Capítulo 11

Apple Bloom abrió los ojos. Su mirada fue algo borrosa, pero supo distinguir que estaba en una habitación, acostada en una cama, nada más observar el techo. ¿Pero en qué habitación? Se preguntó dónde estaba. Sin levantarse de la cama, miró hacia su lado izquierdo y vio una ventana. Afuera hizo una mañana estupenda, sin nubes blancas ni grises. Pero le sonaba esa ventana. Cuando miró al frente se fijó que había un poni de espaldas delante de su cama leyendo un libro. La melena era azul y tenía la piel púrpura. Hizo enseguida un respiro tan brusco de la sorpresa que aquella poni la escuchó y se dio la vuelta. Tenía un cuerno, confirmando que era una unicornio.

-¡Anda, estás despierta! Me tenías muy preocupada. Muy buenos días, joven. -Dijo la unicornio con una sonrisa.

Finalmente un fugaz pensamiento de Apple Bloom lo confirmó: Era Twilight Sparkle. Lo adivinó rápidamente ya no sólo por su aspecto, sino por tener en su poder un libro y por su saludo.

-¿Te ocurre algo? Pareces muy tensa, como si te acordaras de algo sorprendente.

-Errrr… Nada, nada, es que…

No tuvo nada que decir. No supo cómo comportarse ante alguien tras cinco años sin verla. Intentó buscar una pregunta propia de alguien perdida. Logró encontrarla.

-¿Dónde estoy?

-Estás en Sweet Apple Acres, un hogar que está al lado de Ponyville. Mientras paseaba ayer por la tarde para una investigación, te vi desmayada al lado del bosque Everfree. Me sorprende que no hayas sufrido ningún rasguño dejando aparte tu agotamiento. Entonces te llevé a casa y le encargué a mi ayudante la investigación, poniendo mi esfuerzo en cuidarte.

Apple Bloom no tuvo dudas en pensar que era Twilight Sparkle.

-Por cierto, se me olvidó. Soy Twilight Sparkle. ¿Cómo te llamas?

No pudo decir nada. No supo qué nombre usar. Obviamente no usaría el suyo propio, pero jamás pensó que había que inventarse uno, así que decidió ir por la vía fácil.

-No me acuerdo.

-¿Cómo? -La unicornio no se esperó esa respuesta.

-No recuerdo quién soy. -Estuvo esperando a que se lo creyera.

-Vaya, lo siento. Espero que sea temporal tu fin, ¿cómo te encuentras? -Preguntó.

-Bien, la verdad. -Contestó Apple Bloom, pero quiso estar segura del tiempo que hace. -¿Es por la mañana?

-Sí, y hace un día radiante. Deberías desayunar y así podemos darnos un paseo. Así quizás se te refresque la memoria. ¿Puedes levantarte?

-Vamos a ver. -La cambiante camuflada en poni intentó levantarse de la cama y no tuvo problemas en incorporarse. -Pues sí, puedo.

-Bien. Espero que te gusten las manzanas. -Dijo Twilight con una dulce sonrisa.

Apple Bloom se sorprendió por no haber sido pillada. Dedujo que la unicornio la habría descubierto o reconocido enseguida. Bajaron las dos a desayunar y, al terminar, la joven poni pasó por el salón. Y vio para su sorpresa un sombrero colgado en una pared. Ella lo reconoció rápidamente como el sombrero de Applejack.

-¿Te gusta ese sombrero? -Formuló Twilight con una pequeña tristeza.

-Sí. ¿Cómo lo habéis encontrado? -Apple Bloom recordó muy bien que lo perdió en el bosque Eeverfree, así que dio por sentado el hecho de que su recuperación habría sido imposible. Pero justó ahí la unicornio prefirió no contestar.

-Me gustaría no hablar de eso, por favor. Me trae malos recuerdos. -Se entristeció bastante al detectar la curiosidad de su invitada. -Bueno, vamos a dar una vuelta. -Dijo al haberse vuelto rápidamente feliz.

