Disclaimer: No me hago responsable de perdida de cordura o lagunas mentales... Los personajes aqui solo cumplen con un propósito: propósito que se me ha olvidado. Como sea no son los mismo que estamos acostumbrados a ver... bla bla.


1Día de improviso, nada bueno.

A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo.

Jean de la Fontaine (1621–1695) Escritor y poeta francés.


Oh, Bella Hoy él fue tan, tan lindo. Fuimos a visitar a sus padres y bueno supongo que no querrás detalles sucios –Escatimo Madisson emocionada aunque lo último lo había dicho con picardía.

–No, créeme que no es necesario –Le corté.

AY Bells, como me gustaría que encontrarás a alguien como Edward... –Aquello era para mí como: Ay Bells como me gustaría que encontrarás a alguien grotesco e insensible que no hiciera otra cosa que examinar el interior de tu boca y a saber de que más...

–Gracias Mad, ya sé cuanto aprecias a Noah –Me ofendí.

Adoraba en gran manera a mi amiga, Madisson. Ella y yo habíamos sido desde los cuatro años mejores amigas. Ahora a los diecisiete se nos había sumado Alice y las tres éramos inseparables. Solo que estos último dos meses en lo que Madisson se había convertido en la novia de... Edmund Gullden ¿Creo? No me acuerdo bien del nombre, cada vez que escuchó algo parecido me tapó las orejas y me encierro en mi mundo.

No, Bells. No quise decir eso. Noah es perfecto para ti, además sabes que me agrada el chico –Se defendió.

Bien, en eso ganaba Madisson. Puesto que ella toleraba más a mi novio que yo al suyo.

–Mad, tengo que colgar. Si no, mañana no podré llegar a la escuela... –Me despedí, sabiendo de adelanto que si me quedaba más tiempo al teléfono solo conseguiría saber detalles de Edmund que estaba segura de no querer saber.

–Bien Bells. Te dejaré dormir pero mañana te quiero bien despierta, ya sabes que será un gran día, guau ¿Te imaginas si me tocará con Edward? –Preguntó emocionada.

–No Mad, no me imaginó que podría pasar. Y tres cosas. La primera, Edmund...

–Edward, Bella. Edward. –Repitió Madisson entre risas. Siempre se divertía cuando confundía el nombre de su novio.

–Como sea, Edward no podrá estar contigo porque no esta con nosotras en la clase de Maternidad y Paternidad –Escuché por la linea como iba a interrumpir pero no la deje –Calla, Mad. Creo que viene Charlie y si me ve despierta me mata. Adiós –Susurré.

Sabía que era malo mentir a mi amiga puesto que Charlie se hallaba bien dormido siendo únicamente una excusa para colgarle, pero cómo hablar con ella si no me iba a terminar dejar la oración sin mencionar una sola vez Edward. Edward, Edward, Edward, Edward, Edward, Edward, Edward, Edward. Estaba cansada de aquel nombre. No tenía nada en contra de él pero claro que no tenía ni la más mínima idea de algo bueno en él. Además si hacía feliz a Madisson merecía mi respeto. Aparte de todo lo fastidiada que pudiera estar por su nombre le agradecía en gran manera lo feliz que hacía a Madisson.

En cambio, si olvidaba a Madisson. Este tipo no me caía nadad bien, para empezar por todo el ego que le veía lo entendía perfectamente. Digo, ser uno de los mejores bateadores en la escuela, el mejor estudiante, mejor músico, y según las muchas bocas de chicas, mejor besador, mejor novio, el más guapo, el mejor formado.... ¡UGH!

Todavía recuerdo cuando Madisson me lo contó...

«...Leía atentamente el libro "La abadía de Northange" de mi autora favorita Jane Austen

BELLA, BELLA, BELLA –Chillaba Madisson mientras corría hacia mí.

En forks era raro que no te encontrarás con un árbol y era ahí donde yo me encontraba. Totalmente tranquila bajo la sombra de un árbol cuando el escandalo de Madisson me interrumpió. Levante la cabeza en su dirección y logre ver como bajaba las escaleras de la entrada dando brincos mientras me veía con los ojos brillosos y corría hacía el patio del estacionamiento.

SOY LA PERSONA MÁS FELIZ DEL MUNDO –Gritó parada frente a mí.

Levante la vista del libro y escuché atenta a Madisson, por la sonrisa que llevaba era evidente que algo bueno tenía que ser.

¿Qué, tontita? –Pregunté ya dejándome contagiar por su emoción.

