CAPITULO 3

Esa noche Ron durmió por primera vez durante mucho tiempo como Dios manda. Habría sido porque sus sábanas no estaban pegadas a su cuerpo por la transpiración o porque la noche era fresca y el ruido de la lluvia tranquilizador. O quizás habría sido por los sueños que había tenido en los que Hermione y él… bueno… esos sueños románticos que se tienen de vez en cuando. No tenía idea de qué hora era cuando abrió los ojos por creer que alguien pronunciaba el nombre de su querida amiga. Miró a la cama de al lado. Harry ya se había levantando y parecía que todo el resto de su familia también. Se preguntó si ya se había pasado la hora del almuerzo y sonrío porque su estómago rugió como nunca. Volvía a tener apetito. Se levantó y se acercó a la ventana. Seguía lloviendo pero algunos rayos de sol se colaban entre las nubes. No existía un mediodía más perfecto.

- ¡Oh, hemos sido tan desconsiderados!- escuchó a su mamá decir desde el piso de abajo- ¿Cómo nos hemos olvidado de algo tan importante? ¡Debemos prepararles una cena! ¡Qué alegría que todo haya salido bien!

Ron escuchaba mientras se terminaba de vestir para bajar. Las cosas volvían a su curso natural… la vida comenzaba a ser entretenida. Bajo las escaleras con una sonrisa en la cara y cuando llegó a la cocina, donde sus padres, sus hermanos y Harry estaban sentados en la mesa, y como no encontró una silla para él, sólo se limitó a tomar un sándwich y se dispuso a marchar…

-¡Ronald!- lo llamó su madre. El chico se dio vuelta temeroso de algún sermón o algo así- Hermione… Hermione encontró a sus padres- dijo la Señora Weasley entre sollozos de felicidad. Ron sintió como todas las miradas de los presentes se posaban ahora en su acalorado rostro. Miró a su madre y sonrió tiernamente

- No sabes cuánto me alegro de oír eso- y volvió a subir las escaleras sintiéndose realmente realizado.

Dándole un mordisco al sándwich, entró a su habitación y de espalda empujó la puerta para que cerrase lo que no hizo, por lo que se dio vuelta para ver qué había sucedido.

-Sabemos que tienes algo que ver en todo esto- Ginny y Harry se posaban en el umbral de la pieza. La pelirroja fulminó con la mirada. Harry miraba intrigado.

- Pu-pues yo… es que…- Ron estaba nervioso, su hermana siempre lograba atemorizarlo de una u otra forma. Pero dejó de sentirse así cuando Ginny se acercó y lo abrazó amorosamente.

- Siento haber dudado de ti, hermano. ¡Eres…eres…genial!- lo soltó y le regaló una sonrisa exquisita de esas que renuevan el alma.

- Hemos sido unos idiotas, Ron.-confesó Harry- Debimos haberle prestado un poco de atención a Hermione, al fin de cuentas… eras el único que realmente pensaba en ella, aunque todos lo dudáramos. Me siento terrible con ella… y contigo- lo abrazó y le palmeó la espalda.

- Ella lo sabe, no quería que ninguno… no quería molestarlos- explicó Ron- y por mi no se preocupen, todos tenían razones para no tenerme confianza. Creo que me lo merezco.- Harry sacudió el pelo de pelirrojo violentamente, mientras Ginny lo golpeaba en forma de broma. Los tres rieron.

- ¿Cómo es que…?-preguntó Ron curioso.

- Ayer escuchamos algunos gritos desde abajo…-dijo su hermana- y Hermione no vino a dormir a casa.

- Y tú tampoco estabas aquí cuando me quedé dormido.

- Y hoy llegó está carta…- Ginny le entregó un sobre con su nombre en él- junto con la carta que Hermione nos mandó a todos…

Ron miró escéptico el sobre. Hermione, su Hermione, le había escrito una carta a él además de una general y eso podía significar algo muy bueno… es decir, ¿qué tan mala podría ser?

-Te dejamos para que la leas tranquilo, amigo… cualquier cosa que necesites búscanos- y los dos salieron de la habitación sin recibir ninguna respuesta de Ron, quien se sentó en la cama mirando el sobre. Después de unos segundos, la abrió como si hubiera recibido un regalo de Navidad.