-Espera, me he acordado de algo. -Nada más recordar el sombrero quiso preguntar. -¿No había una mochila?

-¿Una mochi...? ¡Oh, claro! ¿Quieres ir a por él?

-Sí. Debo llevarla en todo momento.

-Pues recógela. Está en el cuarto donde estuviste descansando. No he revisado nada de allí.

-De acuerdo. -Al subir por las escaleras, suspiró por el deseo de que ella no había cotilleado en aquella mochila, lo recogió y bajó con Twilight a salir a dar un paseo hacia Ponyville.

Apple Bloom, aunque mantuvo en primera prioridad su misión, tuvo mucha curiosidad por ver el aspecto de Ponyville una vez pasados cinco años sin verlo. Se fijó, además, que la curiosidad de Twilight se centró en su invitada. Supo muy bien su forma de mirar a los ojos, así que decidió seguir con el paseo como si no pasara nada.

-¿La amnesia que tienes fue mucho antes de haber cruzado el bosque Everfree? -Preguntó la unicornio.

-No lo sé, la verdad. -Contestó rotundamente sin esperarse esa pregunta.

-Por cierto, ¿has oído hablar de Ponyville?

-Un poco. No he oído gran cosa.

-Te va a encantar. Todos los ponis son amigables y honestos.

-Me lo puedo imaginar.

-Por cierto, ¿cómo quieres que te llame, al menos hasta que recuerdes tu identidad?

Apple Bloom no pensó en eso, y tampoco creyó que era ingeniosa, por lo que decidió que lo eligiera Twilight.

-¿Cómo quieres llamarme?

-¡Oh! ¿En serio quieres que busque un nombre para ti? -La unicornio pensó que sería un detalle darle un buen nombre. -¿Qué tal "Rose Star"?

-Rose Star... ¡Mira, me gusta y todo! -La cambiante siempre admiró su intelecto, así que se decantó rápidamente por su primera sugerencia.

-Me alegro. ¡Mira, ya estamos llegando!

Mientras pasearon por las calles, Apple Bloom estuvo segura de tres detalles: Uno, temió que iba a ser distante con la unicornio. Se alegró mucho de su equivocación. Dos, Ponyville no ha cambiado nada para sus ojos. Tres, algunos ponis la miran rara, como si nunca la habían visto antes. Repentinamente, una poni rosa apareció enfrente suya.

-¡Hola, ¿qué tal?! ¿Eres nueva? -Preguntó con rapidez e hiperactividad.

-¡Buenos días, Pinkie Pie! -Saludó Twilight, pero Apple Bloom se sorprendió. -Ella es un nuevo miembro de Ponyville. Por desgracia es amnésica, pero podemos llamarla de momento Rose Star.

-De acuerdo. ¡Hola, Rosie! ¿Qué tal? ¡Bienvenido a Ponyville y espero que te lo pases bien! -Soltó Pinkie Pie al tiempo que le estrecha una de las patas como saludo con mucha fuerza y rapidez. Apple Bloom no hizo más que balbucear ante la exageración de la poni rosa, por lo que no se la entendió nada.

-¡Bueno, voy a preparar una sorpresa! ¡Hasta luego! -Y se fue sin más, brincando sin parar con una sonrisa en los labios.

-¡Hasta luego! -Se despidió Twilight. -Esta Pinkie Pie... en fin, ¿a dónde quieres ir, Rose?

-Bueno, ¿hay un lugar donde se pueda leer libros? -Apple Bloom, después de terminar de temblar cuan flan, quiso continuar con la misión.

-Sí. Te acompañaré. -Contestó encantada la unicornio al saber su interés por la lectura.

La llevó a su librería. Quedó bastante lejos, pero llegaron sin problemas. Pero Twilight se detuvo enfrente de la puerta para advertirle a Apple Bloom.

-Escucha, Rose, no sé si mi ayudante recogió cierto desorden presente en mi librería antes de continuar con mi investigación, así que espero que no nos tomes como unos impresentables.

