El corazón de la bestia

Capitulo XXII: Siempre esperare por ti.

No quiero cerrar mis ojos y sentir que me marcho sin ti, No quiero dejar de ver tu sonrisa, no quiero extrañarte, Siempre quiero recordarte y esperarte, No me importa tu pasado solo quiero tu futuro. La lluvia caía sobre la tierra, y en el suelo se mezclaba con sangre derramada sin deseo.

-Inuyasha: Kagome…

La temible Bestia estaba de rodillas en el barro sosteniendo un frágil cuerpo que presentaba una herida en el abdomen, las garras de Inuyasha habían traspasado por sus costillas, el desangrado era excesivo manchando todo a su paso. Aquellos ojos chocolates miraban aquel rostro marcado y aquellos ojos que ya no eran asesinos.

-Kouga: ¡Maldito! La mataste…

Antes que el joven pudiera atinar el golpe con su espada en la espalda de la bestia, una mujer se interpuso, la sacerdotisa Kikyo había llegado al lugar de la batalla.

-Kikyo: No se atreva a matar a este hombre por la espalda…

-Kouga: No es un hombre es la Bestia del Sengoku!!

"Te… equivocas…"

Una débil voz hablaba entre cortado, aquella joven en el suelo acariciaba el rostro del hombre que la sostenía, entre la lluvia y las lágrimas de aquellos ojos que la veían y sostenían firmemente, su rostro era lavado, sus ojos miraban suavemente a aquel joven samurai que lloraba desde el alma.

-Kagome: El si es un hombre…

-Inuyasha: Perdóname Kagome… mis miedos se han vuelto verdades…

-Kouga: ese maldito, no debería tocarla…

-Kikyo: ella es su corazón…

-Kouga: ¿Qué dices?...

-Kikyo: Kagome es el Corazón de la bestia…

-Kouga (Entonces estas enamorada de el Kagome)

Inuyasha Miraba aquel rostro suave sobre sus brazos, mientras ella acariciaba su mejilla.

-Kagome: Quiero ser un milagro para ti…

-Inuyasha: No hables, descansa…

-Kagome: Voy a tener mucho tiempo para descansar mientras te espero…

-Inuyasha: No digas eso.

Kagome coloco sus dedos sobre los labios de Inuyasha, el tomo su mano y la miro, su respiración era lenta y por su boca comenzaba a salir sangre.

-Inuyasha: No me dejes por favor… no lo voy a soportar.

-Kagome: Sin Naraku… estarás con Kikyo.

-Inuyasha: Pero yo te quiero a ti… sin ti, ya no vale el vivir.

-Kagome: No mueras… Yo vivo en ti y siempre será así.

-Inuyasha: Gracias por perdonarme Kagome.

-Kagome: Gracias por existir… Inuyasha… Por favor, abrázame… aunque ya no te pueda ver… quiero sentirte.

Aquellos ojos Azabaches habían perdido su brillo, poco a poco la vida de la joven esclava iba desapareciendo entre los brazos de aquel samurai de cabellos color plata. Suavemente la levanto un poco y la abrazo, ella apretaba su mano y respiraba lentamente.

-Inuyasha: Gracias… por enseñarme a vivir, y hacerme crecer junto a tu amor… perdóname por las lágrimas y el dolor que te cause.

-Kagome: Gracias… por haber regresado siempre a mi… No importa en donde yo este… mi corazón siempre estará contigo…

-Inuyasha: Cuando esta batalla termine, y tome el reinado de mi padre, liberare a tu pueblo Kagome… ya no serás mas esclava, y vivirás junto a mi, siempre juntos y podrás abrir tus alas y volar a donde quieras…

Kagome Ya no podía responder solamente sonrió tan apaciblemente como le era costumbre, el dolor en el corazón de Inuyasha crecía cada vez mas, Kagome apretaba su mano contra la de el con la fuerza que le quedaba, mientras aquel ejercito y una sacerdotisa veían aquella triste despedida.

-Inuyasha: Podrás ver tus flores de jazmín florecer y te daré todo lo que siempre se te negó.

-Kagome: ya… tengo… todo… lo…que… necesito… a… ti…

-Inuyasha: No me dejes por favor… ¡resiste!

-Kagome: Te… voy…a esperar… por… siempre…

Poco a poco Inuyasha sintió como la mano de Kagome dejaba de sostener la de él, resbalándose entre sus dedos cayó al suelo llenándose de lodo, La lluvia caía más triste y pesada, Mientras que Inuyasha sostenía aquel cuerpo ya sin vida entre sus brazos.

"¡Una bestia como tu no debería estar llorando! ¡Levántate y pelea!"

Desde Un balcón Naraku hablaba en voz alta, rodeado de guardias, Kouga alzo la mano y el ejercito comenzó a atacar las puertas del castillo.

-Kouga: Naraku!! Hoy vas a morir!!!