"Ronald,

Como debes saber, les he informado a Harry, Ginny y los demás sobre el encuentro con mis padres, por favor, recuérdales que no se sientan culpables, yo los comprendo perfectamente. Bueno, como sea… quisiera que… en realidad, mis padres quieren que vengas esta tarde (acá ya sería de noche) a nuestra casa en Australia, porque planean mudarse lo más rápido posible a Londres de vuelta y quieren verte y agradecerte lo que has hecho.

Aunque he tratado de impedirlo, ellos insistieron así que POR FAVOR ven, sino pensarán que no te he invitado y se pondrán pesados. Sabes como llegar. Nos veremos pronto, supongo.

Hermione".

Ron sintió un ligero calor que le transitaba por todas sus venas y sonrió. Hermione seguía algo ofendida, lo que le causaba mucha gracia ya que conociéndola, no iba a admitir que le agradecía eternamente lo que había hecho sin haber finalizado la discusión anterior. Sin embargo, sus padres la obligaban a invitarlo y el sin dudarlo lo haría. Iría en ese momento. Se miró en el espejo y se notó realmente atractivo ese día. Salió de su cuarto para avisarle a su amigo a donde iría.


Hermione estaba muy alterada y sus padres la miraban divertidos. ¿Tan obvia era? Pues si… lo era y en cualquier momento tendría que enfrentarse a Ron, su amigo, su enemigo, su amor. El reloj de la mansión de Australia sonó al dar las 9 de la noche y justo en ese momento preciso sonó el timbre.

- ¡Oh, querido! Pasa, por favor, pasa, ponte cómodo- Hermione escuchó a su madre decir desde el baño de arriba donde se había escondido por algunos minutos de los ojos de sus padres. Era hora de bajar y enfrentarse con sus ojos, con su sonrisa, con su rostro, con él en su totalidad. Esa totalidad que inentendiblemente le hacía perder la razón y querer hacer las cosas más locas del mundo.

- Mira, aquí viene Hermione.

En efecto, la chica bajaba las escaleras lentamente como si quisiera causar la impresión de que su presencia ahí no la perturbaba. Se sentía más linda que nunca, estaba renovada. Había dormido lo suficiente junto a sus padres y con pensamientos muy positivos y estaba completamente nueva. Era momento de aclarar los tantos, pero dejaría que él se hiciera cargo de eso. Lo saludó con un beso en la mejilla muy simple, evitando el menor contacto posible. Sin embargo, se sintió temblar y por ende, sonrojarse. Para su suerte, Ron también lo hizo.

-Gracias por venir tan rápido, Ronald. Queremos volver a nuestra casa lo más pronto posible- dijo el Señor Granger, esperanzado.

-Pues…papá…yo…no sé como estará nuestra…casa- dijo temerosa y avergonzada Hermione.

Sus padres la miraron tristemente.

-En realidad, Hermione…-la chica y sus padres miraron a Ron intrigados- su casa está en perfectas condiciones.

-¿Cómo lo sabes?- preguntó incrédula Hermione, con usual desconfianza.

- Pues, he ido varias veces desde que volvimos a hacer algunos arreglos.

Los Granger lo miraron con los ojos bien abiertos. ¿Era Ron, Ronald Weasley, el que se había encargado de salvarles la vida? ¿Qué pasaba con él? ¿Estaba tratando de reivindicarse por las idioteces que ha hecho?

-Cuando quieran… podemos partir- finalizó al ver que ninguno de los tres contestaba.

-Oh, querido. Eres un sol- la Señora Granger lo abrazó fuertemente. Hermione lo seguía mirando con desconfianza. No se dirigieron la palabra cuando terminaron de empacar las cosas, tampoco cuando llegaron a la casa de Londres, a pesar de la sorpresa que la chica se llevó al ver la casa exactamente como la habían dejado, limpia y acogedora y con un perfume a jazmín exquisito. Era olor a vida.

