea de la predestinación se me hace muy… y la profesora Trelawney y yo chocamos todo el tiempo, ella ve la muerte hasta en el retrete del baño… perdón no quise insultarla, discúlpeme, sé que no debe ser del todo mala, de hecho si tuviera que tomar su clase el siguiente año lo haría con tal de regresar ¿sabe?... —mientras hablaba, la voz de Hermione se iba quebrando cada vez más, al último estaba casi llorando sin prestar atención a sus palabras.
El profesor Dumbledore había instruido a alumnos de todo tipo en sus años como maestro de Transfiguración, desde los más estudiosos y bien portados hasta los más latosos, pasando por los flojos, los extravagantes, arrogantes, raros, pero nunca en toda su vida se había topado con una chica como la que tenía enfrene, nunca antes la había visto en su vida, pero ella hablaba como si se conocieran.
—Respecto a la Adivinación tiene razón, uno no puede forzarse a tener profecías y ver señales en todos lados, pero no entendí lo demás, empecemos por el inicio, ¿cuál es su nombre? —la voz amable del profesor Dumbledore tranquilizó a Hermione inmediatamente.
—Hermione Granger, soy estudiante de tercer año de Gryffindor, nací en 1979 —dijo Hermione esperando a ver la reacción del profesor Dumbledore, si no la llevaba a San Mungo continuaría su historia.
—Pero es el año 1940 —dijo Dumbledore contrariado, la chica debía estar bajo un hechizo Confundus.
—¿En serio? No lo sabía, pero eso no importa, lo que quiero decir es que vengo del futuro, mi giratiempos se salió de control y retrocedió unos cincuenta y tres años —dijo Hermione mientras le mostraba al profesor los restos de su giratiempos.
Albus Dumbledore examinó detenidamente el objeto que le presentó la chica, aunque nunca había visto uno, parecía ser auténtico, pero eso no explicaba la presencia de la chica, los giratiempos no tenían tanto poder.
—Por lo que sé, un giratiempos sólo puede retroceder unas horas, además es un artefacto raro y peligroso ¿por qué está en su poder?
—Porque usted me lo dio para poder tomar todas mis clases, cuando lo iba a usar, Peeves me lanzó una poción que alteró su funcionamiento —contestó Hermione viendo a Dumbledore a los ojos, de repente sintió que su mente era invadida y sus recuerdos y pensamientos eran leídos.
—Siento haber hecho eso pero tenía que estar seguro de sus palabras —dijo el hombre con tono de excusa.
—¿Podré regresar? —preguntó Hermione esperanzada.
—No por el momento, lo que se sabe del giratiempos, de la teoría del tiempo y viaje entre tiempos es muy poco, tendremos que estudiar ampliamente toda la información disponible y estudiar otras posibilidades, es un problema complejo, mucho me temo que por ahora usted tendrá que permanecer en esta época —dijo el profesor a la chica.
—Pero sí me quedo, podría cambiar la historia, alterar sucesos, intervenir en cosas que no debo…
—Me temo que eso ya pasó, desde el momento en que llegó usted a esta época su presencia ha cambiado el futuro, de hecho hay dos teorías, una dice que si está aquí es porque debe estar aquí, una especie de paradoja; otra dice, que su presencia aquí ha borrado su tiempo, su futuro como lo conocía ya no existe, su línea del tiempo ha desaparecido, ya sólo existe el ahora y el futuro es otra vez impredecible —dijo Albus Dumbledore, pero no mencionó que por haber leído la mente de la chica, la segunda teoría cobraba cada vez más veracidad.
Mientras Hermione lo escuchaba, se sentía cada vez peor, aunque encontrara una forma de viajar al futuro, eso le tomaría varios meses, objetivamente varios años, lo que quería decir que pasaría más tiempo en el pasado cambiando cosas sin saberlo, incluso el conocimiento que Dumbledore había adquirido mientras exploraba su mente era suficiente para cambiar seriamente el futuro, y entonces Hermione regresaría a un mundo totalmente distinto del que dejó.
—No se preocupe, encontraremos la forma, pero ahora el tren está a punto de llegar, arreglaré las cosas para que pueda incorporarse al tercer año, tendrá que volver a ser seleccionada, nadie puede saber de dónde viene —dijo el profesor tratando de hacer sentir mejor a la chica pero sabiendo que sus palabra no fueron escuchadas con atención.
Hermione no contestó, estaba ocupada con la idea de nunca poder volver, si lo hubiera escuchado, le habría dicho que ya había cursado el tercer año y que se merecía unas vacaciones, pero cuando las palabras penetraron en su mente ya era tarde, Dumbledore había salido de la sala, así que la chica sólo se sentó en un sillón con la mente en blanco y la mirada perdida, Crookshanks se sentó en su regazo y le acarició la mano con su nariz, no había Harry ni Ron, en ésta estaban solos.
