NDLT: Por fiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiin!!! :D!

Gracias por los reviews que he ido recibiendo a lo largo de estos 3 meses largos, sois todos un encanto ;)

Lamentaciones de una ridícula soñadora

Confesiones de Auriga Sinistra

-Parte 24-

Miércoles, 25 de diciembre 1991

Dormitorios

9.42 PM

¿Sabes? Ha sido bastante bonito gozar de unas horitas preciosas en las que Victoria no ha alardeado del hecho de que es un genio cuando se trata de desquiciarme completamente.

Desgraciadamente, todo tiene un fin. Incluso en Navidad.

La mayoría del día ha pasado tranquilo y relajado, con mi madre ignorándome a favor de aquellos cuya conversación resulta más intelectualmente estimulante (hazme el favor de recordarme que se lo agradezca a McGonagall, ¿de acuerdo?), con Snape sentado lo más lejos de mi que ha podido, aunque en la misma mesa, y con todo el mundo un poco achispado gracias al vino realmente excelente hecho por elfos de la cena de navidad.

Y por todo el mundo, quiero decir todo el mundo que no fuera Quirrell o Kettleburn – Quirrell, porque él "n—n—no bebe", y Kettleburn, porque finalmente ha descubierto que cuando se emborracha acaba compartiendo anécdotas personales que todo el mundo sería mucho más feliz de no saber, sin mencionar que a veces se refiere a Snape como "querido".

Idénticamente al año pasado, Hagrid no paró de beber hasta que finalmente terminó besando la mejilla de una muy extrañamente risueña McGonagall. Naturalmente, esto conllevó que Victoria se enzarzara en una discusión especialmente perturbadora sobre la potencial relación romántica entre ellos. Le dio vueltas y más vueltas mientras regresábamos a nuestros dormitorios, y yo hacía un gran esfuerzo para caminar con un poco de dignidad y gracia y no escuchar ni una de sus palabras.

"—por supuesto, todo está muy bien hasta que llega el tema del sexo" Victoria continuaba alegremente, sin darse cuenta del hecho de que este tipo de cosas tenían el potencial de, oh, no sé, matar a alguien del susto. "Porque, lo siento – no importa lo verdadero que pueda ser el amor, hay ciertos problemas proporcionales difíciles de superar —"

Lo cual fue suficiente para asegurarme al menos un mes entero de incesantes pesadillas.

"¡Victoria!"

"¿Hmm?" preguntó inocentemente.

"Solo me pregunto si esperas poder mirarlos a los ojos a alguno de estos dos nunca más" Dije de manera que pensé que era lo suficientemente clara para expresar el tema en cuestión.

No lo fue.

"No seas estúpida, claro que sí," dijo sin tener ni idea. "Trabajamos juntos, después de todo."

"O sea, que ¿no te espanta la idea de que puedan mirarte a los ojos y que inmediatamente perciban todas las cosas retorcidas y perturbadoras que has pensado sobre ellos?"

"¿Por qué debería espantarme eso?" preguntó "Ninguno es una eminencia de la Legilimencia."

"¿Pero y si lo fueran?" Le presioné.

"No lo son" me recordó, molestamente insistente. "Hagrid ni siquiera es un mago del todo."

"Puede que haya una excepción para pensamientos especialmente repugnantes." insistí tercamente "Y entonces sabrán lo enferma que puedes llegar a ser."

"Es sólo una hipótesis," contestó Victoria perdiendo la paciencia. "En serio, Auriga. No tenemos doce años."

"Lo sé," dije, puede que sonando un poco más malhumorada de lo que hubiera debido. "Solo que es asqueroso pensar en eso, muchísimas gracias."

"Es parte de la diversión" Respondió Victoria con un tono maligno, y sus ojos brillando como sólo lo hacen cuando está diciendo cosas estúpidas porque sabe que me molestan. "Y de veras, cúlpale a la gente de aquí, no a mí. Esto es lo más cercano al cotilleo que tendremos. Está empezando a ser serio, ¿sabes? Casi estoy tentada en resucitar la apuesta de ¿Cuántos Días Pasará Snape Sin Lavarse el Pelo?"

Jee. Tengo que admitir, que mi desagrado temporalmente decayó un poco ante esto– y en serio, no creo que fuera mi culpa, esta apuesta es una de nuestras hazañas más gloriosas hasta la fecha. Nació una tarde hace tres años, y fue inspirada gracias al aburrimiento y el pelo verdaderamente atroz de Snape. Resultó ser que no éramos las únicas personas que habían contemplado la aparente vendetta de Snape en contra del champú, porque un considerable número de profesores quisieron participar en la apuesta. (Incluso McGonagall, aunque me prohibió revelarlo. Así que ni se te ocurra decírselo a nadie, Libreta.) Flitwick, sorprendentemente, ganó los veintisiete galeones con la apuesta de seis días consecutivos. Y fue entonces cuando Snape lo descubrió y sufrió una sobrecarga de tic-en-el-ojo-escalofrío-y-sonrisa-de-suficiencia, que, aunque al principio era un poco aterrador, resultó ser mucho más divertido que la apuesta en sí.