- Cuanto extrañe esto…- dijo el Señor Granger, mientras apoyaba un montón de cajas en el suelo. Y se paseó por la casa como si fuera la primera vez que la viera. La Señora Granger derramaba lágrimas de contento mientras seguía los pasos de su esposo. Genial. Estaban solos en la sala. Hermione temblaba, no quería llorar, pero la conmoción era enorme. Quería correr por las escaleras y tirarse en su cama y dormir por días quizás. Pero no quería mostrarse débil ante Ron. No podía. Se sorprendió al ver que él mismo se acercaba a las escaleras que conducían al piso de arriba y al subir los primeros dos escalones la miró.

- ¿No subes?

-S-si…digo…SI- siguió a su amigo cuesta arriba un tanto nerviosa. Sus pies dificultosamente podían subir los escalones sin tambalearse.

En cuestión de segundos, ambos estaban en frente de la puerta de la habitación. Hermione exhaló agotada y abrió la puerta para encontrarse con algo que la dejó atónita.

-¿Q-qué pasó aquí?-

-Pues…-habló Ron tímidamente- me tomé el atrevimiento de hacer algunos…cambios. Es decir, sin ofender, tu cuarto era un tanto aburrido- y sonrió débilmente, con miedo, aunque la chica le daba la espalda. Quizás se había pasado, y ella quería las cosas como eran antes. -Si no te gusta… en cuestión de segundos puede volver a ser todo como antes…- levantó la varita pero, para su tranquilidad, Hermione le bajó el brazo.

Su cuarto era ahora un cuarto diferentemente mejor. Es decir, nada comparado con el antiguo. ¿Habrá sido por el color de sus paredes? Antes beige opaco y ahora eran violetas y lilas. ¿O por las nuevas cortinas y colchas? Que también combinaban con las tonalidades de las paredes. ¿o habría sido por la cantidad de detalles que había ahora? Fotos de Harry, Ron, Hermione y Ginny, de su familia, de los Weasley, de los miembros de la Orden, de Hogwarts, de su vida. ¿O sería que el perfume de Ron se había impregnado en cada rincón de esa habitación?

-¿Por qué has hecho todo esto?- lo miró fijamente.

- Porque… creo que…bueno, tenía miedo de que…- bajó la mirada y comenzó a inspeccionarse las uñas de las manos.

-¿Crees que reunirme con mis padres, traernos de vuelta aquí y arreglar mi cuarto de esta forma serviría para subsanar todo el daño que me has causado este último tiempo?

-Pues…yo…-las mejillas le ardían, era como volver a sus 7 años cuando Molly lo atrapaba en medio de una travesura, sabiendo que después se vendría alguna reprimenda. Se sentía tan pequeño.
Sin entenderlo, Hermione se lanzó a sus brazos y lloriqueó suavemente sobre su hombro. Ron, perturbado, sólo consiguió apenas palmearle la espalda…Después de un minuto, se separaron, el pelirrojo sin entender nada, y la chica secándose las lágrimas. Se sentó en su cama, y Ron la imitó, pero en el suelo, apoyando su espalda contra la pared, enfrente de ella.

- Recién ahora…-comenzó Hermione-…caigo en la cuenta de que durante estos 7 años que pasamos en Hogwarts, estuvimos expuestos a la muerte más veces que las que pretendía- lanzó una risita nostálgica, y Ron le sonrió- ¿Quién iba a pensar que íbamos a formar parte de la revolución que terminó con Voldemort? Es decir, tan sólo éramos niños normales…en realidad, para ti, porque para mi el mundo de la magia era algo puramente fantástico-

Ron la escuchaba con mucha atención, hacía demasiado tiempo que no escuchaba su voz tan calmada y sincera como en ese momento.

-De todas formas, hemos salvado al mundo.

Ambos miraron instantáneamente hacia fuera a través de la ventana. Habían salvado, junto a Harry y a todos los que participaron en aquella batalla que venía desde hacía años, todo un mundo, el mágico, el muggle. Sin embargo, ambos seguían sintiéndose pequeños, indefensos, desprotegidos. Durante este año que pasaron lejos de casa, lejos de su familia, del colegio, de sus amigos, no tuvieron tiempo para sentir miedo, a pesar de que sentía que cada milímetro de su cuerpo y cada gota de su sangre comenzaban a helarse de terror. Nunca pudieron decir lo suficiente, nunca pudieron expresar cuanto sentían, cuanto temían, o cuando querían estar recostados en una cama junto a sus padres. Pero no debían, no debían sentirse así, tenía que ser fuertes y resistir. Resistir y lograr salir con vida de aquella misión.