-Claro. -Recordó enseguida al joven dragón Spike, quien hacía sus tareas rutinarias para mantener una buena imagen de su hogar.

La unicornio abrió la puerta y soltó un suspiro de gratificación al ver las estanterías limpias. Apple Bloom pensó que, debido a su reacción, la última vez que lo habría visitado había estado en malas condiciones.

-¡Ya he vuelto! -Elevó la voz Twilight.

La cambiante convertida como Rose se fijó que el techo había sido ampliado, y las estanterías aumentaron de altura, con lo cual habría muchos más libros. Así, localizaría fácilmente aquellos que pidió la reina Chrysalis. Además, la librería estuvo adornada con una sinfonía de música clásica sonando desde un tocadiscos.

-Genial, Twilight. Sobre los libros, ¿me podrías...?

-¡Hola, Twilight! -Una voz demasiado familiar sonó detrás de Apple Bloom. Rápidamente se dio la vuelta para ver quién había hablado.

-¡Oh, hola, cielo! Me sorprende que hayas ordenado los libros y que continuaras con mi proyecto, Sweetie Belle.

-¿Sweetie Belle? -Susurró Apple Bloom con gran sorpresa. La pequeña poni con gallitos en su voz que recordó con cariño era algo diferente a su aspecto actual. Obviamente había crecido -su estatura era la misma que la de Twilight-. Su esponjosa melena había crecido tanto encima de su cabeza -cubriendo por detrás del cuello- como en su cola. Pero lo que la había chocado fue que llevaba una Cutie Mark. La misma representaba tres libros -rojo, verde y azul- bien apilados, simbolizando la organización que tanto la caracterizaba desde que era pequeña. Apple Bloom intentó impedir mostrar algún tipo de emoción no sólo porque su amiga consiguiera su Cutie Mark, sino también por el pensamiento de que, al ser un cambiante, quizás no podría conseguir uno. Así que decidió pasar a la quinta marcha.

-Verás, Twilight, necesito buscar un libro en concreto. -Pidió Apple Bloom.

-Dime, Rose. ¿Cuál quieres?

-¿Tienes algún libro que hable de Canterlot y de Ponyville?

-¡Oh, claro! Veo que sientes una gran curiosidad. Por nuestro pueblo. -Contestó la unicornio con una sonrisa.

-Así que Rose, ¿eh? El nombre te pega mucho. -Afirmó Sweetie Belle mientras se acercó a ella. Apple Bloom no quiso pensar si "Rose" fuera una analogía a su verdadero nombre.

-Bueno, gracias. -Se sonrojó un poco. Le pareció extraño que una de sus mejores amigas no se haya vuelto una diseñadora de vestidos como su hermana mayor Rarity, así que quiso saberlo.

-Bien, aquí tienes un par de libros. Uno, de Canterlot, al principio vino por fascículos, pero más tarde sacaron una edición completa. El otro, de Ponyville, no es tan completo, pero es simpático y agradable. -Volvió Twilight. A la cambiante, una vez guardó los libros en su mochila, ya se le olvidó qué preguntarle a su vieja amiga, pero decidió preguntar acerca de su raza.

-Perfecto, gracias. Otra cosa más. ¿Tenéis algún libro que hable acerca de los cambiantes?

Al tiempo de haber acabado la pregunta, hubo un silencio sólidamente tenso cuyo entorno lo envolvía la música clásica del tocadiscos y poco más. Sweetie Belle estuvo tanto sorprendida como inquieta. La unicornio púrpura cambió su sincera sonrisa a una expresión mucho más seria. Apple Bloom tuvo que esperar medio minuto a que Twilight la respondiera con una pregunta y dejara a un lado su repentina mirada fija.

-¿Cómo sabes eso? -Preguntó de forma muy seca.

-Bueno, alguien me habló de esa raza. -Intentó responder sin querer hacer alusión a la reina Chrysalis.

-¿Quién? -La unicornio no anduvo con bromas.

-No sé cómo, pero sé algo. -Contestó rápidamente sin pensar en sus palabras.