Oh, los recuerdos.

Esto, por supuesto, sucedió cuando yo sólo sentía un odio puro hacia él, y no ese sentimiento de confusión durante el cual a veces nos besamos.

Realmente echo de menos esos días. Muchísimo. Mucho. De hecho, no me daba cuenta de lo bien que lo tenía cuando me lanzaba una sonrisa de suficiencia que yo le devolvía, y entonces discutíamos como niños hasta que a veces nos infligíamos daños físicos menores "accidentales", y allí acababa todo. Créeme, Libreta, cuando los labios y el contacto físico aparecen en la ecuación, ¡nada bueno puede resultar! Es un hecho simple y llano.

… a no ser que estés haciendo una reanimación cardiopulmonar, supongo.

Eso puede resultar a veces beneficioso.

Pero aún así.

De todas formas, porque este discurso incoherente que acabo de desarrollar en esta página era más o menos lo que pasaba en esos momentos por mi cabeza durante la conversación que tenía lugar, repliqué a su mención de la apuesta ¿Cuántos Días Pasará Snape Sin Lavarse el Pelo? con un "besé a Snape"

A veces soy tan idiota que es hasta alucinante.

La mandíbula de Victoria cayó en picado. "¿¿Qué??"

"A mi" intenté corregirme, porque no quería que entrara en su cerebro pervertido la idea de que yo había sido el agresor en esa situación, "fui besada. Él… me besó. Él hizo lo del beso. Snape me besó. No, ya sabes, al revés."

Auriga!"Exclamó con el tipo de alegría que la gente normal reserva para bebés recién nacidos, o herencias gigantescas de dinero de tíos muertos, o libros nuevos escritos por Gilderoy Lockhart. "¡¿Cómo te atreves a dejarme aquí cotorreando sobre la teórica vida sexual de McGonagall y Hagrid, cuando ha pasado todo esto?! ¡Eres demoníaca!"

"Justo después de ti," Respondí avanzándome, ya que estaba (correctamente) segura de que iba a hacer algo absoluta y trascendentalmente horrible.

"Bien, ¡¡pues ahora deprisa!!" me ordenó, agarrando mi brazo con sus uñas perfectamente manicuradas tan fuerte que estoy al menos un cincuenta y seis porciento segura de que me hizo sangre, "¡¡Dame los detalles!! ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Lengua? ¿Cómo? ¿Qué dijo? ¿Qué dijiste? ¿Fue tan bueno como aquél día en el que los gemelos Weasley dieron con tanta fuerza a una pelota que accidentalmente os dio, caísteis, y lo hicisteis entre unos arbustos? Personalmente, no sé si podría nunca estar tan cerca de ese hombre estando completamente sobria; ¡eres más valiente de lo que pensaba! ¡Venga, venga! ¡Escúpelo!"

"Si quieres que te diga la verdad," dije en un intento de cambiar de tema, "¿quién da tan fuerte a una pelota en segundo curso? Me parece que es un comportamiento criminal, ¿no cree-?

"Auriga" me cortó, con de repente una ferozidad atroz que muy bien podría haber asustado a un Mortífago, imagínate a mí. "Cuenta. Me. Lo. Ahora."

Y no es que estuviera en posición de discutirle nada, ¿no? ¡Mi vida colgaba de un hilo! Así que le conté – a regañadientes –la discusión, y Christopher y el muérdago y el hecho de que todo el Gran Comedor lo presenciara todo, y el muérdago, y lo del beso, y ¿he mencionado ya lo del muérdago? Y entonces, solo por si no hubiera reiterado bastante el tema del muérdago, le expliqué un poco por encima la tradición del muérdago, y cómo tienes que besar a la persona que tengas al lado si no quieres que una maldición recaiga en toda tu familia y las próximas siete generaciones. Lo cual fue relativamente inventado ya que estaba presa del pánico. De cualquier forma, Victoria no lo estaba entendiendo, ya que justo en medio de la parte de "siete generaciones" me dio un puntapié en la espinilla.

"¡Au!"

"Oh, para de lamentarte." Dijo impacientemente. "Ahora, ¿qué vamos a hacer con todo esto?"

Lo cual inmediatamente resultó en un bonito y resplandeciente sentimiento de terror absoluto. "¿Qué quieres decir?" pregunté lentamente.

"¡Con esto!" exclamó. "Obviamente, los dos estáis al comienzo de algo—"

"¡No!" le corté frenéticamente. "Pensaba que había explicado lo del muérdago muy claramente - ¿Sabes? Son las normas —"

"Ya había notado antes que siempre parecía mucho más maleducado cuando estaba contigo—"

"—Y Trelawney le besó también, ¿te lo he contado? Y eso si que no significa que estén empezando algo."