-Cuando vi a Harry muerto creí que realmente la vida había perdido todo sentido- confesó Ron, mientras un par de lágrimas caían de su rostro.

Hermione clavó su mirada en él. Las lágrimas de sus ojos caían incansables ¿Por qué le parecía la persona más linda de mundo y por qué no quería que ese momento terminara nunca?

-Por un momento, tuve la sensación de que todo iba a salir bien, creo que ese fue el mejor minuto de mi vida entera- no quería nombrar el hecho de que se habían besado en una guerra- pero luego, todo pareció morir ahí. Sentí que si Harry moría, tu también, Ginny también, mis padres, mis hermanos, yo, todo, todo moriría. Fue la sensación más devastadora que tuve en toda mi vida.

-Sentí lo mismo- se acercó Hermione a donde su amigo estaba y le secó algunas lágrimas- pero no fue así ¿verdad? Harry está vivo, y todo se ha solucionado, todo ha terminado.

-Si, y terminó llevándose a Sirius, a Dumbledore, Tonks, Lupin, Ojoloco, a…. Fred- decir su nombre lo hizo quebrar. ¿Qué le estaba pasando? No era una mariquita como para llorar de esa forma.

-Ron…-le dijo Hermione con toda la ternura de universo- la vida cambiará mucho a partir de ahora, pero cambiará para bien. Solo tienes que hacer que todo lo que pasamos haya valido la pena, que ellos no se hayan ido por nada, y debemos aprender a vivir con eso… la vida nos da y nos quita.

-¡Si, nos dio años de miedos y nos quita a nuestros seres queridos!

Hermione negó con la cabeza y lo obligó a mirarla.

-Nos dio años de aventuras, de amigos, de amor y nos quito la maldad, nos quito la oscuridad.

-Es un pensamiento demasiado positivo para mi terca cabeza- dijo él riendo. Ambos se miraron por dos segundos y comenzaron a acercarse lentamente. Falta poco… casi… un poco más…ya…

-¡HERMIONEEEEEE!- se separaron bruscamente al escuchar el grito que su mamá le había pegado desde el piso de abajo. Rojos, como siempre que pasaban una situación así.


Ron observaba como su amiga sonreía mientras hablaba con sus padres sentados a la mesa. Sin darse cuenta, se había comido cinco muffins (gloriosos dulces muggles) lo que también divertía a los Señores Granger. Hermione le lanzaba miradas escondidas cada tanto. Parecía todo tan simple en ese momento. Decir. Hacer. Sentir. Sin embargo, todo le resultaba tan difícil. Cada vez que quería dar un paso, algo lo interrumpía. Estaba claro que esperar una situación perfecta no servía de nada. Pero basta. ¿Para qué apurarse? Tenían todo el tiempo del mundo. Nadie los perseguía, nadie quería asesinarlos a ellos ni a sus amigos o familias. La vida no podía ser más normal y tranquila. Era una sensación inquietante pero genial.

-Debería volver a mi casa para cenar con mi familia-ante la mirada inquisitiva, y consideró, triste de Hermione agregó- Vienen Charlie y Percy y bueno, están los demás.- Un silencio incómodo se produjo- De más está decir que estás invitada, eres parte de la familia, como una hija más… n-no bueno, no una hija más, digo… como una hermana...- rojo como el fuego, las gotas de sudor caían por su rostro.- ¡NO! No como una hermana, es decir, para Harry quizás… es decir, no es que yo no te quiera tanto como…

-¡Ron! Por favor- el pelirrojo agradecido por esa brusca interrupción de Hermione, soltó un resoplido- Yo también los quiero como mi familia - le regaló una sonrisa radiante-pero esta noche me quedaré en casa con mis padres.