Sweetie Belle contempló el ambiente y quiso que la tensión se detuviera. Finalmente Twilight se tomó un respiro y se dirigió a Apple Bloom con un tono tan formal como cuando la había conocido por la mañana.

-Escúchame, Rose. Esto es en su total esencia la investigación con la que estamos realizando mi ayudante y yo. Estaba paseando por el bosque Everfree cuando me escondí detrás de un árbol para que no vieran dos criaturas negras charlando y acercándose a Ponyville. Por desgracia, el árbol usó una rama para apartarme, así que les dejé inconscientes usando magia. Pero en la conversación que entablaron emplearon varias veces la palabra "cambiante". Deduzco que es el nombre de su raza, ya que no paraban de hablar en tercera persona. Cogí un par de muestras y estuve estudiándolo junto con Sweetie Belle durante meses. Y me sorprende que alguien como tú, una amnésica, sepa algo de esa raza.

La cambiante estuvo fascinada por su hazaña de haberlo investigado. Ella había sido cambiante durante cinco años y no hubo ningún libro acerca de esas criaturas. Sólo sabía que podía realizar magia, volar, mover con una gran agilidad y destreza y puede convertirse en otro poni, pero poco más. Quiso saber más de los cambiantes, concretamente de un tema del cual se había comido la cabeza durante mucho tiempo.

-Tengo dos dudas, Twilight.

-¿Sí? -Puso toda su atención.

-¿Sabes si un poni que se transformó en cambiante puede volver a serlo?

-¿Perdona? ¡Eso no lo sabía! -Twilight se interesó por esa pregunta hasta el extremo de dar un par de saltos. -¿Cómo lo sabes?

-Bueno, una amiga mía pasó por esta situación, me guardó el secreto y me pidió que encontrara la verdad. -Apple Bloom improvisó con naturalidad y le salió bien jugada la mentira. No se esperaba que le saliera bien.

-Fascinante. Eso podría explicar por qué aquellas dos criaturas se acercaron a Ponyville. Buscan a sus presas, las secuestran vivas y las transforma. ¿Y te explicó cómo?

-Bueno, recordó algo de un capullo, pero no supo nada más.

-Excelente. -Al unísono, el unicornio cogió una hoja de papel y una pluma para anotar todo lo que había dicho. -¿Y la segunda pregunta?

-Sí. ¿Sabes si pueden conseguir una Cutie Mark?

-Eso tampoco lo sé. Es una pregunta extraña, a decir verdad. Creía que los ponis eran los únicos en obtener una.

Sweetie Belle observó que la tensión inicial se había desvanecido, pero quiso que hubiera tranquilidad, por lo que decidió sacar a Apple Bloom a tomar el aire.

-Twilight, me gustaría llevar a Rose a dar una vuelta, y ya puesto a que almuerce algo.

-Claro. Muchísimas gracias, Rose, por tu ayuda. Enseguida lo aplicaré a mis estudios. Me sorprende que sepas bastante de esto. Y espero que tu amiga mejore.

-Venga, vale. Hasta luego. -Se despidió la cambiante y acompañó afuera a Sweetie Belle.

Una vez en el exterior, Apple Bloom respiró un aire puro tras pasar un tiempo en un olor a viejos papeles.

-Bien, Rose. ¿Quieres que te lleve a almorzar? Yo invito.

-¿Ah, sí? Muchas gracias. -Se sintió agradecida por el buen trato que le dio su amiga, como en los viejos tiempos.

-Conozco un sitio sencillo, barato y delicioso. Vámonos.

La llevó en un restaurante pequeño donde pidieron ambas ensalada. Se sentaron al lado de la vidriera del establecimiento y esperaron sus platos.

-Bueno, Rose, ¿qué te parece Ponyville?

-Pues muy bonito, la verdad. -Contestó Apple Bloom sin mirarle a los ojos por timidez al mirar a una amiga suya que no había visto en mucho tiempo, lo que aumentó la curiosidad de Sweetie Belle.

-¿Por qué no me miras? -Preguntó humildemente la unicornio. -¿No has tenido muchos amigos?

