Hola! Hace tiempo que no pasó por aquí así que vengo de vuelta con un nuevo fic de Harry y Ginny (My Top OTP ^^). He tenido mucho trabajo con la Universidad, pero digamos que este fic me ha ayudado (y me va a ayudar) a descargarme de tensiones y deberes.

Casi todas mis clases me dejan por leer un montón de cosas (aun así, adoro mi clase de Narrativa: los libros que leo son bastante interesantes) y como observan, me ayudan mucho en mi meta de mejorar mi escritura para ser escritora (también estoy en clase de Teoría de lenguaje con otra de realidad social)

Bueno, mi vida no es importante aquí, pero quiero aclara que escribir este fic me relaja de la vida real, así que espero que a ustedes también les guste y lo acepten =).

Para este fic, me inspiré mientras nuevamente veía "Full Methal Alchemist" (Brotherhood), y como los Homúnculos siempre me parecieron criaturas curiosas porque representaban los siete pecados del mundo, decidí usar sus nombres para cada capítulo de este fic.

Como siempre digo: tengo cosas que agregar, pero ya será al final. Ahora los dejo leer ;)


"Envidia"

Ella era simplemente perfecta: era linda, inteligente, divertida, simpática, graciosa, lista… ¡Era todo lo que tú buscabas en una chica! Eras consciente de que el año pasado habías cometido un gran error al tratar de salir con Cho Chang, y no es que estés diciendo con esa oración que ella no fuera linda...de hecho, esa fue la razón por la que estuviste encaprichado con ella en el pasado, pero no había sido suficiente para ti. Cho te había gustado mucho antes de siquiera haberla conocido personalmente, y cuando finalmente tuviste tu oportunidad de estar con ella, estuviste tan… ¿encaprichado? Sí, esa palabra de nuevo, porque estabas seguro de que no era un sentimiento más fuerte lo que habías sentido en esos tiempos; como sea, estuviste lo suficientemente encaprichado y ciego como para no ver las fallas de esa situación que no acabaría nada bien, y así había sido. Cho no era lo que habías esperado, no era la persona que tú trataste de imaginar que era: siendo totalmente sincero contigo mismo, ella te había gustado solo por su cara bonita, y nada había resultado desde el principio.

Habías aprendido tu lección, y te prometiste no volverla a repetir en el futuro, pero tampoco te preocupaste mucho en el asunto porque no pensaste que alguien más podría ocupar tus pensamientos de esa manera tan rápida e insistente como lo estaba haciendo esa pelirroja. Ella también era linda…pero a diferencia de Cho, la belleza que le encontrabas no se centraba solo en lo superficial. A ella la conocías de años, y por lo tanto sabías varias cosas que otros chicos desconocían. Eso podría serte de ayuda, de no ser porque esos otros chicos, a pesar de su ignorancia en los temas que tú te jactabas, no se les había escapado que Ginny Weasley desprendía encanto y simpatía por donde quiera que vaya.

Fruncías el ceño al pensar en esto ¿Por qué Ginny tenía que llamar tanto la atención? No es que ella lo buscara: a ella no le importaba en absoluto su creciente popularidad entre sus amigas y en especial, de los varones del colegio; pero lo que más te molestaba era lo último. ¿Por qué los demás también se habían percatado de lo que tú también habías descubierto? Claro que las hormonas a esta edad parecen que se reprodujeran a mayor velocidad que en otras etapas de la vida, por lo que a nadie se le escapaba que Ginny también era hermosa. ¡Por Merlín! ¡Esa mujer era una ninfa del Olimpo! Ese pensamiento te hacia viajar a esas tardes en que jugabas Quidditch cerca de la Madriguera, a ese verano acalorado que había hecho que ella vistiera esas blusas y camisetas de mangas cortas y esos shorts que quitarían la respiración a cualquiera. Por supuesto que esa vez tú no habías sigo ciego en ese aspecto, pero de nuevo, no prestaste atención a ese repentino interés por ella, y no había sido hasta estar en Hogwarts que te habías dado cuenta de tus nuevos sentimientos. Ahora agradecías que estuvieran en el colegio porque allí Ginny tenía que usar el uniforme a diario, un uniforme que a ninguna de las niñas les gustaba porque no lo consideraban bello ni llamativo, pero aún así, Ginny seguía destilando esa belleza que parecía natural en ella. ¡Era una ninfa! Y lo molesto era que medio colegio estaba de acuerdo contigo… ¡Pero era TU ninfa! Y esto tenías que dejarle claro al idiota de su novio. Sí, desafortunadamente para ti y para toda esa mitad de estudiantes masculinos de Hogwarts, Ginny Weasley tenía novio. Pero más desafortunado había sido que tú fueras el que había presenciado uno de los besos de la parejita tras ese tapiz que tapaba uno de tus ex pasadizos secretos del colegio."Ex - pasadizo" porque ahora no lo usarías a menos que fuera algo sumamente importante, y todo porque no solo el recuerdo viajaba a tu mente si pasabas por allí: tenias coraje al pensar que probablemente, podrías encontrarlos otra vez en la misma situación. Mejor era prevenirse malos momentos.