Por supuesto! – se levantó torpemente de la mesa- Es decir, no es para menos. Se dirigió hacia la puerta, acompañado por la familia Granger.- Muchas gracias por invitarme, y por darme de esos "gufins" riquísimos. Seguramente nos veamos pronto, mi madre ya está pensando en invitarlos a cenar.- Madre y padre abrazaron a Ron y volvieron a agradecerle por todo, lo que lo hizo sentir incómodamente feliz.

Hermione le dio un suave beso en la mejilla, la cual se torno bordó.
-Ron…yo quiero decirte…

-Hermione, no es necesario ahora.-la miró con mucha seguridad- Nadie nos persigue, no hay que correr a esconderse… tenemos tiempo. Mucho. –le devolvió el beso y desapareció.

Nada podía arruinarle el humor, nada que lo hiciera enfurecer o entristecer, nada excepto…

-¡¿Qué haces aquí?!- escupió al ver a Viktor Krum sentado en el sillón del comedor de La Madriguera junto a Ginny y Harry. Ambos tres se pararon exageradamente como si los hubieran pillado en algún lío.

-Ronald Weasley- le tendió la mano, la cual Ron miró con escepticismo, obligando al búlgaro a desistir de su intento de cordialidad.- No quise irrumpir en su hogar sin aviso, ya me he disculpado con Potter y tu hermana…- y luego de respirar profundamente agregó-¡Riquísimo! No cabe duda que tu madre es una excelente cocinera.

-¿Qué hacés aquí?- no iba a disimular ni por un segundo la ira que provocaba ver al muchacho que besó a Hermione la noche anterior. Ginny y Harry se acercaron a él con cautela.

-Hermione se olvidó en mi casa ayer su chaqueta y he venido a traérsela.-respondió haciendo caso omiso a la actitud reacia de Ron.- y los chicos me han contado la buena noticia! Los padres de Hermione! Ella debe estar demasiado feliz, no sabes lo que ha sufr…

-Si, si sé lo que ha sufrido-lo interrumpió tajante

-Muero por ver su cara de felicidad en este mom…

-Es la cara más linda del universo, sí, lo sé, yo estuve ahí, es más… acabo de volver de la casa de Londres que…-

-Ayer estaba tan conmocionada, las cosas no "nos" podrían estar saliendo mejor- agregó Krum, ignorando al pelirrojo por completo. Era una competencia entre quién era el más idiota. Un momento… ¿"nos"? ¿Qué quiere decir con "nos"?- ¿Te molestaría mucho entregarle esta carta? Pensé en dársela yo mismo pero en vista de las buenas noticias…-le dio la carta con aires de superioridad. Ron la agarró de muy mala gana.- ¡Sí que son buenas noticias! ¡Nos vemos muchachos!- y salió por la puerta sin importarle la falta de respuesta.

Ron miró la carta con furia. ¿"Nos"? Es claramente un alarde, se cree tan perfectito y tan machote.

-Ron…- alguien lo llamaba.

¿"Nos"? Debe estar completamente confundido, pobre idiota. Su pequeño cerebrito de famoso no lo deja pensar bien. Sus ojos parecían querer atravesar el sobre que tenía en sus manos como rayos x.

-Ron…- esa vocecita lo volvía a llamar. Ginny y Harry comenzaron a acercarse lentamente hacia él, pero no parecía notarlo.

¿"Nos"? Me da tanta lástima, me encantaría ver la cara de Hermione cuando lea esta carta y… Sus manos comenzaron a temblar y a despegar el sobre… y ella se ría porque le va a dar…

-Ron, no lo hagas-Ginny había apoyado su mano sobre las de su hermano, impidiendo que continuara con su plan. Él la quitó bruscamente.

-Vamos, amigo, no seas idiota. No es de tu incumbencia.-Harry lo agarró por los hombros. Ron le dio la espalda.

-RONALD, ENTRÉGAMELA.- Ginny le gritó y le pegó una piña en su espalda. Ron comenzó a dar pequeños pasitos hacia la escalera.- ¡RON, TE LO DIGO EN SERIO!- Unos pasitos más de prisa…-¡RONALD!- Se dio a la fuga, huyendo de los gritos de su hermana y su mejor amigo. Llego a su cuarto donde se encerró. Los muchachos golpeaban detrás de la puerta exigiéndole que abriera.-¡HERMIONE SE VA A ENFURECER, RON! ERES UN IDIOTA Y EN SERIO QUIERES ESTAR CON…

-Gin, creo que alguien ha llegado debemos…

Ron escuchaba susurros que no le interesaba comprender, hasta que se alejaron de la puerta. Abrió con desesperación el sobre, con una risa maliciosa, deseoso de ver aquellas palabrerías que el bobo de Krum le escribió a Hermione… Su risa se fue desvaneciendo a medida que leía cada renglón.