Madisson sonrío conteniendo un gritó y se dejo caer a mi lado para susurrarme al oído.

Soy la novia de Edward Cullen –Susurró emocionada.

¿Edward Cullen? Era... así, creo que tenía una clase con él, Biología, era bueno...

Le sonreí, confiaba en Madisson como para saber que elegiría a alguien que se la mereciera. Solo me quedaba alegrarme por ella. Me abrazó de la emoción y le correspondí contenta de que ella estuviera así.

¿Alice lo sabe? –Pregunté.

Se separó de mí y lo pensó.

Es cierto... Aún no le he dicho, hubiera sido mejor tenerlas juntas ¿No es grandioso? –Interrogó emocionada.

"Sin embargo, cualquier cosa, por incomprensible que nos parezca, tiene explicación si se indagan las causas que la originan" –Recité en voz alta la linea que me faltaba leer.

Y vaya que hay explicación es que Edward es tan lindo, romántico, listo...»

Y empezó lo que sería la tortura diaria de la vida de Edward Gullden... Cullen.

Creó que lo último que murmuré antes de caer en un profundo sueño fue "Edmund Gullden".

ZZZ...

...ZZZ

Vi las sonrientes caras de Alice y Madisson esperándome a unos coches de distancia. Estacione mi monovólumen con cuidado y me preparé para salir. Tomé mi mochila en un hombro sin olvidarme de mi nuevo proyecto para biología y me reuní con Alice y Madisson. Esta última llevaba una sonrisa deslumbrante.

Al verlas sentí varias punzadas de envidia ¿Cómo yo era amiga de ambas? Alice lucía linda aprovechando el buen clima con un vestido, mallas, botas y un suéter, ella era delgada y pequeña en comparación conmigo, su cabello corto y oscuro contrastaba con su pálida piel y finos rasgos, sus ojos azules relucían bajo su profundo delineado. Y claro Madisson no se quedaba atrás con un ajustado Jeans y una blusa larga color naranja con escote en V y un ligero suéter que terminaba a la cintura, ella era aproximadamente diez centímetros más alta que yo, con una cabello lacio, de un parecido tono canela y unos ojos grises.

Empezamos a caminar por la acera.

–Han de estar ansiosas por saber que bebé les tocará –Canturreó Alice.

Bufé.

–Alice, solo es un pedazo de plástico que cuidaremos durante un mes –Expliqué por milésima vez, no entendía por qué se entusiasmaban tanto –Por cierto Madisson recuérdame con que me chantajeaste para entrar a esa clase...

Ambas rieron.

–Una semana en la que Alice no se metiera con tu guardarropas, creo –Recordó.

–Hablando de eso... –Empezó la pequeña duende a planear.

–NO, no podre resistir otro cambio a mi atuendo –Aclaré dándome la vuelta para quedar frente a ellas mientras caminaba hacia atrás.

–Bella... –Iba a protestar a Alice pero se quedó callada y miró por encima de mí.

Me pregunté a que se debía su silencio cuando de la nada unos brazos cosquillearon mi cintura y me estremecí. Alice y Madisson rieron, me volteé para cachetear a quien fuera, cuando la cara de perrito de Noah me sorprendió.

Sus ojos marrones brillaban de felicidad y su sonrisa perfecta se extendía por su cara. Sus pómulos y rasgos tan alineados como los de un niño pequeño mostraban el brillo del mortecino rayo de sol que le llegaba a la cara, su cabello oscuro y ondulado se movía con el viento.

–Noah –Exclamé emocionada, alegre y no sabía que más.

Cuanto lo había extrañado. Se había ido una semana, con su familia a Washington, según me explicó su madre estaba muy enferma. Pude ver como Alice y Madisson se iban en una sutil retirada.

–Te extrañe –Expresó Noah –Y esto vaya que estorba –Señalo a mi proyecto de ciencias.

Lo tomó y lo agarró con un brazo mientras me abrazaba con el otro. De nuevo reconocí aquella colonia que tanto me gustaba. Noah tomó mi barbilla y me dio un suave beso. Le sonreí.

–¿Cómo fue la semana sin mí? –Preguntó cuando volvimos a tomar marcha hacía mi casillero.

–Emm... Tolerable –Admití –¿Cómo estuvo tu semana en Washington?

–Bien, mi madre esta mucho mejor. Todos tienen esperanza, el... cáncer esta siendo mejor controlado –Se encogió de hombros –En dos semanas le harán otra quimioterapia y creo que voy a ir de nuevo... ella quiere que todos sus hijos la acompañen. Por suerte mis hermanos están con ella, solo faltó yo –Me explicó.

