EPILOGO: ESPERANZAS
― ¿Cómo esta todo cariño?
Aun dos meses después que empezase a vivir con Bella, Esme llamaba casi todos los días para saber como estábamos. No me molestaba, al menos no más de lo que a cualquier persona.
― Ya sabes que estamos bien, Esme. Te lo dije ayer― conteste medio riendo. Al otro lado del teléfono también pude escuchar su suave risa.
― Tienes razón.― comento de manera apacible ― ¿Ya está todo bien con Bella?
Fruncí el ceño ante el recuerdo.
Habíamos discutido hace un par de días.
Era difícil para mí el darme cuenta de muchas cosas antes y una de esas era el hecho que había cuentas que pagar. Y cuando entendí eso y que Bella tendría que correr no solo con sus gastos normales sino que también lo que implicaban conmigo me sentí realmente mal porque ahora sería una carga para ella. Así que hable con Carlisle y él me dio una chequera con fondos en las cuentas que me correspondían. No era exactamente lo que quería hacer pero de momento era quizá lo más sensato.
Aunque aparentemente a Bella no le pareció porque empezamos a discutir. De una manera rara y medio retorcida me hacía gracia. Parecíamos una pareja normal discutiendo, no era que alegrase pelear con ella, pero era algo normal en mi vida.
No tomo más de unas horas que volviésemos a estar bien y a regañadientes acepto la poca ayuda que estaba ofreciendo. Creo que la hice aceptar con mi argumento de querer cuidar de ambos o simplemente lo hizo para hacerme feliz.
― Si, Esme. Lo arreglamos, no te preocupes.
― Me alegro cariño, pero como te dije es bastante típico para una pareja molestarse cuando no se está de acuerdo. Lo importante es contentarse pronto.
― Tienes razón.
― Oh, cielo, me alegro que todo esté tan bien contigo. Debo irme Emmett tiene visitas y quiero hacerles unas galletas.
― ¿Rose?
― Si, es una niña tan encantadora. Me alegro que se haya hecho amiga de Emmett. Bueno, cuídate cariño.
― También tú. Saluda a Carlisle de mi parte. ¿Por cierto como le va con Alec?
― Tiene mucha esperanza con su caso a pesar de los diagnósticos de otros doctores el está seguro de poder ayudarlo. Así es el, ve esperanza en donde los demás no.
― Tienes muchas razón, el es así. Bueno, adiós, tía Esme.
― Cuídate cielo.
Coloque el teléfono en su lugar teniendo una sonrisa en mis labios.
No sabía que había hecho Emmett para que Rose cambiara de opinión con respecto al pero ahora ella lo visitaba mucho, o el venia con la excusa de verme a mí pero corría a casa de su amiga. Bella solo sonreía al verlo pero no decía nada, aparentemente ella sabia más que yo al respecto.
Fui a la habitación que compartía con Bella para cambiarme. Hoy visitaríamos la tumba de mis padres, hace tiempo que quería hacerlo, necesitaba hacerlo porque no los olvidaba y a pesar que ya no estaba aquí quería hacerlos participes de algunas cosas, de alguna manera.
Rebusque en el cajón en busca de la cajita de música, dentro aun conservaba el anillo que había encontrado.
Ahora ya estaba listo, solo tenía que esperar que Bella llegase.
En cuanto escuche el sonido de la puerta abrirse salía al salón.
― ¿Cómo esta ella? ― le pregunte después de darle un beso de bienvenida.
― Esta triste, estuve un rato intentando animarla pero creo que nada lo hará― dijo con decepción ― Pobre Alice, de verdad lo extraña.
― Lo sé y la entiendo. Pero el volverá en unos días ¿no?
― Díselo a ella.
Ese día en el que Alice salió rumbo al aeropuerto detrás de Jasper muchas cosas cambiaron para ella. No pudo alcanzarlo pero eso no le importo tomo un avión con el mismo destino que el de Jasper. No sabemos qué sucedió ahí o como lo encontró Alice. Solo sabemos una semana después ella regreso a casa y dijo que Jasper tendría que arreglar unas cosas antes de poder volver con ella.
Ahora ella pasaba los días extrañándolo aunque hablaban casi a diario, tanto como sus trabajos se lo permitían a cada uno.
― ¿Estas listo? ― Bella había entrado a la habitación y salido con una chaqueta.
Asentí sin decir palabra.
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Llegamos al parque memorial en donde estaban las tumbas de mis padres. Bella tomo mi mano y caminamos juntos en torno a las múltiples dispuestas a lo largo del recorrido. A pesar de ya haber estado aquí tenía una rara sensación. Pero no era mala, era casi como estar en paz.
A diferencia de la primera vez que había venido no estaba nervioso, sabía lo que encontraría.
Era todo tan diferente porque ahora sabía tantas cosas, tantas cosas que desconocía y que ahora entendía.
Sin darme cuenta llegamos al pie de la pequeña colina en donde estaba sus tumbas.
― ¿Quieres un momento con ellos? ― pregunto dulcemente sin soltar mi mano.
Asentí y ella silenciosamente se hizo a un lado.
