Disclaimer: Los personajes de Harry Potter que aparecen en esta historia pertenecen a las editoriales y Warner Bros. La trama me pertenece, así como todos los elementos mágicos que puedan encontrar son extraídos directamente de mi imaginación. Si encuentran alguna referencia de alguna historia ya publicada no es más que un homenaje. Esta prohibida su copia o adaptación de cualquier tipo. Los lugares presentados en esta historia son ficticios y los nombres fueron tomados de webs generadores de nombres de fantasía, pero el diseño de la geografía, demografía, etc es mío. Esta historia tendrá contenido machista, racista y clasista; es únicamente para la ambientación de la trama, no coincide con las opiniones personales de la autora.

ADVERTENCIA 1: Se encuentran frente a una ADAPTACIÓN del material original de este fic publicado hace doce años, el cual fue modificado, reescrito y rediseñado para hacer justicia a la trama. Dudas las estaré resolviendo por PM o review.

ADVERTENCIA 2: Universo Alterno. Creación de Worldbuilding. Género: Fantasía Épica. Época: Medieval. Sistema de magia diferente a Harry Potter. Personajes Out of Character. Slow Burn.

Comentarios extra: Debido a las complicaciones del worldbuilding puedo facilitarles un mapa con las ubicaciones de los lugares del reino ficticio así como un glosario con términos utilizados en esta historia. Solo deben enviarme un PM con su correo electrónico escrito con espacios (no se pueden pegar links en esta plataforma) y se los haré llegar en la brevedad.


Mar de pasiones

Por. Stefanía Potter

Prólogo

Lily Evans siempre se había sentido diferente a los demás; no solo por su aspecto físico gracioso y pelirrojo, si no por una fuerza interior que se encontraba dentro de su cuerpo.

La familia Evans había tomado renombre después del nacimiento de Lily; su padre, Benedict Evans, era un orgulloso burgués que importaba especias y alfombras desde las altas tierras de Astrar. Había logrado amasar una gran fortuna con el paso de los años, suficiente para adquirir una mansión a las afueras de la ciudad y dos barcos mercantes. Sin embargo, deseaba un tipo de honor diferente para la familia.

Los cuatro hermanos mayores de Lily eran gallardos e inteligentes, lo que les había valido para iniciar un entrenamiento militar a una edad muy temprana. Partieron como niños al lado de uno de los señores más importantes del reino, con el deseo inquebrantable de que volverían a Teva convertidos en caballeros. Traerían gran honor a su familia y su padre estaría orgulloso de ellos.

Lamentablemente el deseo de honor no duró demasiado, tres de ellos habían muerto en batalla contra Glador trayendo una gran desdicha a la familia. Lily era muy joven para entender lo que sucedía, pero recordaba la correspondencia húmeda por las lágrimas derramadas. La pena había sido demasiado fuerte para su madre, ocasionándole una muerte prematura .

A los cuatro años, Lily se quedó al cuidado de su única hermana, Petunia, la cual había sido educada al estilo uthoriano, y pese a que solo tenía doce años, se encargaba de diversas actividades domésticas. Mientras que su hermano sobreviviente, el menor de los cuatro, había suspendido su formación militar por una herida en batalla que le había costado la pierna derecha.

Consciente de la imposibilidad de convertirse en un caballero, Austen regresó a aprender el negocio familiar: Benedict le enseñó todo lo que sabía y en poco tiempo el muchacho se hizo de un nombre en las importaciones, llegando a proveer con finas telas hasta al mismo Rey. Sus viajes a la capital se volvieron constantes y al poco tiempo se casó con una sirvienta del palacio, trayéndole vergüenza a la familia.

Después de eso su padre había envejecido notablemente, la pérdida de honor casi lo llevó a la desgracia, pero todavía tenía dos hijas en las que podía volcar su confianza. Petunia era una joven educada y atractiva que aspiró a convertirse en el mayor orgullo de su padre; su matrimonio ventajoso con un profesor le devolvió la vitalidad al viejo, que en los siguientes años trabajó más que nunca. Benedict tocaba puerto pocas veces al año, lo que dificultaba el cuidado de su hija menor.