"Querida Herm:

Sé que estos no son tus mejores momentos. He estado moviendo todos mis contactos para hallar a tus padres, pues es lo único que anhelo hacer. He estado pensando lo que me has dicho sobre Alemania, y creo que tienes razón. Es una oportunidad única y no debo dejarla pasar. Tus ganas de irte de Inglaterra me han contagiado. Diré que si, sólo con la condición de que me acompañes. Desde allí, seguiremos buscando a tus padres sin descanso y también podremos alejarnos de todo este resto de guerra que quedó.

Lo de ayer fue maravilloso. Fue el impulso que necesitaba para tomar estas decisiones que he tomado. Eres increíble Hermione y no quiero esperar más para verte. Necesito estar contigo otra vez.

Te espero

Viktor.

PD: HE RECIBIDO LA NOTICIA DE TUS PADRES! ESTOY DE CONTENTO POR TI. MI PROPUESTA SIGUE EN PIE."

¡¿Pero qué mierda es esto?! No lo había pensado, lo había gritado. Pero nadie se había percatado por todo ese barullo que había en el jardín. Se asomó a la ventana, ella había llegado. ELLA. Abrazada con Ginny y Harry. Sonriendo feliz. Encantadora. Ella. Qué momento. Sin pensarlo, claro. Ronald Weasley es un cretino cuando se enoja. Llegó al jardín con pasos de elefante furioso. Su puño agarrando fuertemente la carta como si quisiera hacerla polvo.

-Ron… mira… he venido a… Ron…-

Él la fulminó con la mirada y siguió caminando hacia los pastizales.

-Pero que…-Hermione estaba confundida.

-Vino Viktor…-Le respondió Ginny

-Ay, no, nonononono- Hermione dio media vuelta y comenzó a correr tras él. Las piernas largas del colorado confeccionaron un largo tramo a través de los pastos altos.

-RON! POR FAVOR… ESCÚCHAME!-Hermione le gritaba agitada. Un relámpago ilumino aquel atardecer.

Ron se dio vuelta bruscamente y la fulminó con sus ojos celestes. Un trueno se oyó.

-Ron…

Al principio, daba impresión de que iba a escupir fuego por la boca. Tenía ganas de gritarle, decirle cuanta grosería se le ocurría por la cabeza. Pero una opresión en el pecho lo frenó. Nunca había sentido nada igual. Ni en esos 7 años de mortífagos, arañas gigantes, muertes de seres queridos, desparticiones, Voldermort. Jamás. Se acercó a ella. Tan cerca que Hermione podía escuchar latir su corazón con prisa. No dejaba de mirarla, casi sin pestañar. Un par de gotas cayeron por sus rostros. Un relámpago y un trueno.

-Alemania- susurró.

-Ron, puedo expli…- no pudo articular más palabras. Sintió miedo. Pero un miedo muy distinto al de la guerra. Un miedo, casi como un agujero negro. Ron no la dejaba respirar. No podía decir nada más, cada cosa que dijera lo haría enfurecer peor. Miedo a perderlo.

