Capítulo 4
Cuando Apple Bloom se despertó, sus amigas ya no estaban. Imaginó que tal vez se despertaron muy pronto. Y así fue. Al acercarse a la cocina -la cual estaba formada por una mesa grande, una nevera pequeña, una tostadora y varios alimentos- se encontró con Sweetie Belle, Pipsqueak y Scootaloo con un desayuno preparado para cuatro ponis. Hubo magdalenas y tostadas con cualquier tipo de mermelada.
-¡Buenos días, Apple Bloom! ¿Qué tal has dormido? -Soltó Sweetie Belle llevando un plato de tostadas hacia la mesa.
-Buenos días. Pues muy bien, para ser la primera vez que dormí en un club.
-¿Sí? Bueno, pues pilla tostadas, que van a salir volando. -Dijo Scootaloo animándola a que desayune, quien ingirió una tostada de mermelada de fresa.
-No la atosigas, es sábado. No hay ninguna prisa. -Respondió la unicornio, quien se preparó una magdalena.
-¿Sí?, Yo pensaba que era Viernes. -Dijo Apple Bloom.
-Bueno, ¿a qué esperas para desayunar? -Preguntó Pipsqueak, quien se acabó una tercera tostada con chocolate.
La pequeña poni se sentó junto con sus amigas y se preparó una taza de chocolate caliente y dos tostadas con chocolate. El cuarteto tuvo un desayuno ameno y simpático. Cuando terminaron de llenar sus estómagos y de guardar la tostadora, Pipsqueak sería el primero en abrir la boca.
-Eh, Apple Bloom. ¿Quieres ir a mi casa?
-¿Sí? ¿A tu casa?
-Claro. Podríamos hacer ese cómic y aprovechas para conocer a mi madre. -Al decir esa frase, Scootaloo y Sweetie Belle empezaron a reírse por lo bajo.
-Espera, dame un segundo, que quiero volver a mi casa y ya te cuento, ¿vale?
-De acuerdo. ¡Nos vemos!
En cuanto Apple Bloom abrió la puerta para salir del club, se encontró a medio palmo con su hermana mayor. Lo primero que pensó al mirarle a la cara súbitamente fue terror, porque al no haber dormido en su casa, podría haberla preocupado tanto que le recibiría con una reprimenda.
-¡Hombre, mira qué tenemos aquí! -Dijo Applejack muy alegre mientras le cogió rápidamente a su hermana pequeña para despeinarle. Apple Bloom estuvo muy acostumbrada a la autoridad paternal, así que se quitó un peso de encima al no encontrarla enfadada. Luego la soltó. -¿Qué tal estás? ¿Cómo has dormido hoy? ¿Bien?
-Bien, bien, hermanita. Buf, vaya zarandeo me has dado.
-Ya. Por cierto, me he fijado que habéis hecho con vuestras amigas un club.
-Sí. Nos lo encontramos medio abandonado, así que queríamos hacer algo con él.
-Pues os ha quedado muy bonito para ser mi viejo club.
-¡Un momento! ¿Esta casa era tu club? -Apple Bloom se quedó atónita.
-Exacto. Lo era todo para mí cuando tenía tu edad. Ahí dentro hacía de todo.
-Uauh, es genial.
Por un momento, la pequeña poni observó el cielo porque no sabía qué tiempo hacía. Se fijó en que el cielo es de un morado celeste con unas nubes rojas anaranjadas. Le pareció un bonito amanecer.
-Ven, Apple Bloom, quiero enseñarte una cosa. -Le dijo su hermana mayor invitándola a dar un paseo.
La llevó al lugar donde la poni del lazo rojo hizo el dibujo del puente. Lo que antes era un barranco, sería semanas después un puente en construcción. De Ponyville vinieron muchos obreros que querían aprovechar el fin de semana. Todos ellos estaban construyendo el puente con gran pasión. Trabajar para Applejack les daba la energía suficiente hasta para la caída de la noche.