De todas formas, también había sido ese beso lo que te había hecho pensar sobre tus nuevos sentimientos hacia Ginny, y la conclusión a la que llegaste no te dejaba tranquilo hasta ahora. ¡Hasta soñabas con ella! Unos sueños que te dejaban con una sonrisa tonta en la cara cuando los rememorabas en las horas de clase, pero eso te hacía sentir terriblemente culpable, porque demostraba más que estabas fuertemente interesado por la hermana menor de tu mejor amigo.

Ese era otro grave problema: sabías que Ron se molestaría si se enteraba qué clase de sueños habías estado teniendo con su hermana, pero por ahora, preferías no ahondar en ese tema para no sentirte más culpable de lo que no eras, porque no tenias la culpa que Ginny fuera la chica perfecta para ti.

"Tu chica perfecta que estaba con otro" Soltaste un bufido al pensar en esto de nuevo. A pesar de evadir ese pasadizo, te los encontrabas en la sala común, en el comedor, en el campo de Quidditch, en el Vestíbulo, en los pasillos… ¡Estaban en todos lados! ¡Parecía que todo era hecho a propósito solo para atormentarte! Y lo que veías no te agradaba en absoluto: Dean siempre solía tomar a Ginny de la mano, y caminaba por los corredores hablando y riendo alegremente con ella. A veces lo veías abrazándola o dándole un beso en la mejilla a vista y paciencia del resto de alumnos del colegio, y eso solo hacía que le dirigieras una mirada de enfado y envidia en su dirección; una mirada que Dean ignoraba ya que parecía completamente ajeno a ella dado que estaba más pendiente de hacer sonreír a su novia.

¡Por los calzoncillos de Merlín! ¡Tener que soportar eso todos los días era exasperante! Ya ni podías hacer tranquilamente tus deberes porque los veías acurrucados frente a ti en el sillón de la sala común y te molestabas tanto que terminabas rompiendo tu pluma en la mano. ¿Acaso Dean no podía estar separado de ella aunque sea un minuto? Y ya que llegabas a ello… ¿Acaso no podía permanecer separado de ella por el resto de su vida? ESO alegraría mucho tu existencia y haría tu vida menos complicada. Ginny sería libre de nuevo y tú te harías cargo de que nadie se le acercara ya que tú serias el primero en dar el paso y asegurarte que fuera tuya y solo tuya y de nadie más. ¡Lo jurabas por Godric y por el resto de los fundadores de Hogwarts que harías todo lo posible por estar con ella!

Pero por ahora, solo te quedaba mantenerlos vigilados, esperando una señal que te dijera que pronto iban a romper su relación. Desafortunadamente, ese momento aún no parecía llegar y el plan de observarlos te ponía constantemente de mal humor, así que preferiste enterarte de su ruptura por los usuales chismes del colegio. No te gustaban los rumores, pero en este caso no tenias opción: ver a Ginny y Dean juntos era una visión que querías quitártela de la cabeza porque, por más que sabías que Dean era inocente de tu rabia, y por más molestia que te causara saber que él se había dado cuenta del encanto de Ginny mucho antes que tú (incluso Michael Corner había sido mucho más avispado y había sido el primer privilegiado de estar con ella) tus miradas de enfado y envidia seguían persistiendo por mucho que quisieras ocultarlo cuando te lo topabas por los pasillos. En especial, la envidia. Aunque te costó bastante en un principio darte cuenta de esto, sabías que ese sentimiento había estado contigo desde que ella rechazó tu compañía ese día en el expreso de Hogwarts para irse al lado de su novio.