No sabía exactamente lo que Noah pudiera estar pasando. Sin embargo de solo imaginarme a Renée en una situación así se me partía el corazón.

–Ya verás que todo estará bien –Le animé.

–Eso espero –Suspiró y luego me sonrió –Ahora tienes que ir a...

–Maternidad y Paternidad –Farfullé molesta.

–¿Tanto odias a los bebés? –Cuestionó con fingida inocencia.

–No es eso, es... Bueno, es solo que no tengo mucho ánimo en tener a un pedazo de plástico de aquí para allá –Expliqué, Noah me miraba paciente –Pero supongo que no será tan malo.

–No lo será –Me aseguró –Ahora me tengo que ir –Avisó.

Asentí y me dio un beso en la frente mientras me dejaba mi proyecto de ciencias en las manos. Caminé lo poco que faltaba hacia mi casillero y con mucho esfuerzo guarde mi proyecto. Ya luego me dirigí hacia la clase de Maternidad y Paternidad.

Entre aburrida hasta que vi la efusiva cara de Madisson mientras agitaba su brazo en lo alto. Se encontraba en primer lugar de la última fila y me señalo el lugar de atrás. Sonreí y le obedecí. Poco tardo el salón en llenarse y Madisson no dejaba de ver continuamente hacia la puerta.

–Mad, la profesora Lane ya llegará tranquila, tu bebé no se irá a ninguna parte...

Madisson rodó los ojos.

–No espero a la profesora, ayer me interrumpiste cuando te hablaba de Edward...

–Oh sí recuerdo bien, no es necesario volver a entrar en detalles –Le corté.

–¿Entonces ya sabes? –Preguntó incrédula.

–De Edward, si lo sé todo –Murmuré, sea lo que sea no era necesario saberlo.

–Bien –Musitó –¿Cómo esta Noah?

–Bien, ahora mejor –Sonreí.

El timbre sonó y la profesora Lane entró en aula, aún así Madisson no dejo de mirar hacia la puerta ¿Qué esperaba?

La profesora Lane empezó a tomar lista, una vez que hubo acabado hablo sobre el próximo proyecto.

–Jóvenes aquí tengo los muñecos que utilizarán –Sacó una caja de abajo de un gran tamaño, dentro había más cajas pero estas más chicas –Saben perfectamente que en este mes quiero que aprendan la responsabilidad y... –La voz de la profesora se interrumpió el abrupto sonido de la puerta del aula al abrirse.

Entonces Madisson chilló de la emoción y pude ver la perfecta figura de... Edward Cullen. Quien miró a todo la clase y cuando vio a su novia sonrió como los típicos chicos guapos lo hace, UGH. Escuché a Madisson suspirar y luego a tres compañeras de atrás imitarla. Edward muy seguro de todo camino hacia la profesora y se entretuvo explicando lo que ahora Madisson me diría.

–¿Qué hace él acá? –Interrogué sorprendida.

–Es lo que he tratado de decirte, digamos que... convencí a Eddie de tomar la clase –Explicó con una sonrisa –Te dije que sería perfecto ¿Te lo imaginas como padre?

–Mad estás L-O-C-A –Separé la palabra por letras mientras me dejaba caer hacia atrás.

Su sonrisa se acentuó y se dedicó a ver a Edward hasta que él se sentó a su lado.

–Me alegra señor Cullen que tenga interés en esta clase –Le dijo la profesora Lane –Mejor empiezo ya, les explicaré todo es sencillo y confieso que gracias a Edward -Oh no, ya se había pasado al lado oscuro –ya somos un numero par, aquello es bueno porque... Aquí tengo unos papelitos -Mostró dos botes, uno con papelitos azules y otro con papelitos rosas -En cada uno hay un numero y... –Ya no me gustaba como empezaba a sonar esto –Se los entregaré, los que saquen el mismo papelito son pareja..

A, NO. No señor, yo iba a ser madre soltera. Una de las razones por las que Madisson me convenció de esta ridícula actividad fue el hecho de poder hacer el proyecto sola.

Levanté rápidamente la mano antes de que nos soltará otra bomba.

–Dime, Bella –Me dirigió su atención la profesora Lane.

–Lo que pasa es que... –Mi pánico al llamar la atención se hizo presente, y estaba segura de tener todos los ojos de los alumnos en mí, pero no, le tenía más pavor al hecho de estar con chico lleno de cromosoma Y durante un mes -Habló de que podrían haber madres solteras.