"—pero eso se le puede achacar a una frustración sexual, sin duda —"

"¡No es un frustrado sexual!" exclamé desesperadamente. "¡Solo es un tipo normal de frustrado! ¡Porque nos frustramos el uno al otro!"

"Sí, sí," Victoria dijo moviendo desdeñosamente la mano. "Sexualmente."

"¡Platónicamente!" chillé.

"Oh, por favor," dijo poniendo los ojos en blanco. "La frustración platónica no existe."

"¿Oh, de veras?" exigí, poniéndome un poco irracional. "¡Entonces debería estar preocupada por lo que hay entre nosotros ahora mismo!"

"Oh, Auriga," suspiró Victoria, con la misma voz que utiliza con sus alumnos menos dotados de Aritmancia. "No intentes convertirte al lesbianismo, solo por querer escaparte de tus sentimientos hacia él."

"¡No hay sentimientos!" le solté.

Alzó su perfecta ceja.

"Bueno" admití, cruzándome de brazos. "Puede que hayan sentimientos, pero son sentimientos malos que no los quiero ni lo más mínimo, y le odio, y da la casualidad de que son la mayoría sentimientos de odio, así que todo funciona la mar de bien, y ¿¿podrías por favor, por favor, dejar el tema en paz??"

Dio un resoplido. "Oh, cariño. Ni en un millón de añ—"

Y entonces calló de repente, y su expresión cambió de astuta y traviesa a inusualmente amable y comprensiva en dos segundos. En ese mismo instante supe que no debía confiar en ella. He visto su transición de expresión antes, y acabó en una doble cita con su hermano gemelo Lester, quien, interesantemente, no posee ninguna de las cualidades de su hermana. Tiene la desgracia de tener los atributos de un hombre cuyas orejas son el doble de grandes de las de una persona normal, y ha conocido a lo largo de su vida las adversidades propias de que su nombre rima con su apellido.

Deprimentemente, fue uno de los hombres más interesantes de mi vida.

Pero ahora no nos pondremos a recordar a Lester, y no lo digo sólo porque aún me sienta fatal por decirle que ya nos veríamos, y le enviara una postal falsa desde Alaska contándole que había decidió mudarme y convertirme al Trascendentalismo en el corazón de un bosque. (Victoria, en un acto inusual de amabilidad, aún no le ha contando la verdad, pero no pienses que no le dé vueltas a ello cada día.)

"De acuerdo" dijo Victoria con una sonrisa no apta para diabéticos. "Supongo que dejaré el tema en paz. Es lo mínimo que puedo hacer, después de que sin querer rompí la espalda a tu novio y destruí la única relación funcional que has tenido."

Lo cual es el tipo de cosas que tendrías que tener en consideración, pero yo la conocía mejor para caer en su trampa.

"No." Le advertí lo más amenazadoramente que pude.

"¿Qué?" me preguntó, abriendo sus ojos azules enormes e inocentes, más convincentes que la pequeña incursión de Celestina Warbeck en el teatro.

"¡No te atrevas!"

"¿Qué no me atreva a hacer qué?" insistió.

"¡Puedo ver como un horrible plan se está trazando detrás de tus ojos!" exclamé "Y… ¡para! No va a funcionar, ¡como todos tus otros planes! Y puede que esta vez," Añadí, inspirada de repente, "la espalda que se va a romper sea la tuya. ¿Te has parado a considerarlo?"

"En serio, Auriga" dijo Victoria cálidamente, cogiéndome del brazo. "Eres ridículamente paranoica, ¿lo sabías? ¡Ya te he dicho que no iba a hacer nada!"

"Lo que significa que vas a hacer algo." Le recordé impacientemente.

"¡Disparates!"

"¡Deja de planear cosas!" le supliqué, al borde de la histeria.

"¡No sé de lo que me estás hablando!" respondió Victoria con una amabilidad letal.

Y en ese nivel avanzado en el proceso de planear-fatalidades, mi única esperanza fue cambiar radicalmente de tema.

"¡Así que!" empecé tan entusiastamente como pude. "¿Qué me dices de lo de Hagrid y McGonagall, hmm?

Probablemente no te sorprenda, Libreta, saber que McGonagall estaba justo detrás nuestro durante este específico punto de la conversación. De veras, a mí tampoco me sorprendió – aún me brilla la cara de la humillación, por supuesto, pero ni siquiera pensé el "oh, dios mío, no puedo creer que esto me esté pasando", que siempre acostumbro a pensar. De hecho, me hubiera preocupado que no hubiera estado por ahí.

Así es la vida.

Afortunadamente, no estaba tan aterradora como suele estarlo – a veces agradezco la existencia de la bebida alcohólica – pero aún así, consiguió un muy intimidante "Buenas noches, señoritas" y lo acompañó con un levantamiento de ceja. Intenté explicarle que estábamos hablando sobre una cosa muy diferente y que solo sonaba discutible si se sacaba de contexto, pero no estoy segura de que se lo creyera. Por ahora, vivo en un maravilloso y fantástico mundo en el que ella no estaba sólo achispada, sino lo suficientemente borracha como para no recordar nada de lo ocurrido mañana por la mañana.