Sentías envidia, MUCHA envidia porque Dean era el único que podía susurrarle en el oído de esa manera tan cariñosa como lo habías visto hacerlo varias veces en el Gran comedor. Tenías envidia de que él pudiera tomar su mano tranquilamente y pasear con ella por los terrenos del colegio. Sentías envidia de que él fuera quien la hiciera reír con sus comentarios; sentías envidia de que él pudiera pasar sus manos por ese cabello pelirrojo; sentías envidia de que él la pudiera tocar, acariciar, besar cuando se le diera la gana... sentías envidia de que él fuera el elegido por Ginny.

Pero de lo que más sentías envidia era de las miradas y la resplandeciente sonrisa que ella le dedicaba a Dean. Esa sonrisa que solo debería ser reservada para ti, esa mirada que debía dedicártela a ti. ¡Darías lo que sea por ser la razón de las risas y la felicidad de Ginny! Darías tu oro, tu escoba…todo por lograr esa meta.

Esos pensamientos hacían más evidente tu interés por ella…y eran la prueba del sentimiento tan fuerte que tenías por Ginny. No querías ponerle nombre a ese sentimiento porque todavía era muy temprano para analizarlo profundamente, pero era algo nuevo y desconocido, algo que llenaba tu alma de forma placentera y maravillosa, y aunque sospechabas cómo se llamaba lo que sentías…querías descubrirlo al lado de ella, junto a ella y nadie más que ella.

Definitivamente era un sentimiento muy fuerte, y por esa razón estabas dispuesto a intentar una relación con ella apenas terminara con Dean. No ibas a desaprovechar la oportunidad si se te presentaba, y sabías que si Ginny aceptaba andar contigo, el monstruo que tenías en tu interior rugiría de alegría.

Miraste el reloj de la biblioteca: las horas habían pasado muy rápido mientras terminabas de hacer el trabajo de Pociones. Estabas cansado y te daba flojera levantarte de tu asiento, pero la señora Pince ya estaba botándote del lugar porque era demasiado tarde para que los alumnos siguieran por allí. Guardaste tus libros en la mochila y saliste rumbo a la Torre de Gryffindor. Sabías que más fácil hubiera sido si estudiabas en la sala común: no tendrías que hacer la larga caminata de regreso a tu cuarto, pero como esa tarde habías visto a Ginny y Dean nuevamente acurrucados en el sillón, preferiste ir a la biblioteca soportando los murmullos y miradas que varias chicas te dirigían desde las estanterías de los libros; te habías acostumbrado rápidamente a ellas ya que eran menos molestas que presenciar a la pareja.

Le diste la contraseña al retrato y entraste a la cálida sala común de tu casa. Solo había dos alumnos de séptimo año terminando sus deberes, pero lo que capturó tu atención de inmediato fue ella. Ginny seguía sentada en el sillón, completamente concentrada leyendo un libro sobre Astronomía. Te alegró bastante ver que estaba libre de la presencia de Dean.

-Hola Harry- te saludó ella cuando pasaste por su lado. Soltó un bostezo antes de seguir hablando- ¿Tan tarde has estado fuera?

-Tenía que terminar un trabajo de pociones- explicaste sentándote a su costado y mirándola detenidamente. Ginny tenía pequeñas ojeras bajo los párpados: ella estaba en el difícil año de los TIMOS y tenía que estudiar bastante para aprobar sus exámenes- ¿Tú también sigues estudiando a estas horas?

-Tengo que aprenderme el movimiento de los planetas para la siguiente clase- contestó señalando su libro- Le pedí a Dean que me ayudara, pero él también ha estado ocupado con sus deberes.

El monstruo en tu interior rugió molesto ante ese nombre.

-Yo te puedo ayudar- te ofreciste mientras intentabas que la bestia se calmara-. El ensayo para Slughorn ya está listo.

-¿Seguro que no prefieres ir a dormir? Ya es muy tarde- dijo ella.