-¿Por qué preguntas eso último?

-Por tu timidez. No te lo tomes a mal, pero actúas como si te tuviera miedo o algo parecido. Venga, una moneda por tus pensamientos. -Su curiosidad fue en aumento.

-No, no me apetece hablar de esto, la verdad.

-¿Es por lo de tu amiga? Entonces no preguntaré nada. Siento haberte molestado.

Apple Bloom se sintió un poco mal por Sweetie Belle. Hace años habría hablado abiertamente con su gran amiga. Pero pensó que el paso del tiempo cambia a los ponis, por lo que decidió preguntarla acerca del club de las Cutie Mark Crusaders.

-Dime, ¿te gustan los grupos? -Preguntó la cambiante.

-¿Grupos?

-Sí, como un club.

-¡Oh, sí, me encantan!

-¿Montaste alguno de pequeña? -Las ganas de Apple Bloom de saber más acerca del club fueron creciendo.

-Sí. Primero lo hicimos con tres ponis. Luego se unió un cuarto.

-Supongo que te habías divertido mucho por aquel entonces.

-Sí, bueno, hasta algo más tarde. -Se entristeció Sweetie Belle.

-Oh. Vale, no digas más. -Fue evidente que su amiga no quiso continuar.

El camarero trajo un par de platos de ensalada y se las dio a las dos ponis.

-Que aproveche. -Dijo él con un acento muy francés.

-Gracias. -Contestaron las dos.

Mientras comieron, Apple Bloom notó que la tristeza de Sweetie Belle siguió en su rostro. Quiso animarla con algún chiste, pero la unicornio comenzó a hablar.

-¿Sabes? Tener una amiga es genial, de las mejores cosas que te pueden pasar en la vida.

Apple Bloom sintió curiosidad por lo que estuvo contando su amiga. Algo serio soltaría.

-No sé si antes de acabar siendo amnésica tuviste alguno en tu vida. Es reconfortante tener un poni que te ayude en tus problemas, que la ayudes en los suyos. Tener una conexión especial con alguien es gratificante. Pero si desaparece uno de tu vida, tienes que aprender a afrontarlo.

Fue evidente que habló de la desaparición de Apple Bloom.

-No sé, Rose. Cuando era pequeña, tuve amigos especiales. Pero cuando uno se va sin más, nunca sabes si fue culpa tuya. Y eso suele separar al grupo de amigos.

Se preguntó la oyente si se separaron las Cutie Mark Crusaders. De ser así, habría hecho mella en los corazones de sus amigos.

-Por suerte el grupo no se ha separado, pero nos había costado mantenerlo en pie. Incluso hoy seguimos pasándolo pipa montando locuras, aunque con menos frecuencia que antes. Scootaloo y Pipsqueak son simpáticos y amigables.

Los ojos de Sweetie Belle apuntaron a la vidriera y detuvo su discurso.

-¡Oh, hablando de amigos, mira quién pasa por aquí!

Apple Bloom miró al exterior y observó a un poni a quien quiso reconocer pero prefirió preguntarle al unicornio.

-¿Y ese es?

-Es Pipsqueak. Es un poni majísimo. Te va a encantar.

La cambiante pensó que sí, ya lo creía. Sweetie Belle le saludó y éste entró en el restaurante. Al parecer iba acompañado. Se sorprendió mucho por la madurez de su aspecto. Era un poco más alto, tenía pezuñas, llevaba una bufanda roja, tenía un largo cabello marrón y su Cutie Mark era una brújula.

-Rose, este es Pipsqueak, un viejo amigo. -Le presentó Sweetie Belle.

-¡Hola, Rose! ¡Encantado de conocerte! -Saludó cordialmente Pipsqueak, pero enseguida notó que Apple Bloom se puso a temblar. -Te veo nerviosa.

-S-sí, es que estuve… bueno, no sé. -Apple Bloom balbuceó.

-Rose, ¿conoces a Dinky? -Preguntó Sweetie Belle.