-Estamos yendo bastante bien con el desarrollo de esta construcción. Ahora mismo llegamos hasta la mitad del puente. -Le señaló su hermana a dicho puente. Los extremos estaban listos mediante una unión de cuerdas que harían de pasamanos. La estructura estaba equilibrada con unos armazones de madera que sirvieron se soporte hasta que estaría listo.
-¿Y tú ayudas, Applejack?
-¡Claro que sí! Se me da muy bien la mano de obra. Pasé por el club para verte y llevarte aquí.
-¿Cómo supiste que mis amigas y yo estábamos allí?
-Me lo comentó Twilight ayer por la tarde cuando ella pasó por aquí.
-¿Ah, sí?
-Por supuesto.
-No veo a Big Mac por aquí. ¿Dónde está?
-Está con la granja cosechando manzanas.
-¡Eh, Applejack! ¡Ya has vuelto! ¿Nos puedes echar una mano con esta tabla? Nos cuesta encajarla en el puente. -Dijo un obrero.
-¡Sin duda! Bueno, Apple Bloom, nos vemos más tarde, ¿vale? Estate en casa a las dos en punto.
-Vale.
-Por cierto, me alegro que sigas llevando este colgante.
-Sí, me gusta mucho.
Cuando esprintó la poni naranja hacia el puente, la pequeña poni volvió al club para decirle a Pipsqueak que podría ir a su casa. Los dos pequeños estuvieron pasando por Ponyville hasta que un poni les saludó desde lejos.
-¿Eh? ¿Quién nos llama? -Se preguntó Apple Bloom.
-Buenos días, pequeños. -Saludó Twilight al acercarse.
-Buenos días, Twilight. ¿A dónde vas? -Dijo Pipsqueak.
-Voy a la biblioteca para aprender un nuevo conjuro que me tienta. ¿Y vosotros?
-Voy a invitar a Apple Bloom a mi casa. Vamos a empezar a hacer un cómic.
-¿Ah, sí? Suena interesante. Por cierto, Apple Bloom, ¿qué tal vas con tu hermana mayor?
-¿Eh? Bien, muy bien. ¿Por qué lo preguntas?
-Nada, es que me alegro de haber visto un cambio en ella hacia ti. Por eso te lo pregunté.
Fue evidente que las dos ponis hablaban de Applejack de forma muy personal, así que Pipsqueak decidió alejarse un metro y empezó a pasar el rato él solo.
-Tu amigo es simpático, Apple Bloom. Me enteré que es nuevo en Ponyville.
-Exacto.
-Quiero hacerte una pregunta personal, aunque parecerá muy obvia: ¿Te gusta Applejack ahora?
-¿Y eso a qué viene? -La pequeña poni se sintió algo molesta.
-Porque recuerdo algunas conversaciones que tuve contigo. Recuerdo que cuando hablé hace ya un tiempo con Applejack, me dijo que fastidiaste su tienda de manzanas. Unos días después, hablé contigo en tu casa y tampoco estuviste contenta que digamos. Ahora, tu hermana me habla muy bien de ti.
Apple Bloom se quedó extrañada con lo que dijo la unicornio de Canterlot. La molestia que sintió se desvaneció y se convirtió en comprensión hacia el emisor.
-Si te has sentido ofendida, lo siento, no era mi intención. Pensé que debías saberlo. -Twilight aún debía aprender más sobre la amistad, por lo que se disculpó al parecer algo cínica.G
-No, puedo comprenderlo, Twilight. Y sí, me gustó el cambio para mejor. -Contestó Apple Bloom y le dedicó una sonrisa.
-Vale. Bueno pues nos vemos más tarde, Apple Bloom. Hasta luego.
-¡Hasta luego!
La pequeña poni se dirigió hacia Pipsqueak y ambos continuaron con su travesía hacia su casa, la cual era como cualquier otra, sin ningún toque distintivo. Cuando finalmente llegaron y entraron, la madre de Pipsqueak les recibió.
-¡Buenos días, Pipsqueak! ¿Qué tal lo pasaste allí fuera? -Dijo su madre con una agradable sonrisa.