De sueños también se vive.

De todas formas, nos dirigimos hacia nuestros dormitorios, conmigo repitiéndole insistentemente a Victoria que no llevara a cabo su plan cruel y sádico, y Victoria, a su vez, insistiendo que no planeaba nada (para después decirme que si quería unas galletitas, porque la amabilidad no va con ella, y no se da cuenta cuando está sobreactuando hasta un grado muy sospechoso). Tan pronto como llegué a la habitación, me juré que no iba a salir de la habitación con Victoria, no importa con qué cosas me tentara.

Sí, incluso con las galletitas.

Porque no importa lo convincente o encantadora que pueda parecer, sé que inevitablemente eso resultará en Snape y yo siendo encerrados en algún tipo de espacio pequeño, y no nos dejará salir hasta que no confesemos nuestro amor el uno al otro.

Lo cual no haríamos, ya que no existe ningún tipo de eso.

Reconoce al menos que estoy en un aprieto.

Así que, Libreta, no voy a mover ni un pelo. Acuérdate de lo que te digo. Nada me va a sacar de esta habitación.

Ni siquiera la interpretación de Wimmy de "Tainted Love".

10.06 PM

Ajj, es incluso peor que la última vez. No sería tan horrible si no pusiera tanto énfasis a la estrofa "Don't touch me please; I cannot stand the way you tease" (No me toques por favor; no puedo soportar como me provocas), y a continuación me mira deliberada y anhelantemente con sus enormes ojos de elfo doméstico.

10.07 PM

Y de ninguna de las maneras le voy o le he tocado, así que, ¡¡¡ no sé qué es lo que está insinuando!!!

10.08 PM

Bueno, vale, a veces le he dado golpecitos en la cabeza, pero ¡¡estoy segura de que esto no es lo que Soft Cell entendían por tocar!!

10.09 PM

Puede que los golpecitos en la cabeza signifiquen algo totalmente diferente para los elfos domésticos.

10.10 PM

Ay Dios. Ay Dios.

10.12 PM

Aún así no me marcho de aquí.

Jueves, 26 de diciembre del 1991

Armario de las escobas

12.51 AM

Cállate.

12.53 AM

Al menos Snape ya se ha marchado. ¿Sabes? No se está tan mal, de veras. Puede que me esté aquí durante toda la eternidad – no hay casi nada por lo que merezca la pena vivir, si te pares a pensarlo. ¿Mi mejor amiga, el anticristo? ¿Mi madre exasperantemente perfecta y eternamente decepcionante? ¿Mi estudiante menor de edad suspirando por mis huesos? ¿Las frustrantes (y platónicas) conversaciones con mi no-novio sacado del mismo infierno con sus interminables sonrisas de suficiencia?

Creo que no, muchas gracias.

Esta hecho. Me mudo aquí.

12.55 AM

ARAÑA.

Dormitorios

1.03 AM

Ahhh. Qué bueno es estar en casa.

Ahora, perdóname mientras me derrumbo en la cama y me hundo en el más profundo de los olvidos, dónde no pueda recordar nada de lo que me acaba de pasar ---

MALDICIÓN.

Mamá se acaba de despertar.

Armario de las escobas

1.14 AM

Vale. Aparentemente, la primera idea era la buena.

Las arañas no son tan malas, en serio. Lo que debes hacer es compararlas con mi madre.

Por supuesto, las arañas no son el único problema aquí; ¡oh, no! Este lugar estará para siempre marcado con memorias del oh-tan-querido Snape.

Magnífico.

Supongo que podría haber ido peor. Quiero decir, ambos hemos sobrevivido, y todo eso, y el nivel de rareza fue bastante mínimo, si consideras lo que suele ser mi vida. Un extraño sentimiento de solidaridad une a las personas que han sido estafadas por Victoria Vector.

Tenemos que admitir que era una víctima fácil. Sí, vale, Libreta, hace tan solo unas horas nadie ni nada me hubiera hecho sucumbir a su maléfico plan, pero eso fue antes de que tuviera que aguantar la serenata tortuosa de Wimmy y la compañía de mi madre. Entonces, cuando Victoria se presentó en mi habitación para preguntarme inocentemente si quería ver lo que su prometido le había enviado para Navidades, decidí que sus intentos sádicos en emparejar a la gente no podían ser tan malos como lo que había tenido que sufrir.

Por supuesto, que te dejen sin sentido y que te empujen a un armario no entra en mis ideales sobre como pasar la noche de navidad, pero podría haber sido peor. Y una vez me encerró aquí, con todos los cubos, las fregonas y (aunque entonces todavía no la conocía) mi nueva amiga la gran araña asquerosa del apocalipsis, me entró la curiosidad de ver cómo iba a meter a Snape aquí.

