SIMPLE KIND OF LIFE.

:P Mi primer fic después de añoooos de no escribir y en un fandom que nunca he intentado xD Así que un gusto conocer a las valientes que se atrevan a leer ésta historia ^^

Esto se me ocurrió después de ver el último capítulo del libro de 2 de la Leyenda de Korra, puse mi lista de reproducción y salió al azar ésta canción (Simple Kind of Life – No doubt) y las ideas comenzaron a fluir :P

Les dejo un link por si quieren escucharla J

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Esto no es un Song Fic, sólo les comento la canción que inspiró la historia :D

No tengo idea de cuantos capítulos durará, aunque ya la tengo planeada… en mi cabeza xD


La humanidad ha entrado en una nueva etapa; hombres y espíritus deben aprender a convivir pacíficamente. Y ahora Korra; sin Mako, puede dedicarse únicamente a su deber como el Avatar… Aunque se trate de un matrimonio arreglado con cierto Príncipe del Fuego, para que el mundo esté en paz.


— … así que le ofrecí un descuento y cerramos el trato. La compañía se verá beneficiada. Calculo que obtendremos ganancias éste año de un cincuenta por ciento.

— ¡Eso es grandioso Asami! ¡Ven aquí!

Korra resopló fastidiada por lo bajo y miró hacia otro lado mientras su ex novio besaba a su antigua ex-ex novia; con la que ahora había regresado… frente a su ex novia; ella misma.

¿Qué clase de amigos eran en ése grupo? Prácticamente eso era un rectángulo amoroso… o algún tipo de figura extraña si alguno jalaba su lado tratando de escapar.

Frunció el ceño y tomó agua del vaso frente a ella.

Ésta había sido una pésima idea. Tratar de limar asperezas reuniendo al "Equipo Avatar" con una cena era una MUY mala idea. ¿Cómo podría ocurrírsele a Bolín que estaría cómoda sabiendo que Mako había corrido tras Asami tan sólo una semana después de romper con ella? O que más bien, mientras ella luchaba por recuperar su memoria, él ya estaba con la de cabello negro. Que tonta se sentía.

No que realmente se pudiera quejar, habían hecho algo muy parecido con la bella empresaria… Tal vez peor.

Pero tener que ver todos esos cariñitos frente a ella, aún cuando Korra estaba consciente que su relación con Mako no funcionaba, era doloroso. Habían terminado, pero eso no quería decir que el amor simplemente se esfumara; al menos no de su parte.

Suspiró.

— Sí, que bueno Asami. — Añadió Bolin en un intento desesperado por romper con el silencio que se había apoderado de la mesa. Seriamente, la tensión que había en el ambiente ni el mismo Avatar podría… ups.

— … Sí — Dijo la de ojos azules delatando toda su incomodidad, dolor y coraje en ése momento.

El grupo de amigos quedó de nuevo en silencio, mirándose entre ellos y ofreciendo pequeñas sonrisas que los cuatro sabían eran vacías, sólo, simplemente, no tenían de qué hablar. Cuando Mako la miró y le ofreció el mismo tipo de sonrisa, supo que llegó a su límite.

— ¡Esto es absurdo! — Gritó Korra estrelló su vaso en la mesa, harta. — Bolin, gracias por invitarme pero aún es muy reciente… yo no… Lo siento.

Y sin decir más, ni mirarlos de nuevo, salió decidida a buscar alguna forma de quitarse todo ése mal sabor de boca.


El aire jugaba con su cabello, desatándolo, moviéndolo a un ritmo poderoso mientras circulaba alrededor de ella, extendió sus brazos alejando el elemento de los nómadas y de un brinco se dejó caer al suelo, chocando también un puño.

La tierra se agrietó y enormes rocas salieron disparadas siguiendo la voluntad de la única persona en todo el mundo capaz de dominar a todos los elementos.

— No es suficiente.

Se dijo mientras unía sus manos en puño y en sus ojos se notaba la luz de el espíritu blanco dentro de ella; Raava.

Tomó una gran bocanada de aire y al soltarla, las flamas iluminaron la solitaria playa que había escogido para descargar su dolor.

Comenzó con una serie de movimientos precisos, letales… movimientos que podrían ser mortales si no controlaba el fuego que estaba dejando salir de ella.

¡Maldición!

Todo estaba mal, terriblemente mal.

Giró en el aire y de una patada sacó más fuego.

Mako…

Sí, no eran buenos juntos, ni ganarían una medalla a la pareja más equilibrada del año, pero ¿Tenía que restregarle en la cara que se dio cuenta que Asami era mejor que ella y por eso regresó corriendo a sus brazos?