-No te preocupes por eso.

Ginny te sonrió. La bestia ronroneó al instante.

-Comencemos con el capitulo cinco- ella te pasó su libro.

Pasaron un buen rato hablando de planetas y constelaciones. A la media hora que llevaban allí, estuvieron totalmente solos en la sala común: los alumnos de séptimo ya se habían retirado a sus dormitorios.

Los minutos siguieron avanzando y perdiste la noción del tiempo; lo único que sabías es que debía ser más de la madrugada porque ya ibas leyendo el capitulo doce.

No estabas seguro si Ginny se había percatado de ese detalle, pero no se lo preguntaste; en su lugar, continuaste repasando el libro.

- "Todos los planetas, a excepción de Venus y Urano, giran sobre su eje en la misma dirección…"- recitaste leyendo el quinto párrafo de ese capítulo- "Los sistemas de satélites siguen el mismo comportamiento que sus planetas principales, pero se dan muchas excepciones: Mercurio gira tres veces alrededor de su eje por cada dos revoluciones alrededor del Sol; no existen asteroides con periodos de..."- y te callaste inmediatamente al sentir que un peso caía sobre tu hombro derecho.

Giraste un poco para observarla. Ginny tenía la cabeza recostada sobre tu hombro; se había quedado dormida sin darse cuenta.

Fuiste consciente de su respiración acompasada y del característico aroma de su pelo, que se había hecho más fuerte debido a la reciente cercanía que había ahora entre ustedes. El monstruo en tu pecho estaba bastante cómodo con la sensación que experimentabas y no te sorprendiste cuando ronroneó otra vez. Dejaste el libro en la mesa de al frente, sin tratar de moverte mucho para no despertarla, y con un impulso, la rodeaste con un brazo para acomodarla mejor en tu hombro. Con una sonrisa, viste que Ginny no se quejó y se acurrucó más en ti, pasando esta vez ella uno de sus brazos alrededor de tu cuello y ocultando el rostro en ese lugar. Levantaste la mano lentamente y acariciaste su pelo, algo que habías anhelado hacer desde hace bastante tiempo, y te maravillaste al sentir lo suave que era. Acariciaste también ligeramente su mejilla con las yemas de tus dedos, y deseaste que ese momento se detuviera en el tiempo. Sentir la calidez del cuerpo de Ginny contra el tuyo te hacia rememorar a varios de los sueños que habías tenido con ella, y uno de esos mismos sueños se había dado en la sala común.

Trataste de evadir tus pensamientos, porque sentiste calor en tus mejillas al recordar lo que había pasado en ese mundo de la duermevela, y decidiste concentrarte en la realidad y en Ginny. No sabías si debías despertarla porque no querías interrumpir nada de esa increíble escena, así que con cuidado, recostaste tu cabeza en el respaldar del sillón y cerraste los ojos, disfrutando esos minutos sin más preocupaciones.

No supiste cuanto tiempo pasó, pero unos pequeños movimientos que sentiste después en tu pecho hicieron que te despertaras.

Te diste cuenta rápidamente que estabas echado en el sillón: lo más probable era que te hubieras quedado dormido sin haberte percatado de tu sueño. Soltaste un bostezo cuando miraste la ventana de la sala; el cielo estaba pintado de grisáceo, el color que usualmente indicaba que la noche ya estaba desapareciendo para dar paso al amanecer. Bajaste la mirada hacia la persona que seguía retorciéndose en tu pecho como si luchara por no querer levantarse, y te quedaste sorprendido y emocionado al mismo tiempo.

Allí, recostada todavía con los ojos cerrados, estaba Ginny. Solo bastó observarla para que recordaras todo lo que había pasado la noche anterior.

Con una sonrisa, le apartaste el cabello de la cara. Ella no eligió mejor momento para abrir finalmente los ojos.

La viste parpadear varias veces antes de que se diera cuenta de que estaba encima de ti, y fue en ese instante en que fuiste plenamente consciente de la situación extraña en la que estaban. Sin embargo, el monstruo que vivía en tu pecho no se quejaba: a él le agradaba estar viviendo ese momento.