Al llegar frente a las tumbas me di cuenta que aun tenían los ramos secos que había dejado hace unos meses ahí. Las hice a un lado y coloque el nuevo ramo que traía.
― Hola mamá. Hola papá. Perdón por no haber podido venir antes, se que ha pasado mucho tiempo desde que los visite pero….― mi voz se corto un poco, las traicioneras lagrimas empezaron a formarse en mis ojos sin yo darme cuenta―….han pasado tantas cosas.
Empecé a contarles todo lo que me había pasado, todo lo que había superado, todo lo que había cambiado en mi. Les conté mis logros y progresos, mis momentos de miedos y tristezas. Era tonto porque sabía que ellos no me escucharían pero de alguna manera me reconfortaba que ellos se enteraran de mi vida.
― Carlisle me llevo a nuestra casa. Bueno, la que fue nuestra casa. Creo que no la reconocerían ya no es el hogar que ustedes formaron. ― dije tragándome un sollozo mientras sacaba la cajita de música de mi pantalón. ― Pero encontré tu cajita, mamá. Recordé tu melodía y también encontré dentro el anillo que te dio papá. Carlisle me conto que te lo dio el para pedirte casarte con él.
Saque el pequeño anillo de su escondite, para mostrárselos, como si lo necesitasen.
― ¿Saben? Quiero pedirle a Bella que se case conmigo. Le pregunte a Carlisle si te molestarías tú o papá si se lo pedía con tu anillo, dijo que tú estarías muy feliz porque lo tendría alguien que me ama mucho. Yo también estaría feliz porque se cuanto te amo papá y se con cuanto amor te dio este anillo. Ahora quiero yo dárselo a Bella con todo ese amor en el. De verdad espero que no les moleste, a ninguno.
A pesar de mis palabras sabía que no estaba mal. Solo quería contarles mis planes. Quería que Bella fuera mi esposa, al menos quisiera pedírselo. Tener la oportunidad de verla hermosamente vestida de blanco.
El deseo había surgido después de haber asistido a la boda de Demetri. Su novia, Heidi, se veía tan feliz mientras caminaba al altar. Pero durante toda la ceremonia me había imaginado que éramos Bella y yo dándonos los votos de amor y fidelidad.
Había sido una hermosa ensoñación, sin duda.
― ¿Creen que diga que si? ― pregunte en voz alta mientras guardaba en anillo en su lugar― Yo espero que sí.
Sonreí a pesar de las lágrimas. Cuanto deseaba que ellos pudieran oírme, hablarme, aconsejarme. Pero ya lo había aceptado, ellos ya no estaban en este mundo.
Empecé a ponerme de pie para acomodar las flores. Descuidadamente dirigí la mirada hacia la lapida de mi madre. Donde descansaba la pequeña muñeca. Ya no era hermosa como lo había sido hace tiempo. El sol la había vuelto descolorida y las inclemencias del tiempo habían ensuciado su ropa.
Sonreí con tristeza, de alguna manera me molestaba verla de esa manera, pero ese era su lugar. Junto a esa lapida.
― Les prometo volver más seguido. Los quiero― susurre lo último con mi corazón contrito por tantos sentimientos.
Mientras descendía la colina pude ver a Bella que me esperaba a la sombra de un árbol y no pude evitar sonreír.
Ella se había convertido en mi luz, aun en los momentos oscuros, en los más terribles, en los mas solitarios o tristes ella me hacia sonreír y me hacía pensar que había esperanza.
Esperanza para todo. Para con todos.
Cuando llegue a su lado tome su cálida mano y la estreche con cariño.
Esta noche le pediría que se casara conmigo.
Tenía la gran esperanza que diría que sí.
Ella diría que sí. Sí, claro que lo haría.
*Fin de Porcelana*
El final inevitable llego. Gracias por haber llegado conmigo hasta aquí. Espero que les haya gustado tanto como a mi.
Sinceramente no me queda más que agradecer. Debo agradecer tantas cosas y a tantas personas. Primero a Becky, porque creo que sin ella no hubiese tenido el ánimo de empezar a escribir esta idea. Luego, a las chicas que empezaron a leerme y me apoyaron al menos al principio. A quienes se unieron en el camino y dijeron "de ahora en adelante te leeré". A quienes leyeron en el capitulo anterior y me dijeron que les encanto. A quienes leerán después que publique el final. A quienes dejaron un review, a quienes me agregaron a favoritos o alertas, quienes leyeron la historia pero que jamás dejaron un review. Muchas gracias a todas ustedes por haber alimentando mi idea que soy una escritora. Gracias a quienes me han pedido para adaptar, traducir o simplemente poner en otro lugar esta historia. No hay cosa que me guste más que lean lo que escribo con tanto amor.
Esta historia me ha llenado de satisfacciones y no es por el hecho que tenga tantos reviews. Es porque gracias a ella conocí a chicas tan lindas y tan geniales.
También me llena de orgullo y alegría porque cuando me decían que habían llorado leyendo un capitulo, yo también había llorado escribiéndolo. Así que gracias, gracias por haberme dejado hacerlas llorar y suspirar, sufrir y acongojarse y gritar y tantos otras tantas acciones y sentimientos que yo también sentí mientras escribía.
Gracias por todo, a todas.