-¿Qué quieres de mi, Hermione? En serio.- Más gotas comenzaron a caer. Hermione lo miraba atónita.- Reconozco que soy idiota, engreído, orgulloso, terco, torpe, insensato. Reconozco tantas cosas que quisiera que fueran diferentes. Pero siempre tuve las cosas claras… siempre lo supe. Siempre lo sentí. Antes no lo podía ver, cada vez fue un poco más claro para mí y ahora ni lo dudo.- la muchacha se había olvidado de respirar completamente. Los ojos de Ron la penetraban con total seguridad. No se atrevió a decir nada. La lluvia comenzó a hacerse más intensa.-Ni por un segundo lo dudo.- Sólo se escuchó la tormenta durante, lo que a Hermione le parecieron años, segundos. -Si tienes todo donde lo quieres, ¿qué quieres de mí?- la chica comprendió que todavía no tenía que responder. Sus lágrimas empezaron a confundirse con las gotas de lluvia que recorrían sus cuerpos sin tregua.-Ya tienes a tus padres de vuelta, ya tienes a Harry vivo, a Ginny tu amiga… Ya tienes a Krum, con su fama y su pretenciosa carrera en el Quidditch, ya tienes una vida planeada en Alemania con èl. Ya los has convencido de irse contigo, ¿sabés? Ah no, no lo sabés porque lo dice ¡esta maldita carta!- le mostró el boyo de papel ininteligible que tenía en la mano. Automáticamente se alejó de ella y le dio la espalda. Estaba perdiendo el control. Dio unos pasos hacia adelante sin pensar, ni sentir. Hermione quedó estatua en medio de la lluvia. Ninguno sentía nada.

-Lo de ayer fue maravilloso… Necesito estar contigo otra vez.-dijo en voz alta.

-¿Q-qué?- preguntó Hermione nerviosa.

- Lo de ayer fue maravilloso. Necesito estar contigo otra vez.-volvió a acercarse a ella de nuevo, con esas frases martillando cada centímetro de su cabeza- Lo de ayer fue maravilloso. Necesito estar contigo otra vez ¿Qué has hecho Hermione?- le preguntó con suplicio, esperando por una respuesta que no estaba seguro de querer escuchar.

- Ronyodebes entenderque…-comenzó a responder con ansiedad, una palabra pisada por la siguiente.

-¿Te has acostado con él?- si alguna vez pensó que moría, esa era la peor de todas las situaciones para Hermione. Su rostro empezó a arder. Ni la lluvia de verano podía calmar aquel fuego.

-Ron…

Silencio. La tormenta se hacía cada vez más potente…

Ron dejó de mirarla, sintiendo que nunca más volvería a hacerlo. La sentía como una persona completamente ajena a él una desconocida. Una cualquiera. Una cualquiera que le estaba arrancando el corazón. Había tenido sexo con Krum. Krum había sido el primero. Él tendría que haber sido el primero. El primero y el único. Pero no. Volvió a alejarse y de espaldas a ella le dijo…

-Vete.

-Ron… por favor, escúchame.

-Vete, tanto querías alejarte de aquí. Vete.

-Ronald! Fui una estúpida y una insensata… estaba triste… estaba desolada… -Hermione comenzó a explicarse sin poder contener sus lágrimas. Ron seguía dándole la espalda…

-Vete, Hermione…

-…no tenía con quien hablar… toda tu familia estaba de luto… no quería molestar…

-Vete, por favor.

-…tu no me hablabas, y Dios, te necesitaba Ronald! Y no estabas y Victor me mandaba cartas...

-Basta…

-...y él me ayudaba a buscar a mis padres… y nunca llegábamos a ningún lado… y él…

-Por Dios, basta…

-...comenzó a besarme y yo no lo frené… y las cosas se fueron complicando… necesitaba contención… y…-mientras hablaba lo había alcanzado y tocó su hombro. Ron se dio vuelta completamente, rechazando el contacto. Su cara estaba cubierta de lágrimas, camufladas con las gruesas gotas de aquella tormenta que no pensaba cesar.

-Aléjate de mi- Ron comenzó a caminar alejándose de ella

-¡Ron, por favor, tienes que escucharme! Nada…-Hermione lo agarró del brazo para detenerlo, éste se soltó violentamente.

-¿Nada qué Hermione?- le preguntó con crueldad-¡¿Me vas a decir que nada pasó?!

-¡Nos besábamos sí! Viktor comenzó a tener otras intenciones y…

-Se besaron por horas sobre una cama, las cosas se complicaron, se pusieron calientes… y ¡¿nada pasó?!- le gritaba incrédulo. No podía comprender por qué Hermione le estaba relatando su aventura con Krum.

-…intentó quitarme la remera y…

Ron la miró decepcionado. Hermione sintió una punzada en el pecho.