Así fue cómo Lily a los ocho años, se quedó al cuidado de una institutriz que la formaría en la niñez y adolescencia. Fue una niña obstinada y curiosa en su búsqueda de diversión, por lo que no le era grato pasar largas horas educándose en las labores domésticas.

Su padre había solicitado para ella la misma educación que había tenido Petunia, ya que la pequeña pelirroja, solía llamar la atención debido a su belleza mientras paseaba de la mano de su aya por la ciudad de Teva. Este hecho la hizo cotizada en la sociedad y con posibilidades de obtener un matrimonio más ventajoso que el de su hermana mayor, sin embargo, eso no resultó ser una tarea fácil por su personalidad.

Cada vez que su padre se embarcaba en el océano en su navío llamado La gran esmeralda, Lily permanecía en el puerto durante horas hasta que las velas desaparecían. Se cuestionaba muchas cosas desde que era pequeña: ¿qué profundidad tiene el océano? ¿Qué hay después de esa gran masa de agua? ¿Por qué es de color azul? ¿El cielo se refleja en las aguas? Las dudas siempre daban vueltas por su cabeza y las expresaba en voz alta aunque nadie pudiera darle una respuesta.

Mary, su institutriz, tenía dificultades para seguirle el hilo, por lo que a los nueve años le entregó su primer libro: Las venturas y desventuras de Odiseo. Ante las dificultades que se le presentaron al no saber leer, le tomó más tiempo del esperado concluirlo. Poco después se proclamó a sí misma como la primera pirata haciéndose llamar: La flama ardiente. Inspirada en el personaje, se tomó tan en serio su papel que corría de un lado a otro blandiendo una espada de madera y golpeando a otros niños del vecindario.

Mary había hecho lo que podía para contener a La flama ardiente, pero había sido prácticamente imposible. Lily no lograba concentrarse en la reparación de una prenda después de haber pasado la noche en vela estudiando las estrellas. Todos los libros que caían en sus manos eran devorados en días, haciéndola más y más conocedora del mundo.

Aprender a estudiar los cielos parecía una buena idea en esos momentos, pues cuando su padre muriera ella deseaba hacerse cargo del negocio familiar. Soñaba que su padre le enseñara a navegar y así ella podría conocer toda clase de lugares y personas.

La fantasía le duró poco, pues al cumplir doce años su padre informó que se encontraba en edad para conseguir un marido. Aquello le dolió, ¡todavía era una niña que quería jugar con espadas de madera y dibujar constelaciones en trozos de papel! De inmediato Mary, siguiendo las indicaciones de su padre, se volvió más estricta en su educación. Ya no podía recostarse bajo un árbol o perseguir gallinas en el jardín, su tiempo estaba limitado a la educación estilo uthoriano que Petunia había recibido. Sin más remedio tuvo que aceptar su realidad.

Al poco tiempo fue presentada ante una de las familias más prestigiosas de Teva. Lord Urianus Diggory era un barón descendiente de la casa Hufflepuff de la Orden de Merlín, tenía grandes sembradíos por la isla que le proveían de una considerable fortuna. Su hijo pronto terminaría su formación militar y regresaría a la isla para contraer nupcias y así honrar el nombre de la familia.

Benedict vio una gran oportunidad, por lo que Lily a la tierna edad de catorce años se encontraba comprometida con un hombre al cual no conocía. Aquello la entristeció terriblemente, pero logró lo que su padre había insistido por años: concentrarse en su formación para convertirse en la esposa perfecta. Ser la esposa de un barón no era cualquier cosa, tendría sirvientes a su cargo y era necesario afianzar sus conocimientos en administración del hogar.

A pesar de la tristeza por las ilusiones perdidas, Lily hizo un gran esfuerzo por cumplir la expectativa que su padre tenía puesta en ella, abandonando las lecturas bajo la luz de las velas para concentrarse en aprender las enseñanzas de Mary. De ser la hija menos favorita se convirtió en el mayor orgullo de su padre, adquiriendo la posición que ninguno de sus hermanos había podido.