Después de quince minutos oí unas voces justo fuera del armario.

"Ha estado llorando durante la última media hora," dijo Victoria sonando muy convincentemente histérica "Y no sé qué hacer. He intentado consolarla, pero ni siquiera me hace caso."

En este punto, tuve que poner los ojos en blanco ante su plan increíblemente defectuoso para reunirnos – ya ha sido previamente establecido que Snape no le importa lo más mínimo que yo esté llorando. Oh, no. En vez de eso actúa de forma extrañamente dulce y de repente se las apaña para darme en el ojo.

Gilipollas.

"¿Y estás segura de que es una Slytherin?" preguntó Snape, sonando bastante irritado. Me di cuenta entonces que Victoria era, sorpresa-sorpresa, mucho más hábil de lo que parecía.

"Si no, no te hubiera molestado," dijo seriamente. "Pero pensé que como es de tu casa, es tu responsabilidad."

"Muévete," dijo Snape de repente. Tras un segundo, se oyeron unos cuantos golpes en la puerta. "Venga, venga, ya es suficiente. Sal de aquí."

"No creo que eso vaya a funcionar," dijo Victoria "Creo que deberías entrar y hablar con ella – está siendo un poco irracional."

"Me sorprende que no pudieras manejar la situación tu sola, Profesora Vector," replicó Snape, de esa forma tan encantadoramente detestable. "¿No te enorgullece ser tan competente?"

Podía sentirle murmurando cosas irritado, y, de repente, vi como la puerta se abría. Sus ojos se ensancharon cuando se dio cuenta de que era yo y no una pobre y llorosa niña cualquiera, y se volvió justo a tiempo para encontrarse con como Victoria le daba un empujón, y cerraba la puerta con una sonrisa de oreja a oreja.

"Auriga—"susurró entre dientes.

"No es mi culpa" le corté enfadada. "¿Crees que puedo controlarla?"

La voz de Victoria sonó alegremente desde el otro lado de la puerta. "Ahora, los dos pasaréis un tiempo discutiendo los sucesos recientes, ¿de acuerdo? No tengáis miedo a dejar salir todo. Vuestros pensamientos. Vuestros sentimientos." (Un tic se apoderó violentamente del ojo de Snape.) "¡Volveré para dejaros salir dentro de un par de horas!"

"¡Pues, fantástico!" le chillé sarcásticamente.

Pude oír sus ligeros pasos como se marchaban dando saltitos; y rápidamente fueron sustituidos por un horrible y agobiante silencio. Eché una mirada a Snape. Estaba mirando furiosamente a un mocho a un metro de él. Empecé a contar los segundos que pasaban, ya que no tenía nada más que hacer. Cuando llegué a setenta y tres, finalmente habló.

"Sin duda lo habrás planeado tu," dijo en voz baja.

"¡Qué va!" exclamé, mirándole con el ceño fruncido. "¿De veras crees que éste es mi ideal para pasar unas felices navidades?"

"A juzgar por tus actos anteriores, Auriga, no me sorprendería" respondió sin alterar la voz.

"¿Qué actos anteriores?" demandé, puede que un poco imprudentemente. "En caso que te hayas olvidado, ¡yo no fui la que te ataqué en frente de todo el Gran Comedor!"

"Oh, vaya" dijo Snape, de esa forma tan extra-suave que es esencialmente maligna en su forma líquida. Si las voces pueden llegar a ser líquidas. "¿No le habrás dado muchas vueltas a eso, no?"

"No" contesté tan convincentemente como pude. Aparentemente no fue suficiente, ya que sus ojos chispeaban de forma cruel y horrible.

"Algo me dice que no debo creerte," declaró.

"Bueno pues, si no vas con cuidado, algo me dice que debo coger ese mocho y darte con él en el cuello, estúpido idiota grasiento."

"Si que estamos susceptibles hoy" comentó medio sonriendo.

"No." respondí secamente. "Es que recordarlo me da nauseas, eso es todo."

"Y supongo" dijo en un tono que inmediatamente me daba a entender que me encontraba más detestable de lo normal, "has estado tan inmersa en tus propias e insignificantes ilusiones sobre tu…" (Sonrisa de suficiencia) "—irresistibilidad para siquiera considerar que de hecho, te estaba haciendo un favor."

"¿Qué?" pregunté, completamente desprevenida.

Ajuntó los dedos y empezó a tamborilearlos sin darse ni cuenta. "¿Recuerdas que había alguien más con nosotros debajo de ese fatídico muérdago?"

"Bueno, sí," admití. "Christopher."

"Exactamente," dijo con un tono de triunfo un poco sádico. "y si no hubiera tomado partido, hubiera resultado un beso, digamos, mucho más memorable. Esto es, por supuesto, juzgando el aparente encaprichamiento que sufre el chico por ti. Aunque personalmente no puedo evitar sospechar que sólo son imaginaciones tuyas, decidí adoptar las precauciones necesarias." Su boca se torció en una sonrisita. "Quizás me dejé llevar por el espíritu navideño."