-Me estás matando, ¿sabés?- le susurró moribundo. Ningún maleficio imperdonable podría hacerlo sentir peor.

Hermione le agarró el rostro con ambas manos. Ron no tenía fuerzas para desprenderse. Su cuerpo no le respondía más.

-Mírame, Ron- le suplicó. Éste estaba completamente paralizado. –Te lo pido por favor, mírame…- con un poco de ayuda de sus manos, logró que el pelirrojo posara sus ojos celestes sobre los suyos. La lluvia era molesta a tal punto que ni la registraban. Era parte de ellos. -…intentó quitarme la remera y… ¡mírame! Ahí me di cuenta de lo irracional y estúpida que estaba siendo. Yo no quería estar ahí, yo no quería estar con él Ni siquiera entendía por qué lo estaba besando en primer lugar.- Ron sintió que volvía a respirar.- Me excusé con que me sentía mal por mis padres…

Ron agarró las manos de Hermione con las suyas y las alejo de su cara suavemente, mirándola fijo.

-¿Por qué? ¿Por qué te vas a ir a Alemania con él si no quieres…?

-Eres idiota, realmente Ronald.- se sonrío.- Jamás pensé en irme a Alemania con él. Yo hice un comentario de irme de Inglaterra porque era muy doloroso para mi vivir sin mis padres… y nuestra situación no estaba yendo a buen puerto… él se agarró de eso para convencerse de irse a jugar en no sé qué equipo alemán. La verdad es más tonto de lo que crees Ron, no sabe interpretar señales negativas femeninas. Ya aclararé todo con él.- Ron seguía estupefacto mirándola a los ojos como perro mojado pero agarraba sus manos con firmeza.-En serio, Ron… ha sido un comportamiento que no paro de despreciar, más después de todo lo que has hecho por mí y mis padres, he sido una completa idiota, espero puedas perdonarme…no te mereces sentir esto… no mereces sentir cosas que no son ciertas como que yo no…-bajó la mirada avergonzada.

-¿Cómo que tu no qué?-apretó mas fuerte sus manos.

-...como que yo no estoy enamorada de ti… -se acercó a su torso mojado y le clavó la mirada, sintiéndose segura como nunca antes- porque sí lo estoy…por favor, lo estoy y hace cuantos años que…- no pudo terminar la frase, ya que Ron la besó como nunca creyó que alguien podía besar a otra persona. Un relámpago y un trueno. Otro relámpago y otro trueno. La lluvia parecía que jamás iba a frenar, jamás, como aquel beso.

-…lo estoy…-concluyó Hermione entre la lluvia, el cansancio, la pasión…

-Te amo.-le dijo Ron con una sonrisa inquietante que derritió a Hermione- Al fin lo dije, te amo. Y te juro que jamás me voy a cansar de decírtelo. Te amo.- y volvieron a besarse apasionadamente por largos segundos.- Apuesto que nada de lo que puedas haber hecho con Krum se compara con un segundo de esto.-le digo abrazándola de la cintura y dándole besos cortos.

-En realidad…Viktor besa muy bien…- comentó la chica divertida y le dio un beso.

-Eso es una pura mentira…- beso- seguro te pincha con esa barba roñosa que tiene- beso.

-Si…- beso- pero esa barba peluda es muy sexy- beso.

-Si…-beso- como sus pelos de la nariz- beso.

-Muuuy sexys que no se que hago acá contigo- beso

-Ja- beso- si te mueres por sacarme la remera…- beso

-Mentira- beso

-Admitelo Hermione -beso- Admite que soy irresistible...- beso- ...que te mueres por estar conmigo- beso

-Jamás- beso- jamás.

-Vamos!- beso.

-No- beso- no se me mueve ni un pelo -beso.

Ron comenzó a besarla con más efusividad, sin dejarla respirar.

-Vamos, admite que te mueres por estar conmigo -continuó besándola sin tregua- Admite que te mueres por sacarme la remera…

-Bueno… quizás…un…poco…- respondió ella como pudo, entre los besos desmedidos de Ron

-…como yo me muero por sacarte la tuya. -confesó él y continuaron besándose por horas, porque a partir de entonces, tenían todo el tiempo del mundo.