Inuyasha beso la frente de aquel cuerpo que se tornaba cada vez mas frío, la dejo en el suelo, Kagome desprendía en los labios aquella tibia sonrisa. Miro a Kikyo y voltio a ver a Naraku que se encontraba en el balcón.

-Kikyo: antes de volver a matar recuerda lo que te enseño la mujer que murió en tus manos…

-Inuyasha (Le entregare su libertad a tu pueblo… Kagome.)

Mientras Kouga corría por detrás del palacio, Inuyasha de un solo salto llego hasta las paredes del palacio sobre pasando aquel ejercito que intentaba derrumbar las puertas, trepando llego hasta aquel balcón antes de que Naraku se diera a la fuga.

-Naraku: Si es mi general…. Que esperas para matarlos a todos?... si es verdad que eres un bruto que no entiende nada cuando esta transformado!!

-Inuyasha: No matare por ti de nuevo…

-Naraku: Veo que puedes hablar…

-Inuyasha: Solo una muerte mas por la libertad y será la tuya…

Al levantar la Mirada Naraku pudo ver aquellos ojos color sangre, nuevamente el asesino había vuelto.

-Naraku: Matéenlo!!!!

Los soldados comenzaron a luchar contra la bestia inútilmente, esta vez, Inuyasha los lastimaba pero los hombre quedaban vivos a sus pies, Naraku salio de aquella terraza.

-Inuyasha: ¡¡¡Naraku!!!

Tras derrotar a cada uno de los soldados Inuyasha entro al palacio y al bajar las escaleras se encontró a Kouga, a sus pies Naraku yacía muerto degollado.

-Kouga: Cumple tu promesa de no matar… si Kagome te perdono… no soy nadie para no hacerlo.

Inuyasha reviso el cadáver de Naraku, tomando la espada que estaba en su cintura, sus ojos volvieron a ser color oro y aquellas cicatrices desaparecieron.

-Kikyo: Inuyasha… Estas bien?

-Inuyasha: Permite por favor que Kagome descanse en el monasterio…

-Kikyo: Sin Naraku… tomaras tu el reino?

-Inuyasha: No… me iré… no volveré a luchar, ni a matar, que el mismo pueblo decida quien gobernara.

-Kouga: de seguro que será usted sacerdotisa.

-Kikyo: quédate… quédate a gobernar conmigo, como lo ibas a hacer antes…

-Inuyasha: ese antes no existe… debo buscar mi redención… y mi propia respuesta… solo te pido que revoques la esclavitud humana Kikyo.

Saliendo del palacio, coloco su camisa sobre el cuerpo de Kagome, llevándosela bajo la lluvia y el caer de sus lágrimas. ¿Cómo se puede odiar al ser amado? no importa cuantas veces muera siempre renaceré en ti, Gracias por enseñarme a perdonar, gracias por enseñarme a amar. Los jazmines cayeron en flor, y así el tiempo paso, pero el dolor nunca abandono aquel corazón.

-Kikyo: Ya son más de 1 año desde que se fue…

-Kaede: Habrá encontrado la respuesta que tanto deseaba?

-Kikyo: espero que algún día regrese… y me acompañe a reinar…

-Kaede: No regresara por ti… si lo hace será por ese cuerpo que esta en el monasterio… algún día se reencontraran sus almas…

-Kikyo: No necesitan reencontrarse, ella nunca lo abandono… ella era su corazón…

No quiero cerrar mis ojos y sentir que me marcho sin ti, No quiero dejar de ver tu sonrisa, no quiero extrañarte, Siempre quiero recordarte y esperarte, No me importa tu pasado solo quiero tu futuro. En aquellas tierras pasadas nunca mas se escucho de la Bestia del Sengoku, sin embargo, se supo de un forastero que ayudaba a los mas desdichados en cada uno de sus viajes, se decía que el día de su muerte aquel buen hombre de cabellos plateados regreso a morir en un monasterio de tierras lejanas quedándose dormido entre sus recuerdos, sobre una tumba cubierta en flor.


-Kagome: … prométeme que volverás… dime que volverás por mí… nadie había sido así conmigo… dime por favor que volverás…

-Inuyasha: Te lo prometo Kagome… volveré por ti…


-Inuyasha (Aquí estoy…)

(-Kagome: ya no tienes por qué estar solo… ya no tienes porque servir… ya no tienes porque estar vacío… ahora me tienes a mi… voy a pertenecerte Inuyasha… hasta el fin de mis días, esta es mi promesa, nunca te la dije pero muchas veces la practique, deseo quedarme contigo y nunca mas te dejare ir…)

Una luz desbordo su paz haciendo cesar el dolor los brazos de un ángel salieron detrás de la lapida acunando el cuerpo de un samurái que se encontraba acostado sobre los jazmines de aquella tumba, el no sintió más que felicidad al ser llevado de nuevo a aquello que parecía felicidad, al abrir sus ojos vio esos añorados ojos chocolates y la hermosa sonrisa que le daban la bienvenida.

-Inuyasha (Gracias por esperarme Kagome…)

FIN