No pude evitar poner los ojos en blanco, porque en serio. "Oh, no son más que tonterías y lo sabes."

"¿De verdad?" me preguntó, con sus ojos centelleando.

"Sí." contesté descaradamente cruzando los brazos.

"Entonces, por favor, explícame Auriga los verdaderos motivos que se escondieron detrás de mis actos" Avanzó burlonamente hacia mí. "¿Incluyen por casualidad una pasión enterrada? ¿Amor verdadero, quizás?"

"No seas estúpido." repliqué, intentando ignorar el hecho de que mi corazón realmente necio había empezado a latir más rápido de lo normal. "Estabas furioso, y no pensabas, entonces viste el muérdago y me besaste."

"¿Porque te adoro desesperadamente?" preguntó, con su voz convertida en apenas un susurro burlón. "Dime, ¿estoy consumido por una secreta pasión por ti?"

"Espero que no." farfullé.

"Por supuesto," dijo con calma, pero aun conservaba esa actitud socarrona y sarcástica, y aparentemente estaba completamente convencido de que yo estaba desesperadamente enamorada de él. Aún no puedo entender cómo puede tergiversarlo todo para que nunca sea su culpa. No es justo.

Me quedé en silencio durante unos minutos antes de que el antemencionado silencio empezara a asustarme un poco.

"Bueno, ahora que hemos arreglado esto" me aventuré "¿qué hacemos ahora? Victoria no va a volver en años."

"Espléndido." dijo inexpresivamente.

"Oh, como si tuvieras otras cosas más importantes que hacer" le espeté.

"Así es," respondió sarcásticamente. "No puedo pensar en una manera más emocionante para pasar la velada. Gracias a dios que nuestra querida amiga vino y nos aprisionó."

"Claro, ¿qué ibas a hacer?" le demandé "¿Sentarte solo en la penumbra y pensar en maneras para ser aún más desagradable?"

"Una práctica que pierde color si lo comparas con mirar al infinito y elaborar planes cada vez más complicados para hacer que todos los hombres se enamoren desesperadamente de ti." me devolvió.

"¿Cuándo vas a parar con eso?" exclamé mirándole. "¡No creo que todos estén enamorados de mi! De hecho, es casi un milagro que un estudiante y un elfo doméstico lo estén, ya que los dos deberían tener mejores gustos. ¿Qué? ¿Ya estás contento?"

"Estoy en éxtasis" dijo, arrastrando las palabras.

Pero sólo entre tú y yo, Libreta, que parecía un poco… aligerado, después de eso. De veras, no tengo ni idea de lo que puede pasar por su mente.

No es que quiera saberlo. Porque eso implicaría que yo le intereso, y no lo hace, y no voy a continuar con el discurso, porque es un poco tarde, y estoy cansada, y no me viene en gusto hacer ahora otro soliloquio sobre lo mucho que no me importa Severus Snape.

Lo cual no hago.

Por cierto.

Así que, de todas formas, considerando que cualquier tema de carácter mínimamente personal estaba destinado al fracaso, decidí emprender uno nuevo. "¿Cómo sabes que Quirrell es un sirviente de Quién-tú-ya-sabes?"

Frunció el ceño "¿Qué quieres decir?"

"Es que… le he estado observando," contesté un poco torpemente, "ya que sé que es malvado y que bien puede matarnos en cualquier momento, y… es que, no me lo imagino. ¡No lo parece ni lo más mínimo! Tiene miedo a la oscuridad, no bebe alcohol, y lleva a su queridísima mascota iguana por todos lados, ¡por Merlín! Es que eso no es comportarse de forma malvada."

"¿En serio?" preguntó Snape sarcásticamente "¿Y qué consideras tu por comportarse de forma malvada?"

"Dar vueltas como si se fuera un gran y malvado murciélago, y ser mezquino con la gente con la que se queda atrapado en armarios de las escobas." no pude evitar responder.

Nos callamos unos momentos, hasta que Snape dijo, "yo nunca he dicho que fuera el sirviente del Señor Oscuro."

"¿Qué?"

"Tu solita has llegado a esa conclusión," dijo Snape "De hecho, no creo que Slatero Quirrell tenga nada que ver con Quién-tú-ya-sabes." dijo pronunciando las últimas cuatro palabras con retintín, como si pensara que era gracioso que no me sintiera cómoda al pronunciar el nombre del monstruo más terrorífico que el mundo mágico ha conocido jamás.

"¿En serio?" repetí desconcertada. "Pero… va a robar la Piedra. ¿No podría utilizarla para devolverle la vida a Quién-tu-ya-sabes, si aún existe?"

"La mayoría de la gente ignora que tiene esa propiedad" comentó Snape. Casi parecía un poco impresionado. "Se suelen quedar con lo de la promesa de la vida eterna."

"Hice un trabajo para Historia de la Magia en cuarto," respondí "Y se me quedó."