Muy pronto el rostro infantil desapareció y sus ropas fueron cambiadas por las de una señorita. Sólo tenía dieciséis años pero podría haber aparentado cinco años más. El rostro pálido, nada usual en esa región de Uthor, armonizaba perfectamente con sus cabellos rojos y grandes ojos verdes, haciéndola parecer una dama de la corte. El día que conoció a su prometido, el brial se acomodaba en las curvas recién adquiridas y se arrastraba por el suelo.

Sir Amos Diggory aspiraba a heredar el título de la familia en los siguientes años, y bromeaba con rechazarlo solo por la belleza de su joven prometida. Decía haberse enamorado al instante, así que los siguientes meses estuvieron llenos de poemas y correspondencia. Lily no entendía el motivo de tanto esfuerzo ya que la boda estaba programada para la siguiente primavera, aun así, recibía cada uno de los obsequios con recatado agradecimiento.

Poco después conoció el lugar que sería su nuevo hogar y la vista la decepcionó, el pequeño castillo dañado por la sal del mar no era lo que esperaba. Lord Diggory podría ser un barón, pero definitivamente no tenía la herencia que poseían los Evans. Fue ahí cuando comprendió el trato del que había sido parte: Lord Diggory y su padre habían hecho un acuerdo de matrimonio sin considerar los deseos de sus hijos.

Benedict Evans podía pagar una dote basta con la que la familia Diggory beneficiaría sus bolsillos por las siguientes generaciones, y a cambio los Evans formarían parte de la nobleza. Nobleza baja, pero nobleza. Lily tendría oportunidad de conocer la corte y al Rey en persona, ya que su futuro marido era requerido en reuniones estratégicas de guerra.

La guerra contra Glador, el reino vecino, se había librado por los últimos cien años. Era difícil olvidar la existencia de la misma cada vez que su padre tocaba puerto. El recuerdo de sus hermanos muertos en batalla la había acompañado todos los días de su vida, así como el fallecimiento de su madre a causa de la pena.

Sin embargo, no era un tema de conversación constante en Teva, ya que la isla se encontraba en el suroeste del reino, bastante lejos del frente. Tierra Firme dividía Uthor y Glador por una cordillera, la cual dificultaba el paso del enemigo mientras que en la frontera noreste se libraban feroces batallas para contenerlos.

Los motivos de tal guerra eran conocidos para la mayoría de la población, sin embargo, para alguien como Lily que carecía de importancia en la sociedad, no tenía permitido opinar al respecto. Solo sabía que Glador luchaba con el único propósito de hacerse con el territorio donde habitaban Los dragones legendarios.

Lily jamás había visto uno pero había leído al respecto: Los dragones legendarios eran grandes criaturas mágicas, que habían otorgado sus poderes al hechicero Merlín cuatro siglos atrás. Decía la leyenda que la Antigua Religión fue erradicada y la desaparición del reino de Albión fue debido a esas legendarias criaturas, sus acciones dieron lugar a lo que se conocía como el hematismo que consolidó el reino, ahora conocido como Uthor.

El tema había sido de gran interés para ella un par de años atrás, por lo que sabía también que la preservación de esas criaturas era de gran importancia para mantener el equilibrio del hema en sus vidas. El hema era una gran energía otorgada a todos los seres vivos del reino, sin ella, nada sería como lo conocían.

Los dragones gustaban de vivir en las montañas, por lo que las cordilleras del reino se volvían el lugar ideal para su conservació deseaba apoderarse de ellos, pero las condiciones geográficas hacían imposible lograr su cometido. Así que a pesar de las constantes batallas en el noreste tenían cien años conteniendo a los enemigos, Uthor vivía en paz

Lily temía que Sir Amos pudiera tener un destino como el de sus hermanos, pero poco podía opinar al respecto. Él era un descendiente de la casa Hufflepuff de la Orden de Merlín, así que era su obligación defender al reino aunque eso lo condujera a la muerte.