Epílogo
.
Te buscaba por las habitaciones de la casa. Sabía que habías vuelto luego de aquellas semanas lejos. Los tiempos de estar separados, eran cada vez menos extensos, los primero años los sufrimos enormemente, ahora yo esperaba en calma, pero en cuanto sabía que estabas en mi radio de acción, todo en mi interior se desesperaba y necesitaba llegar a ti, mirarte y darte un beso que nos reencontrara.
—¿Bill?—pregunté tu nombre, entrando en la sala de música, que había al final del pasillo. Me encontré sólo los instrumentos y las hojas sueltas que habías dejado sobre un escritorio, en el que escribías muchas de tus letras y que yo no permitía que nadie tocara mientras estabas lejos.
—Estoy aquí—susurraste, pegando tu boca a mi nuca, abrazándome por la cintura, cerrando tus manos contra mi estómago.
Cerré los ojos y respiré profundamente, porque por fin respirábamos el mismo aire.
—Deberías ser tú el que me busque al llegar…—le reclamé, con el mismo mimo de hace años.
—Nunca sé dónde estás… nunca te quedas quieta…—respondió con la misma extraña paciencia que parecía tener para muy pocas personas. Creo que dos en realidad.
Me giré en el abrazo y lo miré a los ojos. Sus hermosos ojos castaños, cuya profundidad se había acentuado por los años y las leves arrugas que se le formaban hacía la sien.
—Además, sabes que estoy prendado de otra chica, tanto como de ti—me sonrió. Aquello no se lo podía refutar.
—La consientes demasiado…—dije apreciativamente, aunque no era algo que me molestara en realidad.
—Lo sé… —sonrió más abiertamente—me encanta…
Ante aquella hermosa expresión suya, me extendí tocando sus labios con los míos. Amaba besarlo, sentir su boca mía y experimentar ese torbellino interno de emociones. Suspiré al liberarlo y descanse contra su pecho. Su corazón marcaba un ritmo algo mayor que el habitual, era el ritmo que primaba en nosotros al estar juntos.
Escuchamos una voz a lo lejos y las escaleras repiquetearon bajo los pasos acelerados.
—¡Kissa!
Mi nombre recorría la casa, con una claridad abrumadora.
—Esa chica a sacado tus dotes de cantante…—le dije a Bill, separándonos un poco.
—Tú no te quedas atrás—aclaró, besando mi sien, mientras yo observaba por el pasillo, esperando a que Emma apareciera.
—¡Kissa!—su voz pareció más clara, cuando su figura se vislumbró a metros de nosotros, que permanecíamos en el umbral de la puerta—¡Bill!...
El entusiasmo con el que expresó aquel segundo nombre fue evidente. Eso, acentuado por la prisa con la que llegó a nuestro lado, plantándole a Bill un beso en la mejilla, que casi me deja sorda.
—¡Emma!—le reclame, cuando de paso se me echó encima a mí.
—Lo siento…—me sonrió, con la hermosa sonrisa de su padre, delineada en los labios. Luego besó mi mejilla también.
Suspiré.
—Te he visto…—me dijo, con la ilusión iluminando sus ojos.
—¿Cómo que me has visto?—pregunté sonriendo, sin poder evitarlo, contagiada por ella.
Emma nos liberó a ambos.
—Sí, por el espejo…—me aclaró.
Miré a Bill.
—Ha sucedido—murmuró él, con cierto entusiasmo, recordando aquel momento en que le conté que algo así sucedería un día.
—Eso parece…—asentí.
—Emma, esto no puedes andar contándolo por ahí…—le dije, aunque ya se lo había repetido muchas veces, desde que, con sólo cinco años, tuvo su primer 'amigo' a través del espejo.
—Ya lo sé mamá…—se quejó con voz cansina.
Retrocedió y se dio la vuelta alejándose. Antes de llegar al final del pasillo se dio la giró y nos miró.
—Por cierto papá, me casaré dentro de tres años…
Bill palideció de pronto. Emma soltó una carcajada.
—¡Qué es broma!—exclamó, perdiéndose de nuestra vista.
Ambos nos mantuvimos en silencio un instante, mirando el pasillo vacío.
—Y tiene el humor de Tom…—dije resignada, acariciando la espalda de Bill, para que se calmara.
Él soltó el aire.
.
Bueno, espero que les haya gustado. En este pequeño epílogo, dimos un salto en el tiempo, en el que explicamos un poco lo que sucedía con el espejo y lo que sigue sucediendo. Emma, ha hecho del espejo, parte de su vida, ella ha desarrollado su capacidad para ver a través de él, antes que su madre. Ahondar en eso, sería escribir otra historia, así que nos quedaremos con los datos que tenemos, para no romper la magia de la historia.
Les agradezco un montón la compañía en el extraño camino que tuvo este fic. Espero que lo hayan disfrutado tanto, como yo lo hice. No niego que sus dolores de cabeza me daba, ya que a veces no sabía cómo desarrollar las ideas.
Tengo alguna historia más en mente, al igual que mi proyecto original que sigue creciendo. Ya nos iremos encontrando.
Un beso enorme, espero que pronto tengamos disco y podamos escuchar a nuestro amado cantando.
Siempre en amor.
Anyara