Apple Bloom conocía a Dinky en clase, pero sólo de vista. Sabía que era hija de Derpy, una pegaso atolondrada. Entonces vio a una unicornio con una bufanda de rayas blancas y rosas, una coleta roja en su cabello largo y con una Cutie Mark de unas estrellas.

-Hola, Rose. ¿Qué tal? -Se presentó Dinky.

-Hola. ¿Cómo estáis? -Preguntó Apple Bloom.

-Muy bien. Ahora mismo iba a volver a mi casa con Pipsqueak.

Al oír eso, una pequeña semilla de celos creció demasiado rápido en el corazón de la cambiante.

-Ya. ¿Y cómo os conocíais? -Mantuvo las formas sorprendentemente bien, incluso el tono y sus expresiones.

-Fue hace unos cuantos años. Estábamos en clase, pero empezábamos a hablar los dos un poco después. Creo que fue después de una reunión de esa poni perdida… no sé cómo se llama.

-Apple Bloom -Contestó Pipsqueak.

-¡Sí, esa! -Dinky le agradeció y prosiguió. -Pues hablábamos del tema y luego días después habíamos hablado de todo. ¿Deberíamos decir que somos grandes amigos?

-Desde luego. -Contestó Pipsqueak.

-Estupendo. Bueno, ahora habíamos venido de la tienda de música a escuchar algunas canciones con los auriculares.

-Mis preferidas esta mañana fueron las acústicas. Sonaron muy relajantes. -Esgrimió Pipsqueak.

-Pues yo prefiero hoy las orquestales. Suenan excelentes. Es una pena que mi madre no haya venido, pero cae bien gordo entre los encargados de la tienda.

-A mí me parece maja, ya te lo he dicho unas cuantas veces.

-¡Sí, desde luego que lo es! -Estuvo de acuerdo Sweetie Belle.

-Bueno, tenemos que irnos. Parece que eres nueva, Rose, ¿verdad? -Preguntó Dinky.

-Sí, soy nueva.

-Pues bienvenida a Ponyville. Es un lugar feliz. Vámonos, Pipsqueak. ¡Hasta luego!

-¡Hasta luego, chicas! -Se despidió el poni con manchas marrones.

-¡Hasta luego! -Dijo Sweetie Belle. -Qué pareja más hermosa.

-¿Están saliendo? -Preguntó la cambiante con un tono serio.

-No lo sé, pero es un pequeño rumor. Aún así, son adorables.

Apple Bloom acabó su plato durante la charla con aquella pareja, así que quiso cotillear por su cuenta.

-Sweetie Belle, tengo que irme. Me he acordado de… algo importante.

-¡Oh! ¿Te has acordado de algo? ¿De qué? -La unicornio dio pronto el hecho de que su amnesia era temporal.

-Algo de… -No supo qué decir, pero no quiso decir su plan, así que soltó a voleo. -…un árbol con animales.

-¿Eh? -Sweetie Belle se quedó patidifusa.

-En fin, tengo que irme. Gracias por la comida, en serio. ¡Hasta pronto!

Al salir del restaurante, Apple Bloom empezó a buscar a Pipsqueak y a Dinky. Había bastantes ponis en Ponyville, pero no lo bastantes como para formar un muro de ponis en una calle, así que los encontró rápidamente y les vigiló en una distancia claramente pronunciada. Se fijó que la unicornio había comprado un globo con forma de corazón. Tardaron en llegar a casa de Derpy unos treinta minutos, se detuvieron en la puerta y Dinky quiso decirle algo a Pipsqueak sin saber que Apple Bloom les estuvo vigilando.

-Mi madre está en casa, pero no se entera de nada.

-¿Qué quieres decir? -Preguntó el poni blanco con manchas marrones.

-Ya lo verás. -Contestó tras soltar una pequeña risa con seseos.

Cuando entraron, la cambiante esperó varios minutos para llamar a la puerta. Supo que en el segundo piso de la casa estuvieron los dos, así que dedujo que abriría la puerta Derpy. Y acertó.