–Así es, Bella. Pero con la llegada de Edward... –Maldito, maldito y mil veces maldito –Son diez mujeres y diez hombres, además ese el número de muñecos que tengo -Explicó.

Iba a volver a alzar la mano pero Madisson me ganó.

–Miss, pero también dijo que podríamos elegir a nuestra pareja –Le recordó.

–Sí, Madisson se que dije eso pero lo pensé mejor –Oh no, reconocí la cara de Lane cuando estaba inspirada, hora de un largo y aburrido monologo –Verán, en la vida no conoces a su pareja hasta este momento, el momento en el que no son solo ustedes si no también esta pequeña criatura que tanto les alegrará como les costará... Mi punto es que si yo les dejará elegir a su pareja ya los habrían conocido, en cambio si lo hacemos al azar estoy segura que ahora conocerán en si al verdadero padre de sus hijos -OFICIAL, Lane se había vuelto loca.

La sonrisa de Madisson fue sustituida por un puchero, Edward la tomó de la mano y ¡BAM! De nuevo esa sonrisa. Bien, ahora si que me sentía mal trío. Apoyé mi cabeza en la paleta de mi silla mientras la profesora pasaba con los botes de papelitos.

Todos lo alumnos ahora estaban tanto temerosos como ansiosos por lo que les preparará el destino. ¡BAH! Estúpido mes de sufrimiento, ven ya y vete ya.

–Bella, tu turno –Dijo Lane enfrente de mi banca.

Me levante solo para tomar el papelito y volví a la misma posición.

Bien, si me tocaba con uno de esos compañeros solo tendría que poner reglas. Nada de demasiado tiempo juntos, nada de charlas obscenas, nada de voy a cuidar el bebé puesto que era mi calificación también. Estaba segura de decir que yo lo cuidaría y que no me importaría si él no hace nada. Sea quien sea.

–Ok, Clase. Estamos listos. Primero la fila de la derecha me dirá que número tienen para poder anotar en mi lista quien es su pareja.

Los alumnos empezaron a dar su nombre y su numero, varios descubrieron quien sería su pareja, unos se suspiraban y otros resoplaban.

–Edward, tú numero –Pidió Lane.

–Cuatro –Respondió el aludido con una sonrisa, Madisson se desilusionó al instante. Supuse que ese no era el número que ella tenía.

–Mad, ¿Qué número te tocó? –pregunté.

–Ocho –Respondió ya con un tono diferente al de antes –¿Y a ti?

Apenas iba a abrir el papel cuando la profesora me hizo la misma pregunta.

–Swan ¿Qué número tienes?

Bien, hora de la cruel verdad. Tal vez me había tocado con Erick Yorkie, él era el único sin pareja... él y... Abrí mi papel temiendo lo peor.

OH NO. NO, NO, NO, NO, NO, NO, NO, NO, NO, NO, NO, NO, NO, NO NO NO, NO, NO, NO.

–Cuatro –Farfullé.

–No entiendo Bella –Habló la profesora confundida por mi cara.

–Me tocó el número cuatro –Contesté molesta.

Mientras que la cara Madisson era calculadora, créeme que yo soy la que más quiere cambiar el papel Madisson.

–Bien, entonces te toco con... Edward Cullen –¿Todavía lo repetía?

Me deje caer pesadamente en mi asiento sin pedir más de este horrible mes. Si había alguien allí arriba estaba segura de que me odiaba.

–Señorita Roux ¿Qué numero tiene usted?

–Ocho -Respondió Madisson con vos apagada, en el instante me sentí mal.

Madisson había esperado este día desde que supo que existiría. Bien, ahora iría por mi libro de Paulo Cohelo y le arrancaría eso que dice: Cuando deseas algo ferviamente el univaerso entero conspira para que se realize. No era justo, Edward era su novio y yo... yo me sentía terrible por ser el la Y que separaba Edward Y Madisson.


Aquí segundo fic, bueno este vino por que a mi me tocó esta clase y es de lo más divertido andar con tu bebé de aquí para allá jaja.... por suerte yo si fui madre soltera, jajaja. Aunque mi niño fue pateado 2 veces y tirado 1 vez. Y todas aquellas por el supuesto padre que se había fugado jaja de tan solo acordarme muero de risa... Como sea espero que les guste el primer capitulo y ya saben solo puedo saber si quieren el segundo con un comentario... ;D

Besos 3