¿Qué había de malo en Korra? Cierto, no tenía el mejor carácter del mundo, ni mucho menos la paciencia del Avatar anterior, pero ¿tan detestable era? ¿Tanto que Mako la veía como un error del cuál reivindicarse?

Gruñó.

Estúpido maestro fuego ¡Que se fuera con su hermosa empresaria! La que sí era femenina, que sabía maquillarse, arreglarse, peinarse, que era inteligente y no saltaba a conclusiones como ella.

Se detuvo a media ejecución y miró sus manos… Tan adentrada estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta que se había quemado un poco.

Como si sus piernas ya no tuvieran fuerza se dejó caer, girando las manos y contemplando sus palmas.

No sólo era Mako, era todo, el mundo era un caos. Habían espíritus que no debían pasar al mundo de los humanos y humanos que no querían cerca a los espíritus; eso desataba peleas, rumores de más guerras civiles, rebeliones, agresiones y ella se sentía tan sola y cansada.

Su conexión con los Avatares del pasado estaba rota, sus amigos parecían incómodos en su presencia, Tenzin buscaba por todo el mundo la manera de regresarle a los antiguos Avatares, la presión con el mundo la estaba comiendo y había perdido al chico que amaba ¿Qué más podía salir mal?

Una lágrima cayó en su palma.

Cerró el puño y frunció el ceño. No, no lloraría, ella era fuerte, era el Avatar ¡Maldición!

Se levantó impulsada por la tierra control y corrió hasta el mar dejándose sumergir en las aguas oscuras, junto a la noche.

No utilizó sus poderes, sólo contuvo el aire de sus pulmones y dejó que el mar la llevara a donde quisiera. No peleó, sólo se dejó llevar.

Pronto se encontró flotando en la pasividad del mar y así mirando las estrellas del cielo deseó; no por primera vez y seguro que tampoco la última, no tener que ser el Avatar.

Sonrió melancólicamente, preguntándose cuantas de sus encarnaciones habían pensado lo mismo que ella… Tal vez todas. ¡Nah! ¡Seguro que todas habían en algún momento deseado no tener tanta responsabilidad en sus hombros! A veces era tan tentador simplemente olvidarse de todos y ser libre, vivir desconectada del mundo, de gente esperando en todo segundo que ella diera lo mejor, que no pudiera equivocarse ni un poco.

¡Ja! Fallaba tan continuamente que estaba segura que si hubiera otro Avatar; uno no oscuro, ya la habrían despedido.

Rió tontamente y extendió los brazos, estirando la columna y miró pasar una estrella fugaz.

Amaba dominar los elementos y a veces creía que tenía un poco de todos. A diferencia de sus predecesores ella era el Avatar menos definida, o definida por no sólo un elemento; quería ser tan libre como el aire, eran tan apasionada como el fuego, tan terca como la tierra, pero definitivamente el agua era su espíritu.

Sólo el agua podía hacerla de nuevo sentirse ella, que regresaba a su esencia.

Sintió de nuevo sus ojos escocer y una vez más tragó un nudo en su garganta.

¿Y qué si tenía al mundo en sus hombros? Nada cambiaba el hecho de que era el Avatar, nadie era como ella… y amaba con intensidad cada segundo de eso.

No era fácil, pero por eso estaba en éste mundo, para equilibrarlo y ¡Demonios! ¡Seguiría haciéndolo!

¡Sería la mejor Avatar de la historia!

No sería recordada por haber sido un fracaso tras otro. Si en su vida no había lugar para cosas como el amor, entonces, todo lo que le quedaba era lo que más amaba; ser el Avatar y se enfocaría exclusivamente a ello.

Una vez que decidió su nuevo camino volvió a sumergirse, girando y haciendo que el mar junto con ella danzara en un remolino, después con una ola gigante se elevó a la punta y se dirigió a la isla junto a la familia que podía controlar el aire.


Tenzin torció casi imperceptiblemente la boca hacia el lado derecho. La búsqueda que había iniciado en un intento porque Korra recuperara sus lazos con los Avatares del pasado estaba resultando muy lejana a ser de ayuda.

Del templo fuego había sido convocado al palacio, en calidad de urgente y ahora, simplemente se encontraba tan perdido como se sintió en el mundo espiritual.

— No es mi intención ser irrespetuoso, o hacerle pensar que no creo en su buen juicio, pero… ¿Korra? — Preguntó a la mujer frente a él, entre incrédulo y asustado.