-Muy bien. Estuve en un club y lo pasábamos pipa. ¡Oh! Mamá, te presento a Apple Bloom, una amiga que hice en la escuela. -La poni de lazo rojo se avergonzó un poco.
-¿Así que eres Apple Bloom? -Le estrechó la pata como saludo. -Ayer por la tarde, antes de salir de casa, me habló un poco de ti. Es todo un honor saludar a la hermana de Applejack, la poni que representa la honestidad y que salvó Equestria de Nightmare Moon con la ayuda de sus amigas.
La madre de Pipsqueak tenía un aspecto jovial. Los ojos los tenía verdes y era de color marrón claro con algunas manchas blancas. Su cabello lo tenía marrón y corto. Y era muy abierta y amable, como si cada invitado de su casa fuera tratado como alguien de su familia.
-Bueno, creo que exageras un poquito. -Dijo Apple Bloom algo enrojecida.
-¡Tonterías! E incluso se está diciendo de todo sobre el puente que se está construyendo.
-¿Sí? No lo sabía.
-¿Queréis tomar algo? Enseguida preparo unas galletas de chocolate.
-No, gracias, Mamá, ya hemos desayunado. Vamos a mi cuarto a hacer un cómic.
-¿Ah, sí? ¿Con uno de tus decenas de guiones? -En ese momento, su madre se acerca a la hermana de Applejack. -No sé si leíste algunas cosas que escribió mi hijo, pero es un portento escribiendo. No sé cuánto azúcar toma cada día, pero creo que ese es su principal fuente de creatividad, como esa poni hiperactiva, loca, rosa… -Le susurró al oído.
-¿Pinkie Pie?
-Sí, esa. -Se incorporó. -Bueno, os ibais a tu cuarto, ¿verdad, hijo?
-Sí, mamá. ¿Nos vamos, Apple Bloom?
Los dos pequeños ponis subieron por las escaleras y llegaron al cuarto de Pipsqueak, donde se pondrían manos a la obra con el cómic. Apple Bloom contempló su habitación y vio algunos posters de "La maldición de los piratas", juguetes tirados por el suelo y muchos cómics de superhéroes.
-Pipsqueak, ¿no tienes una consola?
-No, no tengo.
-¿Y cómo es que ayer eras tan habilidoso jugando en aquel juego?
-Fácil. En mi antigua casa hubo un restaurante con unas recreativas del mismo juego, lo que echándole monedas pude jugar y perfeccionar mis habilidades.
-Uauh. Parece que tiene sentido.
-Sí. Bueno, ya sé por dónde empezar: ¿Te gustan los piratas?
-Un poco, si soy sincera contigo.
-Humm. ¿Y qué te parecen los superhéroes?
-Bueno, ni me va ni me viene. No tengo especialmente ningún gusto destacable, la verdad.
Ambos ponis estuvieron comiéndose la cabeza acerca de la historia que contarían a sus amigos. Le dieron tantas vueltas al tema que por fin Pipsqueak dio con la solución.
-¡Ya lo tengo! ¿Y si contáramos una historia basada en ese juego que jugábamos?
-¿Sí?
-¡Claro! El juego tiene un singular modo historia que podríamos aprovecharlo para construir un guión. Incluso me lo pasé varias veces en las recreativas.
-La verdad es que suena interesante. ¡Mira, estoy de acuerdo contigo!
-¡Bien, comencemos!
Los dos ponis estuvieron escribiendo y dibujando la historia y los personajes que desearon meter en su nuevo cómic. Le echaron un par de horas con un par de descansos hasta que Pipsqueak le dice a su amiga:
-Cómo te envidio, Apple Bloom.
-¿Envidiarme a mí? ¿Por qué? -Se sintió extrañada.
-Porque tienes una hermana sorprendente. Lo de la derrota de Nightmare Moon, lo del puente… Es fantástica. Ojalá tuviera una hermana tan genial como la tuya. Lástima que no vea mucho a mi padre, tan firme y constante en su trabajo. Apenas le veo.
Lo normal para Apple Bloom era que Pipsqueak se pusiera sentimental, triste o nostálgico. Sin embargo, el poni con manchas marrones mantuvo una firme sonrisa, como si no le faltara nada por el que rogar.