Habían pasado unos minutos cuando un elfo se apareció de repente haciendo saltar a Hermione de su asiento, sin hablar el elfo simplemente le entregó un uniforme negro a la chica y después de decirle que debía dirigirse al gran comedor desapareció. Hermione comprendió que tendría que ser seleccionada con los alumnos de primer año y que debía volver a cursar el tercer año, al menos esta vez no iba a tomar Adivinación, era una farsa.
Cuando entró al gran comedor los alumnos de primero ya estaban siendo seleccionados, sin hacer ruido avanzó hacia los pocos que quedaban y esperó su turno, los demás alumnos no la habían visto llegar pues estaban ocupados vitoreando a los nuevos reclutas. Al final sólo quedaba ella, era una sensación rara, de pronto era otra vez la niña atemorizada de once años, preocupada por la casa en la que iba a quedar e inquieta por su falta de amigos.
—La siguiente alumna se incorporará al tercer año, Granger, Hermione —la castaña avanzó hacia el frente, los demás alumnos estaban murmurando, era raro que llegara un nuevo alumno que no fuera de primero.
Cuando tuvo el sombrero en la cabeza, Hermione no pensó que su casa cambiaría, pero después de unos segundos, el sombrero gritó ¡RAVENCLAW!, por un momento Hermione creyó haber oído mal, no era posible, pero la mesa de Ravenclaw estaba aplaudiendo y gritando mientras que la de Gryffindor estaba quieta y desinteresada, así que se dirigió a Ravenclaw fingiendo una sonrisa, no le salió muy bien pero la intención es lo que cuenta.
Durante la cena, Hermione no habló con muchos compañeros, estaba pensando en su dilema, además todavía no pensaba una historia que explicara su presencia en Hogwarts, después de los anuncios del director Dippet, todos los alumnos se retiraron a sus casas, Hermione fue con otra chica de tercero, en el camino iba hablando sobre la escuela y los cursos pero la castaña en realidad no le puso atención hasta que la otra chica mencionó un nombre en el que Hermione no había pensado.
—… y el chico más inteligente de nuestro año es de Slytherin, se llama Tom Ryddle y además es…
—¡¿Qué? —gritó Hermione sin pensarlo, no era posible, estaba atascada en el pasado, en el mismo año que el futuro Voldemort, qué iba a hacer, no podía quedarse ahí, tenía que… la castaña recobró el mandó de sus pensamientos cuando vio la mirada de la Ravenclaw con la que caminaba.
—Creí que los más inteligentes son de Ravenclaw, esperaba que un compañero de casa fuera el más inteligente —dijo Hermione tratando de cubrir su sorpresa.
—Bueno sí, pero él es la excepción —dijo la chica tímidamente.
—Y ¿cómo es él? —preguntó Hermione curiosa, lo único que sabía de Tom Ryddle era lo que le había dicho Harry y lo que había encontrado en viejos anuarios.
—Es lindísimo, brillante, tiene una hermosa sonrisa —contestó la chica, Hermione simplemente la miró con desagrado.
Hermione y la chica no pudieron seguir hablando porque llegaron a la sala común y ambas se separaron, la castaña siguió a una prefecta de sexto año a su nueva habitación, todos los demás dormitorios estaban llenos por lo que tendría que vivir sola en la habitación más pequeña, lo cual le convenía, necesitaba pensar, tenía que encontrar la forma de regresar a su época.
Cuando la chica entró a su nuevo dormitorio notó que había un baúl en el suelo y una nota en su almohada, era del profesor Dumbledore.
Srta. Granger
Permítame informarle que me he tomado el atrevimiento de prepararle una historia, hablé con una amiga llamada Bathilda Bagshot y está dispuesta a hacerla pasar por su sobrina, será la hija de Edward Granger (muggle) y Adelia Bagshot, una prima de Bathilda. La Academia Circe fue en donde estudió los primeros años, pero con la muerte de sus padres, tuvo que cambiar de escuela.
Encontrará todo lo que necesite en el baúl que está en la habitación, no se preocupe, no fue un problema conseguirlos.
Atte. Albus Dumbledore
Al terminar de leer la carta Hermione se derrumbó en la cama, estaba agradecida con Dumbledore pero sentía que era definitivo, tenía que comenzar otra vez, en una época distinta, alejada de todas las personas a las que conocía, probablemente nunca volvería a ver a sus amigos, al menos no como antes.
Así se quedó dormida, pensando en un futuro lejano que probablemente ya había cambiado, Crookshanks la vio dormir desde su rincón en el lecho, cuando estuvo seguro de que la chica no despertaría, bajó de la cama y se dirigió a una puerta entreabierta que Hermione no había visto, cuando estuvo dentro, el gato comenzó a transformarse, ahora se veía reflejada en el espejo la cara de un hombre de unos treinta años, tenía barba y el cabello largo, su expresión era de asombro, hacía años que no se miraba en un espejo.