-¡Hola! ¿Qué quieres? -Preguntó la pegaso gris con gran inocencia.

-Hola. ¿Puedo pasar, por favor? -No sería difícil lograr que la ayudara.

-Sí, claro. ¿Quieres unas magdalenas, señorita oso?

-Err… no, gracias. -Se quedó igual que su amiga Sweetie Belle con la respuesta del árbol.

La dejó entrar. Apple Bloom subió por las escaleras, buscó la habitación de Dinky y se encontró con una puerta casi cerrada. La abrió unos contadísimos centímetros para mirar qué estaba ocurriendo ahí dentro. El único poni sentado en la cama era Pipsqueak.

-Dinky, ¿a qué te refieres con lo de que tu madre no se entera de nada?

-Quiero decir que si hago cualquier ruido en este cuarto, Mamá da por hecho de que es un grupo musical de rock duro.

-¿Y lo escuchas?

-No, no es un tipo de música que me guste.

Apple Bloom vio que Dinky se sentó también en su cama, muy juntita de Pipsqueak, en su lado derecho. Apoyó su cabeza con su hombro y luego empezó a acariciarle el pelo.

-¿Nadie te había dicho el pelo tan suave que tienes? -Preguntó sonriente Dinky.

-¿Cuenta mi madre?

-Mira que eres graciosillo, Pipsqueak.

Sus labios se acercaron a los de su amigo. Apple Bloom estuvo a punto de estallar de furia y estuvo a punto de preparar la magia de su cuerno para acabar con ella. A punto porque Pipsqueak giró la cabeza como negación a las intenciones de Dinky.

-No, por favor. -Pidió el poni blanco.

-¿No? - Quedó bastante confusa la unicornio y detuvo sus labios.

-Escucha, eres una poni adorable, simpática y muy guapa. Pero no quiero llegar a ese punto.

-Hay alguien más. -Dijo Dinky.

-Ehm… Sí, aunque es difícil de comprenderlo.

-Dímelo, por favor.

La cambiante vio cómo le costó decirlo Pipsqueak, así que quiso enterarse.

-¿Te acuerdas de Apple Bloom?

-Sí, estuvimos hablando de ella un poco con Sweetie Belle y Rose. ¿Pero a qué viene eso?

-Verás, es que… me gusta esa poni.

-¿De verdad?

-Sí, mucho. No sólo estuve pensando en ella debido a esa conversación, sino que la conducta de Rose me recordó muchísimo a ella. La echo mucho de menos.

-Eso fue hace mucho tiempo, Pipsqueak.

-Quizás, pero sigo pensando que tiene que estar por algún lado. Me gustaría saber dónde está. Teníamos pensado hacer un cómic, jugábamos a la consola, dibujaba muy bien… Durante esos momentos sentí como una conexión con ella. Sé que es difícil de explicar, pero así lo siento.

En momentos como aquel, Apple Bloom pensó que Dinky se habría puesto a la defensiva tajantemente y le echaría de casa con violencia e insultos.

-Vale. -Dijo Dinky tranquilamente.

-¿Vale? ¿O sea que lo comprendes? -Se sorprendió Pipsqueak porque había esperado también una reacción negativa.

-Claro. Entiendo que todavía te guste esa poni.

-¿No estás celosa, ni furiosa? ¿Nada de nada?

-No, por Celestia. -Dijo tras soltar una risa. -Te deseo suerte, eso sí, en encontrarla. Y si lo consigues, sed felices los dos.

Hubo un minuto de silencio inesperadamente tranquilo.

-¿Sabes? Me esperaba que ibas a echar de casa con furia.

-¿En serio? -Soltó una carcajada. -¡Venga ya! No soy ni tonta ni rencorosa, Pipsqueak. Sólo deseo el bienestar de mis amigos, aunque esto signifique echar el freno cuando sea necesario.

-En fin, me alegro mucho de que sepas comprenderlo.