-Bueno, ya volverá tu padre.
-Así lo espero. Tengo tantas cosas que enseñarle, entre ellos nuestro proyecto.
-Hablando de eso, ¿cómo vas en el guión?
-Muy bien. Me quedan un par de frases para el primer capítulo.
-¡Qué bien! Yo sólo tengo un par de diseños.
-¿Puedo verlos?
Apple Bloom le dio unas cuantas hojas de papel con diseños de dos personajes. Se avergonzó un poco, especialmente por lo que podría opinar su amigo.
-¡Son bastante buenos, Apple Bloom!
-¿Tú crees? -Se sorprendió un poco.
-¡Claro! Es más, sólo se desarrollan un par de personajes en el guión, así que no tenemos ningún problema. ¿Cuándo comenzaremos con el acabado?
-¿Acabado?
-Sí, el aspecto final del cómic. Viñetas, diálogos, etc.
-Bueno, la verdad es que no sé mucho hacer cómics.
-¿En serio? -A Pipsqueak le extrañó bastante, así que se fue a un estante y le prestó un libro de cómo hacer cómics. -Toma esto, te ayudará y te mantendrá la mente fresca.
-¡Anda! Muchas gracias, Pipsqueak. Ya te debo unas cuantas.
-No hace falta, Apple Bloom. Lo estás haciendo dibujando para este proyecto. Y me alegro mucho de tenerte como dibujante.
-Muchas gracias de nuevo, Pipsqueak. -Se enrojeció la poni de lazo rojo.
Repentinamente escucharon un trueno sonoro. Pipsqueak se acercó a la ventana de su cuarto y se fijó que empezó a llover.
-Por Celestia, está comenzando a llover a cántaros. No comenzó ni suave incluso.
-Maldita sea… ¿Qué hora es?
-Son… -Consultó el reloj que estaba encima de su cama. -…la una en punto.
-Bueno, tengo que irme, Pipsqueak. Muchas gracias por la acogida.
-¡No es nada! Mira, te voy a prestar para tu regreso a casa un impermeable, no vaya a ser que te resfríes. -Le ofreció un impermeable marrón.
-Vaya, gracias.
-¡Venga, corre sin miedo, Apple Bloom!
-De acuerdo. ¡Hasta luego!
La pequeña poni bajó por las escaleras, se despidió rápidamente de la madre de Pipsqueak y trotó tan rápido como pudo para llegar a su casa. La lluvia borró el bonito colorido de la tarde, soplando un fuerte vendaval y cambiando de tonalidad a una triste y grisácea. Mientras estaba de camino a Sweet Apple Acres, se fijó en el puente que su hermana estaba construyendo gracias a los obreros de Ponyville, admirando en un espectacular arcoiris que rotaba sobre el puente, por curiosidad, quiso acercarse a ver qué estaba sucediendo. Al llegar, se fijó en que el arcoiris que vió con anterioridad, era Rainbow Dash, pero no parecía muy amigable, ya que parecía estar destrozando el puente a embestidas.
-¡Rainbow Dash! ¡¿Qué estás haciendo?!
Algunos ponis trataron de detener a la pegaso celeste, aunque sus esfuerzos fueron en vano, ya que por más que lo intentaban, les era imposible, pues la pegaso se liberaba de ellos con suma facilidad. Apple Bloom se dijó en Rainbow Dash, pero sobretodo en la vacía expresión de su rostro, como si hubiese sido hechizada para destruir el puente. Con la intensa lluvia y el vendaval, fue de los peores espectáculos que contempló Apple Bloom en su jóven vida. El puente no fue derribado del todo, pero no sería muy sensato usarle para cruzar el barrando.
-¡Applejack!
Su hermana mayor estaba en la mitad del puente, preparándose para la próxima embestida de la poni celeste. Cuando ésta se acercó como una bala, Applejack la golpeó con todas sus fuerzas, usando sus dos patas traseras para mandarla, entre vueltas de campana, por donde había venido, pero Rainbow no se rindió con facilidad, ya que atacó e la misma forma, pero en vez de ir a por la poni naranja, a por una parte del puente.