"Tu mente llega a conclusiones ridículas," contestó Snape. "El Señor Oscuro está muerto."

Inspiré, y entonces le pregunté, un poco vacilante, "¿De verdad?"

Snape me miró. "Tu dramatismo es poco apropiado en este tema en particular."

"Pero, en serio" presioné. "¿Parece muy fácil, no? ¿Se enfrenta contra un niño, y eso es todo? ¿Para siempre?"

Me hizo sentir un poco mal, decirlo en voz alta – porque de veras, Libreta, hay una parte de mí que siempre se lo ha preguntado, pero nunca ha sido lo suficientemente capaz para decirlo en voz alta. De alguna manera, lo hace demasiado real, y después de haber vivido el primer reinado del terror de Quién-tú-ya-sabes – bueno, no me encanta la idea de pasar por un segundo. Pero aún así.

"No hay ninguna evidencia que pruebe que aún exista." apuntó Snape agudamente.

"Pero—"

"Auriga" me interrumpió bruscamente "¿es que no puedes dejar de complicarlo todo?"

"Lo siento" dije – por su cara pude adivinar que no era una buena idea continuar con el tema. "¿Así que, qué piensas que quiere hacer Quirrell?"

"Creo que, simple y llanamente, anhela la gloria" respondió sin rodeos. "Tiene sentido. Es un hombre mediocre, sin nada en lo que destacar. Imagina el júbilo, el triunfo que le ocasionará finalmente adquirir tanta importancia." curvó un poco sus labios. "Tu entre todos deberías comprenderlo."

En ocasiones normales, eso me hubiera ofendido, pero, en serio, Libreta, en ese punto estaba tan interesada en la conversación que ni me molesté. "¿Así que eso es todo? ¿Eso es en todo lo que te basas?"

"No es ningún secreto que ha pasado un tiempo con los vampiros en Alemania" dijo Snape "Ciertamente, es suficiente para provocar cierta fascinación por la vida eterna."

Y supongo que tenía sentido, pero había algo que no acaba de encajar.

"¿Pero entonces, por qué maldijo a Harry en el partido de Quiddich?" pregunté "¿Si no está al servicio de Quién-tu-ya-sabes, qué tendría que tener en contra de él?

Por un segundo pareció como si no me fuera a contestar; sus ojos resplandecieron, y sus facciones se endurecieron más de lo normal, de alguna forma. Pero entonces volvió, bastante rápidamente, a su nivel normal de antipatía, y empezó a hablar.

"Harry Potter no era más que un infante cuando destruyó el brujo quizás más grande de la historia—"

"Excepto Dumbledore" interrumpí automáticamente.

"Excepto Dumbledore" aceptó. "Para un hombre cuya vida a carecido de significado alguno – cuya mera existencia podría disiparse en la más absoluta de las oscuridades en el mismo segundo que acabara – podría prendérsele un resentimiento completamente independiente a los bandos de la guerra, ¿no crees?"

"No sé" respondí frunciendo el ceño "No creo que eso pueda justificar cómo puede intentar matar a un niño."

"Bueno, entonces es que estás mucho más centrada de lo que uno podría pensar al mirarte." dijo tras un momento en silencio.

"Ja-ja" reí sarcásticamente.

Pareció estar observándome durante un segundo antes de apuntar, "Realmente, no tienes ni la más remota idea de lo que la oscuridad puede llegarle a hacer a un ser humano."

"Supongo que no" le respondí, un poco irritada. "Qué - ¿es que debería disculparme por ello?"

"No."

Pero la cosa es que, la manera como lo dijo – fue como si no fuera Snape, o si fuera Snape y le estuviera hablando a alguien a quien no despreciaba, lo cual es imposible porque Snape odia a todo el mundo y entonces, era, de hecho, como si no fuese Snape. Lo dijo sinceramente, como si estuviera siendo auténticamente él… bueno, como si estuviera sintiendo algún tipo de emoción auténtica por el hecho de que no estoy totalmente corrompida por el lado oscuro de las cosas.

De veras que odio los momentos en los que no puedo evitar preguntarme qué le pasó cuando era mortífago, y qué le condujo ahí en primer lugar, y todo eso. Porque ello significa inevitablemente que tengo que odiarle y compadecerle al mismo tiempo, además de los sentimientos extraños no-amorosos que lo complican todo un poco más, es definitivamente demasiado para mi pobre y confundido cerebro.

Eran este tipo de pensamientos con los que me estaba afrontando, así que finalmente me forcé a olvidar temporalmente todo lo que había pasado.

"¿Sabes?" apunté, en vez de eso, "No hemos probado el Alohomora."

"El alohomora no funcionará" dijo Snape impacientemente. Sonó exasperado por mi ridiculez, lo que fue extrañamente reconfortante. "puede que Vector sea una arpía exasperantemente egocéntrica, pero no es estúpida."

"Solo por si acaso" dije, sacando mi varita.

Y, gratamente, la puerta se abrió de par en par.