Ginny finalmente fijó sus ojos en los tuyos, y pudiste sentir los latidos de tu corazón empezar a latir rápidamente. Esperabas alguna reacción negativa por su parte, pero te diste una gran sorpresa cuando ella empezó a reírse.

-Sí que nos quedamos completamente dormidos- te dijo sonriendo perezosamente.

Tú también acompañaste sus risas con las tuyas, y te quedaste ensimismado un buen rato mirándola. A pesar de que recién se había levantado y tenía el cabello pelirrojo desordenado y las ojeras aún eran visibles, seguía viéndose hermosa ante tus ojos. El monstruo se mostró de acuerdo contigo dando un rugido de aprobación, antes de lanzar otro ronroneo haciéndote ver que también habías cumplido con uno de tus deseos: Ginny Weasley sonreía para ti, y estaba riendo solo contigo. La felicidad que sentiste en ese momento era desbordante.

-¿Harry? ¿Me estas escuchando?- te preguntó ella después de unos minutos, acercándose a ti para examinar tus facciones.

Tu corazón latió mucho mas rápido que antes al darte cuenta de la cercanía que había entre su rostro y el tuyo. Estabas seguro que si movías un poco la cabeza, podrías juntar tus labios con los de ella. El monstruo se hizo presente de nuevo, exigiéndote que hicieras ese movimiento.

-¿Harry?

-Sí, te escucho…

-Parece que tienes la mente en otro lugar- dijo Ginny sin apartar su mirada de la tuya, frunciendo levemente el ceño.

Negaste con la cabeza. Ella no parecía muy convencida, pero volvió a sonreírte.

Y deseaste en ese segundo con todas tus fuerzas hacer ese movimiento que te exigía la bestia que habitaba en tu interior, pero te viste incapaz de realizarlo. Recordaste con tristeza que ella tenía novio, y por mucha envidia que sintieras por Dean, él también era tu amigo.

Pero incluso conociendo ese impedimento, sabías que existía otro mucho más fuerte, y que era el verdadero motivo por el que no te arriesgabas a besarla: tenias miedo de que ella te rechazara. Estabas seguro que eso sería algo que no podrías soportar; ver en esos ojos la lástima y el rechazo dirigidos hacia ti sería un dolor mucho peor que recibir una maldición.

Te dijiste a ti mismo que no era el momento para hacerlo, pero querías buscar en su rostro alguna señal que te mostrara que ella también estaba sintiendo lo mismo que tú…cualquier cosa que te dijera que ella no era indiferente a la cercanía de sus cuerpos…

Y el monstruo rugió de victoria cuando esa señal llegó a ti. Duró solo una fracción de segundo, pero tú pudiste observarlo: los ojos de Ginny se habían posado en tus labios, y ella había parpadeado rápidamente dirigiendo su vista nuevamente a la tuya. Ella te dedicó una sonrisa más amplia que la anterior, como si nada hubiera pasado, y tú le devolviste otra mucho más grande.

-Creo que será mejor que subamos a nuestros dormitorios- dijo- . Así nadie pensará nada malo…

-¿Cómo qué?

-Pueden ser muchas cosas- Ginny se encogió de hombros mientras la ayudabas a levantarse del sillón- como que fuiste capturado por Mortífagos…

- Yo no me dejaría capturar…

-O también que ambos nos escapamos de la Torre para pasar la noche juntos- se rió ella.

No le contestaste hasta que llegaron a los peldaños de la escalera de caracol.

-Pero sí pasamos la noche juntos- le dijiste haciendo caso omiso al calor en tu cuello.

-Pero no de la forma en que el resto del colegio va a pensar- aclaró ella-. De cualquier modo, nadie hará especulaciones de tu supuesta desaparición si vamos a nuestros cuartos ahora. Ya va a amanecer- Ginny le dio una fugaz mirada a una de las ventanas- Deben ser como las cinco de la mañana…

Tú solo asentiste. Te hubiera gustado que siguieran conversando, pero ella tenía razón. Si no querías que tontos rumores circularan después en el colegio, lo mejor era que fueras a tu dormitorio sin que nadie se diera cuenta.

La miraste unos segundos más antes de acercarte y darle un beso en la mejilla. Ella parecía un poco sorprendida por ese acto, pero sin decirte nada, te devolvió el mismo gesto.