-¡Ey, detente, salvaje! -Vociferó Applejack.
Raimbow no se detuvo, y golpeó tan fuerte el puente, que lo separó en dos partes. Afortunadamente, Applejack tuvo tiempo para agarrarse al puente, aunque se agarró de la parte que daba a la explanada que Apple Bloom le había descrito hacía unas semanas.
-¡Applejack, cuidado! -Gritó su hermana pequeña.
Entre la lluvia y el fuerte viento, Applejack tendría que volver al otro extremo, especialmente porque Rainbow Dash estuvo volviendo contra ella a una velocidad tremenda. Justo antes de que Rainbow golpease el puente, la poni que antaño estaba cosechando manzanas realizó un salto impresionante, llegando a sujetarse de la otra parte del puente, acto que despitó a la pegaso celeste y se golpease contra las rocas que el puente trababa de evitar escalar, lo que hizo que aquella poni cayese al vacío. Applejack vio a su extraña amiga caer al vacío, por lo que se sintió aliviada y comenzó a escalar por lo que quedaba de puente.
-¡Applejack! -Gritó de nuevo Apple Bloom.
-Apple Bloom... ¡Ayúdame y tira del puente! -Soltó su hermana mayor, notándose cierto agotamiento en su voz.
La pequeña poni actuó, pero no tuvo la fuerza suficiente para desatar la cuerda del puente y tirar de ella.
-¡¿Alguien puede ayudarme, por favor?! -Soltó a pleno pulmón Apple Bloom con el deseo de llamar a algún obrero, pero todos quedaron inconscientes tras la pelea.
Justo cuando a Applejack le quedaron unos diez peldaños por escalar, subió al cielo la explícita Rainbow Dash. Apple Bloom se preguntó por qué comenzó a pelearse de esa forma tan desagradable, con coces violentas y ansias de destruir un puente casi listo. La pegaso empezó a coger velocidad y se dirigió contra la exhausta poni naranja.
-¡Apple Bloom, rápido, dame la pata! -Dijo Applejack apresuradamente, cuando casi había terminado de escalar el destrozado puente.
-¡Sí!
La poni amarilla trató de sujetar a su hermana mayor, pero no lo consigió, ella era todavía pequeña y su corta pata no pudo llegar hasta Applejack. Ésta dio un fuerte impulso, consiguiendo al fin sujetarse a su hermana menor.
-¡Ya está, Applejack! -Dijo Apple Bloom con una ligera sonrisa dentro de semejante panorama.
-Bien… -Se quedó agotada y dejó que su hermana pequeña la llevara. Pero justo cuando tomó un respiro, giró la cabeza para ver a Rainbow Dash.
Tan veloz y suicida, embistió contra el puente rozando a Applejack y a Apple Bloom. Los peldaños de madera cayeron, las cuerdas anudadas se desataron. Con ello, la poni naranja cayó antes de poder reaccionar.
-¡No, Applejack! -Gritó Apple Bloom.
La pequeña poni contempló a su hermana cayendo hacia el profundo barranco lleno de rocas puntiagudas y violentas olas regentadas por el viento. Su alarido siguió oyéndose hasta que tocó el mar lleno de piedras puntillosas, hasta que su grito se apagó. Tras haber estado durante un largo tiempo petrificada, Apple Bloom se tumbó y pensó sin actuar. Murmuró mucho, sintiiendo ira y tristeza al mismo tiempo. Finalmente, acabó rompiéndo a llorar y gritó varias veces "Applejack", como si pidiera su vuelta o resurrección o que fuera sólo una horrible pesadilla. Cuando cerró los ojos para volverlos a abrir, se dio cuenta de lo peor: no fue una pesadilla. Seguidamente, vio un arcoíris alejándose cada vez más si entender el comportamiento de Rainbow Dash. ¿Por qué peleaba contra Applejack? De nuevo dejó de pensar y siguió llorando a lágrima viva.
Esa noche Apple Bloom no pudo dormir.