Snape se puso lívido, lo cual en una ocasión normal hubiera sido suficiente para iluminar mi vida entera durante al menos una hora, pero no podía desprenderme de la seriedad de la conversación que acabábamos de tener. Salimos al pasillo juntos, uno al lado del otro, sin decirnos nada.

"¿Así que realmente piensas que es Quirrell?" no pude evitar preguntar (aunque en un susurro, no soy tan tonta).

", creo que es Quirrell" susurró, claramente no tan emocionado como yo "y ahora ya puedes dejarlo estar."

"¿Y si no lo fuera?"

"Auriga—"

"Bueno, ¡existe esa posibilidad!" insistí. "¿Qué pasaría si estuvieras equivocado?"

"No lo estoy" dijo, apretando los dientes.

"¿Pero y si lo estás?"

"Que no—"

"¿Pero y si—"

Pero entonces nuestra discusión potencialmente eterna fue abruptamente interrumpida por unos cuantos resoplos procedentes de un Filch que corría de modo poco impresionante hacia nosotros.

Snape inmediatamente se enderezó, y me echó una mirada de menos de un microsegundo; era evidente que de repente ya no quería tenerme allí. Más de lo normal, quiero decir.

Filch no parecía compartir la misma inquietud, ya que anunció en esa bonita voz inestable que tiene, "Me pediste que viniera directamente a ti, Profesor, si alguien merodeaba los pasillos durante la noche, y alguien ha estado en la biblioteca – en la Sección Restringida."

"¿La Sección Restringida?" repitió Snape, frunciendo el entrecejo pensativamente. "Bueno, no deben estar demasiado lejos, los cogeremos."

Y, bueno, ¡no pude evitar quedarme horriblemente intrigada, Libreta! Era obvio que Snape pensaba que era Quirrell el que estaba rondando por la escuela haciendo cosas aparentemente-malvadas, y esa era mi oportunidad para verlo actuar. Porque, en serio, no creo que vaya a poder seguir creyendo que está tan obsesionado y desesperado para conseguir la gloria como dice Snape. Me parece un buen tipo, puede que un poco tímido cercano a un nivel psicótico, y hay algo de deprimente en tenerle un pavor mortal a un hombre que tiene una iguana llamada Herman solo porque sí. Quería algún tipo de prueba, maldición, ¡y la iba a conseguir!

"Y si quizás yo—"

"No" susurró Snape ferozmente.

"Pero—"

"Quédate aquí" dijo entre dientes, y se fue con Filch.

Y supongo que pude seguirlos, o algo, pero considerando como de (todavía platónicamente) frustado estaba conmigo, hubiera acabado en el suelo por culpa de una zancadilla de Snape, o que me usara como un bate contra ladrones-malvados-de-la-Piedra. Y además, no es como si fuera la única oportunidad que tendré para saber más sobre Quirrell. De hecho, ¡estoy decidida a llegar al fondo de todo esto!

No es que no sea sospechoso – pero, bueno, es que lo es. Y detrás del hecho de que lleva siempre puesto su turbante, que intimida poco ya que suele oler muy raro, no hay nada que llame la atención en el pobre hombre. Y, sinceramente, parece como si Snape se estuviera sobreidentificando un poco. Recuerdo perfectamente la manera en que fue tratado en la escuela. ¿Y todo eso sobre la mediocridad, la insignificancia y la desesperación por obtener la gloria? Bueno, dudo que le saliera así porque sí.

Y Snape puede que comprenda lo que la oscuridad puede hacerle a un ser humano, y se refiera a Quién-tú-ya-sabes como el "Señor Oscuro", y lo sepa todo acerca de las artes oscuras, y sea mucho más amenazador con sus ropas oscuras, pero existe una posibilidad de que su juicio esté alterado por estas circunstancias. Por el amor de dios, ¡no se puede esperar que él solo salve la escuela entera – sin mencionar el todo el mundo a la larga – de El Ladrón de la Piedra que Puede o No que Sea Quirrell (Pero que Personalmente No Puedo Evitar Pensar que No)! Oh, no. Alguien tiene que manejar las cosas bien, y considerando que soy la única persona que se ha dado cuenta que hay algo que huele mal por aquí, supongo que tendré que ser yo.

¿Y sabes algo, Libreta? ¡Me parece perfecto! De hecho, ¡es espectacular! Puede que no sepa como estar con un hombre, o como utilizar el rimmel, ¡pero este es el momento clave para Auriga Jane Sinistra! Ya no soy una completa incompetente – oh, no.

Voy a llegar al fondo de todo esto, y el El Ladrón de la Piedra que Puede o No que Sea Quirrell (Pero que Personalmente No Puedo Evitar Pensar que No) va a lamentar el día que decidió intentar robar la Piedra Filosofal de la Escuela de Hogwarts.

Allí voy. ¡Revela mi valentía Gryffindor-esca!

1.49 AM

OH, DIOS, LAS ARAÑAS.