La Señora del Fuego; Ursa, elegantemente tomó un poco de té e hizo un ademán para que se sirviera más su invitado. Lo entendía, con las noticias que le había dado el pobre hombre tenía la boca seca.

— Desde que mi Padre tomó el poder siempre hubo personas queriendo continuar con la guerra de mi Bisabuelo, pero estuvieron en control gracias al respeto que mi Padre ganó y evidentemente por su amistad con el Avatar Aang. Sin embargo, esos grupos están resurgiendo y pidiendo ahora; también, que nuestra monarquía caiga.

Tomó más té la dama. Cierto que debía mantener la compostura, pero con todos los problemas en el Reino Fuego parecía más atrayente tomar algo de licor.

— Su excusa ahora también es ésta nueva era que Avatar Korra ha traído entre humanos y espíritus. Aunque confío en sus decisiones y las apoyo, le aseguro que no estoy cómoda diciendo esto; pero, es su responsabilidad éste problema también. No quiero deci…

— ¿Pero un matrimonio arreglado? ¡¿Se da cuenta que sólo tiene diecisiete años?! — Interrumpió el Maestro Aire tratando, muy pobremente, de no mostrarse enfado.

Cierto que Korra era la responsable de éste nuevo cambio, pero como la misma Señora del Fuego lo había dicho, sus detractores sólo estaban ocupando esto como excusa. Además, Korra no estaba pasando precisamente por el mejor momento de su vida sentimental y él, como su maestro, se sentía con la responsabilidad de contribuir en un futuro feliz para la joven Avatar.

La mujer frente a él, frunció el ceño muy ligeramente.

— Por supuesto que lo tengo presente; así como estoy consciente de la diferencia de edades entre mi hijo y Avatar Korra, pero…

— Sólo será temporal, en caso de que Avatar Korra acepte.

La Señora del Fuego resopló sin tener fuerza para seguir manteniéndose en control ante ésa nueva interrupción y junto con Tenzin volteó hacia la ventana donde provenía el dueño de esa voz que durante el tiempo que había durado la conversación entre los más grandes, se había mantenido callado y mirando por la ventana.

— ¿A qué se refiere, General Iroh? — Preguntó Tenzin sintiéndose un poco más relajado con ese "temporal".

El pelinegro giró sobre sus talones y con su aristocrática gracia llegó a la mesa de té sentándose con su Madre y su invitado. Tomó aire antes de hablar.

— Estamos ante una era de cambios sorprendentes; no sólo en cuanto a lo que ha traído Avatar Korra, si no, también, la mentalidad de las personas. Sé que a mi Madre no le agradará esto, pero le doy mi palabra en darle su libertad a Avatar Korra, en cuanto todo esto termine. Una vez que sea coronado como el Señor del Fuego, abogaré para que algunas de nuestras leyes se adecúen a estos tiempos y así se pueda anular nuestro matrimonio, sin que ella resulte afectada.

— Iroh, ella será coronada Señora del Fuego ¡Es inconcebible un divorcio!

— Madre, es lo menos que podemos hacer si ella nos ayuda. Además no quiero que se sienta encarcelada al estar aquí, su deberes como Avatar serán primero que su ayuda al Reino Fuego. — Regresó su mirada de color del ámbar hacia el Maestro Aire. — Cualquier necesidad que tenga será cubierta y le prometo que su estancia aquí será llevada de la forma que sea más cómoda para Avatar Korra. Y por supuesto, no me gustaría hacer más planes hasta saber la respuesta de ella.

Tenzin miró fijamente al joven delante de él, analizando con cuidado cada detalle, escrutando desde su cabello hasta la manera en que con ojos firmes le dio su palabra de no aprisionar a Korra y llegando a un pensamiento que lo asustó terriblemente…

¡Dios!

¿Quién no quiere un yerno así?


:S Me siento muy empolvada en esto de escribir. Espero mejorar conforme avance la historia.

Además, aunque he visto muchas veces la Leyenda de Aang, sólo he visto una vez la de Korra, muchos detalles estoy segura se me escaparán, por favor, corríjanme.

Siento que Tenzin es mucho más divertido en su mente de lo que demuestra con los demás, los Maestros Aire tenían un gran sentido del humor, no creo que él sea tan diferente, sólo un poco más firme al ser el Maestro de la nueva Avatar.

Busqué la edad de Iroh II y encontré 3; 18 años, 25 y 33. No sé cuál sea la verdadera, así que tomaré la de en medio, en éste fic tendrá 25 años.

Trataré de actualizar pronto. Saludos.