Apple Bloom no tuvo más motivos de espiar, así que bajó por las escaleras, salió de casa y bajo un estupendo atardecer estuvo pensando en Pipsqueak constantemente. Quiso estar con él, hablar con él, reír con él, llorar con él… pero se acordó del inconveniente de que ya era una cambiante. ¿Sabría afrontarlo? Su disfraz sólo duraría tres días, quedando ya dos. Estuvo pensando cómo ingeniársela hasta que llegó a la librería de Twilight. Pero cuando abrió la puerta, no hubo nada más que oscuridad.

-¿Hola? ¿Hay alguien?

Y nada más encender las luces…

-¡SORPRESA, ROSE! ¡BIENVENIDO A PONYVILLE!

Al unísono de las caloríficas felicitaciones de decenas de ponis, pilló un rebote del susto. No vio más que globos, confeti y pasteles.

-¡Esta es tu fiesta de bienvenida, Rose! -Dijo Pinkie Pie y abrazó muy fuerte a Apple Bloom.

-Yo, bueno, no sé qué decir. No me lo esperaba. Gracias.

-¡Venga, vamos a celebrarlo!

Todos los ponis lo pasaron en grande en la librería. Hubo juegos, canciones y tartas por todas partes. Se divirtieron incluso durante la noche caída. No fue hasta entonces cuando llegaron unos cuantos ponis más. Apple Bloom estuvo divirtiéndose como nunca hasta que un poni le tocó el hombro y se dio la vuelta.

-Hola, Rose. -Saludó Pipsqueak.

-¡Oh! -Ella se sonrojó y su corazón estuvo latiendo muy deprisa.

-No pude venir a darte la sorpresa de bienvenida. Espero que no te hayas aburrido.

-¡No, qué va! Me lo estoy pasando genial. ¿Quieres una magdalena?

-Me lo pregunta siempre Derpy.

Se rieron los dos y continuaron con la fiesta. Media hora después, estuvieron hablando.

-Pinkie es única montando fiestas. Sólo tienes que decirle que alguien nuevo llega a Ponyville y lo prepara todo en un pispás.

-Ya lo creo. -Apple Bloom le miró con especial cariño.

-¿Te pasa algo, Rose?

-Nada, ven aquí.

Y le abrazó muy fuerte a Pipsqueak. Este, a pesar de no entender por qué, la abraza también. Durante el abrazo, Apple Bloom notó que Dinky también asistió a la fiesta. La miró con alegría, como si pensara que su forma de abrazarle le recordara a la pequeña poni que conoció en su infancia. Terminaron de abrazarse y en sus rostros no hubo más que sonrisas.

-¿Y eso, Rose?

-Nada, me apeteció sin más. -Tras eso, le "pulsó" la nariz a Pipsqueak. -¡BIP! -Los dos ponis se rieron con esa tontería.

-Jopé, si que eres graciosa.

-Y tú eres muy divertido.

Los dos notaron que la fiesta se estaba acabando.

-En fin, me tengo que ir, Rose. Ha sido un placer conocerte.

-¡Espera! -No se resistió en pedirle algo. -¿Y si quedáramos? Quisiera hablar contigo mañana.

-Venga, vale. No tengo planes mañana. ¿A qué hora?

-Por la tarde, fuera de Ponyville. -Quiso ir en serio Apple Bloom.

-¿Fuera? Uauh, sí que pides mucho. Bueno, no tengo por qué decir que no.

-Bien. Nos vemos mañana.

-Vale. Hasta mañana.

Al haberse marchado, Sweetie Belle se acercó a Apple Bloom.

-Me contó Twilight que puedes dormir aquí.

-¿Ah, sí?

-Sí. Tenemos dos camas. Ya lo recogeremos todo mañana.

Cuando se prepararon para acostar y se echaron a las camas, la unicornio quiso preguntarle algo.

-¿Qué tal en Ponyville?

-Mejor de lo que esperaba, Sweetie Belle.

-Me alegro. En fin, vamos a dormir. Buenas noches.

-Buenas noches, amiga mía.

Y durmió con tranquilidad Apple Bloom, olvidando hasta la misión que le había encomendado la reina Chrysalis.