-Gracias por ayudarme con Astronomía, Harry. Nos vemos más tarde- te dijo antes de subir a las escaleras que dirigían al cuarto de las chicas.

Una vez que tú pudiste acomodarte finalmente bajo las mantas de tu cama, escuchando los ronquidos de Ron que venían desde tu costado, no pudiste evitar que otra sonrisa incluso más grande que las anteriores se expandiera una vez más por tu rostro. Observaste la silueta de Dean unas camas más alejadas de la tuya: no negabas que todavía sentías envidia de él, pero algo más potente que esa emoción recorría tus venas. La felicidad y la dicha que sentías por haber logrado en una sola noche todo lo que habías estado deseando, era imposible describirla con palabras. Habías pasado tus dedos por el cabello de Ginny, la habías acariciado, la habías tocado, la habías besado (no de la manera que te hubiera gustado, pero tampoco te quejabas) ¡Y ella también te había besado a ti! Habías sido tú el responsable de sus risas y ella te había dedicado esa mirada de alegría y esa sonrisa solo a ti. Pero lo que más te llenaba de felicidad era que tú habías logrado algo que Dean jamás llegaría a hacer (y te encargarías que eso siguiera así): Tú habías podido pasar una noche con Ginny Weasley.

Estabas seguro que en las clases que te esperaban ese día no sería necesario rememorar algunos de tus constantes sueños con la pelirroja para sacarte tus preocupaciones de la mente, porque ahora podías recordar algo que realmente habías vivido con ella.

Apartaste la vista de la silueta del chico y cerraste los ojos para intentar dormir unas horas antes de que el resto de alumnos se levantara.

Sí, aún seguías sintiendo envidia de Dean por ser el novio de Ginny, pero estabas convencido que eso cambiaría muy pronto.


Notas de la Autora: ¿Y qué les pareció? Este fic va a tratar más de contar momentos que me imagino de ellos durante el colegio, niñez, fuera de Hogwarts, durante los 19 años que Rowling no contó, o también durante el matrimonio de Harry y Ginny, pero teniendo al tema principal de los pecados. Espero de verdad que les guste la idea y que les haya gustado como usé el pecado de la Envidia en este primer capítulo, y pues si quieren que la continúe, solo necesitan hacérmelo saber con un review ^^

Como digo, la U me quita mucho tiempo, pero este fic me ayuda a relajarme, así que aun si desean que siga escribiendo esta nueva historia como si no, yo continuaré escribiéndola en mis ratos libres en algún cuadernillo que permanecerá guardado bajo llave y no será leído por nadie más que por mí xD. Parezco egoísta, pero esa sería mi única opción si no quieren que la siga ya que la continuare escribiendo solo por el puro placer de entretenerme mientras estoy encerrada en la U; pero si no desean que la historia este guardado bajo llave, un review no está mal y además me alegraría mucho en estos días tediosos, agotados, y quizá hasta aburridos que estoy viviendo.

Quizá escriba los siguientes capítulos tmb en segunda persona (aun no lo sé, todo depende del efecto que quiero que tengan: en especial me encantó el efecto que tiene la segunda persona en este capítulo) y me agradaría mucho si me dijeran que pecado prefieren que cuente en el siguiente capítulo. Son siete: Envidia (que la acabo de usar) y solo quedarían: la gula, la ira, la pereza, la lujuria, la soberbia y la avaricia. Si tienen una en particular que sea su preferida o que les llame la atención y desean que la escriba de una vez, solo me lo tienen que hacer saber. Quizá escriba también un epilogo, pero ya pensare en ello cuando termine de escribir los siete pecados.

Ahora me despido. Y a los que están viviendo un invierno tan fuerte como el de mi país, les doy mi pesar. El clima está muy fuerte, aunque el invierno es mi estación preferida del año.

Mis mejores deseos a todos!

PD: Sigo trabajando en Primeros malos encuentros, así que no se preocupen para los que también leen esa historia: todavía estoy escribiéndola y no pararé hasta terminarla ^^ Y contestaré a los reviews de esa historia en unas horas más. Y quiero pedirles mil disculpas por la tardanza que estoy teniendo con ese fic.